(53) El huracán de la Homoherejía (I)
“Salieron de entre nosotros, pero no eran de los nuestros”(I Juan 2,18-19)
Compartimos con los lectores un artículo del sacerdote polaco Dariusz Oko, sobre el avance de la homoherejía en el mundo y el seno de la Iglesia.
San Ignacio, cuando habla del discernimiento de espíritus, y todos los santos y autores espirituales serios que se refieren a ello, fieles al propio Evangelio, llaman la atención sobre una característica primordial del ángel caído, que es la astucia. Astucia que no sólo emplea en su ataque a los hijos de Dios, sino por supuesto, en su gobierno del mundo como príncipe que es de éste, y por supuesto, en sus múltiples avanzadas contra la Iglesia de Cristo, junto a todos los “hijos de las tinieblas”, ya sea dentro y fuera de Ella. Por eso, sin duda, Nuestro Señor nos exhorta una y otra vez a la vigilancia (las vírgenes prudentes; la muerte que llega como ladrón; el no descuidar la casa que ha sido desalojada de “intrusos”, porque si regresan, volverán con redobladas energías; el mirar que el enemigo ronda “como león rugiente”, etc.). Entonces, no debería sorprendernos que a través de la historia se hayan producido tremendas tormentas precisamente por falta de vigilancia y subestimación de lo que creemos inofensivo.
Así, cuando Ntra. Señora les advirtió a los pastorcitos en Fátima el peligro que representaba Rusia al punto de poder hacer desaparecer países enteros, pudo parecer a muchos inverosímil y francamente increíble. Del mismo modo, muchas naciones europeas han desestimado irresponsablemente, durante décadas, la amenaza que representa el Islam, con planteos pseudoecuménicos, como si en una bolsa de gatos se pudieran colocar semáforos para una “pacífica convivencia”.
Hace unos años, tal vez poco más que una década atrás, muchos católicos ni siquiera podían imaginar que uno de los problemas más serios que debería enfrentar la sociedad entera, en sus mismos fundamentos, sería la propaganda homosexual y el enaltecimiento de Sodoma y Gomorra como modelos de vida. Y el hecho de que hoy veamos estas propuestas enquistadas furiosamente hasta en el interior de la propia Iglesia de Cristo, Luz del mundo, es a nuestro juicio, signo inequívoco del carácter intrínsecamente perverso de esta ideología: el mono de Dios se solaza en retorcer y contrariar el orden establecido por el Creador, máxime si atenta directamente contra el hombre, imago Dei.
En este panorama, muchos católicos se dejan endulzar los oídos y el entendimiento con apelaciones a la misericordia, en discursos ambiguos que confunden pecador con pecado (al cual generalmente no se menciona), y compadecidos del árbol caído, no advierten el huracán que amenaza el bosque, al que es preciso oponer resistencia firmísima, de doctrina y actitudes, precisamente para evitar la caída de más árboles. Pues si tenemos tanta caridad hacia las personas homosexuales, deberíamos dolernos de su dolor, poniendo los medios para que éste no se extienda indefinidamente a otros. Pero esto es imposible si nos dejamos convencer de que el huracán es “un benéfico aire puro”.
Lo grave, pues, detrás de ciertas actitudes, es que en ellas se agazapa la perversión de la verdad: el padre de la mentira. En última instancia, ya seamos laicos, sacerdotes u obispos, ¿a quién serviremos?
A fin de aportar algunos elementos de juicio sobre el huracán que padecemos, compartimos con los lectores un artículo de hace un par de años, del sacerdote polaco -diócesis de Cracovia- Dariusz Oko, que expone lo que ha llamado, con lúcida precisión, la homoherejía, y cuya reflexión recomendamos vivísimamente pese a la extensión (hemos suprimido algunas páginas, y lo dividimos en 2 partes). Las negritas son nuestras.
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Comenzando con una referencia al libro del P. Tadeusz Isakowicz-Zaleski titulado Chodzi mi tylko o prawde, sobre el lobby homosexual en la iglesia.[1] , el p. Dariusz Oko señala:
“Algunos niegan la existencia de tal red subterránea y proponen tesis profundamente inconsistentes con la enseñanza de la Iglesia, ambas cosas están en desacuerdo con la verdad.[2] El problema es serio, por lo cual creo que debo unirme a la discusión, ya que a mí también me importa la verdad, y antes que nada me importa el bien, el bienestar fundamental del hombre y de la Iglesia-la comunidad básica en la que el hombre vive.
