El P. Alberto Domínguez García Ceca explica como la adoración ha transformado la vida de su parroquia
Alberto Domínguez García Ceca es párroco insolidum de la iglesia de la Inmaculada de Herencia (Ciudad Real). Nacido en Malagón el 22 de mayo de 1987 y ordenado sacerdote en la basílica catedral de Ciudad Real el 6 de abril de 2013.
¿Cómo nace la iniciativa de la adoración perpetua ante el Santísimo Sacramento?
Nace del deseo de un grupo de seglares de la parroquia de querer que el Señor sea el centro de la vida parroquial. Su presencia permanente entre nosotros, como fuente y cima de su vida cristiana.
Es una buena señal, que sean los mismos seglares los que lo pidan, indicio de que tienen sed de santidad…¿Qué frutos ha habido en la parroquia?
Ya llevan un buen tiempo con adoración ante el Sagrario. Llevamos dos años de 8:00 de la mañana a 21:00 todos los días del año y entre los frutos que se pueden decir es una profundidad en la vida espiritual de los fieles de la parroquia, que han consolidado ese compromiso con el Señor y ese adentrarse en el misterio de nuestra fe, que es la Santa Misa, que se prolonga en la adoración permanente.
¿Podría contar algún testimonio concreto de gente que le ha transformado?
Pues en concreto la coordinadora general ella cuando da su testimonio cuenta como poco a poco adentrándose en ese estar en silencio con el Señor ha ido cambiando su hondura o profundidad en la fe e incluso su compromiso apostólico en su vida familiar, en su vida laboral y en su compromiso social.
Además hemos ido viendo como los jóvenes de la parroquia han ido creciendo gustando y saboreando lo que es la presencia de Jesús en la Eucaristía, fidelizando lo que es su compromiso con el Señor. Ellos han ido tomando poco a poco conciencia de que están ante Alguien y con Alguien. Y ese encuentro con el Señor, tal y como decía Benedicto XVI, hace que haya vida cristiana y es una gracia ver a tantos jóvenes semanalmente adorando al Señor desde los quince años hasta los veinticinco o treinta.
¿Por qué Jesús realmente presente en la Eucaristía es el que revitaliza todo en una parroquia?
Porque la evangelización comienza en Él y tiende a Él y Él es el único que puede transformar nuestro corazón y restaurarlo y puede hacerlo y lo quiere hacer. Por eso lo que nos llena de alegría es sentirnos profundamente amados y de forma incondicional, y eso hace que haya vida, y vida en Cristo.
¿Qué supone inaugurar la adoración perpetua el día de la Virgen de Lourdes?
Pues un regalo de la Virgen a su pueblo Herencia, que es un pueblo mariano en el que hay gran devoción a la Santísima Virgen. Y es más, es un pueblo cuya patrona, la Inmaculada Concepción, ha hecho posible esta capilla como fruto de su coronación pontificia del pasado mes de mayo.
Previa a la coronación hubo una misión Mariana donde la Virgen recorrió más de ochocientos hogares del pueblo y donde en los seglares comenzaron una petición del regalo de la capilla de adoración perpetua. Por eso inaugurarla el día de la Virgen de Lourdes es agradecer a la Inmaculada el regalo de su aparición en Lourdes.
¿Cuentan con muchos jóvenes adoradores e inquietudes vocacionales?
Pues ahora mismo tenemos un grupo de unos 40 chicos que semanalmente tienen su Hora Santa y estos mismos se están comprometiendo las madrugadas de los fines de semana para estar con el Señor, no una hora, sino dos horas. Es una gracia. A ello ha contribuido mucho el que los jóvenes han caminado en retiros Bartineo y Effetta, en donde se han encontrado con el Señor y han iniciado un proceso de conversión en todos los sentidos.
¿Cómo va unida la adoración, con la coherencia de vida y buena doctrina?
Cuando adoramos estamos ante Alguien, Aquel que ha dicho que es Camino, Verdad y Vida. Estar delante del Señor implica dejar de mirarse a uno mismo y empezar a mirar a Cristo como decía Santa Teresa de Jesús, poner los ojos en el crucificado y todos os hará poco, así mirándolo a él tu vida va adquiriendo la coherencia evangélica. Dejar de ponerte tú como centro para que Él sea el centro y de esa manera también vas recibiendo la gracia para poder reajustar tu vida conforme al ser de Jesús. Y además claro lógicamente cuando uno adora no está solo, sino que está, junto con toda la Iglesia, adorando, alabando y bendiciendo. Por eso una capilla adoración perpetua es un Cielo en la tierra porque el Cielo será una continua alabanza y una continua adoración. Por lo tanto la doctrina y la tradición de la Iglesia nos ayuda a vivir esa comunión más allá de lo visible.
Por Javier Navascués
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