Comulgar sacrílegamente es un crimen mayor que arrojar el Santísimo Sacramento en una cloaca
Cualquiera que coma este pan o beba el cáliz del Señor indignamente, será culpable del cuerpo y de la sangre del Señor. El que come y bebe indignamente, come y bebe su condenación, no discerniendo al cuerpo del Señor, dice el gran Apóstol. (I Cor. XI, 27- 29). El profanador sacrílego crucifica de nuevo dentro de sí mismo al Hijo de Dios, y renueva sus oprobios, añade S. Pablo. (Hebr. VI, 6). ¿Quién será bastante impío, dice S. Agustín, para tener la audacia de acercarse al sagrado altar con las manos manchadas? (Serm. CCXLIV de Temp.). El que comulga indignamente, comete un crimen mayor que si arrojase el Santísimo Sacramento en una cloaca, dice S. Vicente Ferrer. (Conc. de Corpore Christi). Los profanadores del cuerpo y de la sangre de Jesucristo son peores que Judas, dice S. Bernardo. Judas entregó al Salvador a los judíos. Ellos lo entregan al demonio, colocando su adorable cuerpo en un lugar sometido a su poder, es decir, en su cuerpo y en su corazón. Los que profanan el cuerpo de Jesucristo que reina en el Cielo, dice S. Agustín, pecan más gravemente que los que le crucificaron mientras estaba en la tierra. (In Psal. LXVII, 22). El demonio entra enteramente en el traidor sacrílego, dice San Isidoro. (Epist.). El que comulga, teniendo el pecado mortal en el corazón, es peor que un demonio, dice S. Juan Crisóstomo. (Homil. ad pop.). El que come y bebe indignamente, come y bebe su condenación, dice S. Pablo. (I Cor. XI, 29). Judas, el primer traidor, pierde su alma, dice S. Juan Crisóstomo, y está en el infierno, sufriendo un suplicio eterno: Proditor animam suam perdidit; proditor in inferno nunc est, inevitabile ferens supplicium. (Homil. I in Prodit. Judæ, et in Pascha).
¡NUNCA COMULGUES EN PECADO MORTAL! HAS DE CONOCER QUE EXIGE DIOS ANTES DE ACERCARTE AL ALTAR Y RECIBIRLE: ¡FORMATE EN LA DOCTRINA CATÓLICA! ¡ESTUDIA EL CATECISMO!