(…) Siento que debo tomar una posición como resultado de mi participación en la crítica filosófica de la ideología y la propaganda homosexuales (que abreviaré como homoideología y homopropaganda respectivamente) con las cuales he lidiado por ya algunos años a pedido y con el aliento de muchos cardenales y obispos.[3] (…)
Di comienzo a mi obra contendiendo contra una amenaza mortal externa al Cristianismo, pero luego descubrí gradualmente que la división no es tan simple. El enemigo no está solamente fuera de la Iglesia sino también dentro de ella, en ocasiones perfectamente camuflado como el caballo de Troya. Lidiamos no solamente con el problema de la homoideología y el homolobby fuera de la Iglesia, sino también con un problema análogo intramuros, donde la homoideología adquiere la forma de una homoherejía. Estos hechos son evidentes por sí mismos hasta en esos países en que no se ha oído para nada de semejante institución. Es suficiente con juntar información confiable de los medios laicos y católicos en lo que toca a los años recientes, agregándola al conocimiento de la naturaleza humana, más algo de lógico sentido común, para sumar dos más dos y luego estudiar los documentos que presentan la respuesta de la Iglesia a esos hechos.
Un fenómeno global
Primero debemos exponer la mentira más común que se nos presenta en los medios. Se habla de la pedofilia entre los clérigos, cuando en realidad el caso más frecuente es el de efebofilia, que es una perversión de los adultos homosexuales que se sienten atraídos, no a los niños, sino a los jóvenes en la pubertad y adolescencia. Es una desviación típica de la homosexualidad. Básicamente se conoce que los hechos muestran en realidad que más del 80% de los casos de abusos sexuales de menores por clérigos reportados en los Estados Unidos ¡son casos de efebofilia y no de pedofilia![4]
El hecho de que esto haya sido cuidadosamente ocultado e ignorado revela claramente la hipocresía del homolobby en el mundo y en la Iglesia. Es muy importante que este hecho sea expuesto.
La situación es similar en otros países y por lo tanto es importante notar que los escándalos por el abuso sexual que han sacudido a la Iglesia en el mundo entero fueron mayormente la obra de clérigos homosexuales. La Iglesia ha pagado un precio doloroso por las tremendas ofensas a las que ha sido expuesta y ha perdido mucha credibilidad. Esto ha causado dificultades dramáticas tanto en lo espiritual como en lo material para muchas diócesis, monasterios y seminarios, resultando en iglesias vacías en provincias enteras de la Iglesia.[5] (…)Nada de eso hubiera sido posible sin la existencia de un considerable apoyo oculto gracias al cual los fiscales del caso normalmente revelan sólo una pequeña parte del problema, la punta del témpano, por decírlo así.
Los escándalos han incluído también a aquellos que ocupan los altos cargos. En Polonia, por ejemplo, el Arzobispo Juliusz Paetz fue cesado en su cargo como Obispo de Poznan en el año 2002. En Irlanda, tan similar a Polonia en términos espirituales e históricos, y siendo tan católica, varios obispos han sido removidos de sus cargos en años recientes, incluído John Magee, Obispo de la Diócesis de Cloyne, cesado en 2010 por encubrir las ofensas de pedofilia y efebofilia cometidas por 19 sacerdotes de su diócesis. Antes de eso, los padres Paetz y Magee trabajaron juntos en el Vaticano por muchos años como parte del grupo más influyente y más cercano a los últimos tres Papas. Los extremos a los cuales los militantes homosexuales de sotana pueden llegar se pueden observar en la conducta de alguien particularmente “liberal” y “de mente abierta", el Arzobispo Rembert Weakland, quien rigió la diócesis de Milwaukee, Wisconsin en Estados Unidos desde 1977 hasta el 2002. Admitió abiertamente ser homosexual y haber tenido muchos amantes en su vida. Durante su tiempo a cargo-25 años-se opuso continuamente al Papa en muchos asuntos, criticando particularmente y rechazando la enseñanza del Magisterio sobre la homosexualidad. Apoyó y protegió a los homosexuales activos en su diócesis ayudándolos a evitar la responsabilidad legal por sus repetidas ofensas. Al dejar su cargo se lo acusó de un fraude de medio millón de dólares perpetrado para ayudar a su ex-pareja.
(…)Sólo el exponerlos ante el Papa directamente o en los medios dió finalmente resultado. De otro modo, todo fue bloqueado a los niveles más bajos de la jerarquía local y por la curia vaticana. Lo mismo sucedió en muchos otros casos.
Por ejemplo, pasaron varios años antes que los obispos Patrick Ziemann, de Santa Rosa en California (1999), Juan Carlos Maccarone, de Santiago del Estero en Argentina (2005), (…) fueran cesados en sus cargos por estar activamente envueltos en, o encubrir las actividades de pedofilia homosexual o efebofilia.
(…)No solo el número de ofensas sexuales serias prueba el poder de la red subterránea, sino también-y en mayor medida-el grado al que ha sido perturbado el proceso de elección entre los candidatos a un obispado. Cabe preguntar a quiénes se les permitió “hacer carrera” en la Iglesia a pesar de haber perpretrado tales ofensas y de haber llevado una doble vida. Esto se confirma aún más por la eficiencia con que tales casos fueron encubiertos y disimulados, la frecuencia de los impasables bloqueos a todo intento de la Iglesia para proteger a los damnificados en su esfuerzo por alcanzar un mínimo de verdad y justicia. Ha sido difícil a veces tomar las obvias medidas apropiadas contra los homosexuales, tantas dificultades extrañas han surgido que aún la más mínima victoria en esa área es limitada, parcial y temporaria. Somos testigos de un terrible fenómeno: sucede que la comodidad de los perpetradores homosexuales es más importante que el destino de los niños y jóvenes, o el destino de la entera Iglesia.
