11.01.23

El P. Ravasi dictará una conferencia en Madrid sobre la lucha del mundo contra Cristo en la Historia

Se espera con renovada expectación una nueva visita del P. Javier Olivera Ravasi a España, pues es uno de los sacerdotes de referencia de la Hispanidad y es muy querido y seguido en nuestro país, principalmente a través de su web Que no te la cuenten y del blog en este portal del mismo nombre.

Siempre que tiene ocasión aprovecha para venir a España con un buen numero de jóvenes entusiastas por peregrinar a los lugares más emblemáticos de la Madre Patria, hoy en decadencia, pero que en su día evangelizó todo un continente. Un acto de gratitud a aquella nación, llamada el brazo de Dios en la tierra, por plantar la buena semilla del Evangelio allende los mares.

Organizada por la asociación juvenil Luz de Trento, el próximo martes 17 de enero dictará en el espacio Ardemans de Madrid a las 19:30 la conferencia titulada: “No queremos que este reine sobre nosotros”.

Nos hemos puesto en contacto con el P. Ravasi, que explicita brevemente el tema de la conferencia:

Evidentemente me baso en el texto bíblico en el que los judíos no quieren que Cristo reine sobre ellos, como se puede ver en la famosa parábola de los viñadores homicidas.

Intento analizar desde una perspectiva histórica como el mundo no ha querido que Cristo reine en la Historia, desde las persecuciones del Imperio romano, pasando por los arrianos, los bárbaros…hasta actualmente con el progresismo. Desarrollo a lo largo de la Historia y de la Historia de la Iglesia la lucha del mundo contra Cristo”.

Por último nos habla de otra conferencia que dará en Valencia:

Allí pronunciaré una conferencia titulada “Vivir en Cristo en 1984”. Es un análisis de la novela de Orwell partiendo de la realidad actual. O mejor dicho al revés, lo que nos pasa en la realidad, a partir de la novela de Orwell, que es un gran clásico de la literatura del siglo XX”.

Sin duda dos temas apasionantes y muy relacionados con la actualidad del hombre de nuestros días. Para que no se la cuenten, no se las pierdan.

Por Javier Navascués

10.01.23

9.01.23

Elogio de la austeridad y de la vida interior

Pasadas las fiestas navideñas, que suelen ser un gran derroche de consumo conspicuo y en donde se tiende a gastar más de la cuenta, viene inmisericorde la llamada cuesta de enero, en donde acusamos los excesos superfluos que se dilapidan en Navidad. También a veces se sufren los excesos gastronómicos y etílicos y una profunda acidez de estómago y mal humor. En definitiva, si no se han vivido cristianamente dejan un gran vacío y un abismo de tristeza.

Las navidades cada vez son más descafeinadas en nuestras ciudades secularizadas, sin villancicos, con cabalgatas dirigidas por ayuntamientos laicos, sin alma. Solo buscando verdaderos refugios espirituales se puede vivir el misterio navideño, pues nada en las calles invita a recogerse. Masificación entre ruidos estridentes y espejismos de neón, que secan el alma y hielan el ánimo.

Hoy en día que todo el mundo se queja de la subida de la luz, de la gasolina, de los propios alimentos… quería reflexionar sobre la importancia de acostumbrarse en general a llevar una vida austera y sobria, como el Niño que ha nacido en Belén. Esto no quiere decir que no se pueda hacer alguna excepción en algún momento especial, siempre y cuando no nos apeguemos a ello, pues es frecuente en los momentos de tristeza darse un capricho, buscando una consolación, aunque eso es paliar el síntoma sin ahondar en la causa.

A veces creemos que el mucho gastar nos va a dar una sensación placentera, incluso algo parecido a la felicidad, cuando en realidad es vana ilusión. No solo no nos llena, sino que nos deja una sensación de insatisfacción y con frecuencia de remordimiento por haber gastado más de la cuenta. En el fondo lo que nos duele es no haber tenido auto dominio y el gasto nos ha dominado a nosotros y no al revés en el frenesí del consumismo.

Por eso es bueno en la medida que se pueda, tener hábitos de vida austeros y virtuosos durante todo el año y pensar hasta que punto determinados lujos son necesarios o nos van a aportar algo. Hay gente que si no gasta no sabe que hacer, ha perdido el gusto de dar un paseo, ir a una biblioteca o a una capilla y rezar en silencio. Necesita constantes estímulos para los sentidos, vive en lo exterior y cada vez encuentra más vaciedad en las cosas.

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6.01.23

Manuel Fernández Muñoz analiza su obra "Eso no estaba en mi libro de historia de los templarios"

Manuel Fernández Muñoz. Escritor y viajero incansable, ha recorrido el mundo y estudiado la espiritualidad de casi todas las religiones, bebiendo de ellas directamente. Ha convivido con chamanes en Sudamérica, estudiado meditación y budismo en la India y ha pertenecido a numerosas escuelas de mística en Argelia, Marruecos, Chipre, Turquía y Siria. Ha colaborado en numerosos programas de radio y televisión, entre los que destacan La Rosa de los Vientos (Onda Cero) y Cuarto Milenio (Cuatro). Ha publicado artículos en prestigiosas revistas, como Enigmas y Año Cero. Autor, entre otros libros, de 50 cuentos para aprender a meditar” (Cydonia). Con Almuzara ha publicado Guía histórica, mística, y misteriosa de Tierra Santa”, “Juicio a Dios” y “El Grial de la Alianza”.

¿Por qué un libro sobre la verdad de los templarios?

