P. Barthe: "Hay que conseguir, tras este pontificado, la libertad pura y simple de la misa tradicional"
El Padre Claude Barthe, sacerdote diocesano, es cofundador de la revista Catholica, capellán de la peregrinación Populus Summorum Pontificum, y autor de obras como Histoire du missel, La messe de Vatican II, La messe une forêt de symboles, Les romanciers et le catholicisme, o Penser l’œcuménisme autrement.
¿Qué supone para usted ser el capellán general de la peregrinación Summorum Pontificum?
Es una responsabilidad, porque surgen muchos problemas. Imprevistos de todo tipo que hay que estar resolviendo siempre, y este año aún más, pero también supone una gran alegría que podría calificarse como un gozo espiritual. Esta peregrinación resulta útil, creo yo, para la visibilidad de la misa tradicional y, por lo tanto, para la vida de la Iglesia.
Además este año cobra una importancia mayor, debido a las restricciones del motu propio Traditionis custodes.
Eso está claro. De nuevo hemos vuelto a entrar en un período difícil para la liturgia tridentina. La llegada y la presencia pacífica y firme, en Roma, de representantes de los sacerdotes y fieles practicantes de esta liturgia supone un testimonio importante. Es cierto que las condiciones impuestas a los viajes por la crisis sanitaria pueden desanimar a algunos peregrinos, como ocurrió el año pasado. Pero el hecho de que la peregrinación se celebre supondrá un acto religioso de gran valor. Por otra parte, esta será la décima peregrinación. La primera tuvo lugar en 2012, y fue presidida por el cardenal Cañizares, que entonces era prefecto de la Congregación para el Culto Divino.
Por más desagradable que resulte el motu proprio Traditionis custodes, es también una prueba paradójica de la importancia de la misa tridentina, ya que aquellos a quienes disgusta esta forma litúrgica han entendido perfectamente que se trata de una fuerza en crecimiento, en particular entre el clero joven.
¿A veces pareciera que no siempre es fácil de conciliar el amor a la Misa tradicional y la fidelidad a la jerarquía de la Iglesia, especialmente cuando algunos prelados son muy contrarios?
Los hijos, en determinadas circunstancias, tienen el deber de ejercer sobre sus padres una «corrección filial». Nuestra actitud de resistencia litúrgica es de este orden, animada, creo, por el sensus fidelium. En la historia relativamente reciente han existido otras situaciones de gran tensión entre los fieles y miembros de la jerarquía: por ejemplo, en Francia, cuando León XIII quiso imponer a los católicos el apoyo a un régimen político surgido de la Revolución, o en México, cuando los cristeros fueron abandonados por la diplomacia romana y sus obispos.
¿Cuál es su función principal dentro de la peregrinación?
Me encargo de dirigir, directa o indirectamente, en su conjunto y en una multitud de detalles, todo lo relativo a las ceremonias: estar en contacto con los celebrantes, supervisar la organización de los diversos actos, obtener, o encargar la obtención de permisos en los diversos edificios sagrados… Todo esto lleva tiempo. En cuanto termina una peregrinación hay que empezar a prever la siguiente, sabiendo que hasta el último momento pueden surgir imprevistos.
También contará con la ayuda de 4 sacerdotes asistentes. ¿Cuál es su misión?
Don Nuno Castello Branco, notable políglota, es como el secretario de nuestra pequeña congregación eclesiástica. El canónigo don Marco Cuneo, del clero de Albenga, es el coordinador y ceremoniero de la misa en la Basílica de San Pedro. Don Giorgio Lenzi, del IBP, se encarga de todos los permisos administrativos y de la organización de las vísperas solemnes en la Basílica de Santa María de los Mártires en el Panteón. El canónigo don Antoine Landais, del ICRSS, rector de la Basílica de los Santos Celso y Julián, una antigua «capilla pontifical», organiza la adoración al Santísimo Sacramento y la salida de nuestra marcha a San Pedro. El padre William Barker, de la FSSP, se ocupa, a las órdenes del párroco, el padre Brice Meissonnier, de lo que sucede en la iglesia de la Santísima Trinidad de los Peregrinos, que es como la sede espiritual de nuestra peregrinación y donde se celebra todos los años el cierre de la misma, con una misa el domingo de Cristo Rey.
