Juan Pablo Perabá: “Existe en la sociedad una sed de trascendencia que no sacian los grandes medios”
Juan Pablo Perabá hace balance del primer año de la revista Laus Deo.
¿Qué balance hace del primer año de la revista Laus Deo?
La revista nace el día 25 de julio del año pasado, fiesta de Santiago Apóstol. Arrancamos un nuevo proyecto con toda la ilusión porque veíamos en él un complemento perfecto y necesario para Laus Hispaniae. La recepción por el público fue muy buena, notamos que existe en la sociedad una sed de trascendencia y de valores que no sacian los grandes medios de comunicación. En este mundo del que pretenden expulsar a Dios, parece que al final el hombre no puede renegar de su naturaleza, de aquello para lo que fue creado. Estamos muy satisfechos por la acogida y confiados en que irá a mejor en el futuro.
¿En qué medida complementa la labor de Laus Hispaniae?
Es algo evidente que la idea de España y el concepto de Hispanidad van inseparablemente unidos a la religión católica, y de ahí que Laus Deo viene a completar la función de Laus Hispaniae, pues abordan entre ambas los dos pilares sobre los que creemos que se sustentará el restablecimiento moral de nuestra civilización occidental: la hispanidad cristiana, o la cristiandad hispánica. España es católica porque se forjó defendiendo la fe frente al islam en la Reconquista, y porque se expandió después a América predicando el Evangelio a todas las gentes y bautizándolas, cumpliendo el mandato del mismo Cristo. Y porque el ataque que sufrimos en la actualidad es también en estos dos flancos: contra las naciones —en general en el marco del proyecto de gobernanza global, y España en particular por los separatismos locales y por la izquierda política— y, por otra parte, contra la religión católica y la Iglesia, acosada por sus enemigos exteriores y, por desgracia, también interiores.
¿Cuál ha sido la línea editorial y el contenido de la revista en su primer año de andadura?
La línea editorial es simplemente la defensa de la fe de la Iglesia católica, la única fundada por Cristo, y de lo que siempre enseñó, sin alteraciones ni contaminaciones mundanas; de la vida de los santos y de los mártires; de las enseñanzas de los Santos Padres y Doctores de la Iglesia; de la Sagrada Escritura, la Tradición y el Magisterio; así como del inmenso legado cultural, de la impronta que la cristiandad ha dejado en el arte, la literatura, la filosofía, en lo que hoy es nuestra Europa y, más allá, en lo que conocemos como Occidente. La doctrina católica no puede cambiar porque Nuestro Señor no cambia, y por desgracia vivimos tiempos en que esto se pretende hacer no ya desde fuera, sino desde dentro. Por eso hay que dedicarse a divulgar lo que la Iglesia creyó y enseñó desde siempre, la fe de los Apóstoles.
En los primeros números hemos tenido artículos sobre diferentes temas de teología y doctrina, vidas de santos, tradiciones culturales y arte sacro propios de Navidad y Semana Santa. Todo lo que contribuya a hacer saber que tenemos el legado más impresionante y bello de la humanidad. En el fondo, lo que la Santa Iglesia tiene el deber de custodiar. Y todos somos Iglesia.
¿Por qué es importante recuperar el legado de la Iglesia Católica?
En primer lugar, porque es un inmenso tesoro que va a ser la única defensa que tengamos frente al ataque del relativismo y la inversión total de valores a la que estamos sometidos. Creo que es una impresión compartida por muchos que parece que todo se desmorona a nuestro alrededor: nuestros valores, nuestras seguridades, nuestras comodidades, todo aquello que dábamos por supuesto; que nuestro mundo está en una decadencia diríamos que mortal. Frente a esto, no hay nada que nos vaya a sostener sino la Iglesia, simplemente porque es indestructible por promesa de Nuestro Señor: «Las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella». Y, además, porque el valor infinito de la sabiduría y la belleza que encontramos en el arte y la música sacros, la teología católica, la filosofía y las tradiciones que la huella católica ha dejado en nuestro mundo no puede sino ser dada a conocer y ser esgrimida como un estandarte.
¿Qué tal repercusión ha tenido?
Los inicios en todo proyecto de este tipo son difíciles, cuesta mucho darse a conocer y por eso agradecemos de corazón esta oportunidad que nos dan. Pero estamos satisfechos y confiados en que seguiremos creciendo. Lo importante es que estamos haciendo algo que nos sale del corazón y que nos ilusiona, que teníamos necesidad de hacer; los frutos ya llegarán. En realidad, ya llegan cada vez que alguien decide colaborar y suscribirse. Es fundamental que, entre todos, cada uno en su entorno y según sus posibilidades, demos esta batalla. Porque es una batalla, no solo cultural, sino también espiritual.
Han apostado por la calidad, a pesar de no contar con medios, algo muy difícil.
Estamos inmensamente agradecidos a los colaboradores de alto nivel que han accedido a enviarnos material de gran calidad, eso es lo fundamental. Y que estéticamente quede bien presentado es un imperativo, no hay que deslucir la belleza de lo que se cuenta en el texto. Se hace con sana intención y amor a Dios, es en el fondo lo que nos mueve a todos.
¿Podrá salir algún día en formato papel?
El tema del papel está muy complicado. De momento, al igual que Laus Hispaniae, estará disponible como libro en papel por Amazon. Pero editar la revista como tal en papel y en color es un proyecto que se podrá estudiar, pero de momento no es viable por falta de medios.
¿Cómo se puede colaborar con ustedes?
Desde luego, la mejor forma es adquiriendo una suscripción anual de 12 euros, que da acceso a todos los números publicados hasta el momento y todos los siguientes durante el año. La revista se edita cada dos meses.
La dirección web es: https://lausdeo.es
Por Javier Navascués
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