Entrevista al P. Santiago García-Jalón, nuevo Rector de la Universidad Pontificia de Salamanca
Santiago García-Jalón de la Lama (1956) es sacerdote de la diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño. Catedrático de Filología Hebrea en la Universidad Pontificia de Salamanca, ha sido en ella Decano de la Facultad de Filosofía. Ha trabajado sobre historia de la gramática hebrea y sobre la teoría de interpretación de los textos escritos, áreas en las cuales es autor de numerosas publicaciones. Ha dirigido y participado en múltiples grupos de investigación dotados de financiación pública y ha colaborado como investigador con la Universidad de París III, con la Universidad Hebrea de Jerusalén y con la British Columbia University. Durante su estancia en Salamanca ha ejercido su tarea ministerial en diferentes instituciones de la Iglesia, la última de las cuales es la casa del Ave María desde hace más de 10 años.
En esta entrevista analiza brevemente lo que supone para él su nuevo cargo.
¿Qué supone para usted ser el nuevo Rector de la Universidad Pontificia de Salamanca?
Ser depositario de la confianza de un elevado número de personas –colegas, el Gran Canciller, miembros de la Conferencia Episcopal…– que han pensado en mí como la persona idónea para regir la Universidad durante los próximos cuatro años.
¿Qué implica el hecho de que la universidad sea pontificia?
Que tiene un especial vínculo de dependencia con la Santa Sede, que es quien procede al nombramiento de Rector y cuyas indicaciones debemos seguir con especial fidelidad.
¿En qué medida siente el peso de la historia y una gran responsabilidad?
En cuanto Rector, soy heredero de una prolongada cadena de Rectores formada por muchas personalidades ilustres. Me pesa la responsabilidad de no desdecir de esa larga nómina.
¿Cuáles serán sus principales bazas para intentar cómo mínimo mantener el nivel actual?
Por una parte, cuento con mi experiencia de décadas en la vida universitaria. Por otra, se han sumado a mi equipo de gobierno personas muy versadas en la gestión universitaria y con un amplio conocimiento de la vida de nuestra Universidad.
¿Hay algún aspecto importante a mejorar?
Debemos proseguir en el empeño ya iniciado de cumplir las exigencias legales en el ámbito de la investigación y en fomentar de manera práctica cuanto se refiere a la identidad propia de una universidad católica.
Las universidades deben estar al servicio de la verdad. ¿Por qué la de Salamanca debe ser especialmente ejemplar?
Porque, además de estar obligada por el propio impulso de la tarea universitaria, es la universidad de la Conferencia Episcopal Española y, en esa medida, la representa.
¿Por qué considera que el objetivo último de esta universidad debe ser la evangelización?
Porque debemos contribuir al debate cultural de nuestra época con una perspectiva propia, que dimana de la fe.
¿Cómo valora el riquísimo legado histórico de la Escuela de Salamanca?
El siglo XVI fue el momento de mayor brillo de la universidad salmantina, tanto en el campo de la Teología como en el del Derecho. Los teólogos dominicos de aquella centuria supieron cumplir su tarea, con una fidelidad a la tradición innovadora.