Profanación de la clausura femenina, un libro editado por el P. Jorge López Teulón
Entrevistamos al P. Jorge López Teulón, postulador de las causas de los mártires en la archidiócesis de Toledo sobre el libro Profanación de la clausura femenina (del que es editor y autor de las notas) sobre los graves hechos ocurridos en tres conventos de clausura de la Diócesis de Toledo durante la Guerra Civil.
¿Por qué decidió editar el libro sobre la profanación de la clausura femenina? (Siempre inmersos en la colección Testigos de la Guerra Civil Española)
Mientras Javier Paredes, Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Alcalá, preparaba junto a José Manuel Ezpeleta la publicación del diario de una víctima de la atroz represión del Frente Popular en Madrid, comenzamos a hablar de la posibilidad de publicar los diarios de algunos conventos que conservan la Postulación de los Mártires de la Archidiócesis de Toledo.
Paloma en Madrid, que vio la luz hace dos meses, es la primera publicación de una colección de libros de la editorial San Román que se titula así: TESTIGOS DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA. Y hemos querido dar voz de nuevo a las mujeres que padecieron la persecución religiosa… está vez, en la segunda publicación de esta nueva colección, por voz de las monjas de clausura.
¿Por qué se centran especialmente en 3 conventos muy concretos de la diócesis de Toledo?
Bueno, la pregunta es sencilla. Como postulador para las Causas de los Mártires de Toledo es el material que más he podido manejar. Durante los días de la persecución religiosa española fueron asesinados por odio a la fe más de 8.000 clérigos y religiosos. De ellos, 296 eran mujeres, monjas de clausura y religiosas de diversas congregaciones e institutos que atendían asilos de ancianos, orfanatos, hospitales o colegios. A medida que han ido subiendo a los altares se ha podido hablar de esta realidad que sufrieron no solo las que alcanzaron el martirio sino cientos y cientos de ellas que sufrieron la persecución.
En las estadísticas del Anuario Diocesano de Toledo de 1930, se nos dice que Toledo tenía 55 conventos de clausura, con 882 monjas. Y otras 105 casas religiosas de vida activa (dice el epígrafe, sin clausura), con un total de 522 religiosas. Las cifras nos sirven para hacernos una idea. Si bien podemos afirmar que las religiosas que alcanzaron la palma del martirio son muy pocas (sobre todo extrapolando las cifras a los religiosos varones o a otras diócesis que sufrieron también la persecución) no queremos dejar de asomarnos a la persecución, la expulsión, el pánico, las cárceles que sufrieron todas aquellas mujeres consagradas. Y es lo que presentamos en este trabajo.
¿Cuáles fueron otros de los principales conventos profanados en España?
Aquí, sin embargo, la respuesta es fácil: todos. Todos los que pudieron. De nuevo, un dato certero. En la ciudad de Talavera, que es donde resido, los edificios religiosos sufrieron más con la afrancesada [e incluso con la desamortización, otro tipo de persecución] que con la guerra civil del 36. De hecho, el 3 de septiembre es la toma de Talavera. La guerra duró 48 días: los cinco conventos de clausura quedaron todos destrozados, saqueados y calcinados.
¿Hasta qué punto es grave profanar la clausura femenina de un convento?
Aquellas benditas mujeres llevaban décadas en sus monasterios consagradas a su vocación. Las palabras profanación o violación son las más acertadas a la hora de romper los sellos de la clausura, que libremente había sido aceptada por cada una de ellas al entrar en sus conventos. Eso nos hace entender la gravedad de los sucesos.
Alejadas del mundo, los sucesos de mayo de 1931, nada más despertar España a la Segunda República, las obligó a estar en alerta de ese momento. Estaban, la mayoría, enteradas de lo que pasaba, pero de ahí a tener que experimentar las salvajadas que se las hizo vivir… Por ejemplo, se repitió numerosas veces esto: sacarlas de clausura, distribuirlas por las casas del pueblo, volver a convocarlas y llevarlas a una tapia para hacer un simulacro de fusilamiento y después regresarlas a los domicilios…
¿Cuáles fueron los principales atropellos que cometieron?
Necesitaría mucho espacio para poder contestar. Un ejemplo que aparece en el libro y otro que no: en las Jerónimas de Toledo se convocó a la comunidad para llevarlas detenidas y delante de ellas fusilaron al capellán. Un caso muy conocido: la tarde del 8 de septiembre la beata Apolonia del Santísimo Sacramento, superiora general de las carmelitas de la caridad española, fue aserrada viva y descuartizada en la checa de San Elías de Barcelona y sus restos fueron echados como cebo para los cerdos. Como recordaba Javier Barraycoa, «al poco tiempo los mataron [a los cerdos] y los comían y vendían diciendo que eran chorizos de monja».
A pesar de la gravedad de los hechos, ¿Por qué no se han denunciado con la contundencia que merecen?
Yo creo que los hechos se denunciaron en su momento. Gracias a los relatos que se conservaron -como estos que publicamos- conocemos tantos detalles y la barbaridad que se cometió, con las asesinadas y con el resto -muchas de las cuales quedaron mermadas psicológicamente por lo vivido, de por vida-. En las comunidades se conservó la memoria [en la casa o en la Orden] de lo que le aconteció a tal o cual hermana. A nosotros nos toca contarlo. Y sobre todo reconocer lo que pasaron. No es un homenaje, una memoria histórica. Es recordar a estas atletas de la fe que derramaron su sangre o la ofrecieron en votos de martirio (aunque la mayoría no lo alcanzasen).
¿Qué es lo que realmente les movía a profanar conventos?
Trabajando estas mismas semanas sobre los conventos de clausura de Ocaña (Toledo), mira esta ilustradora anécdota:
«Expulsadas de su convento las madres carmelitas, el 23 de julio de 1936, primero salieron las enfermas y las ancianas, a las que dos milicianas mientras las registraban, les arrancaron cruces, rosarios y escapularios, y los tiraron al suelo… cuando llegó el turno de las novicias, dijo una de las milicianas:
-Oh, ¡qué guapa! Te has de casar con mi hijo, en vez de estar encerrada, has de ir a coger algarrobas.
Otro miliciano, mirando a las otros dos jóvenes, les dijo:
-Vosotras a casaros y a disfrutar de la vida, en vez de estar encerradas.
Una replicó:
-Somos esposas de Cristo.
Él con ironía contestó:
-Desde ahora quedáis divorciadas».
Se creían por encima de ellas. Luego robaron todo lo que pudieron, especialmente los títulos de propiedad y el dinero que hubiera. Profanaron tumbas, para robar ajuares que se pensaban encontrar cual tesoros enterrados.
En ese estado de libertad y perfección que era el sistema que querían imponer LAS OBLIGABAN a no ser libres. Pues libremente, habían decidido servir a Dios en la clausura.
¿Qué importancia histórica tienen los diarios de estas monjas para dejar constancia de lo salvaje que fue la persecución?
Pues nos ha parecido que toda. Porque es dar voz a su voz de mujeres, perseguidas muchas de ellas hasta el martirio. Es conocer en primera persona lo que tienen ellas que decirnos 85 años después. La viveza y frescura es absoluta.
Por Javier Navascués
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