16.09.19

Leonardo Castellani, un referente del pensamiento, que Juan Manuel de Prada puso de moda

La figura gigantesca de Castellani no era muy conocida en España hasta que Juan Manuel de Prada la puso de moda. Semblante grave y enjuto, cejas plateadas, pipa en ristre, la bufanda enmarañada al cuello, ataviado de sotana negra y boina vasca, leyendo con mirada escrutadora que penetra las entrañas de cada libro. Mente lucidísima y preclara, fiel hijo de San Ignacio de Loyola. Santo sacerdote amante de la Tradición y la sana doctrina, excelente predicador, periodista incisivo, literato brillante y genio creativo, personaje polémico por su valentía en denunciar el fariseísmo, profeta del caos actual…Es sin duda una figura riquísima, poliédrica y transcultural.

D. Daniel Francisco Giaquinta, periodista y profesor de Oratoria, tuvo la dicha de ser su discípulo y estudiar con pasión su riquísima obra. En esta sencilla entrevista nos regala unos trazos muy elementales de quien fue Castellani, a modo de canapé, para abrirnos boca y degustar su riquísima producción literaria.

¿Nos podría bosquejar una brevísima semblanza de Castellani?

Fue un buen Hijo de su padre San Ignacio de Loyola defendiendo la Tradición y la Cristiandad. Lleno de hazañas como el vasco, aunque con el tinte del criollo argentino. Fue muy varón y muy limpio, por eso ofendía a los afeminados y sucios. Fue un gran lector que analizaba con poderosa inteligencia todo lo recibido. Prendía los saberes de su causa primera y la aplicaba con dulzura a los hombres de buena voluntad. Pero a los de mala voluntad, a los fariseos, los latigaba duramente hasta echarlos del templo. Por eso lo odiaba tanto la jerarquía eclesiástica que había caído en el mal de Anás y Caifás. Fue un gran predicador tanto en la cátedra universitaria como en el Templo. Tanto es así que lo propusieron como diputado por el movimiento nacionalista tradicional, pero no llegó a ejercer. Fue un grandísimo escritor, de difusión periodística y de investigación. Abarcó todos los géneros de la literatura con más de cincuenta libros, siendo exquisito en cada uno de ellos. El fariseísmo no le perdonaría ni la Fe llena de obras ni la estética en publicitarlas.

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9.09.19

Según Pío XII, la Señora de Fátima de Rafael Gil hizo más por la fe que muchas predicaciones

José Antonio Bielsa Arbiol, historiador del arte y graduado en Filosofía, es un apasionado del cine clásico, especialmente de aquel cine que es portador de las esencias católicas de España. En esta entrevista habla de Rafael Gil, uno de los directores fiel a esos grandes ideales patrios y que hizo mucho por la fe en España con obras como La Señora de Fátima, según reconoció S.S. Pío XII.

¿Quién fue Rafael Gil y su importancia en la historia del cine español?

Fue uno de los mayores creadores de la cinematografía española. Por derecho propio, lo situaremos entre los diez grandes realizadores de nuestro cine, del arco que va de un genio inevitable como Luis Buñuel a un artesano de la categoría de Florián Rey. Sin los 67 largos del madrileño Rafael Gil Álvarez (1913-1986), dirigidos durante cuatro décadas, una parte esencial de la historia del cine español quedaría sin explicar, resultando mutilada, incluso ilógica en su discurrir. Por todo ello, y tanto por su faceta de director como de escritor, Gil es realmente un puntal del cinema español, a cuyo lado ciertos falsos prestigios de nuestro tiempo se derrumban cual colosos de arena.

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2.09.19

La inmadurez del hombre moderno y la infantilización de la sociedad. Entrevista a César Félix Sánchez

César Félix Sánchez Martínez es profesor de filosofía del Seminario Arquidiocesano de San Jerónimo (Arequipa, Perú). Es miembro de la Sociedad Internacional Santo Tomás de Aquino. Ha escrito diversos artículos en revistas de investigación sobre materias filosóficas e históricas. En esta entrevista nos habla de la inmadurez del hombre actual y de la infantilización de la sociedad.

¿Cómo se puede definir la madurez de una persona?

La tradición clásica, especialmente Platón en República –que, contra lo que dicen algunos como Karl Popper, no es un plan para un estado totalitario, sino una conversación, en ocasiones humorística, sobre cómo ser virtuoso en una sociedad hecha de hombres fallidos – nos presenta al hombre justo como el hombre verdaderamente libre, pues en él lo superior gobierna a lo inferior; a diferencia del hombre tiránico, que es el peor de los esclavos, pues es esclavo de lo peor de sí y por ende es el más miserable e infeliz de los hombres, aunque no lo parezca (583b).