Son tantos los bulos que se han escrito sobre los Pobres Caballeros de Cristo que era necesario que de una vez por todas se pusiera en negro sobre blanco la realidad de una orden de caballería que revolucionó la Europa de su época yendo en pos de un sueño: defender los Santos Lugares de la cristiandad.

Hace más de setecientos años Felipe IV el Hermoso, rey de Francia, acusó formalmente a la orden del Temple de escupir y pisotear la cruz, omitir las palabras de consagración del vino y el pan durante la eucaristía, así como de adorar a un extraño ídolo llamado Baphomet. A día de hoy, y a pesar de que se ha demostrado que esas imputaciones no fueron nada más que mentiras para hacerse con los tesoros de la hermandad blanca, todavía muchos, emulando el ejemplo del monarca galo, se atreven a difundir falsedades sobre unos gentileshombres que no dudaron en despojarse de todo lo que tenían, inclusive su propia identidad, para proteger aquello en lo que creían, el legado de Jesús de Nazaret.

Intentando devolverles el honor que algunos pretenden robarles, decidí escribir “Eso no estaba en mi libro de historia de los Templarios”, de la editorial Almuzara, una obra en la que profundizamos no solo en las valientes gestas de los que posiblemente fueron los más audaces guerreros cristianos, sino también en sus profundas convicciones, en su maravillosa fe, así como en la mística que rodeó toda su existencia.

¿Cómo nacen y con qué finalidad?

Los templarios son hijos de las cruzadas pero no tienen en absoluto la mentalidad de los cruzados de 1099. Recordemos que cuando Godofredo de Bouillon y sus hombres tomaron Jerusalén durante la primera cruzada, no dejaron títere con cabeza. Raimundo de Aguilers, cronista de aquella contienda asegura que: “En las calles y plazas de Jerusalén no se veían más que montones de cabezas, manos y pies cortados. Se derramó tanta sangre en la mezquita que se construyó sobre el Templo de Salomón que los cadáveres pasaban flotando”.

Hugo de Payns, el fundador de los Pobres Caballeros de Cristo, estando de peregrinación en Palestina, vio clara la necesidad de crear un ejército al servicio de Cristo que supliera las faltas de los cruzados aunque se dedicase a defender los Santos Lugares de las manos de cualquiera que quisiera amenazarlos de nuevo.

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4.01.23

La suciedad de las calles de Barcelona, reflejo de la decadencia moral de nuestros días

Barcelona era una de las ciudades más agraciadas de España. Las arterias y venas del centro rebosaban vitalidad. El corazón del casco antiguo bombeaba buen gusto y vestigios de la cristiandad medieval. Los edificios modernistas, filigranas pétreas oníricas, se acicalaban de blanco en un pulso contra la contaminación. El barrio gótico era ciertamente seductor. Había cientos, miles de rincones, que hacían las delicias del turista, nacional e internacional y era el orgullo de los barceloneses. El mediterráneo dulcificaba el rigor invernal, que mutaba en primavera perpetua.

La Barcelona de Colau está tan sucia que a una paloma muerta se le puede velar 6 días en plena Gran Vía

Pero actualmente hay que denunciar que la Barcelona de Colau está muy desaliñada, cada vez más sucia, como nunca lo había estado. Esto se debe a la mala gestión de la alcaldesa, no a los barrenderos, que no tienen ninguna responsabilidad de este desastre. Conozco a una generación de barrenderos de 80 años que contempla con dolor la suciedad de la Barcelona actual.

Bajo la belleza de sus calles se esconde un basural mugriento y destartalado, es la Barcelona que no aparece en las postales. Sucia y muy mal iluminada. Sin duda una gran metáfora de la decadencia moral de nuestra sociedad, en la que mucha gente agoniza con el alma sucia y sin luz en sus vidas.

Los que vivimos en la antigua Barcino padecemos crónicamente la porquería de la ciudad. Exceptuando algunas de las calles principales, hoy epicentro de un parque temático de turismo borreguil, la mayoría de barrios, incluyendo el ensanche, están muy sucios y dejados, parecen tercermundistas.

En Barcelona no se recogen las hojas de los árboles que melancólicas se arrojan al vacío en otoño y se amontonan en una fosa común. Lejos de darle un aspecto poético esta hojarasca zombi y vagabunda, en coalición con la suciedad le da un aspecto bastante desagradable. La abundante basura inquieta en los contenedores repletos sale a tomar la fresca a las aceras. El hedor a orín humano y a excrementos caninos son nauseas del averno en muchas calles del centro. La grasa de los coches, los restos de comida y cartón y los vestigios de alcohol y vomitina impregnan de mugre las aceras y se fosilizan. Las gaviotas carroñeras campan a sus anchas en un guano idílico y las ratas abandonan su confinamiento subterráneo. Pronto se instalaran los jabalíes en nuestras calles.

Esperemos que llueva con abundancia y la ducha celeste haga las labores de los servicios municipales y los efluvios pestilentes se batan en retirada. El turismo de borrachera y la legión de ninis y calaña maleducada, nuevos bárbaros, embadurnan cada día de inmundicia una ciudad que se limpia de manera muy deficiente. Por no hablar de los grafitis que enguarran de manera inmisericorde cualquier bonito portal o cualquier vestigio de belleza.

Este fenómeno es universal, pues ciudades tan espectaculares como Roma tienen determinados barrios, incluso las calles del centro, que parecen una auténtica pocilga. Hoy en día que hay más medios que nunca para limpiar y para la higiene, la dejadez y la suciedad de muchas ciudades es cada vez mayor, reflejo de la decadencia moral de los ciudadanos y sus gobernantes.

Por Javier Navascués