Esto también puede ser visto en el temor y la confusión del clero, particularmente en ciertas diócesis y congregaciones cuando se enfrentan a ese asunto-se refugian en el silencio sin poder articular las más elementales afirmaciones en favor de lo que la Iglesia enseña sobre el asunto. ¿De qué están asustados? ¿De dónde viene ese miedo que invade a grupos enteros de hombres adultos y maduros? ¿Y dónde salen las neurosis, las enfermedades del corazón y otras aflicciones que aparecen en sacerdotes que de todas maneras se oponen a este fenómeno especialmente para proteger a los niños y a la juventud? Deben estar temerosos y temen caer en el disfavor de ciertos poderosos y amenazantes grupos de influencia.[7]
Para que ese mal se oculte y se tolere, es necesario que ciertas personas ocupen puestos clave, y no sólo es necesario que haya un homolobby, sino también que exista una homocamarilla o una homomaffia. De hecho, eso es lo que el presente Ministro de Justicia polaco, Jaroslaw Gowin, denomina a tal grupo cuando hace referencia al escándalo de los abusos homosexuales cometidos por sacerdotes en la diócesis de Plock, a los delitos de abuso sexual contra los jóvenes y seminaristas, y al encubrimiento de tales hechos. El declaró que cuando intervino en la Iglesia, en el caso del arzobispo Paetz, tuvo la impresión de estar tratando con una maffia que negaba brutalmente los hechos y principios más obvios.[8]
El Padre Charles Scicluna hizo referencias similares recientemente. El es el principal responsable de procesar tales casos en la Iglesia, un “fiscal” en la Sección Disciplinaria de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Hablando de parte de Benedicto XVI condenó fuertemente, no sólo a los perpetradores sino también a sus superiores en la Iglesia que encubrieron las acciones de ellos. Cuanto más organizados estén los ofensores, tanto más tendrán éxito en hacer daño a otros y en destrozar la credibilidad de la Iglesia.
Un comentario particularmente valioso para esta discusión ha sido hecho por el P. Józef Augustyn S.J., quien dijo: “El problema, en mi opinión, no está “en ellos” sino en nuestra reacción"ante ellos". ¿Cómo podemos reaccionar nosotros, los sacerdotes comunes y nuestros superiores ante la conducta de ellos? ¿Cederemos al miedo, daremos un paso atrás, nos llamaremos a silencio, haremos de cuenta que el problema no existe? ¿O nos enfrentaremos al problema, seremos claros, los extraeremos de sus posiciones, los cesaremos en sus cargos? Esos no deben trabajar en seminarios o tener ninguna posición importante. Si el lobby homosexual existe y tiene algo que ver en las estructuras de la Iglesia, es porque nosotros se lo permitimos, nos rendimos, nos retiramos, hacemos de cuenta que no existen y así por el estilo …
(…)Los fieles espontáneamente se preguntan si una comunidad que tolera tales cosas es confiable. Si suponemos a priori que nunca ha existido un lobby de sacerdotes homosexuales, y que tal cosa no existe ni existirá, estamos apoyando este fenómeno de hecho. El lobby homosexual del clero se escapa sin pagar las consecuencias y se convierte en una seria amenaza“.[10]
Los mecanismos de formación de la homocomunidad
Como se puede apreciar en los ejemplos anteriores, le debe haber sido permitido al lobby hacer lo que quisiera por un largo tiempo para que tal situación fuera-y todavía sea-posible. Sin embargo una mayoría normal no puede ser intimidada por una minoría de perturbados. Por lo tanto es necesario entender los mecanismos que permiten que esa camarilla haya llegado a tener tanta influencia.
Todo comienza con el hecho de que es mucho más difícil llegar a ser un buen sacerdote para un seminarista con inclinaciones homosexuales o con una orientación homosexual establecida. Por otro lado, el sacerdocio le puede resultar atractivo, pues parece un lugar natural para sus inclinaciones, ya que puede estar en compañia de hombres, como así lo prefiere, sin tener que explicar la ausencia de mujeres en su vida. Por el contrario esto es, después de todo, visto como un gran sacrificio por el Reino de los Cielos, el renunciar al gozo del matrimonio aunque él no sea material matrimonial de todas maneras. La situación parece serle por demás cómoda. En consecuencia, si nada se requiere de tales jóvenes, en ciertas congregaciones o diócesis puede haber un mayor número de ellos que en el promedio del mundo, mucho más que el 1,5%.[11] Su número exacto dependerá de cuán dominante sea la posición que hayan logrado obtener y de cuantos otros clérigos logren intimidar, o de cómo logren encubrir la importancia del problema.
