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2.06.21

Javier Barraycoa: “La lucha es Tradición frente a Revolución, dejemos de decir derechas e izquierdas”

Javier Barraycoa es profesor de sociología y prolífico autor sobre temas políticos y sociales. Sin embargo, durante los últimos años ha dejado un rastro de artículos periodísticos contundentes sobre las zozobras que han agitado nuestro país. Han sido recogidos en el libro titulado: “Escolios para el combate”. De forma categórica, el autor denuncia las incongruencias del conservadurismo, de la izquierda y, evidentemente, del nacionalismo. Mete el dedo en la llaga del costado de los patriotas constitucionalistas y denuncia la traición constante de los gobiernos centrales. En medio de los comentarios de la realidad cotidiana, sobresalen reflexiones perennes para comprender la Transición y su trágico desenlace, cuyo inicio estamos contemplando.

Un libro sobre recopilación de artículos periodísticos tiene el riesgo de pasar de moda…

Ciertamente, ese es un peligro. Por eso, los artículos han sido escogidos cuidadosamente porque, dejando de lado lo perentorio que puedan contener, en ellos se refleja un posicionamiento político perenne que nos puede ayudar a entender por qué los problemas en España subsisten y se han agravado durante la Transición. También pretende recoger un posicionamiento de reflexión fuera de las estrictas y estériles categorías de constitucionalistas y separatistas anticonstitucionalistas. Personalmente no me considero constitucionalista ni acepto las tesis independentistas anticonstitucionalistas. Y creo que muchos españoles no nos queremos dejar constreñir por estas dos categorías.

¿Puede profundizar en esta idea?

El primer artículo del libro habla de la figura de los “piojosos”. Este era un apodo que se pusieron los habitantes de uno de los barrios más paupérrimos de Hospitalet de Llobregat de los años 30 del siglo XX. De allí surgieron grupos anarquistas que se apodaban así. En estos años de lucha contra el separatismo, muchos nos hemos sentidos tratados como “piojosos” y no precisamente por los independentistas. Desde asociaciones como Somatemps conseguimos colaborar en grandes movilizaciones, sacamos millares de personas a las calles y con ellas frenamos al separatismo. Pero luego, muchos de los españoles de a pie que nos habíamos involucrado en una lucha que el Estado no comparecía, fuimos arrinconados por las asociaciones que la partitocracia financiaba, para que los partidos políticos constitucionalistas se llevaran el mérito. Así que, … nos convertimos -con orgullo- en los “piojosos” de la lucha en Cataluña.

Un artículo interesante se titula “El pacto del hambre”, curioso título.

Está en relación con lo anteriormente expuesto. “El Pacto del hambre” es el que se realizó entre Companys, los sindicatos como la CNT y la UGT (que habían apoyado al General Primo de Rivera) y con los empresarios. Este pacto consistía en que no se contratarían a aquellos que habían militado en los Sindicatos Libres y que en los años 20 se habían batido el cobre (en pocos años 53 de sus dirigentes fueron asesinados) contra los sindicatos anarquistas. El sistema los utilizó y luego los abandonó a su suerte condenando a sus familias a pasar hambre. Francamente, es una analogía bastante perfecta de lo que muchos hemos sentido que nos pasaría (o pasará) en Cataluña.

Entonces no acepta las categorías de Derecha o Izquierda.

Exacto. Nunca me he considerado ni de derechas ni de izquierdas, ni de aquellos populismos que pretenden superar esta dialéctica, pero fracasan en proponer una vía moralmente aceptable. En el libro hay sendos artículos para reflexionar sobre los sentidos ocultos de la “derecha” y la “izquierda”. Ante ellos prefiero contraponer las categorías “trascendencia” frente a “inmanencia”. La “Derecha” por definición es un plano inclinado hacia la izquierda. Cualquier programa de partidos conservadores, actualmente es más de izquierdas que la “Izquierda” de hace cuarenta años. Algunos a eso le llaman progreso. Yo prefiero definirlo como deslizamiento hacia el vacío. En resumen, como se describe en uno de los artículos, la llamada “derecha”, es la “derecha de la izquierda”.

