Javier Barraycoa: “Una de las causas ocultas de la Independencia americana fue el odio a lo católico”
Javier Barraycoa es prolífico autor de temas históricos y de pensamiento y actualmente es profesor de sociología en la Universidad Abat Oliba CEU. Acaba de publicar su último libro: “Protestantismo. Historia oculta e impacto en el mundo contemporáneo” (Editorial Almuzara). En este libro se desentraña el complejo fenómeno del protestantismo y se destierra su leyenda rosa. Además se explica cómo ha influido la revolución protestante en nuestras vidas.
¿Hay mucha leyenda rosa en torno al protestantismo?
Sí, por supuesto, empezando por la vida y muerte de Lutero. Se ha querido hacer pasar a Lutero -y él contribuyó a ello- como un hombre de orígenes humildes cuando en realidad pertenecía a una familia acomodada. Se han suavizado sus irreverentes salidas de tono y su jactancia con respecto a sus pecados. La mítica escena de Lutero clavando las 95 tesis en la Iglesia de Wittenberg, es eso, un mito que nunca ocurrió. Incluso su muerte fue revestida por los suyos como una dulce agonía, pero muchas fuentes nos dicen que se suicidó.
¿Y que nos puede decir de otros “reformadores”?
Muchos tuvieron muertes trágicas y llevadas a cabo por otros protestantes. El anabaptista Thomas Müntzer, modelo de revolucionario que lanzó a los campesinos contra la nobleza luterana, murió decapitado y su cuerpo fue empalado. En la ciudad de Münster los anabaptistas montaron un espectáculo milenarista que acabó también en un baño de sangre. En el calvinismo encontramos que la violencia era casi congénita. En la Holanda calvinista, los protestantes Orange decidieron acabar con los opositores también calvinistas y ello llevó al espectacular asesinato de los hermanos Witt. O el fundador de los mormones, Joseph Smith, murió a manos de otros protestantes que lo consideraban un loco blasfemo y polígamo.
¿Tanta diversidad de ramas protestantes tienen algún punto en común?
Jaime Balmes lo vio muy bien: lo único que tienen en común los protestantes es la aversión a la Iglesia católica y su autoridad. Y he ahí el principio disolvente del protestantismo: cualquiera que se sentía “tocado” por Dios, podía ingeniarse una doctrina propia y, a buen seguro, encontraba seguidores desesperados por cualquier promesa. Pero, curiosamente, resulta que Dios “inspiraba” doctrinas absolutamente diferentes a cada “reformador”, de ahí la incongruencia del protestantismo visto en conjunto.
En un capítulo propone que Inglaterra no quería ser protestante…
Sí, relato la expansión del protestantismo en Inglaterra y la resistencia del catolicismo. Enrique VIII abrió la puerta del anglicanismo a costa de sangre y provocar martirios como los de Santo Tomás, el obispo Fischer y, especialmente la desconocida matanza de cartujos. Su hija Isabel I, fue profundamente anticatólica. La posibilidad de restauración católica a través de los Estuardo fue cercenada por la Revolución de Cromwell. Este, no sólo decapitó a Carlos I, Estuardo, sino que llevó a cabo un experimento puritano que culminó con un gobierno al estilo del Sanedrín del Templo. Se impuso la locura y se acabó prohibiendo hasta la navidad. En esa época los puritanos ya habían empezado a emigrar a las colonias americanas.