Juan Carlos Monedero analiza Sound of Freedom, fuerte denuncia a una de las mayores lacras de hoy
Juan Carlos Monedero es licenciado en Filosofía por la Universidad del norte Santo Tomás de Aquino. Escritor. Argentino. Autor de 4 libros. Docente y padre de dos hijos. Está preparando su siguiente libro titulado “Manual de maniobras para los combates culturales".
¿Cómo valora la película “Sound of Freedom”? ¿Cuál es su relevancia por los temas que denuncia?
Es única en su género. Retrata de manera muy frontal una problemática que, en el mejor de los casos, otras producciones toman como una ficción: se han filmado películas donde un personaje de acción irreal enfrenta distintos peligros para salvar niños… pero aquí es la historia real de Tim Ballard, su heroísmo (pues él va más allá de su deber) y la compleja red de complicidades y omisiones que hace posible esta organización criminal que es el tráfico sexual de infantes.
Sin duda estamos ante un filme que hace y que hará mucho bien. Primero, porque alertará a los padres a que estén más atentos sobre los lugares a los que llevan a sus hijos. Segundo, porque nos ilustra sobre un sub-mundo respecto del cual nuestra comodidad burguesa nos invita a ignorar una y otra vez. Es muy saludable que esta faceta del crimen organizado -poco conocida porque poco se habla de ella- quede expuesta y totalmente al desnudo.
Destaca usted, en un artículo de su autoría que ha publicado recientemente en su sitio web, que -por duro que sea el tema- es tratado con mucho pudor, algo que es de agradecer…
Sí, me pareció importante porque son demasiadas las producciones audiovisuales (películas, series) que ofenden la dignidad –particularmente la dignidad sexual- de las personas, al exponer su secreto. Su cuerpo es su secreto. Y lo cierto es que un secreto que todo el mundo sabe pierde sentido. Así, por ejemplo, cuando un cuerpo femenino desnudo se convierte en algo que cualquiera puede ver por menos de 1 dólar (que es lo que cuesta una conexión a internet en un local) pierde totalmente su valor -incluso su valor simbólico, ese que nos deslumbra- y queda reducido a un mero “trozo de carne”. Afortunadamente, Sound of Freedom ha logrado recrear la oscura atmósfera del tráfico sexual sin ofender la dignidad de sus actores, que por supuesto son niños. En efecto, hay una gran cantidad de niños que actúan a lo largo de toda la película.