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1.06.21

El orgullo perfecto, propio de los condenados. Evitemos a toda costa caer en él

Gracias a una buena recomendación cayó en mis manos hace poco el libro Amor divino y Libertad Creada del P. Antonio Pacios M.S.C. Un libro sencillo, pero muy clarificador para profundizar en las verdades de nuestra fe y para sacar mucho provecho y consuelo espiritual. El tema que quiero compartir con ustedes es el del orgullo perfecto, propio de las almas que se condenan eternamente, precisamente para evitar a toda costa caer en el infierno. Es una meditación muy sencilla, pero fundamental, para grabarla a fuego en nuestro corazón, pues comprenderla bien puede ayudarnos a nuestra salvación.

El orgullo perfecto

Es el mayor grado de orgullo posible, el que tuvieron y tienen todos los condenados y el que tendrá en el último instante de su vida aquel que elija la condenación. El orgullo perfecto es el de aquellos que aman de tal modo su independencia, el ser suyo y por sí, el prepugnar de tal manera tener que deber algo a Dios, que aún viendo con toda claridad que se van a condenar sin bien alguno, y por tanto con la plenitud de todo mal, prefieren todos esos males a tener que recibir algo de Dios. Prefieren la condenación a la salvación que Dios les ofrece, pura y simplemente porque no quieren en nada depender de Él. Incluso renunciarían a la misma existencia, si les fuera posible o de ellos dependiera y no de Dios. Este es el orgullo perfecto el del que se condena, el que prefiere irretractablemente su miseria y desdicha antes que ser feliz en Dios y por Dios.

Por tanto ese es el infierno, en el que el sujeto libre, con su naturaleza, libertad facultades y apetencias íntegras, cuál salió de las manos de Dios, se obstina en no querer recibir de Este ningún bien, en no querer que Él llene sus facultades, colme sus apetencias, inunde de dicha el alma que por Él y para Él ha sido hecha. Queda entonces el alma sin bien alguno de cuantos materialmente desea. Y como el mal no es otra cosa que privación de bien, sufre todo el mal, daño y dolor que es capaz, puesto que nada hay, que naturalmente le convenga, que por propia decisión no esté privada.

El alma prefiere todo ese infierno eterno, que ella misma se crea, antes que reconocer su dependencia de Dios recibiendo algo de Él. Y aún lo que más le quema en ese estado es saber que la existencia misma, y la voluntad con que resiste a Dios, son don del mismo Dios. Por eso odia su propio ser, se odia a sí misma porque es don de Dios, y de sí misma quisiera desprenderse; mas esto ya no está en su mano, pues Dios que la creó sin ella, tampoco le pide su consentimiento para mantenerla en el ser.

Tal es el orgullo de los condenados; orgullo que es la causa de todos sus sufrimientos y dolores. Dios no atormenta a nadie: es el alma misma que se atormenta cuanto quiere y como quiere, privándose de cuantos bienes le convienen, aunque para su desgracia, se da todo el tormento de que es capaz, puesto que rechaza cuanto bien Dios le envíe, cuanto bien había de contribuir a satisfacerla, saciarla y hacerla feliz.

El que se condena es porque realmente quiere

Se pierde el alma que rechaza su condición de criatura dependiente de Dios, con el deber de obedecerle fielmente y de tener una gratitud hacia el Creador. Por tanto, es el alma que se rebela radicalmente contra Dios y quiere obrar independientemente de sus mandatos.

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31.05.21

Víctor Ibáñez: “Se habla mucho de mártires de la Constitución y nada de mártires de Tradición Católica”

Víctor Javier Ibáñez, licenciado en Derecho e investigador de temas históricos, reflexiona acerca de su libro Una resistencia olvidada. Tradicionalistas mártires del terrorismo, Ediciones Auzolan. Tras la buena acogida de la primera edición de 2018, este año 2021 ha aparecido una segunda edición ampliada y corregida del libro.

¿Por qué un libro sobre los Tradicionalistas mártires del terrorismo? ¿Era necesario un trabajo así para sacar a la luz el testimonio de estos mártires ante la barbarie criminal?

Era una necesidad histórica y de justicia. Además hay circunstancias de carácter personal, por la de deuda de gratitud que tengo con tradicionalistas vascongados y navarros que ante la indefensión en que se encontraron tuvieron que abandonar la tierra de sus padres. Algunos se avecindaron cerca de mi pueblo natal y contribuyeron a que conociese el carlismo.

¿Quiénes han sido los culpables de ese olvido y sus causas?