Por otro lado, la homosexualidad es una herida en la personalidad que discapacita muchas otras funciones. Tales discapacidades incluyen relaciones distorsionadas con otros hombres, mujeres y niños; el hábito de estar constantemente pretendiendo ser otro, escondiendo cosas importantes en la vida; la costumbre de jugar un juego que previene las relaciones honestas, profundas y emocionalmente limpias con sus pares y tutores. También estorba el entendimiento en lo que respecta a la naturaleza de la feminidad y el matrimonio como el misterio del amor entre un hombre y una mujer. Además, si un homosexual siente deseos similares por un hombre que los que siente un hombre sin esa tendencia por una mujer, tales deseos surgirán constantemente por la cercanía permanente del objeto de su deseo. Se encontrará en una situación análoga a aquel hombre normal que tuviera que vivir por muchos años (o la vida entera) bajo el mismo techo, usando el mismo dormitorio y los mismos baños que un grupo de mujeres atractivas. La posibilidad de mantenerse casto en tal situación disminuiría rápidamente. Deberíamos respetar y tratar de entender a nuestros hermanos homosexuales en la misma medida que tratamos de entender a cualquier ser humano. Ellos con frecuencia tratan lo mejor posible y hasta tienen éxito en vivir una vida decente y hasta una vida santa. Objetivamente, sin embargo, es mucho, mucho más difícil para ellos y por eso fallan con mayor frecuencia.
Y, sin embargo, si no son capaces de controlar sus tendencias y se las ingenian para pasar por los controles del seminario, el verdadero problema comienza al llegar al sacerdocio o a la vida monástica. Ya no se benefician de la presencia y control de sus supervisores, su libertad de acción es mayor. Si ceden a la tentación y comienzan a transitar la senda de la homosexualidad activa, su situación se vuelve desesperada. Por un lado, administran los sacramentos, celebran la Santa Misa cada día, tienen tratos con los más sagrados objetos; y por el otro lado siguen haciendo lo opuesto, lo cual es particularmente deplorable. De esta manera se vuelven inmunes a lo que es más elevado, a lo que es sagrado, su vida moral se atrofia y continúa su derrotero hacia la caída final. Cuanto más de lo que es elevado muere en ellos, más lugar hay para lo que es bajo-el deseo de lo material, de las cosas sensuales-dinero, poder, escalafón profesional, lujuria y sexo. Casi no se los puede ayudar porque los más grandes medios de formación, la fe y la gracia, han fallado. Saben muy bien, sin embargo, que pueden ser expuestos y humillados, por eso se escudan unos a otros y se ofrecen apoyo mutuo. Cultivan relaciones informales que remedan las de una camarilla o una maffia, apuntan en particular a alcanzar las posiciones que ofrecen poder y dinero. Cuando logran llegar a una posición en la que se toman decisiones, tratan de promover y hacer avanzar mayormente a aquellos que se les parecen en naturaleza, o al menos, a aquellos a quienes juzgan demasiado débiles como para que se les opongan.
De esta manera, las posiciones de responsabilidad en la Iglesia pueden quedar en manos de gente que sufre de profundas heridas interiores y que apenas muestran el nivel espiritual que se espera de alguien en su cargo; gente que se ha entregado a la hipocresía y son especialmente inclinados a ser extorsionados por los enemigos del cristianismo. Gentes que nunca hablan “desde el corazón", que nunca revelan nada por miedo de ser avergonzados. En cambio, repiten lo que han aprendido de memoria, copiando lo que ha sido dicho por otros. Con frecuencia una atmósfera de hipocresía y de morbosidad se puede detectar a su alrededor. El fariseísmo en su forma pura.[ 12] Aún si no practican activamente la homosexualidad, como regla tratan de escudar y promover a aquellos que sí lo hacen, con gran solidaridad, listos para “plantarse” junto a ellos. De esa manera prefieren su propio bienestar al bienestar de la comunidad, de acuerdo con la regla que dice “Que la Iglesia caiga en desgracia, sea ridiculizada y humillada mientras yo y ‘mi gente’ quedemos bien cómodos de por vida, mientras haya suficiente como para satisfacernos". Esto es la omertà en su forma pura. Así de esta manera pueden llegar a lograr una posición dominante en muchas áreas de la jerarquía de la Iglesia, volviéndose “eminencias grises” que en efecto tienen tremendo poder en decidir sobre importantes nombramientos y la vida entera de la Iglesia. De hecho, puede ser que sean demasiado poderosos para ser obispos honestos, guiados por buenas intenciones.[13] La situación entonces, se vuelve desesperada para otros sacerdotes. Los nuevos clérigos en el estudiantado pueden, por ejemplo, incluir las jóvenes parejas de los homosacerdotes. Cuando el vice canciller o algún otro superior trata de removerlos, puede resultar que ellos mismos sean los despedidos en vez del homoseminarista. O, cuando el vicario trata de proteger a la juventud de las acciones de un párroco, resulta que el vicario es el que termina siendo disciplinado, exiliado y mudado a otra parte. Debe pasar por una odisea por tratar de cumplir valientemente su deber fundamental. Es posible que sea extorsionado, humillado y difamado en la parroquia o entre otros párrocos y sea víctima de una campaña organizada. Cuando un sacerdote o un religioso es molestado por uno de sus pares o entre otros sacerdotes como víctima de una campaña organizada, y cuando un párroco o religioso es molestado por uno de sus pares, o un superior apela por ayuda a una instancia superior, frecuentemente encuentra que esa instancia está controlada por un homosexual aún más ardiente.
