28.07.21

Peregriné a Covadonga viviendo un momento histórico para la reconquista espiritual de España

Todavía con las secuelas del cansancio a las espaldas me dispongo a escribir una sencillísima reflexión sobre la I Peregrinación Nuestra Señora de la Cristiandad a Covadonga, en la que tuve la enorme dicha de participar y de recibir numerosas gracias espirituales y copiosos consuelos para el alma.

Desde hace meses sabía que tenía que estar ahí, que era un momento importante para la fe en nuestra patria. La peregrinación, como bien describe su propia web, busca contribuir a la restauración del espíritu de la Cristiandad —según las posibilidades y siempre con el auxilio divino—, que ha dado a la Iglesia y al mundo tantos santos, héroes y defensores de la Fe. Nos referimos al orden social cristiano, el cual no es posible sino comprometiéndonos en la restauración de todo en Cristo, comenzando por quienes peregrinamos, nuestras familias, y los diversos ámbitos de la sociedad en que nos movemos.

Fueron tres días muy intensos, en los que a muchos de nosotros se nos hizo extremadamente duro el camino por la longitud y exigencia y las consiguientes molestias físicas como rozaduras, sobrecargas y un sinfín de dolencias que endurecían mucho la marcha, especialmente en los últimos kilómetros. Una penitencia ofrecida con amor por la Iglesia y por la conversión de España. Aunque era un gozo indescriptible poder caminar 30 kilómetros entre rezos, cánticos y pías conversaciones, también charlas distendidas y amenas, con correligionarios con los que compartimos el mismo amor a Dios y a la patria española. Se dieron cita también hermanos portugueses y de diferentes países de la Cristiandad, principalmente de la España de ultramar. Todos unidos bajo el más grande ideal, nuestra santa religión. Se vivió la caridad fraterna compartiendo el alimento espiritual y material, el pan cotidiano del Sacrificio del Altar con la presencia real de Cristo y el que nos daban para reponer fuerzas físicas.

Una de las cosas que más me llamó la atención era como vibraban en los pueblos las gentes asturianas al paso de los más de 400 peregrinos, jóvenes en una buena proporción y muchas familias con niños pequeños que valientemente caminaron. Muchos de ellos portaban con orgullo estandártes y banderas de España con el Sagrado Corazón de Jesús, con la Cruz de San Andrés e incluso con la bandera de la Santa Inquisición, que llevábamos en el Capítulo de Nuestra Señora de Monserrat. Cada Capítulo llevaba presidiendo una Cruz. Incluso en la propia ciudad de Oviedo llamó mucho la atención la presencia de los numerosos peregrinos y la gente se emocionaba al igual que en los pueblos y casas rurales.

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27.07.21

No se pierda las preciosas fotos de la peregrinación en la web Nuestra Señora de la Cristiandad

La página web oficial Nuestra Señora de la Cristiandad anuncia la publicación del reportaje fotográfico de la peregrinación a Covadonga. Dice así:

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Tras volver a la calma después de unos días muy intensos, seguimos saboreando los recuerdos tan bonitos que nos llevamos de la peregrinación. Hoy publicamos en la página las fotos de esos días y aprovechamos para hacer una crónica de nuestro viaje.

PARA VER LA CRÓNICA FOTOGRÁFICA PINCHE EN EL ENLACE

https://nscristiandad.es/cronica/

26.07.21

Espectacular vídeo de la 1ª Peregrinación Nuestra Señora de la Cristiandad a Covadonga DIFÚNDALO

Un espectacular vídeo, un trabajo muy profesional y artístico que condensa en dos minutos el alma de la peregrinación. La música épica y las imágenes de los peregrinos tan bien escogidas en el vergel virginiano, tierra de reconquista, hablan por sí solas. Un vídeo que llama a gritos a participar el próximo año.
 
