13.11.21

El temor a la muerte. La muerte es dulce para los Santos y dramática y perjudicial para los pecadores

La plataforma audiovisual católica Agnus Dei Prod nos envía una meditación que considero de gran interés para todo cristiano. Este mes hemos celebrado la solemnidad de Todos los Santos y la fiesta de los fieles difuntos y muchos fieles han ido al cementerio a rezar por sus familiares fallecidos. Estas fechas son especialmente propicias para meditar sobre la muerte, aunque deberíamos hacerlo todos los días del año y pensar con frecuencia en nuestro destino eterno.

La muerte es dulce para los Santos y dramática y perjudicial para los pecadores. La vida de la gracia santificante es el objetivo de todo cristiano. Y esta vida se paraliza, se destruye o sucumbe, con el pecado mortal. Evitemos siempre el pecado mortal, nunca cometamos un pecado venial deliberado y luchemos contra las imperfecciones. Tal y cómo vivamos será nuestra muerte.

12.11.21

No se pierda el documental sobre el P. Henry, un vídeo que toca los corazones y llama a la conversión

El P. Matthew Nobrega pertenece a los Siervos del Hogar de la Madre. Nació en los Estados Unidos de América, como el P. Henry. Lo conoció en la universidad católica “Ave María” en el estado de Florida en el año 2007. Su primer año de estudios allí coincidió con su primer año de sacerdocio, y luego llegó a convivir con él en la misma comunidad durante varias etapas de su formación religiosa y vida sacerdotal.

¿Qué supuso en su vida conocer al Padre Henry Kowalczyk SHM?

Tengo el privilegio de tener una doble perspectiva hacia el P. Henry, que son el antes y el después de mi propia ordenación sacerdotal.

En mi proceso de vocación, fue un apoyo con sus consejos y sus homilías. No fue nunca mi superior ni director espiritual, pero sus palabras, su ejemplo y su presencia me sirvió siempre de referencia de qué es y qué tiene que ser un Siervo del Hogar de la Madre.

En mi vida sacerdotal, fue y es constantemente una referencia de qué es y qué tiene que ser un sacerdote y un apóstol. Cantidad de veces he pensado, “¿qué haría el P. Henry en esta situación?” para saber cómo llevar adelante la misión de evangelizar y de santificar a las almas en los momentos o acciones más concretas.

Fue Superior de la casa donde estaba el P. Henry cuando falleció. ¿Cómo era él como súbdito?

El Padre Henry tenía una transparencia total. No ocultaba las dificultades que tenía, ni ponía pegas en lo que le pudiera pedir, aunque a veces le costaba. Podía percibir en ocasiones la lucha interior que la obediencia provocaba en él, pero me impresionó que siempre se ponía a la obra, aún con esas resistencias “naturales”, y a las pocas horas (o incluso minutos) volvía con una sonrisa y naturalidad, como si, por su esfuerzo en obedecer, el Señor iba conquistando la victoria en él.

Suelo decir que yo fui la última cruz del P. Henry. Además de obediencias costosas que le pedía (a veces, ¡no siempre!), tenía que obedecer a alguien, como yo, mucho más joven que él. El P. Henry nació en el mismo año que mis padres, así que para él la frase “podría ser tu padre” era literal. Sin embargo, la vida religiosa no se rige por criterios de edad ni experiencia, y la obediencia le pidió tenerme a mí como superior. Y a pesar de la diferencia de edad, cosa que algunos entendían como una humillación para él, siempre lo vivió con sencillez, con humildad y una sonrisa.

Llama la atención su vida desordenada de joven y su conversión radical, rompiendo todos sus CDs de rock.

Llama la atención todavía más la alegría y libertad que esa rotura provocó. Al final es lo que el corazón humano anhela: la totalidad. Robando el lema de otra hermana de nuestra comunidad, también fallecida, es o TODO o NADA. Es puro Evangelio. “Quien ama a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí”. Quien ama a los CDs más que a mí…

Pero no puedo negar que es una anécdota de su conversión de una ejemplaridad exquisita para los jóvenes de hoy. Una vez di a una joven la penitencia sacramental de abstenerse de usar el móvil 24 horas y casi se me muere de un infarto. Todo lo que implica el seguimiento de la música, los medios, los “superstar”…¡es una esclavitud! Pero de ahora en adelante, tenemos a un campeón en el estadio de ese combate: el P. Henry.

