Fernando José Vaquero Oroquieta: “El nacionalismo vasco, impulsado desde ETA, optó por el laicismo”
Entrevista a Fernando José Vaquero Oroquieta, autor del libro De ETA a EH Bildu. Las pieles de la serpiente
Ya hemos entrevistado, con anterioridad, al navarro Fernando José Vaquero Oroquieta, autor de los libros La Ruta del odio, De Navarra a Nafarroa, La constelación masónica y Biografía no autorizada del PNV.
Siempre implicado en sucesivas iniciativas culturales y políticas, sin abandonar su patria chica navarra, mantenemos el siguiente diálogo con este autor en torno a su nuevo libro, segunda parte de una trilogía que iniciara con Biografía no autorizada del PNV y que culminará, Dios mediante, con un volumen expresamente reservado al impacto histórico del nacionalismo vasco en esta tierra.
Su libro realiza un recorrido por la criminal historia de la organización terrorista ETA y destierra muchos mitos comúnmente creídos como el de que ETA nació en un seminario, ¿no es así?
Así es. Hay una tendencia a reducir el fenómeno de ETA y la izquierda abertzale que impulsó a causas únicas, mágicas o simplistas: que si la CIA, que si la Iglesia, que si los rusos… Muchas otras aproximaciones igualmente son falsas desde su misma base cuando afirman “pero si Navarra era tan carlista…”, “¡Navarra volverá a ser grande cuando sea necesario…!”, “Os habéis dejado conquistar…” y tópicos similares. Son muchas causas vinculadas con los ciclos históricos, la mentalidad común, los cambios de costumbres, la propaganda política, la batalla cultural, los cambios en la Iglesia católica, los derivados de la transformación de una sociedad agrícola en post-industrial, la implantación de la familia nuclear, el impacto de ciertas ideologías como el marxismo-leninismo, la Teología de la Liberación, el feminismo, el pensamiento hiper-crítico… Abordamos, en el libro, esos tópicos, para profundizar en la realidad de las causas complejas y retroalimentadas.
De aquí que proporcionemos al lector una cronología muy potente, pequeñas biografías de terroristas cuya aportación a la criatura fue decisiva, recordamos nombre por nombre de colectivos víctimas especialmente golpeados por el terrorismo y particularmente ignorados por la sociedad española (tradicionalistas, falangistas, funcionarios de prisiones, ertzainas…), abordamos el creciente fenómeno de una izquierda abertzale disidente autodenominada proletaria en ruptura con sus mayores, dedicamos espacios a las complicidades que ganó, sus derivas y múltiples escisiones, marcas electorales y plataformas… Así, hablamos también de “Marcha de la libertad”, la controvertida posición de ETA frente a las drogas, el denominado “feminismo abertzale”, la instrumentalización del “movimiento por la insumisión” por los jóvenes abertzales en detrimento de los no-violentos, de los grupos terroristas que imitaron su ejemplo y otras expresiones colectivas de aquellas décadas en profunda convulsión. Un total de 35 capítulos, sintéticos y contrastados en todas sus afirmaciones.
¿Cuál fue el papel de la llamada Iglesia vasca en la gestación de ETA?
Como institución, ninguno. De hecho, se conoce la vida y obras de sus fundadores y ninguno se movió por “razones espirituales” o “teledirigidos” desde instancias eclesiales. Otro asunto, muy diferente y doloroso, es que hombres y mujeres de Iglesia participaran, en momentos muy concretos, ya en su interior o en sus redes de apoyo. La Iglesia, entonces, en los años 50 y 60 del pasado siglo, tenía otros problemas. La guerra mundial había terminado y se había esfumado la posibilidad de una “tercera vía” católica frente al comunismo y el capitalismo.