Jaime Urcelay analiza el curso de liderazgo católico, titulado Liderar es amar, que organiza Enraizados
Jaime Urcelay. Licenciado en Derecho (UAM). Diplomado en Dirección General (IESE) y Liderazgo (IE), con una larga experiencia profesional en las áreas de Estrategia, Organización, Recursos Humanos y Calidad en los sectores energético, educativo y de telecomunicaciones. Docente en diferentes Universidades y Escuelas de Negocios. Asociado senior de TantoQuanto Liderazgo y Estrategia. Participa también activamente en diferentes iniciativas apostólicas y sociales.
¿Cómo nace este curso sobre liderazgo, especialmente orientado a los católicos y que supone dirigirlo?
El programa formativo Liderar es Amar es una iniciativa de la Asociación Enraizados, enmarcada en su objetivo de ir poco a poco construyendo una oferta de cursos online para avanzar en su misión de hacer a Dios presente en la vida pública.
En ese contexto, nos pareció que el fenómeno del liderazgo es un buen catalizador de un conjunto de temas relacionados con los procesos de influencia personal. Evidentemente, esa influencia puede entenderse desde antropologías muy diferentes. Por eso proponer un enfoque coherentemente cristiano, aprovechando también todas las herramientas avanzadas disponibles para un liderazgo efectivo, es algo diferencial y que tiene mucho sentido. Puede ser un servicio para muchos católicos.
Dirigir un curso como este es una responsabilidad importante que se despliega en bastantes tareas. Pero, ante todo, supone, en primer lugar, hacer lo posible para que todos los enfoques, modelos y herramientas que se utilicen en el curso estén actualizados y sean técnicamente correctos, pero, sobre todo, que sean coherentes con la plenitud de comprensión de la realidad y de la persona que la fe, en su integridad, nos proporciona.
En segundo lugar, implica conformar un equipo humano idóneo para la impartición del curso y para asegurar que la experiencia de aprendizaje de los alumnos es satisfactoria.
Cuenta con un gran elenco de profesores…
Sí, es algo de lo que estamos particularmente orgullosos. Son personas con una experiencia profesional muy completa como formadores de competencias de liderazgo en el ámbito de la empresa y que, a la vez, se toman muy en serio en su vida personal lo que significa la experiencia cristiana, con todas sus implicaciones. Son profesores, además, que han profundizado en los fundamentos de la fe y que conocen bien la Doctrina Social de la Iglesia.
Pero no quiero dejar de destacar también al resto del equipo que hace posible en la Asociación Enraizados cursos como este. Su compromiso y profesionalidad son, en sí mismos, un testimonio vivo de lo que queremos transmitir. Y, por supuesto, fundamentales son también los que como mentores van a acompañar a los alumnos para ayudarles a que su rendimiento sea el adecuado y a conformar su proyecto personal de liderazgo.
El lema es Liderar es amar… ¿Podría explicarlo?
Es positivo comprobar cómo los enfoques más avanzados de liderazgo, tal y como se proponen en el mundo de las empresas, en las escuelas de negocios y en otros ámbitos, están siguiendo un camino humanizador, por incompleto o fragmentario que este sea respecto a la verdad del ser humano.
Los enfoques de liderazgo servidor y de liderazgo transformador, son hoy prácticamente los dominantes. Kouzes y Posner, por ejemplo, dos de los gurús empresariales más reconocidos e influyentes en estos temas, terminan su impresionante investigación de treinta años sobre buenas prácticas de liderazgo, reconociendo que la clave del buen liderazgo es “permanecer enamorado” y que muchos líderes ya utilizan la palabra “amor” cuando hablan de sus propias motivaciones para liderar. ¿No es asombroso?
Los cristianos sabemos, y la experiencia se encarga de recordárnoslo a cada momento, que el amor puramente humano no es suficiente, aunque sea promesa de un amor mayor. Solo el amor de Dios, revelado en Cristo, nos manifiesta nuestra vocación en toda su plenitud. Por eso no hay liderazgo cristiano sin la experiencia personal de encuentro con Cristo, por mucho que conozcamos los fundamentos intelectuales o determinadas herramientas para el arte de liderar.
En definitiva, liderar es servir, por amor, a los demás, para que sean fieles a su vocación más profunda y radical como criaturas de Dios, desplegando libremente toda su humanidad. Este enfoque da al liderazgo su fuerza definitiva, superadora, de algún modo, de los modelos de liderazgo al uso. Por eso, pensamos que la propuesta del curso no podía elegir mejor nombre que Liderar es Amar. Sin pretender ningún exclusivismo, estamos, en definitiva, ante el liderazgo más alternativo, más consciente y más transformador al que se puede aspirar.
Por tanto, ¿el líder debe luchar por la santidad y arrastrar a las almas por ese camino?
Sin duda. El liderazgo tiene que ser para el católico camino de santidad personal. En otro caso, no tiene ningún sentido. Esto es muy exigente, desde luego, pero liderar es experimentar el amor de Dios en nuestra propia fragilidad y esto solo es posible desde la apertura a la acción de la gracia en el alma.
Los líderes católicos no tienen por qué ser los mejor dotados por la naturaleza. Alguien decía que Dios no elige a los capaces, sino que hace capaces a los que elige. Pensemos en los rudos apóstoles, que transformaron una civilización… Ellos, decía Ratzinger, fueron tocados por alguien más grande y sostenidos y guiados por Él.
Con este planteamiento, el curso pone mucho el énfasis en que el líder, además de desarrollar las virtudes cardinales o humanas, se nutre y vive por las teologales -Fe, Esperanza y Caridad- y por lo tanto necesita acudir a los medios sobrenaturales que la Iglesia nos propone: la oración, los sacramentos, la lucha contra el pecado..