Vídeo oficial de la 1ª Peregrinación Nuestra Señora de la Cristiandad en España, Oviedo - Covadonga, 2021. Asociación Nuestra Señora de la Cristiandad - España
 
Más información: https://nscristiandad.es

La caída del Imperio Soviético tras 70 años de régimen totalitario anticristiano

Boris Gutiérrez Cimorra (firma como Cimorra) nació en 1944 en Moscú, en la antigua Unión Soviética. Se graduó en el Instituto de Aviación de Moscú. Durante años compaginó su trabajo como ingeniero aeronáutico con colaboraciones periodísticas en revistas y programas de radio de difusión tanto nacional como internacional con destino al lector y al oyente de habla hispana. En 1972 pasa a trabajar definitivamente en Radio Moscú, la cadena que emitía programas para América Latina. En 1977 se instaló definitivamente en España con su familia e inició una nueva carrera profesional en el mundo de las finanzas y del comercio exterior, que le situó, en 1985, de nuevo en Rusia, esta vez como representante de una importante empresa financiera española en aquel país en vías de la Perestroika. En 2010 comienza su experiencia en el campo literario con la publicación de su primer libro, La voz que venía del frío, dedicado a su padre, periodista español exiliado en la Unión Soviética, que se convirtió, bajo el seudónimo de Jorge Olivar, a lo largo de 37 años ininterrumpidos ante los micrófonos de la emisora moscovita, en la voz más escuchada en los hogares españoles durante la época franquista.

En 2014 edita su segundo libro, Hasta el último maravedío Las orejas de Oro, esta vez en forma de novela, que, entre lo documental y lo ficticio, con un lenguaje y dinamismo propios del género de suspense, describe una de las más misteriosas y fascinantes historias de cómo las reservas de oro del Banco de España fueron trasladadas a la Unión Soviética pocos meses después del comienzo de la Guerra Civil española. En 2015 publica su tercera obra literaria, Hasta el último maravedí - 2 o La apertura española, una continuación del libro anterior sobre el mismo tema: cómo el oro español se convirtió en el «oro de Moscú». Si en el primer volumen se relataban las peripecias del traslado de las reservas de oro del Banco de España desde Madrid a Moscú, en este se trata de ¿qué recibió la República a cambio del oro entregado a la Unión Soviética? En ambos libros el autor demuestra su perfecto dominio en la recreación de los ambientes y personajes rusos y españoles de la época, a los que conoce muy a fondo, al haber vivido, casi a la par, tanto en Rusia como en España.

¿Por qué un libro sobre la caída del Imperio Soviético?

La idea del libro partió de mi entrañable amigo César Alonso de los Ríos y fue apoyada con gran entusiasmo por nuestro común amigo Agapito Maestre. Un día, bastantes años después de la desintegración de la URSS en diciembre de 1991, César me dijo: “Mira, Boris, para la inmensa mayoría de los españoles sigue siendo un misterio por qué un gran país comunista como Rusia, con su aparente poderío económico y militar, teniendo en su órbita ideológica a muchos países, no sólo en la Europa del Este, sino en la América Latina, África, Asia, de repente, en pleno proceso de la apertura y cambios democráticos, en pocos años, cayó como un castillo de naipes. Sin perder una cruel guerra o sufrir una destructiva revolución o un cataclismo natural, no sé, una caída del meteorito, como fue en la Tungúzca, en Siberia, al principio del siglo. ¿Qué ocurrió realmente, qué fuerza tectónica tan potente destruyó este gran acorazado llamado la URSS, que parecía indestructible y construido para la eternidad? Tú me has comentado y aclarado muchas cosas acerca de aquel cataclismo histórico. Has vivido en la Unión Soviética más de 30 años y, especialmente, los años de la “Perestroika” de Gorbachov, cuando se produjo el derrumbe definitivo del sistema socialista soviético, por qué no escribes un libro para que no sólo tus amigos y la gente que te rodea supiera lo que realmente había llevado a la destrucción del primer país comunista del mundo. Y lo cuentes como un testigo presencial de todo lo que entonces había sucedido. Lo que tú personalmente has vivido, has visto, has sufrido o lo que sea, una realidad pura y dura, sin cuentos “chinos” o rusos o lo que fuesen. Una historia verdadera del fracaso del comunismo en el país más grande y más rico del planeta. Y escríbelo sin caer en un análisis soso, académico, distante. Que sea un relato vivo, con detalles concretos, con episodios de tu vida allí y de los soviéticos que te rodeaban, historia contada desde dentro y no desde un despacho lejano de un historiador profesional o de un periodista circunstancial”.

