P. Justo Lofeudo: “Una luz eucarística brilla ya en medio de la oscuridad enfrente de Lisboa, Portugal”
El P. Justo Lofeudo, tras haber impulsado un gran número de capillas de adoración eucarística en España, nos habla de su nueva misión en Portugal. Se trata concretamente de inauguración de la nueva capilla de adoración perpetua en el Santuario Nacional de Cristo Rey, que está enfrente de la capital, Lisboa.
¿Qué supone para usted extender la adoración eucarística a Portugal?
Hace mucho tiempo que deseaba alguna misión en Portugal. Desde mi llegada a España alterné las misiones entre España e Italia, luego se extendieron a Rumanía, Austria y el este europeo. Portugal se iba postergando, pero permanecía fuerte el deseo de dedicarle tiempo. Tuve y tengo muy presente las palabras de Nuestra Señora en Fátima, que Sor Lucia relata en sus memorias: “En Portugal se mantendrá el dogma de la fe…”. Nos estaba preanunciando que vendrían tiempos de apostasía. Ahora bien, uno de los fundamentos de la fe católica es la fe en la presencia real, substancial de Jesucristo en la Eucaristía. Precisamente, la más importante diferencia con los protestantes está en la fe eucarística. Desde luego, no fue la única diferencia, pero sí la más importante. Y sigue siéndola.
Diversamente es la situación con las iglesias ortodoxas que mantuvieron la sucesión apostólica y, por eso, tienen el sacerdocio ministerial y la Eucaristía. En tiempos horribles para la Iglesia, de relajamiento en celebraciones y de tantas comuniones sacrílegas y tantísimas otras impropias de la fe católica, es necesario exaltar la verdad de la presencia de nuestro Señor. Imposible mantener la fe si no existe verdadera devoción de la Eucaristía, si no se la adora. Decía el Papa Benedicto que la devastación litúrgica era la mayor causa de la pérdida de la fe. Las celebraciones reflejan la fe de una comunidad, de un pueblo. El portugués es un pueblo que tiene fe y, en principio, era de esperar buena recepción a la propuesta de la adoración perpetua. El Reino eucarístico debía ser extendido en Portugal y ese Reino eucarístico proclamado mediante la adoración perpetua es lo que hace que se mantenga “el dogma de la fe” y triunfe el Corazón Inmaculado de María.
¿Cómo es posible que hasta mayo del año pasado no tenía registrado que hubiera adoración perpetua en Portugal?
No hubo misiones para establecer la adoración perpetua. Estimo que esa sea la razón principal. Estuvo y está Laus Perenne en Fátima y en algunas pocas comunidades religiosas, pero así, como las conocemos y promovemos, de fieles laicos que se hagan cargo de al menos una hora semanal no tengo noticias que existiera.
¿Qué significó inaugurar el 2 de febrero, día de la Presentación del Señor y primer viernes de mes la adoración perpetua en el Santuario Nacional de Cristo Rey, que está enfrente de Lisboa?
Toda inauguración de la adoración perpetua es un hito que delimita un antes y un después. Y en este caso ha sido un acontecimiento fundamental, porque se trata nada menos que del santuario nacional de Cristo Rey. Los fieles adoradores dan testimonio de la Realeza, de la Divina Majestad de nuestro Señor, adorándolo día y noche. Cristo reina en su santuario.
Además, es emblemático que la adoración perpetua haya comenzado en primer viernes, cuando recordamos al Sagrado Corazón. Desde ese primer viernes de febrero, se adora en el santuario al Corazón Sagrado que palpita en cada Eucaristía, a ese Corazón de Cristo que fue traspasado por amor, eternamente abierto que no conoce límites de amor ni de perdón.