Milagrosamente 17 personas dejan la prostitución gracias a la asociación Santa María Magdalena
Hay en la Iglesia multitud de carismas y apostolados que hacen mucho bien a la sociedad y a las almas, pero estos magníficos testimonios no siempre llegan a las personas, pues los medios masivos, salvo honrosas excepciones, los suelen silenciar. Por eso es importante que desde páginas católicas nos hagamos eco de ellos y mostremos todo lo bueno que se hace en la Iglesia.
Hablamos con Nacho Sánchez, responsable de la asociación Santa María Magdalena, que ya ha rescatado a un buen número de personas del oscuro pozo de la prostitución. No es un apostolado fácil, pero gracias a la devoción a la Virgen y a la preciosa sangre de Cristo se van produciendo pequeños milagros, allí donde parece humanamente imposible.
¿Cómo nace su inquietud por este apostolado?
El día del estreno de la película Mary’s Land conocí a Salvador Íñiguez que empezó este Apostolado en Guadalajara (México).
Dos meses después yo hice mi retiro de Emaús donde sentí el amor De Dios profundamente. Dos años y medio después Salvador Íñiguez vino a Barcelona y dió su testimonio en la parroquia de San Sebastián y aproveché la ocasión para pedir permiso para empezar el mismo Apostolado que él hace en México, pero en Barcelona.
¿Cómo da forma a la asociación y con cuantos voluntarios cuentan?
La asociación cuenta con entre 5 y 15 personas. Unos vienen de forma más habitual, otros de forma más esporádica. Unos ayudan más en lo estructural, otros donando algo de dinero, otros en las salidas y otros en el acompañamiento, que es la pieza clave de todo esto.
La asociación simplemente es una forma jurídica para poder canalizar algún tipo de ayuda económica pero eso no es lo importante, lo más importante es la ayuda personal, El ir quedando, el permitirles ser escuchados, en darles consejos en cuanto a sus papeles, en cuanto a una búsqueda de trabajo, o en otros aspectos de su vida. Y lo más importante es acompañarles a la iglesia: a la adoración, a la alabanza, a misa, a una peregrinación.
¿Como es el proceso para acercarse a estas personas?
Se me ocurrió presentarme con una imagen de la virgen María, que es la que abre todas las puertas. Se la muestro y con eso ya se da lugar a una primera conversación, un primer encuentro.
Hablamos de sus vidas, de sus anhelos, rezamos en mitad de la calle, hasta que al final se crea una amistad y una confianza que posibilita un encuentro para comer fuera de ese entorno e incluso llevarle a una iglesia.
Háblenos de la importancia de llevarlas a la Misa y la adoración…
Eso lo es todo. Nosotros solo somos el instrumento, el puente entre una ubicación en una esquina de la calle por la noche, y el Santísimo que es el que va sanando y modelando los corazones.
Con frecuencia es un proceso lento que requiere paciencia y fe en Dios…
Casi siempre es un proceso lento. Aunque a veces se observan saltos cualitativos que nunca uno podría llegar a esperar que tuvieran lugar. La oración y la paciencia son las armas más útiles.
Con el tiempo se han dado frutos de personas que acaban dejando la prostitución…
Sí, ya han salido aproximadamente unas 17 personas que venían ejerciendo la prostitución y que ahora obtienen los ingresos para su sostén cotidiano a través de fuentes normales.
¿Qué es lo más gratificante de esta labor?
La amistad que uno obtiene con estas personas, saber que Jesús está contento con el regreso de las ovejas perdidas, observar la felicidad de todos ellos cuando poco a poco van dejando atrás la pesadilla en la que habían llegado a meterse normalmente por muchos años.