Tomar las 12 uvas es un sinsentido supersticioso y pagano que dejé de hacer porque no me aporta nada
Se acerca el día 31, pero deseaba comentarlo hoy, para que tengan unos días para reflexionar, como antes de las elecciones de esta partitocracia liberal. No hay obligación de votar y tampoco de tomar las 12 uvas. Piensen si tiene algún sentido hacerlo, al margen de no dar la nota, por abstenerse lúcidamente de este convencionalismo absurdo.
Casi nadie sabe muy bien el verdadero origen de esta tradición pagana y supersticiosa, pero casi todo el mundo participa en esta farsa cada año fiel a la costumbre, dando por hecho que hay que hacerlo, un precepto laico de la modernidad.
Buscando el origen de este sinsentido me ha entrado un profundo bostezo, que si un excedente de una cosecha de uva, que si unos chulapos madrileños que se rebelaron contra una costumbre burguesa…Hay muchas teorías, ninguna con fundamento sólido y mucho menos con raigambre católica.
Y no vale decir que es una tradición familiar o española, pues eso no garantiza per se que sea algo bueno o que tenga algún sentido, dado como se ha venido deteriorando la vida familiar en la modernidad y como ha degenerado la sociedad española.
Es en realidad una costumbre pagana y mundana, hoy tan asociada a la televisión y los bodrios infumables que se traga de manera acrítica la mayoría de españoles cada fin de año. Ya he condenado abundantemente la incongruencia de ver la pútrida televisión en estas fechas tan sagradas para los católicos.
Yo hace años que dejé de tomar las uvas, porque no me aportan nada, no le veo sentido y porque no tengo que seguir de manera borrega a la masa.
Querido lector, le invito a hacer lo mismo. Apaguen la televisión e ignoren olímpicamente este paripé. El que quiera tomar las uvas, allá él…y que por cierto tenga mucho cuidado en no atragantarse, pues ya ha habido varios fallecimientos por este motivo. Una triste forma de acabar el año y de acabar con la vida.
Por Javier Navascués
23 comentarios
Coincido con evitar las supersticiones, pero esta costumbre no sólo se hace por superstición. Y también por costumbre se lanzan fuegos artificiales esa noche, que tienen origen chino...
Yo pude escaquearme estos últimos años gracias a mis hijos. Siempre había alguno lo suficientemente pequeño que no estaba despierto a esas horas. También gracias a la pandemia. Al estar solos nos íbamos a la cama más temprano. Este año no sé si podré escaquearme. No puede hacerse de modo compatible con ser cristiano?
Para mí la verdad sea dicha: no es algo importante ni para bien ni para mal, algunos años las como y otros no. Deberíamos verlo como algo inocuo y accesorio sin tener que hacerlo por presión social al igual que to todos los excesos navideños incorporados por la sociedad del mal llamado bienestar consumista.
Para los católicos los alimentos, con excepción de días de vigilia o abstinencia (que por cierto las uvas no quebrantan), no hay alimentos prohibidos.
Si nos ponemos así, no le dé regalos de Reyes a sus hijos, sino solo incienso, mirra y oro; lo otro es un desarrollo evidentemente humano. No celebre cumpleaños, ¿para qué?
Las fiestas del pueblo o su ciudad son despreciables; no vaya en esas fechas sino cualquier otro día del año...
Cuidado con estas decisiones ideológicas y no religiosas que solo pueden aislarnos de la familia, amigos y comunidad. ¿Es lo que el Señor quiere?
En mi familia siempre las hemos tomado, y creo que si alguna virtud tienen es la de hacernos entrar a carcajadas en el año nuevo, cosa que, bien mirado, concuerda muy bien con la sana alegría de estos días. La gente tiende a dar mucha trascendencia a la Nochevieja, al cambio de ciclo y los propósitos y demás zarandajas, cuando para nosotros los católicos el verdadero año litúrgico comienza con la Pascua. Vividas en un ambiente cristiano y familiar me parecen un detalle que suma alegría, así que bienvenidas sean. Pienso, por otra parte, que a Chesterton le hubiera encantado esta tradición -mucho más inocua, por otra parte, que su tan celebrado snapdragon-. Lo dicho: obre cada quien según su conciencia, sin perder de vista a Aquel que es el verdadero protagonista de estas fiestas. Un abrazo en Cristo y feliz año a todos.
aún su tiempo nos queda,
transcurrido ha una semana
y estamos en nochevieja.
Y estas uvas que tomamos
son para nuestra Salud;
la que nos trajo aquel Niño
que fue muerto en la Cruz.
No son uvas profanas, no,
que con ellas se hace el vino
que se transforma en la Sangre
del mismísimo Dios Vivo.
La Salud es salvación
y la salvación destino
de quien busca caminar
en Cristo, que es el Camino.
Para votar tampoco hay obligación, pero (esto ya sería tema de otro post) en las condiciones actuales creo que sí hace daño, y mucho más que comer 12 uvas el 31 de diciembre.
Para una tradición moderna y extendida que hay con un elemento absolutamente español, cotidiano en la vida de los españoles y cotidiano en la vida de Jesús, como son las uvas, sólo faltaba que lo invisibilizáramos o pretendiéramos satanizarlo.
Nos pone al nivel de esos adventistas y Testigos de Jehová y otras sectas que dicen que no hay que beber nunca vino, ni café ni celebrar cumpleaños y que todo les parece mal...
Lo que no es pecado, está permitido y forma parte de la libertad de los hijos de Dios. No hay que multiplicar las prohibiciones sin necesidad.
No es pecado tomar las uvas con las campanadas, ni no hacerlo, pero quizá sí es pecado multiplicar los fardos de los fieles.
Además, lo de "yo soy muy especial, no hago como los demás" tiene un punto de vanidad.
San Pablo ya resolvió el tema: donde fueras haz lo que vieras, no hay alimentos impuros, simplemente no peques.
Yo suelo rezar una jaculatoria cuando termina el año y recibo el nuevo con mi familia. Acto seguido me pongo "en plan Emmanuel". Mi marido e hijo se llaman Manuel, así como otros familiares, algunos ya fallecidos. Le quito toda importancia a las uvas. Para mí no son de la suerte.
He celebrado la fiesta a lo pagano. No aporta nada. Mantiene en la ceguera a la gente. El vacío del pecado es asfixiante. Y precisamente por eso sé, que Dios me corrija si estuviera equivocada, que se puede celebrar familiarmente una despedida de año sin ofender a Dios. Con el tiempo y el auxilio de Dios iremos viendo.
Dicho esto, me despido hasta el próximo año.
Estaría bien ver la reacción en Las Palmas o en Cádiz (por poner dos ejemplos) si les dicen en la Iglesia de prohibir el carnaval, por cierto.
Mi padre cumplió años hace poco, y celebramos, simplemente, estar otro año todos juntos en torno a una humilde mesa. Tres generaciones reunidas a su lado, hijas y nietos. Tampoco le veo nada malo a eso.
Ahora sí, hasta el próximo martes año.
Espero que ninguna persona mayor que celebre la nochevieja o su cumpleaños se sienta culpable y padezca leyendo todo esto
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