Nikolai de Harpa Dei: “Según Santa Hildegarda la música sacra es el último recuerdo del paraíso”

Con motivo de su gira por España entrevistamos al Hno Nikolai, uno de los miembros del Coro Harpa Dei que nos explica a fondo la razón de ser del mismo y su misión.

¿Cómo nace el Coro Harpa Dei?

Los cuatro miembros del coro Harpa Dei somos hermanos, tanto de sangre como en espíritu. Puesto que vivíamos junto a nuestros padres en una familia espiritual con un énfasis especial en la dignidad de la liturgia, crecimos desde niños muy familiarizados con el canto litúrgico. Llegados a la mayoría de edad, cada uno de nosotros, independientemente el uno del otro, tomó la decisión de seguir al Señor.

Marie Elisée, la mayor de nosotros cuatro, se había tomado un año de discernimiento en Jerusalén después de su bachillerato, dedicándose más intensamente a la oración. Ahí sintió el llamado a entregarle su vida al Señor y a servirle, sin tener aún una visión concreta de lo que esto significaría.

Casi al mismo tiempo que Marie Elisée, también Nikolai sintió un fuerte llamado del Señor a la vida monástica, cuando pasó un año en un monasterio en el que se lleva a cabo la Adoración Perpetua. Lucía descubrió su vocación un año más tarde, en el mismo entorno.

Mirjana, la menor de los cuatro, se unió en el año 2015, cuando Harpa Dei estaba realizando una misión musical en México.

En cuanto al origen de Harpa Dei como grupo: en el año 2011 fuimos llamados a cooperar a través del canto en una iniciativa de oración que se llevó a cabo en el país del Ecuador para contrarrestar con armas espirituales el flagelo de la violencia criminal. Durante esta campaña de oración, Nikolai, Lucía y Marie-Elisée comenzaron a cantar juntos, por primera vez en público, dándose cuenta de la fuerza espiritual que tiene el canto sacro en la lucha contra los espíritus del mal. Cantábamos Santas Misas, horas de adoración, conciertos de Música Sacra, etc. Desde ese momento, nos vimos llamados a compartir el don del canto sacro con las personas.

¿Están convencidos de que es una vocación, el plan de Dios para ustedes?

Sí. Es una seguridad y paz interior que el Espíritu de Dios concede cuando se descubre y vive una vocación. Además, el Señor nos permite ver claramente su guía y providencia en este ministerio; y recibimos muchos testimonios de personas a las cuales les ha servido esta música para acercarse a Dios. Todo esto nos fortalece en esta convicción.

¿Por qué vieron la necesidad de difundir la música sacra y el amor a la liturgia?

Sin duda, el primer objetivo de la música sacra es siempre el de glorificar a Dios. Por eso tiene su lugar eminente dentro del culto, la liturgia, que es la glorificación de Dios por excelencia. Hemos notado –y ciertamente no somos los únicos– que en nuestra Iglesia Católica se ha perdido considerablemente la dimensión trascendente en la liturgia, en la cual la música juega un rol muy importante. En ese sentido, una de nuestras grandes intenciones es resensibilizar a los fieles para la belleza, la sacralidad y la trascendencia de la liturgia.

Al mismo tiempo, puesto que la música sacra es capaz de tocar las fibras más profundas del alma, la hemos experimentado también como un medio eficaz para la evangelización, que puede despertar en las personas el anhelo de Dios y llevarlas a plantearse cuestionamientos existenciales.

¿Por qué el canto gregoriano y otras músicas antiguas como la bizantina?

La Iglesia Católica siempre ha considerado el canto gregoriano como la música sacra por excelencia del rito romano. Eso se debe al fuerte vínculo que lo une a los actos litúrgicos. Ambos, el rito romano y el canto gregoriano, crecieron y se desarrollaron juntos; un hermoso ejemplo de cómo el Espíritu Santo actúa concretamente en la Iglesia. Algo similar sucede con la Divina Liturgia de San Juan Crisóstomo y el canto bizantino. El uno está hecho para el otro y se complementan de forma maravillosa, como en un buen matrimonio el esposo y la esposa se aman, se complementan y así forman una maravillosa unión. Lo mismo cuenta para las otras liturgias antiguas, como la armenia, la copta, la etíope, etc., que serían inimaginables sin los respectivos cantos sacros que forman parte elemental de ellas.

