Macario Valpuesta: “En España la alianza entre el trono y el altar se remonta a la época de Recaredo”
Macario Valpuesta Bermúdez, sevillano, casado, padre de cuatro hijos y abuelo de dos nietos. Doctor en Filología Clásica y en Derecho, catedrático de bachillerato de Latín, profesor de Derecho romano en la Universidad Pablo de Olavide. Ha sido diputado de VOX en el Parlamento de Andalucía durante la pasada legislatura.
Ha publicado: Jesús de Nazaret frente al Derecho (Granada 2011), Salomé, el perfume del mal (Sevilla 2014), La herejía como dogma (Sevilla 2020) y España reivindicada (Sevilla 2022)
Ha sido ponente en el Curso de Historia de España organizado por la Asociación Enraizados en Cristo y en la Sociedad, presentando el primer tema “De Hispania a España".
En un curso que busca la trascendencia de los hechos de nuestra historia, ¿por qué el título de su ponencia fue De Hispania a España?
Porque estoy convencido de que ya en época romana se hacen evidentes los cuatro elementos conformadores de la nación española: primero, la geografía peninsular como núcleo geográfico unificado, con los Pirineos como única frontera terrestre; segundo, los componentes esenciales de la “etnia” española (básicamente, celtíberos romanizados, aunque falten algunas aportaciones raciales posteriores); tercero, la lengua romance derivada del Latín (aunque con conciencia de la existencia de una más antigua y castiza, la vascuence, sin desarrollo literario); y cuarto, el catolicismo romano como religión aglutinante de la vida en común. La misma palabra “España” es derivación directa de “Hispania”. La Filología nos dice que, ya a finales de la Edad Antigua, “Hispania” se pronunciaba en latín vulgar como “España”.
¿Cuándo se forja la esencia de la nacionalidad española, en el período romano o posteriormente?
Yo diría que ya a finales del periodo romano, se dan con toda propiedad los elementos fundantes de la patria española, como hemos dicho ya. Evidentemente, no creemos que exista una esencia española pura que se mantenga pura e intangible a través de los siglos. Las generaciones de españoles van cambiando poco a poco de forma que la España de 2023 no es igual a la de 1923 ni a la de 1823… Pero algunos elementos, como los ya señalados, son bastante estables. Si pudiéramos viajar en el tiempo para conocer a nuestros ancestros de hace dieciocho o diecinueve siglos ya encontraríamos ciertos rasgos de continuidad, aunque, obviamente, veríamos también otros muy diferentes a los nuestros. No olvidemos que aquellos son nuestros tatarabuelos de sangre.
Lo que sí es cierto es que en la Hispania romana ya es perceptible una conciencia “hispana”, compatible con la idea de pertenencia a un Imperio ecuménico: el romano. En los historiadores tardíos Paulo Orosio e Idacio ya se aprecia cierto espíritu “separatista” frente al Imperio.