Leonardo Castellani, un referente del pensamiento, que Juan Manuel de Prada puso de moda
La figura gigantesca de Castellani no era muy conocida en España hasta que Juan Manuel de Prada la puso de moda. Semblante grave y enjuto, cejas plateadas, pipa en ristre, la bufanda enmarañada al cuello, ataviado de sotana negra y boina vasca, leyendo con mirada escrutadora que penetra las entrañas de cada libro. Mente lucidísima y preclara, fiel hijo de San Ignacio de Loyola. Santo sacerdote amante de la Tradición y la sana doctrina, excelente predicador, periodista incisivo, literato brillante y genio creativo, personaje polémico por su valentía en denunciar el fariseísmo, profeta del caos actual…Es sin duda una figura riquísima, poliédrica y transcultural.
D. Daniel Francisco Giaquinta, periodista y profesor de Oratoria, tuvo la dicha de ser su discípulo y estudiar con pasión su riquísima obra. En esta sencilla entrevista nos regala unos trazos muy elementales de quien fue Castellani, a modo de canapé, para abrirnos boca y degustar su riquísima producción literaria.
¿Nos podría bosquejar una brevísima semblanza de Castellani?
Fue un buen Hijo de su padre San Ignacio de Loyola defendiendo la Tradición y la Cristiandad. Lleno de hazañas como el vasco, aunque con el tinte del criollo argentino. Fue muy varón y muy limpio, por eso ofendía a los afeminados y sucios. Fue un gran lector que analizaba con poderosa inteligencia todo lo recibido. Prendía los saberes de su causa primera y la aplicaba con dulzura a los hombres de buena voluntad. Pero a los de mala voluntad, a los fariseos, los latigaba duramente hasta echarlos del templo. Por eso lo odiaba tanto la jerarquía eclesiástica que había caído en el mal de Anás y Caifás. Fue un gran predicador tanto en la cátedra universitaria como en el Templo. Tanto es así que lo propusieron como diputado por el movimiento nacionalista tradicional, pero no llegó a ejercer. Fue un grandísimo escritor, de difusión periodística y de investigación. Abarcó todos los géneros de la literatura con más de cincuenta libros, siendo exquisito en cada uno de ellos. El fariseísmo no le perdonaría ni la Fe llena de obras ni la estética en publicitarlas.