Javier R. Portella analiza su libro El PSOE y la II República: ¿democracia o comunismo?
Javier R. Portella, escritor y editor, es director del periódico digital ElManifiesto.com. Como escritor ha publicado diversas novelas y ensayos, destacando entre estos últimos títulos como Los esclavos felices de la libertad y El abismo democrático, ambos traducidos al francés. En esta ocasión le entrevistamos con motivo de la publicación de su libro El PSOE y la II República: ¿democracia o comunismo?
¿Por qué un libro para cuestionar el carácter democrático del PSOE y la República?
Por una sencilla razón. Está incrustado en nuestro imaginario colectivo una idea tan poderosa como falsa: la Segunda República constituyó un régimen democrático al que, como máximo, se le reconocen algunos errores de detalle. ¡Un régimen democrático, cielo santo!… Un régimen democrático cuando, desde el comienzo —y ya de forma manifiesta, sin tapujos ni caretas, desde la Revolución de Octubre de 1934—, todo lo que hacían sus principales fuerzas, y en primer lugar, el PSOE, era encaminarse a la instauración de un régimen bolchevique: esa “República soviética” de la que hablaba Largo Caballero.
Sobre semejante falacia es sobre la que se sostiene el imaginario colectivo que lo falsifica y pervierte todo: toda nuestra visión del pasado (de la República, de la Guerra Civil y del franquismo) y, por consiguiente, del presente.
¿Cuál es la principal mentira histórica que ayuda a sostener el relato?
O dicho con otras palabras: ¿cómo es posible que siga vigente una falacia —la del carácter democrático de la República— que es tan grotesca como si alguien pretendiera, por ejemplo, que el franquismo fue un régimen de democracia liberal? Se ha podido y se puede mantener porque se sostiene sobre otra falacia mucho más general, por no decir universal. Me refiero a la idea de que la izquierda, haga lo que haga y cuente entre sus dirigentes con cuantos plutócratas se quiera, encarna la bondad, la libertad, la justicia y la defensa de los humildes, mientras que la derecha no liberal, haga lo que haga y defienda lo que defienda, encarna exactamente todo lo contrario.
¿Por qué el PSOE rompió el gran Pacto de la Transición?
Lo rompió porque, en realidad, nunca había creído seriamente en él. Sólo lo había aceptado con la boca chica y porque no quedaba más remedio. En el momento en que el franquismo se autodestruye, la correlación de fuerzas era netamente desfavorable tanto para el PSOE como para el conjunto de la izquierda. Por ello, no les quedó más remedio que simular que también ellos daban el gran abrazo de la reconciliación entre las dos Españas. Un abrazo que hubiese sido real si, absolviéndose mutuamente de lo cometido en la guerra, hubiese dejado a las dos Españas en situación de igualdad.