Efemérides. La boda, entre Isabel y Fernando, que cambió la historia de España. 19 de octubre de 1469
El historiador Rafael María Molina nos acerca a la figura egregia de los Reyes Católicos y su grandísima importancia en la Historia de España y en la Hispanidad, en la efemérides de su boda, el 19 de octubre de 1469, en Valladolid, un hecho trascendental no sólo para la historia de España, sino del mundo.
¿Por qué fue tan determinante en la historia de España el reinado de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, los Reyes Católicos?
Porque durante su reinado (1474-1516) surge la Unión de Reinos entre Castilla y Aragón, a la que se añadirán Granada y Navarra. Unión de Reinos bajo unos mismos monarcas, lo que es el origen de la moderna España como Estado nación. Termina el periodo de dispersión medieval de los reinos hispánicos y el destino de todos ellos (con la única excepción de Portugal) quedará unido hasta nuestros días. Además de este factor transcendental, durante su reinado se producirán episodios históricos no menos trascendentales de alcance universal, el más importante el Descubrimiento de América y además se culminará la Reconquista con la toma del reino musulmán de Granada.
Acontecimientos ambos que confluyen en el año 1492, verdaderamente decisivo en nuestra historia y en la del mundo. En este reinado se producen cambios y reformas religiosas, sociales y económicas que marcaran profundamente la historia de España al menos hasta 1700. Con los Reyes Católicos España pasa de ser un país dividido y en guerras civiles crónicas, en la década de 1460, a convertirse en una corona pujante, poderosa y virtualmente convertida en una gran potencia europea y de Ultramar, a la muerte de Fernando el Católico en 1516.
¿Los Reyes Católicos son los padres del concepto de España como nación?
No, esto hay que dejarlo bien claro. La idea de España como nación ya existía desde mucho antes, por lo menos desde la época del reino hispanovisigodo, como dejó bien claro San Isidoro de Sevilla y durante toda la Edad Media en los diferentes reinos persiste el sentimiento de España como nación común, de lo cual hay una multitud de testimonios en las Crónicas de la época. Algún historiador ha hablado de España como “nación pluriestatal” durante el período medieval. (Todo lo contrario al absurdo concepto de “Estado plurinacional” del que ahora hablan algunos políticos)
Lo que hacen los Reyes Católicos es llevar a la práctica el sueño compartido por muchas generaciones en los siglos medievales de unificar las coronas en una única monarquía, la que pronto será conocida en todo el mundo como Monarquía Hispánica. La base de poder principal de los Reyes será el reino de Castilla donde la Corona poseía jurídicamente amplios poderes de gobierno. En cambio, en las regiones de la Corona de Aragón, la Corona compartía el poder con las instituciones propias de estos territorios. (Aragón, Cataluña, Valencia y Mallorca). Es cierto que, como han señalado prestigiosos historiadores como Don Luis Suárez, Miguel Ángel Ladero o John Elliott, la Monarquía de Isabel y Fernando será una Unión de Reinos y no un reino fusionado y centralizado.
Tanto Castilla como Aragón conservarán todas sus instituciones y leyes propias, pero al tener los mismos monarcas y una única política exterior y militar la sensación de unidad de España fue muy clara como expresan muchos intelectuales y cronistas de la época, tanto en Castilla como en los reinos de Aragón, tales como Alonso de Palencia, Alfonso de Cartagena, Joan Margarit o Pere Miquel Carbonell, por citar unos pocos ejemplos. Este sentimiento alcanzó no solo a intelectuales sino al mismo pueblo. Es impresionante ver como, por ejemplo en las Crónicas de las guerras del Gran Capitán en Italia, el propio Gran Capitán y sus soldados se definen ya como únicamente españoles y no ya castellanos ni aragoneses y se refieren a España como su patria y su nación. Fernando, a pesar de ser en teoría solo rey consorte de Castilla ejercerá en la práctica como rey de Castilla junto a su esposa, interviniendo en todas las cuestiones de este reino. Y se crea la estructura de Consejos (de Castilla, de Aragón, de Italia etc) y de virreinatos, que extenderá el poder real a toda la monarquía. Estructura que será característica de la Monarquía Hispánica hasta 1700.
Sin duda alguna, la religión católica jugaba un papel esencial para Isabel y Fernando. ¿Hasta que punto fue así?
Exactamente. Para Isabel y Fernando la defensa y promoción activa de la Fe católica a todos los niveles era la base y piedra angular de toda su política. Hay que tener muy presente un dato muy importante: Isabel y Fernando tenían bien claro que Dios, tras la muerte, exigirá cuentas de una manera mucho más estrecha a los gobernantes que a la gente normal por que “a quien mucho se le dio, mucho se le pedirá”. Por tanto ellos estaban convencidos de que su propio destino eterno iba a estar muy vinculado al número de almas de sus súbditos que consiguieran la salvación eterna. (No estaría de más que muchos gobernantes actuales pensaran en ello. Si no lo hacen, peor para ellos. Muchos se llevaran sorpresas terribles).
