Gil de la Pisa habla de su libro ESTO VIR, sobre ejercicios ignacianos, tras ser traducido al inglés
Acaba de salir al mercado la versión inglesa de ESTO VIR sobre los Ejercicios Espirituales de San Ignacio y con ese motivo, me ha parecido oportuno entrevistar a su autor, D. Gil de la Pisa.
Esto Vir!: Be a Man! : De La Pisa Antolín, Dr Gil: Amazon.es: Libros
Háblenos brevemente de su obra “ESTO VIR” y de la razón que le movió a escribirla.
La gestación del libro, ESTO VIR, se puede decir que fue imprevista. No tenía ninguna intención, en ese momento, de escribir un libro pues empleaba mi tiempo en escribir artículos para revistas, boletines para mis amigos, escritos de diversa índole, y en dar conferencias. En otro tiempo había terminado varios borradores – uno de ellos sobre Relaciones Públicas, otro sobre Franco– pero no había editado ninguno.
A principios del siglo XXI, –con setenta y siete años a mis espaldas–, seguía haciendo –como siempre–“apostolado de la palabra” y escribí un artículo para la revista “Siempre p’alante” invitando a practicar Ejercicios Espirituales de cuya práctica soy un convencido empedernido. Creo en la necesidad de encerrarse frecuentemente –y mejor anualmente– para meditar y orar en “silencio total”. Personalmente, los he practicado más de sesenta veces, pues no creo que haya mejor modo de perseverar en la Fe del Bautismo.
Ese artículo lo fundamenté, sobre una metáfora: “Si para tomar tierra con un Boeing 707 hay que ser piloto y estar capacitado, mucho más importante y trascendente es capacitarse para “aterrizar en la Eternidad, sin estrellarse”…Es lo peor que te puede ocurrir.
Luego, rumiando a solas esa idea, me pareció que sería muy útil y provechoso convertir esa realidad tan seria, en un libro…Y así nació “ESTO VIR”, cuyo título original era otro: “EL SILULADOR DE VUELO INSUPERABLE”.
¿Y por qué lo cambió?
Pues, porque mi amigo y consejero Blas Piñar, creyó que era mejorable….y debía pensar en cambiarlo para no despistar al posible comprador sobre su contenido.
La metáfora elegida era buena para entrar en materia y obligar a pensar en tema tan serio como el “aterrizar” en la eternidad, pero el título no. El objetivo perseguido con el libro era: abrir los ojos del lector sobre el desastre que suponía fracasar en lo único que importa: salvar el alma. Y el mejor método para acertar en el ineludible paso de esta vida efímera a la “otra”–definitiva y Eterna–, es el entrenamiento y el “título” que facilitan los Ejercicios Espirituales de San Ignacio, en régimen de retiro: “¡piloto de Eternidad!”–
Y esto no lo pienso yo exclusivamente, pues todos los papas, desde que San Ignacio de Loyola los hizo aprobar por Roma, han creído eso mismo; y, todos sin excepción, los han recomendado como la forma más segura de “santificación”.
Osea que usted en “ESTO VIR” facilita la comprensión del pensamiento del Fundador de los Jesuitas como “método de santificación”.
Ciertamente, así es. Me limito a presentar mi experiencia, glosando el pensamiento ignaciano. Por lo tanto, no tengo el menor mérito en su contenido, soy una especie de “micrófono/altavoz” al servicio de quien precisa ampliar la potencia de la voz… Mi único mérito posible podría radicar en haber acertado en el relato de lo visto y experimentado en esas muchas tandas, donde “se vive el maravilloso texto”, escrito por el capitán de los Ejércitos de Castilla, defensor de Pamplona,– donde fue herido –. Él, sin embargo, lo atribuye a nuestra Señora y Madre, la Santísima Virgen, María, que sería la autora verdadera del mismo.
¿Qué frutos ha dado el libro en todo este tiempo?
Pregunta difícil de contestar y que solo conoce Dios. Si bien es cierto que, a juzgar por lo que me llega directamente de los lectores, no puedo ser pesimista respecto al acierto por haberlo escrito.
En primer lugar, no he recibido ningún comentario negativo, –algo poco habitual–, y por otra parte, me han llegado comentarios muy significativos. Así, poco tiempo después de su publicación, un universitario de la Universidad de Navarra, lo compro, le gustó y se lo pasó a un compañero. Este, al devolvérselo, le dijo: “¿Sabes de dónde vengo? …de confesarme; no lo hacía desde mi Primera Comunión…”
Había regalado el libro a un amigo y, al cabo de unos días, me llamó para decirme:
–Gil, me voy a ir a Poblet, a “retirarme unos días para meditar”.