Pues, así nació este libro. Con la idea de explicar por qué ha fracasado un sistema basado en la ideología comunista en un país, como estaba diciendo César, “más grande y más rico del mundo”. Y de allí yo, como el cronista y un testigo directo, pretendo dar a entender al lector de que si el comunismo había fracasado en el país más grande y más rico del mundo, como la URSS, cómo pudiera haber triunfado en uno el más pequeño y el más pobre, como la Cuba castrista, o en otros clones tipo Vietnam, Camboya, Corea del Norte y otros por el estilo. Como ha demostrado la Historia, el comunismo puro y auténtico, como el soviético, ha fracasado en todos los países donde lo habían intentado construir, independientemente del clima, del idioma, de la nacionalidad, de costumbres culturales y otras diferencias étnicas y geográficas. Y con un resultado común: la miseria y unos enormes sacrificios para los pueblos y un poder absoluto y unos enormes privilegios para las élites gobernantes con el carnet comunista.

¿Qué balance podría hacer de 70 años de régimen totalitario?

El balance es muy negativo y en muchos aspectos hasta trágico. El primero y a la vista del todo: una autodestrucción y la desaparición del país que existía dentro de las fronteras del Imperio Zarista antes de la Revolución Bolchevique en octubre de 1917. En diciembre de 1991, o sea, 74 años más tarde, este país dejó de existir y la Rusia de los Zares se vio reducida a la Federación Rusa actual, perdiendo grandes territorios y casi la mitad de la población que antes formaban parte de la Gran Rusia Imperial y luego del Imperio Bolchevique. Me refiero a Ucrania, Bielorrusia, Kazajistán, Turkmenistán, Tadjikistán, Uzbekistán, Georgia, Armenia. Y el otro balance, el de sufrimientos que tuvo que soportar la gente que poblaba la Rusia Imperial, convertida en la Rusia Socialista Soviética, es incalculable. La Guerra Civil, provocada por la Revolución Bolchevique, que había durado 4 años. La industrialización forzosa del país, con su población mayoritariamente agrícola y que se alimentaba no sólo a sí misma, sino que exportaba sus productos al extranjero por lo que recibió la denominación del “granero de Europa”, cargó por completo el tejido agrario ruso, produciendo terribles hambrunas en los años 20 del siglo pasado. La “colectivización” del campo destruyó por completo su productividad, convirtiendo a la Unión Soviética de un granero europeo en un importador de los productos básicos alimenticios, dependiendo del grano norteamericano, canadiense, australiano y de otros países occidentales, que tienen una agricultura “privada”. Esta independencia llegaba en determinados periodos al más de 30% del consumo “normal” de la población soviética. La improductividad de la industria estatal socialista, con una estricta planificación de la producción y del consumo, condenaron al pueblo soviético a vivir en una permanente escasez de los productos y artículos de primera necesidad, con unas humillantes colas en las tiendas en búsqueda de la comida y de otros artículos del consumo básico. El “terror rojo”, desatado por los bolcheviques después de la Revolución, contra todos los que intentaban oponerse o a criticar, aunque fuera mínimamente, la dictadura comunista y las repentinas purgas estalinistas y una paranoica lucha contra los “enemigos del pueblo” dentro del propio pueblo, convirtieron a la Rusia bajo el régimen comunista en un enorme Gulag, con decenas de millones de muertos y víctimas de las represiones, cambiándose sólo los métodos, los del “paredón” en tiempos de Stalin a los de la encerrona en unas clínicas psiquiátricas en tiempos de Brézhnev-Andrópov. Pero siempre con el único objetivo: aplastar cualquier disidencia y crítica al régimen.

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23.07.21

La Iglesia siempre defendió que la Guerra Civil española fue una auténtica Cruzada

Beatriz Silva de Lapuerta (Madrid, 1958). Cursó Derecho y Máster en Derecho Comunitario en el Centro de Estudios San Pablo (C.E.U.). Desde 1985 vive en EEUU, está casada y es madre de seis hijos.

Profesora de español y con participación en múltiples voluntariados. Destacando entre ellos su pertenencia al grupo de evangelización de jóvenes y al programa de preparación para el Sacramento del Matrimonio -junto con su marido-, en la universidad Franciscana de Steubenville en Ohio.