En un vídeo de su web cuentan una cosa muy bonita de Santa Hildegarda, que afirma que la música sacra es el último recuerdo que nos queda del paraíso perdido…¿Puede haber vocación más bonita que ser un eco del paraíso?

En realidad, es para nosotros un honor y una gran alegría poder servir en esta misión de llevar a las personas la música sacra, recordándoles así –especialmente a los católicos– que la liturgia, el culto de la Iglesia, debería ser reflejo de la realidad celestial. Por ello su música debe elevar el alma, tanto por su estilo, su letra, su género como también por la forma de interpretarla, y distinguirse claramente de la música profana. La gran mayoría de cantos que entonamos no son composiciones nuestras, sino extraídos de la rica tradición de nuestra Santa Iglesia, sin duda inspirada por el Espíritu Santo y a veces incluso escuchada de boca de los ángeles, como se atestigua en antiguos libros monásticos.

En definitiva, sí, es una gran alegría poder ayudar a los hombres a encontrarse con Dios a través de la belleza de la música sacra.

¿Por qué para poder transmitir esta belleza de Dios deben de llevar una vida íntegra con deseos de santidad?

El tipo de música que entonamos ha sido compuesto para la gloria de Dios. Una gran parte de nuestro repertorio además está enraizado en la liturgia y tiene su origen en la vida monástica. Por eso también con la propia vida hay que tratar de corresponder al fin que tiene y al contexto en el que fue escrito. Esto se refleja en el canto, pues la música sacra tiene una gran pureza, que brillará tanto más cuanto más el que la interpreta viva en unión interior con Dios y para su gloria.

¿Qué supone para ustedes poder recorrer el mundo entero para gloria de Dios y el bien de las almas?

En primer lugar, lo consideramos como una misión, un envío. A ese encargo respondemos con nuestro “sí”, de modo que se convierte en algo que realizamos con alegría. Y puesto que la música sacra no sólo glorifica a Dios con la belleza de sus melodías tan variadas, sino que todos los textos proclaman las verdades de nuestra fe, representa también una forma de evangelización indirecta, que puede llegar de forma muy delicada hasta el fondo de las almas; especialmente de aquellas que tienen sed de trascendencia y de verdadera espiritualidad.

Y en concreto ¿cómo esperan que Dios bendiga esta gira por España en el mes de junio, mes del Sagrado Corazón…?

Esperamos que muchas almas sean tocadas por el amor de Dios y que así podamos devolver algo a la España que durante tantos siglos fue cuna de incontables misioneros que, con enorme celo apostólico, llevaron la fe católica hasta los confines de la tierra. Una vez un sacerdote nos dijo: El amor de Dios es delicado y suave como vuestros cantos. Esperamos entonces que esta gira sea un toque de amor del Corazón de Jesús para España, donde Él prometió reinar de forma especial.

¿Qué significa para ustedes recorrer España, tierra de santos, tierra de María?

A pesar de estar conscientes de que también en España está proliferando a grandes pasos la apostasía en la que están cayendo casi todos los países del Occidente, que hace pocas décadas aún eran bastiones de la fe católica, todavía podemos percibir aquí –al menos en los círculos con los que nos hemos encontrado– una fe viva, un gran amor a la Virgen María, una lucha por el Evangelio… Algo que apreciamos mucho en España es la belleza y abundancia de sus iglesias, que dan fe de sus profundas raíces católicas.

¿En qué ciudades van a actuar y por qué merece la pena asistir?

Estaremos en los alrededores de Madrid, en Alba de Tormes, Salamanca, Baeza (Jaén), Granada, Caravaca de la Cruz, entre otras (el itinerario completo podéis encontrarlo en nuestro sitio web: https://harpadei.com/proximos-eventos/). En nuestros conciertos, solemos hacer un “viaje musical”, que nos lleva espiritualmente desde Jerusalén hasta los confines de la Tierra. Presentamos cantos de las más diversas tradiciones cristianas, la mayoría de ellas muy antiguas, de manera que el concierto permite cobrar conciencia de la riqueza de nuestra Iglesia y elevarse en oración al Señor con la expresión musical propia de las más diversas naciones de la tierra.

Por Javier Navascués

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