Es por ello que Isabel y Fernando tenían tanto celo religioso. Para ellos la salvación eterna de sus súbditos era el principal objetivo de su política antes que ningún otro como el bienestar económico o la seguridad de los habitantes de sus reinos (aunque también éstos fuesen objetivos suyos obviamente). Para ellos era impensable que unos reyes fueran “neutrales” en materia religiosa y que la religión católica fuese una más al mismo nivel que otras en sus reinos. En aquel tiempo eran igualmente impensables conceptos como “tolerancia interconfesional” o “laicidad” como algo deseable.
En una auténtica sociedad católica como la de aquel tiempo, los creyentes de otras religiones eran vistos como hoy la sociedad ve a los terroristas. Se daba por supuesto que la unidad católica de la sociedad era la condición imprescindible para la existencia ordenada, armónica y en paz de un reino. El “pluralismo” solo podía traer discordia, violencia y guerras civiles. La mentalidad de aquella época no podía ser más opuesta a la que ha prevalecido en nuestros días. De ahí el apoyo masivo del pueblo en aquella época a medidas como la expulsión de los judíos, el establecimiento de la Inquisición o la reforma de las órdenes religiosas, impulsada por los Reyes, mediante la egregia figura del Cardenal Cisneros.
La Inquisición, la expulsión de los judíos… En esos temas se cebó injustamente la leyenda negra antiespañola.
Esas medidas hay que verlas como parte de esa política de unidad católica como bien supremo. Sobre los judíos hay que recordar que ya habían sido expulsados de Francia, Alemania e Inglaterra en tiempos medievales. Y la expulsión de 1492 no tuvo connotaciones “racistas” sino religiosas. A los judíos que quisieron convertirse sinceramente (y fueron miles) se les acogía como a cristianos sin ningún tipo de discriminación legal. De hecho hubo “conversos” que llegaron a altos puestos en la Corte. La Inquisición, por su parte, nunca persiguió a los judíos como tales sino a los “judaizantes”, los falsos conversos que seguían siendo judíos en secreto. El objetivo era siempre preservar la pureza de la Fe. También las posteriores reformas de las órdenes religiosas tendrán ese objetivo. Y todo ello ayudó en gran medida a preservar a España, más tarde, de la entrada de la herejía protestante y de las terribles guerras civiles religiosas que casi destruyeron a Alemania y Francia en los siglos XVI y XVII.
Sobre la Inquisición concretamente se podrá pensar lo que se quiera pero los historiadores más rigurosos, españoles y extranjeros han reconocido que era un tribunal que, para la época, ofrecía una gran cantidad de garantías legales. Y desde luego las matanzas y persecuciones religiosas en Inglaterra, Francia o Alemania en esa época causaron muchas más víctimas que la Inquisición española.
El Descubrimiento de América fue sin duda el momento cumbre de su reinado…
Así es. Solo dos grandes reyes como Isabel y Fernando supieron captar la grandeza del proyecto de Cristóbal Colón. Y el principal objetivo, como siempre en su política, antes que cualquier beneficio comercial o estratégico fue misional y el ansia de convertir nuevas almas a Cristo. Esa será la gran diferencia entre el imperio Español y otros imperios coloniales posteriores como el británico, orientados únicamente a la explotación económica. Las Leyes de Indias, se aplicaran más o menos en la práctica, son un monumento a la dignidad humana y España permitió un nivel de controversia ética y moral acerca de la licitud de sus conquistas (como han reconocido historiadores anglosajones como Hugh Thomas o Phillip Powell entre otros), muy superior a la de cualquier otro imperio hasta bien entrado el siglo XIX.
Como en cualquier obra humana hubo luces y sombras, hubo hechos lamentables y matanzas ocasionales pero en conjunto, diga lo que diga la leyenda negra, predominan las luces, como reconoció Juan Pablo II y como han señalado muchos historiadores. Hoy pervive toda una civilización hispánica de cientos de millones de personas, con un gran componente indígena, fruto del mestizaje (impensable en otras latitudes) que es testimonio de ello. Y no hay que olvidar que la Conquista solo pudo hacerse gracias a la colaboración en muchos casos de pueblos indígenas que querían escapar de dominaciones mucho peores por parte de otros pueblos indígenas.
¿Fueron reyes muy queridos por el pueblo?
Cierto. Siempre tuvieron el apoyo, como reflejan los documentos y las crónicas, de las ciudades y sus representantes en las Cortes y la gente en el medio rural lo que quería precisamente era salir de los territorios de dominio señorial y entrar en los de realengo, o sea depender de la jurisdicción real y no de la nobiliaria. Isabel y Fernando contaron con los nobles, pero les arrebataron muchos de sus territorios sometiéndolos al poder político de la Corona. También codificaron las leyes de Castilla para ofrecer garantías al pueblo contra los abusos de los nobles. Durante años, un día por semana, los Reyes Católicos escuchaban en audiencia a cualquier persona, por modesta que fuera, para oír sus reclamaciones. (Algo que hoy sería impensable que hicieran los gobernantes en nuestro régimen donde nos dicen que “el poder emana del pueblo”).
¿Cómo fueron los últimos años del reinado?