¿Qué supone para usted traducir La última cruzada, obra del escritor católico norteamericano Dr.Warren H. Carroll?

El traducir “The Last Crusade” de Dr. Warren Carroll, ha supuesto para mi una obligación de transmitir la verdad, a la que me sentí llamada nada mas finalizar su lectura en inglés. Al acabarlo, y tras comprobar que todos sus datos eran fácilmente verificables, supe inmediatamente que esta era una parte de la historia esencial para el conocimiento de nuestra Patria y de nuestras raíces, para poder comprender de donde venimos y a donde vamos, y que la Providencia, por motivos que yo misma desconozco, me animaba a divulgar su mensaje.

El haberlo traducido, su publicación y en definitiva el difundir su mensaje, ha sido para mi una auténtica obligación y un honor.

¿Llegó a conocer al autor?

No, no llegué a conocer al autor Dr. Warren Carroll que falleció en el 2012.

Mi marido me regaló “The Last Crusade” en noviembre de 2019. Anteriormente también había leído otra obra del mismo autor relacionada con la historia de España que me había impresionado “Isabel, the Catholic Queen”. Así bien predispuesta, ya que había oído mucho hablar de este gran historiador y además fundador de una muy conocida universidad católica “Christendom College” en Virginia, me puse inmediatamente a leer el libro.

¿Cómo le impactó a usted la lectura del libro?

El impacto que tuvo sobre mi creo que no se puede describir únicamente con palabras, quizás la mejor manera de expresarlo sería utilizando un par de párrafos que yo misma he escrito para el prólogo del libro:

“Algo que me sorprendió al leer las páginas de este libro fue el hecho de que yo nací en 1958, únicamente 20 años después de esta terrible Guerra Civil, en un país que increíblemente en tan poco tiempo se había recuperado; prosperaba económicamente y la gente tenía plena libertad de manifestar y practicar la fe sin ningún tipo de temor.

Su lectura me impactó profundamente. ¿Era yo la única que desconocía en muchos aspectos esta versión real y con datos comprobables de la historia? Si, naturalmente sabía que la Guerra Civil Española fue una guerra del Comunismo contra nuestra Patria y nuestra Fe; una guerra de la revolución (dado que España ya durante varios años antes de la guerra había sido asaltada por el Comunismo, Socialismo radical y Anarquismo) frente a la defensa de nuestra Patria y nuestra Fe tradicional; pero tengo que admitir que desconocía el 90% de lo que descubrí en sus páginas.

Al terminar de leerlo sentí que era mi obligación el transmitir la historia”

¿Cree que es un libro clave para recuperar nuestra verdadera memoria histórica?

Sí, nuestra memoria histórica ha sido falsificada y silenciada, y de un modo especial en los últimos años. Así nos encontramos con gente de mi generación y mas jóvenes que desconocen totalmente todo lo que se menciona en este libro.

Los grandes ataques a la Iglesia, sacerdotes, religiosos y católicos laicos por el simple hecho de practicar su fe, pero que prefirieron dar su vida y ser fieles a Jesucristo antes que renunciar a la misma. Ataques estos que comenzaron bastante antes de comenzar la guerra y que fueron ignorados o animados por el mismo Gobierno.

El impacto de este libro no es simplemente el tener conocimiento de las horribles torturas y fusilamientos. El gran mensaje de este libro es un mensaje de amor, fidelidad a Dios y perdón, que es tan necesario en la actualidad.

Al finalizar sus páginas, mi gran motivación para transmitir su mensaje fue el descubrir que todos aquellos católicos que voluntariamente, al igual que Jesucristo, dieron su vida siéndole fieles y perdonando a sus verdugos, eran personas como tu y como yo, personas que humanamente se creían incapaces de realizar esa proeza, pero todos ellos, con la gracia de Dios, fueron capaces de serle fieles hasta el fin. ¡Esa es la gran alegría y paz del cristiano!