Ha habido una voluntad deliberada de construir un relato canónico y oficial del régimen demoliberal por el cual las víctimas del terrorismo morían “por la constitución". Los carlistas no encajaban en ese esquema, por lo que pesó sobre su martirio una losa de silencio oficial. Sus verdugos y aliados nacionalistas e izquierdistas también pretendieron desfigurarlos ante la opinión pública, tildándolos, ni más ni menos, que de “enemigos del pueblo vasco". Y cómo última derivada, en este caso no culposa, los carlistas jamás han sido victimistas y llevan el sufrimiento con una dignidad admirable, sin pretender hacer coartada política del mismo y con confianza en la Misericordia de Dios.

En el primer capítulo es muy simbólico que anteponga el signo de la serpiente al de la cruz, ¿Qué importancia tienen ambas simbologías?

Según los etarras la serpiente representa la astucia y la inteligencia que dirige el hacha, que sería la fuerza. Pero la serpiente es uno de los símbolos del pecado por antonomasia, y ese significado no era ajeno a pueblos cristianos, como lo era el vasco cuando se fundó la banda terrorista. Sobre la Cruz es interesante incidir en que los primeros ataques de los terroristas fueron contra ese símbolo: contra los monumentos funerarios rematados siempre por el signo de la Redención, altares que recordaban la gesta de los Requetés vascongados y navarros, Vía Crucis, etc. Por tanto es evidente que en este ataque del separatismo contra la tradición vascongada y navarra hay una dimensión de impiedad.

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27.05.21

Pilar Baselga: “La escuela oficial es una máquina trituradora de almas”

Pilar Baselga es profesora de historia del arte y de historia del traje. Autora del blog No morir idiota , y del ensayo “Arte, profanación y magia negra” en el que describe la desacralizacion y satanización del arte occidental.

Su canal de Youtube fue cerrado en noviembre de 2020 por sus críticas a las medidas de la plandemia. En esta entrevista nos habla, según su opinión, de las ventajas del homeschooling frente a los métodos convencionales de escolarización.

¿Qué es el homeschooling y cuáles son sus orígenes?

Homeschooling sería “la escuela en casa", y es, en realidad, la manera ancestral y natural de educar y formar a los hijos. Las madres enseñaron a sus hijas a ser madres, cocineras, pasteleras, costureras, lavanderas, bordadoras, matronas, conserveras, mariscadoras, cesteras, tejedoras… y los padres enseñaron a sus hijos a ser pastores, labradores, vinateros, agricultores, veterinarios, hortelanos, guarnicioneros, herreros, toneleros, albañiles, ceramistas, pescadores, marinos, mecánicos, fareros… Y así desde la noche de los tiempos.

La sociedad contemporánea está enferma de titulitis, y se caracteriza por la falta de confianza de los padres en su capacidad de formar a sus hijos, y esto no es casualidad, es una programación social. Los padres creen que no saben nada y que sólo en los colegios, academias o universidades sus hijos podrán adquirir los conocimientos necesarios para encontrar un trabajo el día de mañana, cosa que es una creencia, nada más. Los padres desprecian sus propios conocimientos. Me gusta recordar que el gran Balenciaga, huérfano de marino perdido en la mar, aprendió de su madre costurera a coser. Así, Balenciaga sólo sabía coser. Sólo sabía coser, pero su corazón, su sensibilidad, su creatividad, su sentido del color y del ritmo, su sentido de la calidad, todo era grande en él. Así ha sido durante milenios el homeschooling. Y es que no hay oficio pequeño. Cualquier trabajo es digno, basta con hacerlo con amor y se convierte en arte. Siempre se desprecia a los barrenderos o basureros, por ejemplo, sin embargo, son indispensables. Sin ellos, no se podría vivir en las ciudades.

¿Cómo empezó usted a interesarse por ello?

La enseñanza es mi pasión, y llevo casi 40 años dedicada a ello. En varias ocasiones pensé en entrar en la enseñanza para niños pero, finalmente siempre he dado clase a adultos y posgraduados, en Universidades, Escuelas superiores y Másters porque el sistema de enseñanza de los niños siempre me pareció pésimo. Y lo que no podía soportar es que me dijeran qué tenía que enseñar y cómo. Preparo cada clase con mucho cariño, con vídeos, música, fotos, anécdotas pero siempre acaba siendo una sorpresa, una aventura. La escuela oficial es una máquina trituradora de almas, diseñada para fabricar piezas útiles para el sistema, nunca buscó desarrollar las capacidades de los niños. No hay nada rescatable. Lo cuento en mi conferencia, ya clásica, “la Agenda oculta de la educación obligatoria". El fracaso escolar y la estupidización de los niños no se debe a un error, es de diseño, es una agenda deliberada. Mis padres estudiaron latín y griego en el colegio, yo estudié sólo latín y mi hijo no estudió ni latín ni griego. La depauperación de la enseñanza no es un accidente, está programado.