Y sí, en consecuencia, debe “arrastrar” a las almas por ese camino… aunque quizá ese verbo no sea el que mejor expresa la misión del líder cristiano. No puede haber pasividad por parte del liderado. Hay que inspirarle -especialmente, a través del propio ejemplo-, orientarle y capacitarle para que sea él quien libre y conscientemente sea protagonista de su vida, desplegando su vocación. Esa es la misión del líder.
¿Qué perfil debe tener pues el líder católico?
De alguna manera puede deducirse de los que acabo de comentar. En el curso vamos a trabajar un modelo de competencias del líder en el que el eje es el sentido de misión, el amor como fuente y motor del liderazgo. Es el principio que proporciona unidad al liderazgo. Desde este eje, desplegaremos cuatro grandes grupos de competencias personales, que conforman el perfil de líder católico.
En primer lugar, las virtudes personales, naturales y sobrenaturales, a las que antes me refería. El segundo grupo de competencias se refiere a las habilidades sociales o interpersonales, que trabajaremos en un Módulo completo del curso: comunicación, inteligencia emocional, gestión de conflictos y habilidades de desarrollo de personas, fundamentalmente. En tercer lugar, las que llamamos competencias organizativas, tales como análisis de problemas y toma de decisiones, planificación y ejecución de planes de acción, gestión de recursos, etc. Todos estos conocimientos y destrezas pretendemos desarrollarlas en un segundo curso, dentro del mismo programa, de nivel algo más avanzado. Y finalmente, como cuarto conjunto de competencias del perfil, están las competencias técnicas o funcionales, propias del campo específico en que se ejerce el liderazgo.
¿Cuáles son los principales estilos de liderazgo?
En el programa hemos incluido dos modelos que son muy interesantes y que ponen el acento en el carácter situacional de los estilos de liderazgo, algo que es coherente con la idea cristiana de la diversidad de dones, en líderes y liderados. Me refiero a los modelos de Hersey y Blanchard y al del “Liderazgo Resonante” del famoso Daniel Goleman, con sus seis estilos.
Trabajaremos también el equívoco de un liderazgo católico que sea una permanente condescendencia hacia la persona del liderado. El verdadero amor no consiste en ser blando. El amor es misericordioso, sí, pero también desea lo que es bueno para el otro y por eso está guiado por la verdad. Dicho de otro modo: no a la verdad sin caridad, pero tampoco la caridad puede separarse de la verdad.
¿Cuáles son los principales principios que nos enseña la Doctrina Social de la Iglesia sobre liderazgo?
La Doctrina Social de la Iglesia es un grandísimo tesoro, prácticamente inédito en nuestro tiempo, pese a que contiene la respuesta a muchos de los gravísimos problemas de nuestro mundo. Sorprendentemente, en muchos ambientes católicos es hoy completamente desconocida o directamente despreciada. Por eso me parece tan importante la labor que la Asociación Enraizados se ha propuesto para la difusión y promoción de los principios de la propuesta social de la Iglesia, basados en el Evangelio y la Tradición.
Esos principios constituyen los pilares básicos del liderazgo católico en su irrenunciable proyección social: dignidad de la persona, bien común, justicia y solidaridad, subsidiariedad y libertad, fundamentalmente.
¿Qué relación hay entre las relaciones interpersonales y el liderazgo?
La conexión es completa. Antes decía que lo esencial del fenómeno del liderazgo son los procesos de influencia. De ahí que todo lo que tiene que ver con la motivación, la escucha, la asertividad o la gestión de las emociones, sea tan decisivo en la formación de líderes. Cuando esas habilidades se trabajan desde la mirada de que Liderar es Amar, todo empieza a ser diferente. Las relaciones interpersonales se sitúan entonces en el terreno del encuentro de dos almas, con toda la profundidad y las posibilidades que esto representa.
¿Qué nos puede decir del modelo de aprendizaje del curso?
Hemos intentado reunir las mejores metodologías que hoy se usan en entornos avanzados de aprendizaje, aprovechando también las oportunidades que nos brindan las herramientas digitales. Pero el centro de la formación tiene que seguir siendo el educando y el educador y esto para nosotros es irrenunciable. Además, ponemos a disposición de los alumnos buenos materiales y herramientas didácticas: notas técnicas, autodiagnósticos, foros de debate, evaluación permanente, proyecto tutelado de final del curso, etc.
Me gustaría también resaltar la importancia que damos a los mentores para un acompañamiento personalizado y a la presentación en cada uno de los tres módulos del curso de testimonios de líderes católicos reales, de carne y hueso, que compartirán su experiencia en diálogo con los alumnos.
Ya para finalizar, ¿nos podría dar la información para inscribirse?
Por supuesto, lo hago encantado. Pero antes no quiero dejar de dar las gracias a usted y a Infocatólica por esta oportunidad para dar a conocer a sus lectores el curso Liderar es Amar. Sabemos que es solo un modestísimo granito de arena en medio del difícil contexto actual. Pero estamos convencidos de que suma en la construcción de la Civilización del Amor, el gran desafío de los católicos en el terreno social.
Para pedir más información o inscribirse en el curso, creo que lo más sencillo es entrar en este enlace: https://enraizados.org/project/curso-de-liderazgo/
Por Javier Navascués
4 comentarios
Necesitamos urgentemente recuperar la España cristiana, con principios y valores. Recuperar la altura moral de nuestros gobernantes.
Felicidades a Enraizados y felicidades al director del curso, Jaime Urcelay, que sin duda aporta toda la experiencia docente necesaria para que este curso sea un verdadero éxito.
Deseándole éxitos a Enraizados.
Un fuerte abrazo.
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