¿Con qué actitud se debe acudir para que esta peregrinación dé fruto?
Con una actitud de fe y de piedad. Si pensamos y sentimos que la misa tridentina es la expresión más perfecta de la fe católica eucarística y sacrificial, debemos cultivar siempre este sentido, y la palabra debe tomarse en su acepción más fuerte, la de sensus Ecclesiae, que debemos cultivar especialmente cuando oramos y celebramos en Roma.
Nuestra peregrinación se lleva a cabo bajo el patrocinio de San Felipe Neri, un santo que hizo mucho por la acogida espiritual y moral de los peregrinos que llegaban a Roma en el período que siguió al Concilio de Trento. Por otra parte, la iglesia de la Santísima Trinidad de los Peregrinos fue construida a finales del siglo XVI para la archicofradía del mismo nombre, que fue fundada por el mismo San Felipe Neri, y que tenía como vocación acoger y ayudar a los peregrinos que acudían a la ciudad.
Háblenos de la importancia de acoger y aconsejar a aquellos fieles un tanto desconcertados ante las restricciones de la Misa tradicional.
Se trata de mantener en ellos lo que yo llamaría una esperanza militante: la Iglesia en la tierra es militante, en medio de muchas penas y dificultades, incluso cuando estas dificultades proceden de su interior, o aún de arriba. La reforma de la liturgia –o mejor, la deformación de la liturgia– alcanzó su apogeo cuando se publicó el nuevo misal en 1969, hace más de 50 años. Pero el Vetus Ordo se mantuvo contra viento y marea y no ha dejado de difundirse. Las restricciones actuales son, en mi opinión, un paréntesis que, espero, se cierre lo antes posible. Lo que habrá que conseguir, en los cambios que sigan al presente pontificado, es la libertad pura y simple de la misa tradicional. En una Iglesia que, al menos en Occidente, parece estar desapareciendo, debe favorecerse todo lo que esté vivo, todo lo que sea misionero, todo lo que genere vocaciones sacerdotales y religiosas. Summorum Pontificum fue un compromiso estupendo en su contexto, pero nada más que un compromiso. La libertad de la liturgia romana tradicional forma parte de la libertad de la Iglesia, y es esta libertad la que hay que devolverle.
¿Por qué es importante que este encuentro se vaya consolidando con los años?
Porque este encuentro, desde sus comienzos, se organizó como una acción de gracias para el espacio que Summorum Pontificum había otorgado a la misa tridentina, y como testimonio, en la misma Roma, de la eterna juventud de esta misa.
Por Javier Navascués
29 comentarios
No está bien defender el Vetus Ordo atacando al Novus Ordo, como si fuera una "deformación de la liturgia" de la Eucaristía. Los Papas Pablo VI y Juan Pablo II, en la Institutio Generalis Missalis Romani, en (1975 y 2000), en el Proemio, dieron testimonio de que la Misa posterior al Vaticano II "mantiene la fe inalterada" y "manifiesta una tradición ininterrumpida".
Quienes aceptamos sus enseñanzas, estamos de acuerdo con ellos, con Benedicto XVI y con los muchos miles de Obispos católicos que creen lo mismo. Al mismo tiempo que admiramos y veneramos los sagrados ritos de la Misa de San Pío V.
Se explica y justifica porque el Novus Ordo Missae, incluso en su versión típica "se aleja de manera impresionante, en conjunto y en detalle, de la teología católica de la Santa Misa, cual fue formulada en la XXII Sesión del Concilio de Trento (...) Después de promulgado el Novus Ordo, el verdadero católico, de cualquier condición u orden, se encuentra en la trágica necesidad de optar entre cosas opuestas entre sí" (Breve examen crítico del Novus Ordo Missae, cardenales Ottaviani y Bacci, 1969).