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26.05.21

La herejía del americanismo, una máquina de guerra contra la tradición católica

Javier de Miguel Marqués (1984) es Licenciado en Administración de Empresas, Graduado en Derecho y Máster en Asesoría fiscal. Casado y padre de cuatro hijos, a su carrera profesional como asesor fiscal une una década de estudios privados sobre la Doctrina Social de la Iglesia. También acostumbra al estudio asiduo de las infiltraciones de la filosofía moderna en otros campos distintos de la economía, como la Teología, el Derecho, la política y la pedagogía. En el ámbito editorial, es articulista colaborador en medios como Verbo, Periódico La Esperanza, Empenta y Marchando Religión. Asimismo, en su canal de Youtube aglutina vídeos explicativos de determinados aspectos de moral social cristiana. En esta entrevista nos explica que es el americanismo y por qué está condenado por la Iglesia.

¿Qué entendemos por americanismo?

Hay que decir que el término “americanismo” tiene varias acepciones, algunas de las cuales pueden tener nexos de unión entre sí. Por ejemplo, podemos hablar de él como giro lingüístico, como sentimiento patriótico de identidad nacional o continental, como estrategia geopolítica, y como forma de teología política o de ideología social. Aquí nos referiremos a estas dos últimas acepciones, de la cual la primera es causa de la segunda, pues como decía Donoso Cortés, todo problema humano es, en el fondo, un problema teológico.

A grandes rasgos, el americanismo del que hablaremos se caracteriza por la concepción, como ideal político, particularmente ideal de política cristiana, de los fundamentos de orden social y de las relaciones Iglesia-Estado-sociedad-individuo que han cimentado la constitución política de los Estados Unidos de América y su devenir histórico.

¿Por qué la define usted como una máquina de guerra contra la tradición
católica?

Fundamentalmente, porque ignora, cuando no desprecia radicalmente, el derecho público cristiano que ha constituido la identidad de la res publica cristiana durante siglos, y lo sustituye por una organización – que no orden- social fundada en las ideas-fuerza de la Modernidad filosófica, entendida ésta como el proceso de secularización de la vida social, a saber, separación Iglesia-Estado, indiferentismo religioso – llamado neutralidad-, libertad para la difusión de todo tipo de ideas y credos, al margen de su veracidad, y una concepción individualista y materialista de la vida, frente a la filosofía cristiana clásica acerca del bien común y del fin natural y sobrenatural de la comunidad política que, como tal, comporta severas obligaciones de la autoridad política para con la verdadera religión.

En otras palabras, pretende transmitir la idea de que la mejor de las relaciones Iglesia-Estado-sociedad posible, es aquella en que la fe puede expresarse sin trabas en un marco democrático de igualdad y libertad negativa, es decir, ausencia de coacción externa. “Las iglesias” serían, pues, meras asociaciones privadas sin distinción de régimen jurídico, y el Estado se ciñe a un marco de laicidad en el cual, si bien puede manifestar un respeto y aprecio por el hecho religioso en general –sin particularismos- en realidad también acoge sin género de duda el derecho a no profesar religión alguna.

Puede verse que esta teología-ideología tiene fuerte raigambre protestante, como consecuencia lógica del credo de sus fundadores, y ha sido precisamente el protestantismo la herejía que más ha contribuido a la secularización de las otrora sociedades católicas. Los llamados padres fundadores de los Estados Unidos de América huían del despotismo monárquico, y se plantearon un modelo que, en palabras de Miguel Ayuso, sacralizaba la sociedad en detrimento del Estado y las iglesias, cuya perversión había originado dicha persecución. Pero el absolutismo monárquico europeo es ya una teología política moderna, luego el americanismo no es sino una especie dentro de ese ingente género de la modernidad política.

León XIII, en su carta Testem benevolentiae, la condena…

Y, además, lo hace con duras palabras. Tilda al americanismo, insisto, no como una referencia general a la personalidad del pueblo de Estados Unidos, sino como al conjunto de doctrinas teológico-políticas antes comentadas, de “sumamente injurioso", y recuerda que no puede pretenderse “una Iglesia distinta en América de la que está en todas las demás regiones del mundo”.

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