Fco. Javier Sáez habla de la tradicional procesión y vigilia mariana que organiza la Unión Seglar
Francisco Javier Sáez, padre de familia, abogado y miembro de la Unión Seglar de San Antonio María Claret de Barcelona. En la actualidad es el encargado de solicitar el correspondiente permiso ante el Ayuntamiento de Barcelona y de tratar con la Guardia Urbana para garantizar el buen funcionamiento de la procesión que se celebrará el próximo 11 de mayo en Barcelona.
¿Qué supone para ustedes poder organizar un año más la tradicional procesión y vigilia mariana?
La procesión y vigilia mariana del mes de mayo viene celebrándose de forma prácticamente ininterrumpida desde el año 1970. Para nosotros es una gracia muy grande poder seguir celebrándola. Es una ocasión única dentro de la ciudad de Barcelona, una oportunidad inmejorable para honrar a Nuestra Madre María Santísima en el mes dedicado a ella, el mes de mayo. La Virgen María está deseando derramar gracias entre los habitantes de nuestra ciudad, nosotros tan solo ponemos los medios para que sea ella quien mueva los corazones de los barceloneses. Sin duda, nuestra madre intercederá por todos aquellos que se crucen con ella y les conducirá a los brazos de su Hijo.
Mantienen un año más el habitual recorrido entre la Catedral y la Merced, dos de las principales referencias espirituales de Barcelona…¿Qué importancia tienen estos lugares?
Hace ya unos años que se viene manteniendo este recorrido y lo consideramos muy relevante por cuanto se trata de dos de lugares centrales de la fe en Barcelona, uniendo a las dos patronas de la Ciudad, Santa Eulalia y Nuestra Señora de la Merced. Ambas tienen un significado similar: la Santa romana se enfrentó a la tiranía del pretor y con su martirio contribuyó a la libertad de los cristianos en el Imperio. De igual manera, Nuestra Señora de la Merced era la insignia con la que tantos de sus hijos religiosos mercedarios liberaban a los cautivos cristianos en las cárceles de Argel.
Hoy en día cobran una especial relevancia ambas advocaciones, por cuanto tantos y tantos de nuestros vecinos viven bajo la tiranía y la cautividad del pecado. Por ese motivo entendemos que mantener este recorrido es fundamental.
Por lo tanto es una procesión en la que no hay apenas novedades de un año a otro…
Desde el año pasado hemos tenido que implementar dos novedades. La primera de ellas ha sido trasladar la fecha, puesto que coincidíamos con las fiestas del Barri Gótic y el Ayuntamiento nos lo solicitó. Por ese motivo hemos tenido que abandonar la fecha del último sábado del mes de mayo y celebrar la procesión el sábado más cercano a la fiesta de Nuestra Señora de Fátima.
La segunda novedad, y también relacionada con el motivo anterior, ha sido el horario. Tradicionalmente la procesión se iniciaba a las 22 horas, sin embargo, por motivos de organización, se debe iniciar a las 18 horas.
Dios sabe por qué hace las cosas y, sin duda, ambos cambios han sido providenciales. En primer lugar, porque podemos celebrar de una manera más adecuada la fiesta de Nuestra Señora de Fátima, acercándonos a la festividad que celebra la Iglesia y, en segundo lugar, porque el nuevo horario facilita la participación de un mayor número de personas a las que retraía terminar tan entrada la noche. Además, tenemos la gracia de poder unirnos a la celebración de la Santa Misa parroquial en la Basílica de la Merced, uniéndonos a los fieles que acuden habitualmente a dicha celebración.
¿Cómo los hijos van siguiendo la tradición de sus padres y tomando el relevo?
Como he dicho anteriormente, nosotros tan solo ponemos los medios para que sea Nuestra Señora la que derrame las gracias a todos aquellos que acuden bajo su manto, incluidas nuestras familias. Desde que tengo recuerdos, cuando se acercaba la celebración de la procesión de mes de mayo, en casa se respiraba un ambiente especial. Nos organizábamos para repartir propaganda y nos ofrecíamos a los organizadores para poder estar al servicio de la Virgen María en esa noche especial del mes de mayo.