Un apego meramente histórico, estético, sentimental, incluso por razones de piedad o devoción personal, al inmemorial rito romano llamado tridentino o de San Pío V, no explicaría ni justificaría la resistencia de más de cincuenta años ... ¡ni la que está por venir!
Lo sabe muy bien el entrevistado abate Barthe, ordenado sacerdote por el venerado arzobispo Marcel Lefebvre.
Devastación fue también la palabra elegida por Dietrich von Hildebrand para titular el segundo de sus célebres libros sobre la hecatombe posconciliar: "La viña devastada". El primero se había titulado "El caballo de Troya en la ciudad de Dios".
“Por último, el sacrosanto Concilio, ateniéndose fielmente a la tradición, declara que la Santa Madre Iglesia atribuye igual derecho y honor a todos los ritos legítimamente reconocidos y quiere que en el futuro se conserven y fomenten por todos los medios. Desea, además, que, si fuere necesario, sean íntegramente revisados con prudencia, de acuerdo con la sana tradición, y reciban nuevo vigor, teniendo en cuenta las circunstancias y necesidades de hoy.”
Y que, por tanto, no se entiende la restricción respecto al Vetus Ordo del motu propio Traditionis custodes, cuando la Iglesia concede igual derecho y honor a todos los ritos y quiere no sólo que se conserven sino que se fomenten. Así se pone de manifiesto dónde se encuentra la irregularidad, sin necesidad de atacar a nada ni a nadie.
El titular de esta noticia puede dar lugar a cierta inquietud.
+Ofenden a los miles de Obispos y sacerdotes que la celebramos, como si estuviéramos ofreciendo a los fieles un sucedáneo de la Misa auténtica, una "eucaristía protestante".
+Atentan también contra el Magisterio apostólico sobre la Misa, también evidentemente la Misa de 1969.
--Juan Pablo II (2003) enseña que "el sacrificio de Cristo y el sacrificio de la Eucaristía son un único sacrificio" (Ecclesia de Eucharistia, 14).
--Pablo VI (1968), el autor de la Misa postconciliar, había dicho antes (Credo del pueblo de Dios, 24).
--Benedicto XVI (2007), enseñando sobre la Misa, afirma: "Jesús es el verdadero Cordero pascual que se ha ofrecido espontáneamente a sí mismo en sacrificio por nosotros" (Sacramentum caritatis, 9).
Decir las barbaridades que algunos dicen (algunos) contra la Misa nueva, es atentar contra "el Sacrificio de Cristo en la Cruz", que se actualiza en ella sacramentalmente.
Les recomiendo en mi blog los artículos 653, 654, 655 y 656.
Y a pesar que de que el Novus Ordo es muy breve, parece que hay una cierta prisa en que termine. No es falta de FE o de respeto, sino de falta de Amor o constumbre, pues dedicamos a actividades sociales muchas horas a la semana, y al SEÑOR apenas 20 o 30 minutos una vez a la semana, Yo procuro ir todos los días a la Santa Misa. Lo peor - en embos casos - es que que no hay recambio generacional por falta de vocaciones; se ataca a la Familia como granero de las vocaciones sacerdotales, y como primera Evangelizadora que siempre ha sido..
Yo, solo por esto, les permitiría celebrar sus ritos, siempre que fueran sinceros con el tema de la libertad.
Toda discusión sobre si es "Mejor " o "·Peor " una que la otra , es folklore ....
La cuestión debatida no es si esa verdad católica ha sido negada por los papas posteriores al concilio. La cuestión debatida es si la revolución litúrgica ha contribuido a disminuirla o mitigarla, oscureciéndola en la vida de sacerdotes y fieles. A esta segunda cuestión muchos contestan que sí, sin ser por ello irresponsables ni querer ofender a nadie.
Sin conocer (y el conocimiento implica poner amor en el objeto de estudio) no se puede amar algo/Alguien.
