La TFP pide al Papa rechazar el lobby que impulsa uniones homosexuales y revocar Fiducia supplicans
Entrevistamos brevemente a Julio Loredo, presidente de la Associazione Tradizione Famiglia Proprietà que nos habla de la “Súplica Filial al Papa Francisco sobre el Futuro de la Familia”, que fue escrita por las diferentes TFP del mundo y asociaciones afines, suscrita por 858.202 personas, incluyendo 210 cardenales y obispos.
¿Por qué desde las diferentes TFP del mundo piden al Papa rechazar el lobby que impulsa uniones homosexuales y que se revoque Fiducia supplicans?
Desde hace muchos años trabajan dentro de la Iglesia personas y grupos que quieren cambiar su pastoral, y después incluso su doctrina, en tema de moral sexual, concretamente en lo que concierne a la práctica de la homosexualidad. Como documentamos José Antonio Ureta y yo en el libro “El Dique Roto”, se pasó de la tolerancia a la aceptación, y de allí a la justificación doctrinal de dicha práctica.
Estas fuerzas estaban muy activas durante los Sínodos de la Familia, en 2014 y 2015, promoviendo la llamada “ideología de género”, clave de la revolución sexual, que favorecía prácticas contrarias a la ley natural y divina y amenazaba la institución familiar. Lo que indujo a las TFP y asociaciones afines de todo el mundo a lanzar la “Súplica Filial al Papa Francisco sobre el Futuro de la Familia”, que fue suscrita por 858.202 personas, incluyendo 210 cardenales y obispos.
Hoy, diez años después, estas mismas fuerzas están más activas que nunca, como lo demuestra la reciente peregrinación jubilar lgbt en Roma. Se multiplican las declaraciones incluso de altos prelados que, acusando el Magisterio de la Iglesia de ser “errado” y “ultrapasado”, o hasta “nocivo”, piden su urgente cambio.
Aquí estamos tratando de puntos fundamentales del Magisterio moral de la Iglesia, que no se pueden cambiar para adaptarlos a las pasiones del mundo actual. Por eso, pedimos filialmente a S.S. León XIV una palabra esclarecedora para superar la creciente confusión entre los fieles e impedir que se relativice la misma enseñanza de Jesucristo.
En concreto le pedimos, como hijos obedientes, que no cambie la doctrina bimilenaria de la Iglesia.