Con el correr del tiempo, los miembros de la homocamarilla pueden lograr tales posiciones y creer que ostentan poderes tan extraordinarios que los eximirán de castigo para siempre.[14] Sus vidas se vuelven con frecuencia una diabólica caricatura del sacerdocio, así como el homomonio es una caricatura diabólica del matrimonio. Como se puede ver en los medios, por ejemplo, ellos actúan como adictos, volviéndose cada vez más osados, recurriendo a la violencia. Comienzan a abusarse y a vejar aún a los que son menores de edad. Hechos gravosos pueden resultar de esto, incluídos el asesinato y el suicidio.
(…)Nuestras intervenciones a los varios niveles de la jerarquía eclesiástica no dieron fruto alguno, en vez de ayuda encontramos una pared impasable, aún en un caso tan flagrante como ése. En el caso de un vicario o de un catequista, una pequeña parte de tales revelaciones fueron suficientes como para causar alguna reacción. En ese caso, fue necesaria una tremenda conmoción en los medios que llegó a oídos del mismo Papa.
Para citar al P. Józef Augustyn una vez más: “La Iglesia no genera la homosexualidad pero es víctima de hombres deshonestos con tendencias homosexuales que sacan ventaja de sus estructuras para complacer sus más bajos instintos. Los sacerdotes que son homsexuales activos son maestros del disfraz. Frecuentemente son expuestos por accidente. La verdadera amenaza a la Iglesia son los sacerdotes homosexuales cínicos que sacan ventaja de sus funciones para provecho propio, a veces en forma extraordinaria y malvada. Tales situaciones causan gran sufrimiento a la Iglesia, a la comunidad sacerdotal y a los superiores. El problema es verdaderamente difícil".[15]
La lucha de Benedicto XVI
Benedicto XVI llegó a conocer bien a ese tipo de clérigos durante su servicio de largos años en el Vaticano. En repetidas ocasiones ha insistido en lo chocante que fue para él enterarse de la plaga de abusos homosexuales en la Iglesia, el tamaño de la organización subterránea y el daño terrible causado a la juventud y a la Iglesia en general. Nos recuerda: “Sí, es una gran crisis, tenemos que decirlo. Nos ha perturbado a todos. De golpe tanta roña. Fue como el cráter de un volcán del que de repente saliera una nube de roña, oscureciendo y manchándolo todo de manera que ahora el sacerdocio fuera causa de bochorno y cada sacerdote estuviera bajo sospecha de ser uno de esos".[16] Fue a esos sacerdotes que se refirió mayormente cuando era todavía cardenal durante la famosa Via Dolorosa en el Coliseo en 2005, poco antes de la muerte de Juan Pablo II y su propio ascenso al Papado:
“¿No deberíamos pensar también cuánto sufre Cristo en su propia Iglesia? … ¡Con cuánta frecuencia debe El entrar en corazones vacíos y malignos! ¡Con cuánta frecuencia celebramos solos sin darnos cuenta que El está allí! ¡Cuán frecuentemente su Palabra es retorcida y mal usada! ¡Cuán poca fe está presente en tantas teorías, tantas palabras vacías! ¡Cuánta suciedad hay en la Iglesia y aún entre aquellos que en el sacerdocio debieran pertenecerle completamente a El! ¡Cuánto orgullo, cuanta autocomplacencia! … Solamente podemos llamarlo desde la profundidad de nuestro corazón: Kyrie eleison-Señor sálvanos” (cf. Mateo 8:25). El Papa dijo también: “La más grande persecución de la Iglesia no viene de sus enemigos externos, sino que surge desde el interior de la Iglesia".[17]
Y es por eso es que pasó a la acción resuelta y rápidamente como Papa. Hizo que una de las prioridades de su pontificado fuera limpiar la Iglesia del abuso homosexual y prevenir que re-ocurriera en el futuro. Enérgicamente removió a los clérigos comprometidos de sus cargos. En los primeros meses después de su elección, aún en 2005, emitió instrucciones para prohibir estrictamente la ordenación de homosexuales. La instrucción fue precedida por una carta enviada desde la Santa Sede a todos los obispos alrededor del mundo, ordenando que los sacerdotes con tendencias homosexuales fueran inmediatamente removidos de cualquier función educacional en los seminarios.[19]
Una carta emitida en 2008 por la Congregación para la Educación Católica prohibió la admisión de homosexuales a los seminarios. Dice explícitamente que sólo pueden ser admitidos solamente después de haber sido permanentemente curados.[20] Estos principios fueron confirmados en 2010 por Nota desde el Vicariado de Roma por el Sucesor de San Pedro-una declaración de pautas para la toda la Iglesia.[21] Un modelo a ser seguido en tales casos fue también presentado por el Papa en su carta pastoral a los católicos de Irlanda, también en 2012, sobre los serios pecados contra niños indefensos.[22]
(…)En la obra de Benedicto XVI Luz del Mundo publicada en 2010, encontramos el colofón de un pasaje muy importante sobre la homosexualidad y el sacerdocio. Estas palabras del Santo Padre son, en cierta forma, un comentario sobre los documentos anteriores de la Santa Sede. Parece que estuviera hablando “desde el corazón” y es bastante explícito:
“La homosexualidad es incompatible con la vocación sacerdotal. De lo contrario, el celibato en sí perdería su significado como renuncia. Sería muy peligroso si el celibato se convirtiera en una especie de pretexto para reunir en el sacerdocio a aquellos que no quieren casarse de todos modos. Porque, en definitiva, su actitud hacia el hombre y la mujer está de alguna manera distorsionada, fuera del centro, y en todo caso, no está dentro de la dirección de la creación de la que hemos hablado.
