Conozca la apasionante figura de Luis de Trelles, fundador de la Adoración Nocturna española
Comparto con ustedes la entrevista realizada hace un tiempo a Antonio Troncoso de Castro, Presidente de la Fundación “Luis de Trelles”.
Nos comenta los aspectos esenciales de una vida apasionante. Jurista, político, adorador, editor… pero antes que nada, cristiano ejemplar e infatigable apóstol.
¿Nos podría resumir los principales datos biográficos de Luis de Trelles?
Nace en Vivero, Lugo, el 20 de agosto de 1819 en una familia de profunda religiosidad. Estudia en el Colegio Insigne en un ambiente también de valores religiosos y humanos, que le marcarán de por vida.
En la Universidad, recibido Bachiller con el voto unánime del Tribunal, se le permite impartir docencia en la Facultad de Jurisprudencia y Leyes, como entonces se conocía. Ya licenciado abre despacho en su pueblo natal, es nombrado Fiscal de Distrito, y en la Coruña, a donde se traslada a principio de los cuarenta, Fiscal de Artillería e Ingenieros de la Jurisdicción de Guerra, entonces con funciones instructoras, y años más tarde, a propuesta de la Audiencia, Auditor de la Capitanía General del Viejo Reino en aquellos convulsos años de asonadas e intervención militar en Portugal; catedrático del Notariado y abogado ejerciente, a pesar de su juventud tiene un papel destacado en la vida intelectual y social de aquella Ciudad.
Elegido Diputado por su pueblo, asume la sección de peticiones y reclamaciones y renuncia a pingües nombramientos. Disuelto el Parlamento, establece definitivamente su domicilio y despacho en Madrid, donde vivirá cerca de 40 años de intensa actividad intelectual y religiosa hasta su muerte en 1891, en Zamora, en cuya catedral reposan sus restos.
¿Podría hablarnos de su labor como jurista?
Sobre todas las cualidades que adornaban su persona, deben destacarse tres: jurista, o, para ser más preciso, jurisconsulto, caritativo y católico enamorado de la Eucaristía hasta niveles no alcanzados por seglar alguno en la Historia de la Iglesia.
Como jurista, ya en La Coruña, desempeña con gran brillantez –según consta en su Hoja de Servicios- las funciones en la Jurisdicción de Guerra como se la conocía, en aquel momento de especial trascendencia, como en otros campos del Derecho y la Administración. Colabora con la Revista Jurídica de Galicia con trabajos sobre la reforma del Código Penal y de otras leyes, y plantea el problema jurídico/social de los Foros, proponiendo una solución contraria a los nacientes radicalismos, que ignoraban los derechos de quienes los habían adquirido recientemente, vendidos por el Estado.
En Madrid, sus actividades parlamentarias siempre tuvieron un contenido jurídico, y su prestigio le lleva a participar en el congreso de juristas donde sostiene una concepción iusnaturalista en los importantes temas que allí se ventilaron. Asesora a numerosas congregaciones y entidades con cuyos fundadores mantenía lazos de especial amistad: Conferencia de San Vicente de Paul; defensor en sonados procesos, y en su gran actividad en los Canjes de Prisioneros de la III Guerra Carlista, además de la vertiente de caridad, se apoya constantemente en la legalidad en sus reiteradas reclamaciones ante el Gobierno, primero de la República y después Alfonsino. Dada su profunda religiosidad y formación escolástica, puede decirse que en toda su actuación como jurista están presentes lo que actualmente se conocen como Derechos Humanos, incluso, en algunos aspectos, vislumbra la justicia penal universal, últimamente reconocida.
Trelles, con el número 85 en la famosa asamblea carlista de Vevey, en 1870. En la guerra el rey Carlos VII le encomendó la difícil tarea de negociar en los canjes de prisioneros.
Háblenos de la importancia de su papel en la III Guerra Carlista…
A pesar de su oposición a la Guerra, desde el primer momento asumió un protagonismo que le llevó a la cárcel y al destierro acordado por el gobierno de Madrid: interpelaciones y peticiones en el Congreso; creación de una Comisión Nacional de Abogados para la defensa de los carlistas perseguidos y represaliados; cerca de centenar de canjes que beneficiaron como mínimo a 30.000 prisioneros de ambos bandos; negociaciones para asegurar la libre circulación del ferrocarril; protestas por las represalias del Ejército y por el traslado a Cuba de los prisioneros carlistas, vulnerando el Convenio y consiguiendo su retorno a España; y reclamación al Gobierno por la actuación de las autoridades locales que detenían a los carlistas canjeados; asistencia a los prisioneros de ambos bandos en las cárceles tanto de Navarra como en el resto de España. Terminada la guerra Trelles continúa con su labor de canjes, visitando depósitos de presos, auxiliándolos espiritual y económicamente y gestionando el retorno a sus lugares de origen.