Cierta joven –muy católica y dada a al apostolado—había quedado con sus amigas, ese viernes, para salir con ellas en la tarde-noche; mientras llegaba la hora, se puso a leer “ESTO VIR”, que le habían regalado esa misma mañana… Cuando se dio cuenta, eran las tantas de la madrugada: se había leído el libro de un tirón y olvidado de las amigas, que le esperaron en vano…
Algún ejercitante me ha comunicado que el director de los Ejercicios, –en la tanda de la que salía,– había citado el libro en sus charlas y lo recomendaba…
Y así podría ir citando informaciones que permiten confiar que “ESTO VIR” es un “colaborador del Espíritu Santo” para mover las conciencias de los lectores en la buena dirección. Y, en consecuencia, me proporciona una gran satisfacción poder ser un “instrumento” suyo, que es lo que el Creador espera de sus criaturas. Máximo a lo que podemos aspirar: ¡ser colaboradores de la gracia divina!
De ahí que le tenga un cariño especial.
¿Por qué hoy más que nunca es necesario difundir los ejercicios ignacianos?
Para responder a esta pregunta necesitaríamos,–tú y yo–, más que una entrevista, escribir conjuntamente un libro sobre el tema.
De todos modos, una respuesta sería el interés de todos los papas–desde el siglo XVI a finales del XX– al insistir todos, sin excepción, en la importancia de los Ejercicios Espirituales para llevar una vida humanamente inteligente, o sea cristiana, consecuente con la doctrina salvadora del Evangelio.
Cuando nos movemos en un mundo que vive en el ruido y del ruido, y “no puede pensar” precisamente porque ese ruido se lo impide, los Ejercicios de San Ignacio, en completo silencio durante ocho o diez días, –al menos cinco—son una medicina infalible. Matan, de golpe, a los dos enemigos mortales de la civilización. Al no pensar los hombres viven de ideas tópico y los Ejercicios son el mejor entrenamiento para la razón, –la utilización de la Lógica y el sentido común–, pero, además te ejercita la otra gran facultad del alma: la Voluntad. Todo esto lo verás claro leyendo o mejor estudiando ESTO VIR.
¿Por qué decidió traducirlos al máximo de idiomas posibles?
La información que te ha llegado de que “ESTO VIR” saldrá en estos días en su versión en inglés ´´que ha motivado esta entrevista–, es sin embargo, “mérito de los lectores”. Ellos lo han movido. Javier, yo no he sido el promotor de las traducciones del libro. Refutando en cierto modo mi tesis de que a los considerados de “nuestro bando” les falta “algo esencial” que he intentado a lo largo de toda mi vida “promocionar”– sin resultado visible–: “les falta, sentido de la ‘unión’ y les sobra individualismo, –con abundantes “cabecitas de ratón”–.
Igualmente debería traducir “ARDE EN LAS MANOS” y “LA PIEDRA ROSETA DE LA CIENCIA POLÍTICA”, pero ni he tenido medios, ni tengo ya edad para hacerlo por mí mismo. Por otra parte, como ya anunció Jesús en el Evangelio, los “hijos de la luz” no tenemos la “inteligencia práctica” de los hijos de las tinieblas.
La traducción al portugués la provocó, Helga, una señora brasileña, abogada española, residente en Asturias, y que emite información a Brasil en su página de internet. Había traducido por propia iniciativa, algún vídeo mío y decidió hacer lo mismo con ESTO VIR. Luego me pidió que lo editara; y así lo hice. Desgraciadamente, la editora “Buboc” me engañó al anunciar que tiene “Delegación en Brasil” – aún se puede ver en su página Web– y, luego he “comprobado” que no es verdad, con lo cual no se ha vendido ningún libro allí.
La versión inglesa también la ha motivado una señora californiana traduciéndolo de “motu propio” –Adriana–. Eso sí, escarmentado –y no encontrando editorial– el P- Jesús, sacerdote amigo y experto en la materia, la ha “editado” en AMAZON. De ese modo, los lectores de habla inglesa en todo el mundo podrán comprar ESTO VIR, en su idioma –y en breves días, probablemente en una semana–.
Ojala aparezca algún lector francés, alemán o ruso –japonés o chino—que desee imitar a Helga y a Adriana y me permita seguir publicando en esos idiomas. Sería algo fantástico. Tengo la satisfacción de ver cómo Amazon sigue vendiendo un libro que salió hace dieciséis años –también los otros dos “LA PIEDRA ROSETA DE LA CIENCIA POLITICA” y “ARDE EN LAS MANOS”–, y sin distribuidora y sin publicidad alguna; solo la del “boca a boca”.
Por Javier Navascués
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