Me quedo con que las nuevas vocaciones tienen suscitado el gusto litúrgico orientado hacia el pasado, hacia la antigua forma, "probada siete veces como la plata" en sus frutos espirituales por los siglos. La Primera Plegaria sí se salva, y ad orientem es cum laudem, digamos. Los santos fueron haciendo la Misa tradicional; mientras que una Comisión/Colisión hizo la nueva deprisa y corriendo. Y a la luz de traditiones custodes, me atrevo a decir que la Reforma del 69 fue la primera parte de este plan de eliminar la Misa. La tercera parte será abolir la Nueva. No sé cómo no ponen su barba a remojo los sacerdotes, porque esta restricción nones coyuntural; el objetivo es modificar la fórmula de consagración y abolir toda Misa. Yo sólo soy el último converso (42 años y 5 de conversión), pero creo que no podemos tolerar que se cercene así la Tradición. La lucha escatológica es entre la Tradición y la Revolución.
Dejo una entrevista que subtitulé recientemente al Dr. Scott Hahn en que declara su firme defensa de la Misa tradicional
https://youtu.be/0m6af-mUvAI
donde expresa cómo Dios se sigue abajando en la nueva forma litúrgica para llegar a más alejados como estrategia divina.
(la entrevista es de hace un año, cuando se anunciaba la fraudulenta encuesta a los obispos, donde ninguno desdeñó la dinámica tradicional en sus diócesis pero fueron falsificadas a la luz de los últimos descubrimientos periodísticos). Al final del artículo aparecen las declaraciones recogidas por la encuesta de los obispos MUY CONFORMES con la Misa tradicional:
https://adelantelafe.com/la-historia-oculta-de-traditionis-custodes/?utm_source=dlvr.it&utm_medium=facebook&utm_campaign=la-historia-oculta-de-traditionis-custodes
Ya traducido al francés y al italiano, pero todavía no al español: Work of Human Hands, a theological critique of the Mass of Paul VI, de Anthony Cekada.
No estoy de acuerdo con algunas opiniones y expresiones del autor pero si el fondo del tema, sin el cual es imposible romper con el problema y traer la paz litúrgica a la Iglesia frente a este enfrentamiento entre hermanos.
?Quieren que les mienta y diga lo contrario?
?Tengo que echarme doblemente la culpa a mi por haber digerido mal la nueva misa, y porque al decirlo estoy atentando contra el mismisimo Sacriifico de Cristo en la Cruz?
Senores, por favor, un poco de cordura, todo tiene un limite
Y si Ud. (creo recordar que es lefebvrista) comparte el erróneo parecer de Pagliarani, entonces está todo dicho. Puede releer, de todos modos, lo que escribió el P. Iraburu al respecto.
Esperemos no termine como el presunto autor de ese "Breve examen" que cita... Pero, eso sí, si lo cita al Cardenal Ottaviani, no deje de mencionar que él mismo celebró la Santa Misa según el Novus Ordo.
traditio-op.org/biblioteca/Rossi/Examen_critico_al_Breve_examen_critico,_Fray_Rafael_Rossi_OP.pdf
Con todos los respetos, considero que usted se equivoca. Reconocer la validez del Novus Ordo no implica que no se puedan criticar los numerosos elementos problemáticos y no tradicionales que presenta. Es un rito legítimamente aprobado y sacramentalmente válido, pero hay muchos datos objetivos que son muy criticables en este nuevo rito. Eso no impide que los sacerdotes lo celebren y los fieles se nutran espiritualmente en él, pero tampoco que se pueda hacer una crítica de este rito.
Incluso un artículo del sabio padre Guérard des Lauriers, que con Cristina Campo tuvo el papel central en la redacción del Breve Examen y terminó sus días como obispo y autor de la sutil tesis sedevacantista del papado material.
Desde luego que el articulito de fray Rossi contra el Breve Examen no está a la altura de los textos preconciliares pero, de nuevo, mil gracias por haberme hecho conocer el tesoro de esa biblioteca.