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10.11.21

Daniel Rubio: “En Juventutem nos comprometemos a rezar a diario por la santificación de la juventud”

Daniel Rubio es músico; especializado en canto gregoriano; profesor de Lenguaje Musical en conservatorio; organista y director de la Schola Cantorum de la Ermita de Santa Lucía en Valencia. A su vez es miembro de Nuestra Señora de la Cristiandad -España y Juventutem Valencia.

¿Cómo conoció el grupo Juventutem y por qué decidió colaborar en él?

En el último par de años ha crecido de forma notable el número de fieles que acude cada domingo a la Santa Misa tradicional en Valencia y, entre ellos, muy especialmente el número de jóvenes. Hace ahora un año estos jóvenes sentimos la necesidad de un mayor número de actividades, más allá de la misa dominical. Conocía la federación internacional Juventutem a través de su página web y propuse que creáramos un capítulo a fin de constituirnos como grupo estable de forma oficial. La idea fue recibida con gran entusiasmo; rápidamente nos organizamos y, desde el 2 de diciembre de 2020, la Federación Internacional Juventutem nos reconoce como un capítulo oficial.

¿Qué supone para usted ser uno de sus representantes de Juventutem en España?

Ahora mismo nuestro grupo constituye el único capítulo de Juventutem en España (tiempo atrás hubo uno en Madrid, ahora ya disuelto). La existencia de un grupo de jóvenes amantes de la misa tradicional habla de lo viva que está la Tradición y el futuro que tiene en la Iglesia. Creo que nuestro grupo puede inspirar a jóvenes de otras diócesis españolas a organizarse y, si sienten interés por el carisma de Juventutem, a crear un capítulo. En estos tiempos de hostilidad hacia la Tradición, los fieles (y muy especialmente los jóvenes) necesitamos no solo acudir a la Santa Misa tradicional y organizar unas u otras actividades piadosas, sino que también debemos darnos visibilidad y reivindicar nuestra existencia ante la sociedad y ante la jerarquía eclesiástica.

¿Qué tipo de actividades hacéis durante el año?

Nos reunimos todos los viernes para realizar una charla de formación, seguida del rezo del Santo Rosario con adoración eucarística. El carisma de Juventutem da una gran importancia a la Santa Misa y la adoración eucarística. Tal como piden los estatutos de la federación, normalmente debe incluirse la celebración de la Santa Misa (Vetus Ordo) en los encuentros de Juventutem. Sin embargo, desde la aparición de Traditionis custodes y su aplicación en la diócesis, se nos niega esta posibilidad, algo que esperamos que pueda resolverse pronto. El segundo pilar de Juventutem es el amor profundo hacia la Santísima Virgen, de ahí nuestro afán por divulgar el rezo del rosario entre los jóvenes. Un tercer pilar del carisma de Juventutem lo constituye el rezo por el papa; por ello, en el encuentro semanal se pide siempre por las intenciones del Santo Padre, algo que, en la situación actual de la Iglesia, parece más necesario que nunca. Por otra parte, organizamos también otras actividades de forma puntual, como retiros espirituales, rezo del rosario por las calles de Valencia o, hasta Traditionis custodes, la celebración de la Santa Misa en días señalados que no son de precepto.

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9.11.21

Juan Miguel Montes analiza con precisión por qué no se condenó el comunismo en el Concilio Vaticano II

Juan Miguel Montes, director del “Ufficio Tradizione Famiglia Proprietà” de Roma, explica por qué no se denunció el comunismo en el Concilio Vaticano II y qué consecuencias tuvo ese silencio.