Estamos ante la eudemonía aristotélica, que es la perfección del hombre: conocer la Verdad y querer el Bien. En ese sentido, toda persona que tienda hacia estos fines será perfecta y, por tanto, madura. Maturus etimológicamente nos remite a “estar a la sazón”, “estar a punto”, “alcanzar la perfección”.

Pero a la madurez humana ha de acompañarle también cierta internalización de los principios morales y un especial desarrollo de la virtud de la fortaleza, en cuanto a su doble faz de perseverancia y paciencia. No es ya la mera bondad sencilla de la infancia, sino implica la capacidad de poder resistir los embates externos e internos y mantenernos en nuestro curso de acción. Usualmente, estos elementos han acabado, por su condición fundamental, en convertirse casi en sinónimos de madurez. Además, es muy necesaria para la vida espiritual, en especial en una época como la nuestra.

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26.08.19

Relación entre la depresión y la falta de sentido trascendente. Entrevista a Mario Caponnetto

Mario Caponnetto, nacido en Buenos Aires, en 1939, es médico por la Universidad Nacional de Buenos Aires (1996), Médico Cardiólogo Universitario por la misma Universidad (1979). Cursó estudios de Filosofía en la Cátedra privada del Dr. Jordán B. Genta (1956-1974). Ex Jefe del Departamento de Enfermedades Cardiovasculares del Hospital Militar Central Buenos Aires. Ha sido Profesor de Ética, Bioética, Antropología Filosófica y Antropología Médica en diversas universidades de su país y del extranjero.

Ha publicado varios libros, entre ellos: El hombre y la medicina (1992), Victor Frankl, una antropología médica (1995), La sensualidad (traducción de la Cuestión XXV de las Cuestiones Disputadas sobre la verdad de Santo Tomás de Aquino, en colaboración, 2014); Santo Tomás de Aquino. Aproximación a su pensamiento, (2017), Curso de Introducción a la Bioética, (2017). También ha publicado numerosos trabajos sobre temas de su especialidad en diversas revistas argentinas y del exterior.

En esta entrevista nos habla, desde su rica experiencia y vastos conocimientos, de la relación entre la depresión y la falta de sentido trascendente del hombre en la postmodernidad. Toma como referencia las palabras de San Agustín: “Nos hiciste para Ti, Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti”. Esta inquietud del corazón humano, que es propia del status viatoris en el que ahora nos encontramos, es la fuente última de la que brota toda insatisfacción, toda angustia, las que se vuelven aún mayores si falta la esperanza de alcanzar algún día ese término último de todas nuestras inquietudes que es Dios.

¿Se podría decir que en cierta manera la depresión es una enfermedad propia de la postmodernidad?

No podemos decir que sea propia en sentido estricto ya que esta enfermedad, la depresión, se conoce desde hace muchos siglos y ha sido descripta por numerosos autores a lo largo del tiempo. Por sólo citar un caso: el célebre Tratado sobre la melancolía del médico árabe Avicena, escrito en el siglo XI, nos trae una descripción completa de este mal. Sin contar que ya la encontramos mencionada en los escritos hipocráticos. Es bien sabido que para Hipócrates la causa de este mal residía en un exceso de bilis negra; de ahí proviene su nombre: melancolía quiere decir, justamente, bilis negra…

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19.08.19

La razón de ser del celibato en la Iglesia. Entrevista al P. Jorge Luis Hidalgo

El P. Jorge Luis Hidalgo es licenciado en Educación Religiosa por la Universidad argentina de FASTA. En esta ocasión analiza en profundidad lo que es el celibato, sus razones teológicas y conveniencias, realizando un repaso pormenorizado de todo lo que la Iglesia ha dicho al respecto a lo largo de la Historia.

¿Qué entendemos por celibato en la Iglesia?

El celibato es la renuncia del uso de las potencias generativas por amor a Cristo y a su Iglesia, “por el Reino de los Cielos” (Mt. 19, 12). Es la “perla preciosa”, que “conserva todo su valor también en nuestro tiempo, caracterizado por una profunda transformación de mentalidades y de estructuras”, en palabras del Papa Pablo VI. En palabras de la Concordia discordantium canonum, o más conocido por Decreto de Graciano, consiste in non contrahendo matrimonio et in non utendo contracto (no contrayendo matrimonio y no teniendo contacto). Por eso, según San Juan Crisóstomo, “el sacerdote ha de ser tan puro como si se hallara en los cielos en medio de aquellas angélicas potestades”. Por esta razón, desde tiempos apostólicos, la Iglesia ha unido el sacerdocio al celibato, para que por la elevación de las cosas de este mundo puedan los sacerdotes dedicarse exclusivamente a las cosas de Dios, con un corazón indiviso. Es, como dice el Papa Pío XI, “aquella virtud que tenemos por una de las glorias más puras del sacerdocio católico y que responde mejor a los deseos del Corazón santísimo de Jesús y a sus designios sobre las almas sacerdotales”.

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