Una familia numerosa de Toledo da un esperanzador testimonio de su peregrinación a Covadonga 2023
Somos Isabel y Jorge, un matrimonio de Toledo que junto con nuestros seis hijos hemos peregrinado de nuevo desde Oviedo hasta Covadonga en la III edición de la peregrinación de Nuestra Señora de la Cristiandad.
En la primera edición mi mujer iba embarazada de ocho meses, y sólo pudimos participar acudiendo a cada una de las Misas. También aprovechábamos para hablar con los peregrinos que conocíamos en las paradas y comíamos con el capítulo de Toledo, pero no llegamos a andar en ningún momento ni a quedarnos en el campamento. Nos gustó mucho el ambiente a pesar de no poder caminar, y nos emocionó profundamente la alegría de los peregrinos al llegar a Covadonga. Tanto nuestros hijos como nosotros nos quedamos con el deseo de poder participar al año siguiente caminando junto a todos.
Al año siguiente tuve el gran regalo de poder viajar a Francia y peregrinar desde París hasta Chartres en la peregrinación que nuestros hermanos franceses llevan tantos años realizando y que sirvió de inspiración para iniciar la versión española. Lo que más me impresionó allí fue la masiva afluencia de peregrinos de todo el mundo (principalmente jóvenes), movidos por ese amor a la Iglesia y a la Misa de siempre, que durante tantos siglos unió y evangelizó todo el mundo. Fue un regalo enorme que gran parte del capítulo español con el que caminé esos días estaba formado por los organizadores de la peregrinación de Covadonga, y pude comprobar cómo había un mismo espíritu y una misma manera de vivir la Fe y dar la vida al Señor a pesar de las procedencias y vidas tan diferentes de cada uno. Después de 3 días parecía que nos conocíamos desde siempre, pues se forjó entre nosotros una fuerte amistad. A los dos meses llegó el turno de la peregrinación española, y pudimos vivirla con mucho entusiasmo y profundidad. Acudimos con todos nuestros hijos, incluido el pequeño que contaba con 11 meses.
En esta ocasión nuestros 4 hijos mayores caminaban con las familias la mitad de cada etapa, mi mujer se quedaba con los pequeños y yo pude hacer el camino completo junto a nuestro capítulo toledano, participando del buen ambiente y la alegría que se vivió esos 3 días a pesar de la exigencia de algunos tramos del camino. Tanto mis hijos como nosotros pudimos compartir nuestra Fe y conocer tantas historias de conversion de muchos peregrinos, asi como conocer a gente de tantos lugares y procedencias y compartir nuestra Fe, rezar, cantar, charlar, etc. Fue particularmente emocionante la llegada a Covadonga, pues entré junto a mis 4 hijos. Ellos caminaban un poco por delante de mí y no pude evitar derramar unas lágrimas por la alegría que me produjo ver cómo el Señor me regalaba contemplar a mis hijos caminando en la misma dirección que sus padres, pero ya por delante de nosotros.
Antes de esta tercera edición , y al igual que el año pasado, pude acudir a la peregrinación de Chartres, y como ya se ha publicado en tantos lugares, en esta última edición se desbordaron las previsiones con más de 16.000 peregrinos de los 5 continentes, lo cual ha sido tan llamativo en la secularizada Francia que incluso la mayoría de medios de allí se han hecho eco y de manera positiva, lo cual es aún más sorprendente.
El testimonio de nuestros hermanos franceses hizo que me plantease participar como voluntario en esta nueva edición en tierras asturianas, pues desde la organización se pidieron voluntarios insistentemente. Para mi suponía un pequeño sacrificio, pues a priori dejaba de compartir tantos momentos con otros peregrinos, con nuestro capítulo de Toledo y tampoco podía caminar con mis hijos mayores, y para mi mujer era un sacrificio aún mayor, pues suponía tener que encargarse de estar pendiente de nuestros hijos en muchos momentos para que yo pudiese estar totalmente disponible para lo que necesitase la organización en cada momento del día.