Isabel murió en 1504 y entonces se produjeron unos años de confusión sucesoria. La heredera era la infanta Juana, conocida como Juana la Loca por la enfermedad mental que convirtió su vida en un tormento. Juana estaba casada con el príncipe belga Felipe “el Hermoso”, hijo del Emperador alemán Maximiliano de Habsburgo y heredero del Sacro Imperio. Ello era producto de la política de alianzas de Fernando que había unido a España con Alemania para cercar a Francia, principal enemiga europea de Castilla y Aragón. Hay que recordar que el ejército hispano al mando de un gran general, Gonzalo Fernández de Córdoba, “El Gran Capitán”, había derrotado al francés estableciendo el dominio español en el sur de Italia.
La llegada a Castilla de Juana, muy sometida su marido Felipe, a su vez muy hostil a Fernando, acabó produciendo el “exilio” de Fernando en sus reinos originarios, de Aragón (aunque sin renunciar a sus derechos en Castilla). Fernando se casó a su vez con la princesa francesa Germana de Foix. Esto lo hizo para aumentar sus derechos al reino todavía independiente de Navarra que estaba gobernado por la dinastía francesa de los Foix y para evitar una inminente invasión francesa contra el sur de Italia, dominado por Fernando. Esto fue un hecho polémico pues muchas veces se ha argumentado que si Fernando hubiera tenido un hijo con Germana (y de hecho tuvo uno en 1510, el príncipe Juan, nacido en Burgos, que murió pocas horas después de nacer) se hubiera roto la unidad de los reinos de Castilla y Aragón, que había sido la obra de su vida. Sin embargo esto dista mucho de estar acreditado, como han recordado historiadores como Robert Merriman, Ferran Soldevila o John Elliott, Fernando podría haber promovido a ese hipotético hijo como rey, no solo de Aragón sino también de Castilla, ya que ese hijo con Germana habría sido un Trastámara a fin de cuentas. (Hay que recordar que Fernando, como lo había sido Isabel eran miembros de la dinastía Trastámara, siendo Isabel y Fernando primos lejanos).
Pero la Providencia en todo caso allanó el camino con la muerte de Felipe el Hermoso en 1506. Lo cual propició una segunda etapa de gobierno de Fernando en Castilla hasta su muerte en 1516, donde retomó toda la política unificadora de su época con Isabel. Política que fue coronada con la conquista de Navarra en 1512. El heredero de toda la Monarquía acabó siendo su nieto Carlos de Habsburgo, el futuro Carlos V, hijo de Juana la Loca y Felipe el Hermoso.
Por último, aunque sea un ejercicio arriesgado, ¿qué cree que pensarían Isabel y Fernando de la España de finales del XX y principios del XXI?
Es arriesgado pero se puede hacer una proyección coherente. Sin duda deplorarían los intentos de romper la unidad de España. En este sentido les sorprendería totalmente lo ocurrido en Vascongadas en las últimas décadas por cuanto en su época Vizcaya y Guipúzcoa eran bastiones de lealtad. Tal vez lo que vemos en Cataluña en los últimos años les sorprendería menos. Al fin y al cabo Fernando, siendo príncipe heredero de Aragón en la década de 1460 ya había tenido que afrontar la rebelión de una Generalidad catalana oligárquica y corrupta. Aunque hay que dejar claro que en tiempos de los Reyes Católicos Cataluña tuvo una buena relación con la Corona. Catalanes participaron en la guerra de Granada cuya conquista fue muy celebrada en Barcelona. Isabel fue muy querida en Cataluña, según todos los testimonios.
Sin duda lamentarían profundamente el estado de apostasía religiosa general colectivo en España y Europa y serían incluso beligerantes contra todos los poderes que atacan la Religión y más aún, promueven el Islam en Europa. Es muy dudoso que entendieran el papel de las monarquías en la Europa actual reducidas a un papel decorativo y sometidas al sistema oligárquico partitocrático. Precisamente Isabel y Fernando habían luchado en su momento contra algo parecido, las ambiciones de la alta aristocracia por dominar totalmente Castilla y someter a reyes débiles (como le había pasado al hermanastro de Isabel, Enrique IV). Y hoy probablemente el equivalente histórico a lo que entonces eran los clanes aristocráticos y sus legiones de “clientes”, sean los grandes partidos, oligárquicos y corruptos, que dicen representar al pueblo y se creen con derecho eterno a gobernarle y vivir a su costa, rodeados, eso sí, de privilegios, inalcanzables para ese pueblo al que dicen representar.
Por Javier Navascués
7 comentarios
¿y eso la justifica?
Independiente de ello, creo que la Inquisición, sea de la nacionalidad que sea, no puede legitimarse. Ante el Mandamiento "No matarás", ¿cómo se pueden justificar las matanzas de seres humanos sólo porque no creen igual que mí? Dios quiere creyentes convencidos y por tanto libres.
En fin, como ya lo han dicho muchos, casi nunca se puede juzgar objetivamente el pasado, porque no estamos en sus circunstancias, pero hay que aprender de él, para no cometer los mismos errores y horrores.
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