Al terminar de leerlo sintió que era su obligación el transmitir la historia, primero a sus propios hijos, y luego quizás a todos aquellos españoles de su generación y más jóvenes…

Si, al finalizar de leerlo supe que mi conciencia no me permitía simplemente el tener todo este conocimiento, del que anteriormente carecía, y no encontrar el modo de transmitirlo. Así lo primero que hice fue el comprar un ejemplar en inglés para cada uno de mis seis hijos añadiendo una nota personal (la cual incluyo en el prólogo) de por qué los animaba a leerlo. Posteriormente, tras hablar con mis hermanos, sobrinos y amigos en España y descubrir que ellos, al igual que yo antes de leerlo, desconocían la gran mayoría de lo que se encuentra en este libro, me sentí llamada a contactar a la viuda del autor y con su aprobación y ánimo, proceder a su traducción al tiempo que me puse a rezar para que el Señor, con la intercesión de la Virgen y todos los Santos y Mártires españoles, me dirigieran a aquella editorial que en estos momentos en que vive España, estuviera dispuesta a publicar un libro que contiene “su verdadera memoria histórica”.

Usted afirma que hay que perdonar, pero al mismo tiempo dice que no hay que olvidar. ¿Por qué?

Sí, como afirmo en el prólogo, como cristianos y hasta humanos, debemos perdonar, ese es el camino que nos enseñó nuestro Maestro, Jesucristo, pero olvidar no, eso no nos beneficia ya que al desconocer nuestra historia nos es fácil el volver a repetir los errores del pasado, tal como está ocurriendo en la actualidad.

De todo lo que se ha escrito de la Guerra Civil, ¿Qué aporta de nuevo el libro?

Sobre la Guerra Civil se ha escrito muchísimo y por grandes expertos, pero tristemente los vencedores han hecho una pobre labor en transmitirlo de una manera breve y fácil de leer y comprender para el ciudadano de a pie.

Mientras tanto aquellos que perdieron la guerra, vieron su oportunidad de ganarla por medio de transmitir “Su memoria histórica falsificada” por los medios de comunicación, en las aulas y en los últimos años, especialmente en la vida pública con la implantación de leyes como la de “Memoria Histórica” o la que se encuentra en las Cortes de “Memoria Democrática y Derechos Humanos”.

Así este libro “La Última Cruzada- recuperemos nuestra verdadera memoria histórica”, es un libro breve y fácil de leer, que se enfoca en un aspecto muy concreto al tiempo que fundamental de la guerra, que es el aspecto de la fe y sus mártires; y en un periodo muy corto, básicamente los tres meses anteriores y los tres meses después del comienzo de la guerra cuando se perpetraron las mayores atrocidades en contra de la Iglesia.

Al tiempo está escrito con la objetividad de un historiador norteamericano y que, aunque fue escrito y publicado en 1996, es de una gran actualidad en estos momentos en que se nos quiere imponer una falsa “memoria histórica o democrática”

Para realmente combatir estas falsedades, tenemos la obligación de informarnos de nuestro pasado para así poder influenciar nuestro presente y a futuras generaciones.

La Iglesia siempre sostuvo que fue una verdadera Cruzada, algo que queda muy claro en el libro, aunque muchos quisieran desterrar esa palabra…

Sí, como muy bien describe Dr. Carroll y como la Iglesia siempre ha defendido, la Guerra Civil española fue una Cruzada. La guerra no hubiera tenido lugar y la guerra no hubiera podido ser ganada por los Nacionales, sin el gran papel que jugó la Fe Católica.

Esta fue una guerra del Comunismo, Socialismo radical y Anarquismo que llevaban ya años tratando de asaltar nuestra Patria y la Tradición Católica de nuestra gente. Hay que destacar que el número aproximado de aquellos que dieron su vida por el simple hecho de ser católicos y negarse a renunciar de su fe, está estimado en unos 10.000 en prácticamente 6 meses. De estos, hasta al día de hoy la Iglesia ha declarado oficialmente mártires a unos 2.000 y otros 2.000 mas se hayan en proceso de beatificación.

Me gustaría acabar con la oración que el 20 de mayo de 1939, tras finalizar la guerra, el Generalísimo Franco ofreció en un Oficio “Te Deum” en la Iglesia de Santa Bárbara en Madrid:

“Señor, acepta benevolente el esfuerzo de este pueblo, que siempre ha sido Tuyo, que conmigo y en Tu nombre ha vencido con heroísmo al enemigo de la verdad en este siglo”.

Por Javier Navascués