Durante muchos años se consideró una leyenda el pacto secreto entre el Vaticano y la URSS en el Concilio Vaticano II para no condenar el comunismo. Pero hoy ya casi nadie lo niega. ¿Cómo fue posible algo tan incomprensible?

El pacto se ligaba al compromiso de no condenar el comunismo a cambio del permiso de presenciar el evento conciliar a representantes calificados del Patriarcado de Moscú. A nadie escapaba el hecho de que en ese momento la iglesia ortodoxa rusa estaba profundamente comprometida con el régimen soviético. Hoy puede parecer efectivamente poco comprensible, pero en las grandes maniobras geopolíticas de ese duro período de la guerra fría, este pacto tenía mucho sentido para la URSS que se encontraba en plena expansión territorial y cultural. Dos bloques se disputaban la hegemonía del mundo y la Iglesia Católica tenía una decisiva influencia, mucho mayor que la que tiene actualmente, sobre la opinión pública occidental. Su silencio sobre el comunismo significaría una especie de pasaporte para que éste pudiera continuar la fuerte penetración que llevaba adelante por medio de guerrillas y guerras en el tercer mundo y, especialmente en el primer mundo, en el ámbito de la cultura y de la educación en general.

¿Cómo se originó ese misterioso pacto y a iniciativa de quién se desarrolló?

No sabría quién dijo la primera palabra, pero ambas partes tenían interés en él. Ya he hablado del interés que tenían los soviéticos. Por su parte, en vastos sectores de la Iglesia se había impuesto una mentalidad de optimismo de que la estrategia del diálogo habría encontrado comprensión en el “buen corazón” de sus adversarios, quienes podrían eventualmente corresponder a tanta buena voluntad relajando las medidas represivas contra los creyentes en los países dominados por el comunismo ateo. Eran los años en que se encaminaba la famosa “Ostpolitik vaticana”, cuya figura de proa en los años sucesivos pasó a ser el futuro cardenal Secretario de Estado Agostino Casaroli, y que de acuerdo a otro cardenal, el eslovaco Ján Chryzostom Korec, obtuvo resultados nefastos para la Iglesia. El Cardenal Korec llegó a afirmar que la Iglesia clandestina, que era floreciente en la prueba, fue “vendida” por la Ospolitik vaticana a cambio de “promesas vagas e inciertas de los comunistas”, todo lo cual era resultado del silencio sobre el comunismo de parte del Concilio. Un silencio que Plinio Correa de Oliveira, en su conocida declaración de resistencia a la Ostpolitik vaticana, calificó de “enigmático, desconcertante, asombroso y apocalípticamente trágico”, que por sus consecuencias prácticas haría que el Concilio pasase a la historia como “a-pastoral” por excelencia.

¿Qué consecuencias “a–pastorales” tuvo en la Iglesia dicho silencio conciliar?

Tal vez la más grave fue la difusión de la Teología de la Liberación en sus diversas componentes “teología de la lucha de clases”, “teología del pueblo”, “teología indigenista”, etc. En países hasta entonces masivamente católicos, ésta predicación malsana tuvo dos efectos: secularizar una parte de los fieles, cambiando el mensaje evangélico de salvación por un ideal de luchas meramente políticas y sociales. De otra parte - y aquí hablamos de millones y millones de personas - favorecer la emigración hacia comunidades y sectas protestantes y neo-protestantes que rápidamente substituyeron a la Iglesia Católica romana ofreciendo satisfacción a los anhelos espirituales de esas multitudes. Este último hecho fue categóricamente denunciado en Brasil por el Papa Benedicto XVI. Y pensar que a pesar de esa devastación, hay hoy quien en la Iglesia todavía continúa glorificando la teología de la liberación…

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8.11.21

Mons. Sanz: «Decía Chesterton que Dios da a cada generación el santo que más la contradice y ese fue San Francisco»

Tenemos el honor de poder entrevistar en InfoCatólica al arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz Montes, ofm, con motivo de la reciente publicación de su libro San Francisco de Asís, compañía para nuestro destino. Acercamiento a la teología de los santos (Ed. Encuentro. Madrid 2021)

El prelado reflexiona en profundidad sobre lo que ha significado el santo en la historia de la Iglesia y cómo puede ayudar al hombre de hoy a alcanzar su destino, que no es otro que la santidad, la vida eterna. Escribir este libro le ha hecho inmensamente feliz, le ha permitido ahondar en los tesoros de San Francisco, en sus claves espirituales, en sus vivencias más íntimas, en sus secretos más bellos, ha significado poder zambullirse de nuevo en todo cuanto a él se le concedió como fraile y como sacerdote.