La Congregación para la Educación tomó la decisión hace unos años, en el sentido de que los candidatos homosexuales no pueden ser sacerdotes porque su orientación sexual les aleja del sentido correcto de la paternidad, de la naturaleza intrínseca del ser sacerdotal. La selección de los candidatos al sacerdocio por lo tanto, debe ser muy cuidadosa. Se necesita prestar la mayor atención aquí con el fin de evitar la intrusión de este tipo de ambigüedad y para evitar una situación en la que el celibato de los sacerdotes prácticamente terminaría siendo identificado con la tendencia a la homosexualidad".[25]
(…)
Notas y Referencias
[1] Cf. F. T. Isakowicz-Zaleski, Chodzi mi tylko o prawde [La verdad es lo único que importa]; publ.Varsovia 2012, pp. 114-119.
[2] Cf. F. J. Prusak, Lawendowa historia Kosciola [La Historia Color Lavanda de la Iglesia]; publ. Rzeczpospolita, 26 de marzo del 2012.
[3] En cumplimiento de esa tarea, he publicado una cantidad de ensayos y artículos: Dziesiec argumentów przeciw [Diez argumentos en contra], publ. Gazeta Wyborcza; 28-29.05.2005, pp. 27 and 28; Godne ubolewania wypaczenie [Una Lamentable perversión], publ. Tygodnik Powszechny; 27 (2921) 2005, p. 6; Smieci nie mozna zamiatac pod dywan [No debemos ocultar la basura debajo de la alfombra], publ. Rzeczpospolita 54 (7651) 5.03.2007, p. 3; W tej walce trzeba zaryzykowac wszystko [En esta batalla lo debemos arriesgar todo], publ. Rzeczpospolita; 18.05.2007, p. 8A; Zmaganie z glebi wiary [Una contienda desde las profundidades de la fe], Una entrevista con Katarzyna Straczek and Janusz Poniewierski, publ. Znak 11 (630) 2007, pp. 16-33; O czym mozna dyskutowac na uniwersytecie [Lo que se debe discutir en la universidad], publ. Rzeczpospolita; 8.05.2009, pp. 2; Dezorientacja prawa [Un estado de confusión legal], una declaración conjunta con el defensor general Janusz Kochanowski en una artículo de Przemyslaw Kucharczyk, publ. Gosc Niedzielny; 24.05.2009 (56) 21, pp. 38-39; Na celowniku homolobbystów [Amenazados a punta de pistola por el homolobby], una conversación con Bartlomiej Radziejewski, publ. Fronda; 51 (2009), pp. 188-208; Homoseksualizm nie jest norma [El homosexualismo no es la norma], una entrevista con Bogumil Lozinski, publ. Gosc Niedzielny; 13.09.2009 (56) 37, pp. 36-37; Dwuglos wobec homoideologii [Un dueto de homoideología], publ. Milujcie sie!.
[4] Una verdadera mina de conocimientos sobre el asunto se encuentra en el documento fundamental de la Conferencia de Obispos de los Estados Unidos, un reporte muy confiable fundamentado en estudios muy completos que se llevaron a cabo en las diócesis de los Estados Unidos: The Nature and Scope of Sexual Abuse of Minors by Catholic Priests and Deacons in the United States 1950-2002, (La naturaleza del alcance del abuso sexual en menores por sacerdotes y diáconos católicos en los Estados Unidos 1950-2002, publ. New York 2004, conocido también como el John Jay Report 2004 (Reporte John Jay 2004). http://www.usccb.org/issues-and-action/child-and-youth-protection/upload/The-Nature-and-Scope-of-Sexual-Abuse-of-Minors-by-Catholic-Priests-and-Deacons-in-the-United-States-1950-2002.pdf. Ver también R. Dreher, The Gay Question, (El asunto homosexual) en National Review, 22 April 2002, y R.J. Neuhaus, Rozejm roku 2005? [La tregua del 2005], publ. First Things. Edycja Polska No. 1, Otoño 2006, pp. 13-19, 18.
