Eva Corujo analiza su libro Naturalmente fértiles, fruto de sus años de experiencia
Eva Corujo, farmacéutica bioética, experta en reconocimiento de la fertilidad y sexualidad conyugal, y educación afectivo sexual. Actualmente cursa el máster de Matrimonio y familia. Trabaja en la Escuela Letyourselves, proyecto que creó hace casi 10 años para la formación en fertilidad y sexualidad humana. Imparte formación y conferencias en diferentes ámbitos y cursos de planificación familiar natural, en el marco de las enseñanzas de la sexualidad cristiana de san Juan Pablo II. Casada y madre de familia numerosa.
¿Por qué decidió escribir un libro titulado Naturalmente fértiles?
Principalmente porque la fertilidad es parte de lo que somos, ahí se encuentra la capacidad de generar nuevas vidas, y por eso es importante conocerla y respetarla.
El libro recoge la experiencia de varios años trabajando con parejas de novios y matrimonios en el campo del reconocimiento de la fertilidad y la paternidad responsable. En este tiempo me he dado cuenta, cada vez más, de qué importante es cuidar el don de la fertilidad, que es parte de lo que somos, del cuerpo que somos y que entregamos incondicionalmente y sin reservas a otra persona en el matrimonio. Es una responsabilidad muy grande en el matrimonio reconocer que somos naturalmente fértiles.
El subtitulo Cómo vivir los métodos naturales en el matrimonio católico es bastante clarificador sobre su contenido…
Sí. El libro está dirigido a matrimonios católicos. Con él mi deseo es ayudar a vivir la sexualidad según el plan divino, es decir, una sexualidad plena. Explico por qué la Iglesia llega a recomendar los Métodos naturales (o métodos de reconocimiento de la fertilidad) como estilo de vida que permite respetar siempre el acto conyugal, en ningún caso como ‘métodos anticonceptivos para católicos’. La fertilidad es del matrimonio, por eso tanto el hombre como la mujer reconocen y aprenden a andar juntos un camino al que se sienten llamados.
¿Qué tipos de métodos naturales de control de la fertilidad permite la Iglesia?
La Iglesia Católica nos enseña que toda relación conyugal ha de quedar abierta a la vida, es decir, que se han de custodiar ambas dimensiones inseparables de la unión conyugal: la unitiva y la procreativa.
Por ello, los métodos naturales de reconocimiento de la fertilidad, cuando se necesita posponer un embarazo, requieren de la continencia o abstinencia de relaciones en fase fértil. Los métodos modernos más conocidos son el Método de la Ovulación Billings, el modelo Creighton y el Método Sintotérmico. Son métodos científicos que dan al matrimonio el conocimiento de las posibilidades de fertilidad para poder decidir sin dañar el sentido verdadero del acto conyugal, por eso la Iglesia los permite.
¿En qué documentos eclesiásticos se basa?
La fuente principal es la encíclica Humanae Vitae, sobre la regulación natural de la fertilidad. En ella se explica el acto conyugal pleno y verdadero, la ley natural sobre la que se sustenta la visión cristiana de la sexualidad, por qué la Iglesia Católica dice que no a la anticoncepción, y cuándo y por qué es lícito el uso de los Métodos Naturales cuando se ha de posponer embarazo. Otras fuentes importantes son el Catecismo de la Iglesia Católica, la Declaración de la Persona humana (Congregación para la Doctrina de la Fe) y Gaudium et Spes.
San Juan Pablo II escribió mucho también sobre el amor humano, es una gozada leer sus libros: especialmente Amor y responsabilidad, y todas las Catequesis sobre el amor que impartió durante años y que están recogidas en lo que hoy conocemos como la Teología del Cuerpo.
¿Cuáles son y cómo ha desmontado los principales mitos sobre los métodos naturales?
Hay muchos mitos en torno a los Métodos Naturales. Por resumir los principales:
-”Son métodos ineficaces“. eso no es cierto, ya que los estudios que hay muestran que el reconocimiento de la fertilidad basado en la observación de los indicadores de la fertilidad (moco cervical fundamentalmente, y temperatura basal) es altamente eficaz, en la teoría y en la práctica. El error de considerarlos ineficaces viene del desconocimiento que hay de ellos: no se enseña en la mayoría de las facultades de estudios sanitarios, y se suele asociar al método de Ogino o Calendario, un método anticuado que no se basa en observar esos indicadores de fertilidad, simplemente hace una estadística según la duración de los ciclos, lo cual acaba siendo algo ineficaz a largo plazo porque lo propio del ciclismo femenino es que cambie a lo largo de la vida fértil.
Me parece muy necesario mostrar abiertamente los estudios que avalan el reconocimiento de la fertilidad y que cualquiera puede encontrar en páginas fiables científicas.
-”Sólo sirven para ciclos normales“. Esta idea también está bastante extendida y tampoco es cierta. Es decir, primero hay que tener en cuenta que las mujeres no somos relojes perfectos, y que los ciclos pueden variar en longitud a lo largo de la vida fértil, por ejemplo en los primeros años tras la menarquia, en la premenopausia, en posparto, cuando hay estrés o alguna alteración hormonal. Y en segundo lugar, la observación de los indicadores de fertilidad es diaria, cada día la mujer observa y anota en su gráfica, y esa información, independientemente de cómo sea el ciclo, sirve para saber qué pasa en los ovarios, si se empieza una fase posiblemente fértil o no. Nunca podemos ir por delante del ciclo, sino que, al revés, la observación que se hace te sitúa cada día en lo que va sucediendo. Precisamente estos métodos ayudan a detectar irregularidades.