La labor de voluntario ha sido un regalo del Señor, pues he podido peregrinar de otra manera, y además he conocido a gran parte de los voluntarios, que son excepcionales y un ejemplo de entrega, sacrificio y amor a Cristo, a la Virgen y a la Iglesia. No puedo dejar de mencionar a Patricia y a Andrés, que hemos sido inseparables compañeros en una de las furgonetas de logística y hemos compartido vivencias, risas, oraciones y nuestra historia personal con el Señor y la Iglesia. Por supuesto he sido testigo del esfuerzo inmenso de cada uno de los responsables y de cada grupo de voluntarios, desde limpieza, cocinas, logística, hasta los encargados de la marcha, liturgia, transporte de equipajes, familias, etc. Hemos sido más de 100 y aunque no hayamos recorrido los 95 km como el resto de peregrinos, teníamos un sentimiento unánime de enorme alegría al ver lo contentos que estaban y poder atenderles en todo lo que estaba en nuestra mano. Era también impresionante comprobar que después de pasar los 1200 peregrinos por cualquier lugar en el que se paraba a descansar o a pasar la noche, el comportamiento era siempre ejemplar, no quedando ni rastro de la muchedumbre que por ahí había pasado.
Como regalo de este año, entre muchos otros, uno muy grande ha sido el ver cómo se han forjado grandes amistades entre muchos de los hijos de nuestras familias, así como entre muchos de nosotros. La emoción tan grande de vivir de nuevo la llegada a Covadonga cantando a pleno pulmón “Laudate Mariam". También ha sido un regalo del Señor poder conocer tantos testimonios de conversión, e incluso conocer matrimonios de peregrinos que se han conocido en ediciones anteriores. Muchos de nuestros hijos ya están ansiosos de que pase este año para volver a encontrarse el año que viene. Es una alegría enorme ver tantas familias que quieren vivir la Fe y la liturgia de esta manera que tantos santos han vivido siglos antes que nosotros.
Por último destacar que a pesar de la dolorosa incomprensión y las dificultades a las que se somete a tantos fieles que quieren vivir su Fe y la liturgia tradicional en todo el mundo, las palabras de ánimo de monseñor Jesús Sanz al comenzar la peregrinación el sábado en la catedral de Oviedo, así como la acogida al llegar a la Basílica por parte del abad de Covadonga, que nos trasmitió su deseo de que se multiplique el número de peregrinos, son una caricia del Señor en nuestros corazones y un gran consuelo para tantos fieles. Como se dice tantas veces últimamente, el Dios de las sorpresas está empujando a romper muchos esquemas en la Iglesia, y el Espíritu Santo está soplando por todo el mundo multiplicando los fieles en todos estos apostolados. Creo que muchas veces no se llega a entender que cada vez más gente se convierte a través de este modo de vivir la Fe como se ha vivido durante siglos.
Tan solo pedimos poder hacer la opción por la Tradición, pues ésta sigue siendo fecunda y está suponiendo una fuente enorme de conversiones para muchas personas totalmente alejadas del Señor. Esta peregrinación está llamada a ser un revulsivo para la Iglesia que peregrina en España, y ojalá se nos dé la oportunidad de demostrar con nuestras vidas cómo lo que nos mueve es el amor a Cristo, a la Virgen y a la Iglesia, y convertir a tantas personas que viven en un mundo cada vez más alejado pero que buscan lo que tantos encontramos durante estos tres días, que Cristo vuelva a ser Rey de nuestras almas y del mundo entero ¡Viva la Virgen de Covadonga, viva el Papa y viva Cristo Rey!
2 comentarios
Dios quiera que todos los sacerdotes fieles sepan celebrar según hizo la Iglesia por milenios, y así haya Misas solemnes en muchos lugares del mundo.
¡Sigan dando testimonio!, que en muchos países es desconocido o de museo.
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