Actualmente ese ejemplo de nuestros padres y las gracias que Nuestra Madre ha ido derramando entre nosotros nos han servido de acicate para tomar las riendas de esta solemne celebración. No hemos inventado nada, únicamente hemos tomado ese testigo y, por la gracia de Dios, hemos podido seguir con esta preciosa herencia.
De una manera especial, debemos acordarnos este año de quien durante tantos años se encargó de la organización de la procesión, D. Manuel Mª Domenech, que falleció precisamente el último sábado del mes de mayo del año pasado. Desde el Cielo intercederá para que todo salga de la mejor manera posible.
¿Se plantean volver a recuperar el horario nocturno en donde llamaban la atención las velas?
Por el momento mantendremos este horario. Es cierto que las velas que se levantaban en honor a nuestra madre en cada “Ave María” tenían una belleza especial, pero también hemos podido comprobar que con este nuevo horario la afluencia es mayor. El horario nocturno dificultaba que pudieran acudir familias enteras, con sus hijos más pequeños. Es lo que hemos podido comprobar en estos dos últimos años, en que por necesidad hemos tenido que modificar el horario.
De igual manera, también mantenemos la tradición de las velas porque el motivo de llevarlas es mostrar nuestra fe. Aunque no quede tan vistoso, este símbolo de nuestra fe es importante mantenerlo.
¿Por qué es importante honrar y desagraviar a la Santísima Virgen de forma pública?
De forma reciente estamos siendo testigos dolorosos del ataque público y continuo a la fe católica, con imágenes y espectáculos blasfemos, con ataques desde todas las esferas de la vida pública. Y si a nosotros nos duelen estas actitudes, no nos podemos hacer a la idea de cómo le debe doler a María Santísima el ataque continuado hacia su Hijo. Ese motivo es el que nos empuja a organizar esta procesión. Es un deber de justicia primero ante Dios Nuestro Señor, rindiéndole el culto que como Dios merece de nosotros y reparando tantos oprobios como recibe. Y, en segundo lugar, es un deber de justicia para con los habitantes de Barcelona. Tenemos que hacer presente nuestra fe, tenemos que decirles a todos nuestros hermanos que Dios existe y que les espera en Santísimo Sacramento del altar. La imagen de Nuestra Señora de Fátima les conduce a la Santa Misa, al punto central de nuestra fe. Por eso salimos a la vía pública, para hacer presente nuestra fe y poner los medios para que todos se acerquen a los sacramentos.
¿Qué testimonios recuerda de otros años?
Son muchos los testimonios que he podido presenciar en los años en los que he participado en esta procesión. Quizá el más reciente sea el de una chica, hace dos años, que estaba en un concierto en la misma plaza de la Merced. Yo estaba en la puerta de la Basílica controlando que no entrara nadie que pudiera perturbar la celebración de la Santa Misa. Sin embargo, esta chica se me acercó y me preguntó por la procesión, diciéndome que había visto la imagen de Nuestra Señora de Fátima y le había recordado a su madre. Dejó la bebida que llevaba en la mano y me pidió entrar. No pude verla más y Dios sabrá cómo movió el corazón de esta chica, pero son casos como este los que ocurren cada año. Dios es quien mueve los corazones y solo Él conoce las gracias que pueden haber recibido aquellos que se hayan cruzado con su madre.
¿Por qué merece la pena acudir a la procesión?
Porque es la mejor forma de demostrarle el amor a nuestra madre, María Santísima. El mes de mayo tiene un significado especial, es el mes de las madres, el mes de las flores, el mes de María. Tenemos que redoblar en este mes las muestras de amor diario y tenemos una ocasión inmejorable para demostrárselo el próximo día 11. Barcelona necesita de estas muestras de amor a la Virgen, que todos los habitantes de la ciudad conozcan el profundo amor con que les ama su madre y se acerquen a los sacramentos con el corazón abierto de par en par. Solo Dios y su Santísima Madre conocen las conversiones o las confesiones postergadas durante tanto tiempo que pueden producirse en la procesión. Acudamos sin dudar a esta procesión, Dios y su Santa Madre nos lo agradecerán.
Por Javier Navascués
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