Tras lo mucho que se ha escrito sobre San Francisco de Asís, ¿qué matices nuevos espera que aporte su libro para edificación de los creyentes y tal vez para la conversión de las personas alejadas…?

Acercarse a un santo siempre es un cauce para acercarse a Dios. Y así lo decían los primeros cristianos cuando animaban cada día a mirar el rostro de los santos, para encontrar en sus palabras el consuelo. Así lo afirma la Didaché, primer catecismo cristiano. El rostro de los santos trasluce una belleza mayor. Y sus palabras son el eco de una verdad que las abraza. Los santos no son eclipse o distracción entre Dios y nuestra existencia, sino precisamente una vidriera iluminada por la luz divina, y el reverbero de lo que Dios nos dice o nos calla. Por eso los santos como San Francisco, significan esa vivencia hondamente cristiana de ver en ellos algo de lo que también nosotros estamos llamados a vivir.

Un santo siempre será un reclamo, una provocación, porque en él vemos que lo propuesto por Jesús no es una quimera ajena, sino algo que nos corresponde por entero. Tanto a los cristianos tibios y mediocres, como a las personas alejadas de la Iglesia o que ni siquiera han entrado una vez, San Francisco se presenta como alguien tocado por la gracia de Dios capaz de transformar la vida para siempre. Es la experiencia de las bienaventuranzas vividas con toda la sencillez y confianza. Porque no pocas veces la deriva de algunos cristianos que lo son sólo sociológicamente y por inercia cultural, pero no por una vivencia madura y adulta de su fe, al igual que el alejamiento de personas que en tantos sentidos abandonaron la Iglesia o ni siquiera están aún bautizados, es una deriva que es fruto de un cristianismo mediocre, puramente formal, sin pasión ni entrega.

Mientras que cuando alguien conoce a una persona santa, una persona que se fía de Dios y que toma en serio su bautismo en la vocación a la que luego ha sido llamada, que tiene un compromiso cristiano con la sociedad y con la Iglesia, entonces sientes que tu corazón ha sido tocado, provocado y acompañado por esos mejores hijos de la Iglesia que son siempre los santos. Representa una gracia grande que podamos encontrar a ese “santo de la puerta de al lado”, como dice el papa Francisco. Un santo cotidiano que me permite vivir la santidad a mí también como algo que me corresponde.

¿De todas las facetas del Poverello, por qué ha querido destacar su compañía en aras a llevarnos a la vida eterna, el hacernos como niños y dejar, que al igual que el Cura de Ars al pastorcito, nos muestre el camino del Cielo?

No en vano he querido titular el libro de esa manera: “San Francisco de Asís, compañía para nuestro destino”. No es una suplencia enajenadora ni un divertimento piadoso, sino una humilde compañía que nos recuerda a qué estamos llamados. El destino no es otra cosa sino la santidad, y la vida se nos da para que la imagen y semejanza que nuestro Creador quiso imprimir en nosotros al llamarnos a la vida, pueda emerger con toda su belleza, toda su bondad, toda su verdad, para que quien a diario nos escucha y nos ve, puedan preguntarse por nuestro secreto a la hora de vivir las cosas que ellos también viven, pero que nosotros lo hacemos de otra manera. Las circunstancias en unos y otros no cambian, pero si el modo de mirarlas, de abrazarlas y de ofrecerlas. Esto nos aporta San Francisco con su manera profundamente cristiana y evangélica de vivir a Dios y a los hermanos todos.

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