¿Por qué fue muy importante el Convenio de Canjes y su aplicación en la I Guerra Europea?
Dentro de su extraordinaria actuación en la Guerra Carlista, destacan dos iniciativas trellanas, hasta el momento inéditas en los conflictos bélicos conocidos: a) Convenio para el canje general de prisioneros de guerra (18/2/1875) y Cláusulas adicionales a dicho Convenio (5/11/1875) con propuestas de Trelles para el desarrollo de la guerra, y que viene a constituir un verdadero tratado sobre el desarrollo de la guerra, adelantándose en medio siglo a los Convenios de Ginebra. Ambos fueron recogidos elogiosamente por la prensa británica, y se pusieron en práctica, medio siglo más tarde, en la Primera Guerra Europea.
Destaca en él, especialmente, su vida de oración y apostolado…
Fue un hombre profundamente religioso, y como tal, compasivo. Desde su infancia, fruto de una educación cristiana, en todas las facetas de la vida encontramos al católico integral en sus dos vertientes: fe y caridad. Trelles ora y se da, la adoración va siempre acompañada de la Caridad y del Apostolado. Además de apóstol de la Eucaristía se le puede llamar apóstol de la Caridad: promotor de las Conferencias de San Vicente de Paul, defensor de pobres y desvalidos; movilizador de la ayuda para Galicia en las hambrunas que padeció, y múltiples gestiones en favor de perseguidos, represaliados y presos, una tarea no suficientemente estudiada y que tanto benefició a la sociedad. Actitud que valientemente inicia en La Coruña, cuando tenía 23 años, enfrentándose al proyecto masónico del Decano del Colegio de Abogados de suprimir el patronazgo de la Virgen del Rosario sobre el Colegio, y lo mantiene en el Congreso, en sus relaciones con el Gobierno con motivo de los Canjes, en los Tribunales y donde sintió la exigencia de manifestar públicamente su condición de creyente.
Entre sus muchas obras destaca la Adoración Nocturna al Santísimo, -desaparecida en Italia y Francia su origen- aunque no sea la única de su apostolado.
Así es, pero en España consiguió 25.000 adoradores-, se extendió a Argentina, Méjico -5 millones-, Portugal, República Dominicana, Guinea, sosteniéndose por el carisma especialmente seglar que Trelles le infundió. Otras actividades eucarísticas: asesora y asiste a cerca de un centenar de asociaciones y proyectos en España; potenciar el Culto Continúo, que recibe con 100.000 asociados y a su muerte superan los 300.000; Camareras de Jesús Sacramentado, primera asociación seglar femenina eucarística de toda España así como otras obras de esta misma espiritualidad.
Por último fue un hombre infatigable como editor de prensa católica.
Comenzando por La Coruña, donde inicia sus colaboraciones, siguiendo sus inquietudes religiosas y sociales, que nunca le faltaron, funda periódicos y colabora en aquellos de ámbito reformista que defendían sus valores religiosos y sociales. Durante 20 años y 6 meses redacta, edita y costea mensualmente la revista Eucarística “La lámpara del Santuario”, con 40 páginas y que se editó hasta su muerte. La primera publicación eucarística redactada por un seglar en la Historia de la Iglesia, empresa hasta ahora no superada en el ámbito religioso.
Javier Navascués
3 comentarios
Estas palabras del Papa Francisco,vienen que ni pintadas,a la Adoracion Nocturna Española.
En nuestras vigilias mensuales,que el Venerable D.Luis. trajo a España,contiene ese rato en silencio(por lo menos 30 minutos)para rezar y sobre todo para poder escuchar lo que nuestro buen Dios nos dice realmente en nuestra presencia.Este silencio y las anteriores lecturas y salmos de la liturgia de las horas que se rezan,hacen de la Adoracion nocturna,un "manjar" para cualquiera que sea llamado a esta vocación.Acercaros a estas vigilias,preguntad en vuestras parroquias y conocer la riqueza que ellas contienen.
Gracias Luis,rezamos pidiendo tu santidad.
Me quedo, eso sí, con la curiosidad de saber si también tiene que ver con la fundación de la Adoracion Nocturna Femenida Española (ANFE), a la que tengo el honor de pertenecer, y que en mi ciudad es la única que, a duras penas, está resistiendo (la de los hombres ya se ha hecho mixta y sin los clásicos "turnos de vela").
Yo también animo a descubrir esta preciosa vocación a acompañar reparar y consolar a Jesús Sacramentado.
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