Cierto, el cardenal Ottaviani celebró el Novus Ordo hasta su muerte y, ciego que había quedado, hasta le hicieron firmar una desautorización del Breve Examen. Ya en una sesión del Concilio, cuando estaba mediociego, le habian cortado el micrófono para que se dejara de oírle en el aula conciliar, con risas y aplausos de los modernistas. En fin, todo muy edificante.
Y hay que tener en cuenta lo siguiente:
"Usted sabe, asimismo, que, para la interpretación del misal, lo esencial no es lo que digan los autores privados, sino únicamente los documentos oficiales de la Santa Sede. Las afirmaciones del P. Bo[u]yer y de Mons. Bugnini a las que usted hace alusión no son más que opiniones privadas" (Carta del Card. Ratzinger a Mons. Lefebvre, 20/7/1983).
«Me he alegrado profundamente al leer los discursos del Santo Padre sobre las cuestiones del nuevo Ordo Missae y sobre todo sus precisiones doctrinales contenidas en los discursos para las audiencias públicas del 19 y el 26 de noviembre. Creo que, después de esto, ya nadie puede escandalizarse sinceramente. En lo demás, hará falta una obra prudente e inteligente de catequesis, para solucionar algunas perplejidades legítimas que puede suscitar el texto».
En la misma carta, se quejaba:
«Por mi parte, sólo siento que se haya abusado de mi nombre en un sentido que yo no deseaba, por la publicación de una carta que yo había dirigido al Santo Padre, sin autorizar a nadie a publicarla».
«La belleza de la Iglesia resplandece también en la variedad de los ritos litúrgicos que enriquecen su culto divino, cuando son legítimos y conformes con la fe. Es precisamente la legitimidad de su origen la que
los protege y los guarda contra la infiltración de errores […]. De esa forma, la pureza y la unidad de la fe también son conservadas por el Magisterio supremo del Papa y por las leyes litúrgicas».
¿Una obra prudente e inteligente de catequesis para solucionar algunas perplejidades legítimas que puede suscitar el misal de Pablo VI? ¿Quién habría podido escribir tal cosa del misal de San Pío V, que codificó el inmemorial rito romano? Algunas perplejidades legítimas ....
Después de cincuenta años sabemos muy bien lo que ha sido de esa obra prudente e inteligente para solucionar algunas perplejidades que puede suscitar el misal de Pablo VI: la banalización y la desacralización de las misas que se celebran por doquier, y el debilitamiento de la fe en el sacrificio expiatorio de la misa, hasta casi su extinción. Pero no, no se extinguirá, porque gracias a la resistencia tradicional se ha conservado y salvado el inmemorial rito romano llamado tridentino o de San Pío V.
Estoy de acuerdo, les dais un miedo a la mala jerarquía tremendo, van a por vosotros para aniquilaros.
Desde el inicio de los años 70 sigo las consideraciones sobre El Novo Ordo Missae, de Arnaldo Vidigal Xavier da Silveira. Esta obra fue escrita a instancias de Plínio Corrêa de Oliveira. Espero pacientemente el momento en que se agote el límite que Nuestro Señor Jesucristo puso a la prueba de no prevalencia del infierno sobre la Santa Iglesia. Entonces todos sabremos la verdad.
El correlato de Novus es Antiquus. Aquí la veteranía se enriquece con la mayor cercanía y sintonía con la Tradición viva de la Iglesia. Por eso, el Papa Benedicto XVI habla del USUS ANTIQUIOR.
Y dije al principio que no tengo nada en contra del Novus Ordo. No obstante me permito observar que en la venerable liturgia que se remonta al Papa San Dámaso, no hay ninguna rúbrica que permita la creatividad, suprimir, añadir o cambiar cosas por parte del celebrante. Como dice Benedicto XVI, la nueva liturgia -ya cincuentañera- ha aparecido a menudo como una invitación a cambiar casi todo, menos la consagración, que en el usus antiquior es fórmula y en el Novus Ordo recibe el nombre de... RELATO.
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