[5] George Weigel en particular bien culpa de esa situación a los sacerdotes en su libro Odwaga bycia katolikiem [El coraje de ser católicos], trad. polaca de J. Franczak, publ. Cracovia 2005.
[6] Cf. D. Michalski, The Price of Priest Pederasty, (El precio de la pederastia sacerdotal) publ. revista Crisis, Octubre 2001, pp. 15-19.
[7] “Es tan típico que aún cuando la Iglesia halló culpable al obispo Paetz -porque de otra manera tan rara sanción como la cesación en su cargo no le hubiera sido aplicada, los sacerdotes que contribuyeron a la causa, que tuvieron el coraje de defender a los seminaristas, han sido perseguidos desde entonces. Se sospecha que una de las causas de la apostasía (aparte del intento de construir una teología fundamentada en mala filosofía) de F. Tomasz Wieclawski, quien fuera en un tiempo un honesto y admirado profesor de teología, fue la confrontación con ese tipo de maldad en la Iglesia". Cf. W. Ciesla, Pokuta [Penitencia], http://religia.onet.pl/publicystyka,6/pokuta,35716, page1.html.
[8] El ministro J. Gowin declaró eso el 15 de marzo de 2007 en el programa de Jan Pospieszalski’s Warto rozmawiac en TVP2 en referencia al escábndalo homosexual en la diócesis de Plock. Cf. A. Adamkowski, Dwaj duchowni do prokuratury [Dos curas son procesados], publ. Gazeta Wyborcza; 3 de marzo de 2007.
[9] Cf. T. Bielecki, Kosciól zmaga sie z pedofilia. Nie holdujmy zasadzie omertà! [La Iglesia contiende con la pedofilia. ¡No sigamos el principio de la omertà!]; publ. Gazeta Wyborcza; 11 de febrero de 2012.
[10] Cf. J. Augustyn, Bez oskarzen i uogólnien [Sin cargos ni generalizaciones], entrevista por T. Królak sobre la homosexualidad entre los sacerdotes por la Agencia de Noticias Católicas el 23 de marzo de 2012: http://ekai.pl/wydarzenia/temat_dnia/x52614/bez-oskarzen-i-uogolnien/?print=1
[11] F. Hans Zollner SJ, Decano del Instituto of Psicología de la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma, dijo que “en círculos laicos … el número de chicas jóvenes abusadas es mayor que el número de muchachos abusados. ¿Por qué es eso? Esto ciertamente apunta a un mayor porcentaje de personas con tendencias u orientación homosexuales en esas comunidades eclesiales en los que ocurren más casos de pedofilia con un toque de homosexualidad que en la sociedad en general". (F. J. Augustyn SJ, Koscielna Omertà [Omertà en la Iglesia], entrevista con F. Hans Zollner S.J., trad. polaca por F. B. Steczek S.J., publ. Rzeczpospolita; 19 de abril de 2012).
[12] Esto también explica parcialmente por qué los representantes de ambos grupos a veces despliegan tal mediocridad, tanto en términos morales como intelectuales. Y aún así, es tan inmensamente importante si la Iglesia es guiada por obispos como Wojtyla, Wyszynski, Nagy, Jaworski, Nossol, Nowak, Pietraszko y Malysiak, o como Paetz, Magee o Weakland.
[13] Por ejemplo, cuando Jozef Glemp fue nombrado Arzobispo de Varsovia, el Primado de Polonia dijo: “Cuando llegué a esta diócesis, me sorprendió ver lo fuerte que es el lobby homosexual en la Iglesia". Cf. el blog de F. Wojciech Lemanski: http://natemat.pl/5729,ks-lemanski-juz-prymas-glemp-mowil-o-silnym-lobby-homoseksualnym. Otro cardenal polaco dijo: “La tarea más difícil es lidiar con el lobby homosexual".
[14] El mecanismo de formación de tales “homocamarillas” y “homomaffias", el mutuo y monstruoso “ayúdame que yo te ayudaré” es de hecho sociológicamente muy típico de los servicios de tipo “uniforme", que emplean casi exclusivamente hombres que permanecen en una fuerte relación jerárquica de subordinación. Problemas similares surgen en el ejército, la policía, o el sistema carcelario. Es destructivo para cualquier comunidad humana- cuando las decisiones sobre la realización de tareas de cierta importancia se fundamentan solamente en la orientación homosexual en vez de la competencia profesional, dedicación y efectividad en el trabajo. Es también una injusticia fundamental y una discriminación de la mayoría normal.
[15] J. Augustyn, Bez oskarzen i uogólnien [Sin cargos ni generalizaciones], op.cit.