-”Son métodos de católicos“. Este mito está bastante extendido. Claramente no es cierto, ya que los métodos Naturales son ciencia, están fundamentados en la fisiología de la fertilidad humana. Que la Iglesia los recomiende como medios lícitos para cuidar la fertilidad y el sentido de la unión conyugal no quiere decir que sean exclusivos de católicos.
-”Matan la espontaneidad sexual“. Se tiene una idea generalizada de que las relaciones sexuales han de darse fluidamente, cuando el cuerpo lo pida. Claramente, si se entiende de esa manera el sexo, cuando se usan métodos naturales para posponer embarazo, donde se ha de abstener el matrimonio de relaciones en fase fértil, la espera se hace casi imposible, o se vive de forma reprimida, lo cual no ayuda a crecer en el amor.
Me gusta explicar que la espera de relaciones sexuales no mata la espontaneidad, sino que la humaniza. Es decir, es más propio del hombre ser dueño de sus impulsos, tener autocontrol de sus pasiones, pero no de forma reprimida sino integrada en sus afectos y su voluntad. De esta manera la espera se convierte en un momento de esperanza, de amar, de hacer crecer el deseo de querer darse al otro. En el amor no hay abstinencia sino distintas formas de quererse.
Cuando se entiende el sentido verdadero del acto conyugal, la espera, si es necesaria, siempre merece la pena.
¿Qué es la planificación familiar natural y la paternidad responsable?
La Planificación familiar natural consiste en el uso de los métodos de reconocimiento de la fertilidad para dirigir las relaciones sexuales en función de si se desea posponer o lograr el embarazo. Es una vivencia conjunta del matrimonio, una decisión de ambos que implica un estilo de vivir su sexualidad muy concreto, en donde se tienen en cuenta los tiempos fértiles y en donde la responsabilidad recae sobre las decisiones que mutuamente realiza el matrimonio de cara a tener o no hijos.
La Paternidad Responsable es ejercer esa responsabilidad de la fertilidad delante de Dios, que nos hace cocreadores con Él, enseñándonos que los hijos son un don, un regalo el cual estamos siempre dispuestos a acoger. El matrimonio, al reconocer esos tiempos fértiles que Dios nos ha dado, es capaz de discernir lo que cree conveniente en ese momento: si ampliar o no la familia. Es un discernimiento que se va actualizando según las circunstancias que se van viviendo en el matrimonio. Podríamos decir que la Paternidad Responsable es también vivir siempre abiertos a la vida: siempre con el corazón, y con el cuerpo según los tiempos de fertilidad y en función de las necesidades reales del matrimonio que se pone delante de Dios para dejarse hacer por su voluntad, haciéndonos partícipes al mismo tiempo de las decisiones.
Paternidad responsable no es vivir del providencialismo, como si no tuviéramos capacidad de decisión. Dios nos ha hecho libres, y en esa libertad se vive la paternidad responsable. En muchas ocasiones será disponerse a que venga otro hijo, en muchas otras ocasiones podrá ser mejor esperar prudente a que el hijo venga más adelante por motivos importantes. En este último caso será fundamental el reconocimiento de la fertilidad, el autodominio y siempre la reactualización o revalorización de esa decisión de posponer.
¿Cómo se deben afrontar los problemas de la infertilidad?
La infertilidad es una situación muy dura que viven hoy muchos matrimonios. Los datos dicen que una de cada seis parejas tiene un problema de fertilidad, bien sea por parte de ella, de él o de ambos. La infertilidad se puede tratar, se pueden buscar las causas que la provocan y tratar de poner remedio. En esto consiste la medicina que se encarga de la restauración de la fertilidad (un ejemplo es la famosa Naprotecnología).
Los matrimonios que viven este duelo de no poder tener hijos necesitan sentirse muy acompañados y comprendidos. Y al mismo tiempo saber que no son menos matrimonio que otros que sí tienen hijos. La fecundidad conyugal no significa únicamente tener hijos, también es darse el uno al otro en cada momento, abrir las puertas de su hogar a otros, ejercer su maternidad y paternidad de otras maneras.
¿Cómo puede ayudar este libro a los matrimonios a vivir la sexualidad conforme al plan de Dios?
El objetivo de este libro es dar luz a los matrimonios católicos para entender mejor la sexualidad querida por Dios y que llama a ser vivida plenamente, a pesar de los obstáculos que nos encontremos por el camino, que siempre los habrá. Decía san Juan Pablo II que lo importante es subir juntos, apoyarse el uno al otro para alcanzar la cima con las mejores vistas, no rebajar el nivel de la montaña porque no nos veamos capaces. Toda persona está llamada a la santidad en su situación particular, y para un matrimonio significa llegar juntos al cielo, ver en el cónyuge a Dios y encontrarse con Él.
Se necesita mucha formación, unir fuerzas porque solos no podemos, acudir a la Gracia que se recibe en la oración y los sacramentos y pedir siempre ayuda porque somos débiles e imperfectos. Lo propio del hombre es caer y levantarse, pero cada vez con más convicción cuando la meta está clara.
Por Javier Navascués
1 comentario
Como siempre, en esta entrevista se explica muy bien, muestra la Verdad y el camino que han de recorrer los matrimonios católicos para no alejarse de ella.
El libro es excelente, debería estar en todos los hogares.
Gracias por entrevistarla.
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