[16] Benedicto XVI, Light of the World. The Pope, the Church and the Signs of the Times, una conversación con Peter Seewald, trad. inglesa por Michael J. Miller y Adrian J. Walker, publ. San Francisco 2010, p. 23.
[17] Benedicto XVI, Light of the World, op. cit., pp. 27.
[18] Ibid., p. 20.
[19] El documento referido aquí es: Instruction Concerning the Criteria for the Discernment of Vocations with Regard to Persons with Homosexual Tendencies in View of Their Admission to the Seminary and to Holy Orders, Roma 2005. Cf. un comentario sobre ese documento por G. Mansini, L. J. Welch, W posluszenstwie Chrystusowi [En Conformidad Con Cristo], publ. First Things. Edycja Polska 1, Otoño del 2006, pp. 10-12. En este analisis particularmente apto de la naturaleza del sacerdocio de Cristo en contraste con el concepto homosexual.
[20] El documento referido aquí es: Guidelines for the Use of Psychology in the Admission and Formation f Candidates for the Priesthood; publ. Roma 2008.
[21] Cf. Nota del Vicariato in merito all’articolo di Panorama, pubblicato il 23 luglio 2010; publ. Roma 2010. La Nota es una respuesta a un artículo en la revista italiana Panorama , la cual, junto con filmes publicados en el internet, muestran la lascivia y el cinicismo de los homosacerdotes que trabajan en el Vaticano. Cf. http://blog.panorama.it/italia/2010/07/22/le-notti-brave-dei-preti-gay-una-grande-inchiesta-in-edicola-venerdi-con-panorama/
[22] Cf. Benedicto XVI, Light of the World, op. cit. pp. 189ff.
[23] La resolución con la que Benedicto XVI lucha contra la plaga de la pedofilia y la efebofilia en la Iglesia, y hasta dónde les extiende la aplicación de la regla de “tolerancia cero” se refleja en la lista de lo que ha hecho para paliar este asunto. Se puede leer en italiano en este enlace a la red de redes: http://paparatzinger5blografaella.blogspot.com/2011/10/le-decisioni-elesempio-di-papa.html, and http://benedettoxvielencospeciali.blogspot.com/2009/11/chiesa-e-pedofilia-la-tolleranza-zero.html, and in German at http://www.katch.net/detail/php?id=33076
[24] Podríamos preguntar, por ejemplo: ¿Cuál es el procedimiento de admisión a los seminarios? ¿Cuál es el procedimiento vigente con respecto a las tendencias sexuales? ¿Los candidatos firman algún tipo de declaración al respecto, o están debidamente examinados por un psicólogo de acuerdo a lo dispuesto en el documento del Vaticano en 2008? ¿Cuál es la magnitud del problema en los seminarios? ¿Dónde están los candidatos con tendencias homosexuales temporales y dónde han sido enviados los que quieren recibir tratamiento antes de ser admitidos en un seminario? ¿Necesitamos un centro nacional que ofrezca una terapia especial? ¿Cómo es puesta en práctica la instrucción de la Santa Sede de 2005, diciendo que todos los homosexuales vicerrectores y los educadores deben ser eliminados? Una ayuda importante para hacer frente a este problema se puede encontrar en: Richard Cross, Ph.D. (With research data from Daniel Thoma, Ph. D.), The Collapse of Ascetical Discipline and Clerical Misconduct: Sex and Prayer; publ. Linacre Quarterly, vol. 73, febrero de 2006, No. 1, pp. 1-114.
[25] Benedicto XVI, Light of the World, op. cit., pp. 152f.
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Infocatólica agradecerá vuestra generosa colaboración; le sugerimos cómo hacerlo..
15 comentarios
¿Y AHORA SE NOS DICE QUE HAY QUE BUSCARLES A LOS HOMOSEXUALES SU LUGAR EN LA IGLESIA?
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V.G.: Si es para curarse, por supuesto que deben hallar un espacio, pero no para promover el pecado.
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V.G.: Ambas cosas no hacen que esto "suene mejor", pero sí precisamente que se advierta su actualidad y gravedad.
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V.G.: ¿Sabes que te equivocas de aquí a la luna? Es todo lo contrario. Tengo algunos conocidos con tendencia homosexual a quienes tengo un gran afecto, y quisiera verlos en el Cielo conmigo algún día, sin que lobos disfrazados de pastores les confundan el camino.
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V.G.: Está en nosotros rezar cada día más tenazmente por él para que "no caiga en manos de sus enemigos". Cuanta más conciencia haya de la gravedad de este combate, más responsabilidad tenemos en ello. Pero no prevalecerán.
"Fuego caerá del cielo y eliminará a gran parte de la humanidad, tanto a los buenos como a los malos, sin hacer excepción de sacerdotes ni fieles. Los sobrevivientes se encontrarán tan desolados que envidiarán a los muertos." (Mensaje de la Virgen de Akita)
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V.G.: Ud. no es el único, Ricardo.
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V.G.: Disculpe, Rinaldo, pero podría expresar más claramente su comentario, en relación con el post?...¿A quiénes se refiere con su última frase?
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