La siguiente frontera de los progresistas: un cristianismo ateo
Por ahora, seguimos en el ámbito del moribundo protestantismo histórico (que no debe ser confundido con aquellas denominaciones protestantes carismáticas y pentecostales, rígidas y moralistas al límite del sectarismo, y en gran expansión). Pero la experiencia de los últimos cuarenta años nos enseña que el catolicismo no es inmune a las influencias (mejor dicho, a las “pulmonías”) que provienen del protestantismo, transmitidas por aquellos virulentos gérmenes patógenos que son teólogos progresistas, liturgistas iconoclastas, innovadores obstinados, etc. Quién sabe si llegaremos también nosotros a resultados como éstos.
¿De qué estamos hablando? En Holanda, un pastor protestante ateo (debería ser un oxímoron, ¿no es cierto?), que se había hecho conocer publicando un manifiesto ateo, invita al Sínodo general de su “Iglesia” (las comillas son nuestras) a abrir un debate sobre la existencia de Dios. Muchos miembros de la “Iglesia” estarían convencidos de la utilidad de un debate de este género, como escribe este pastor, Klaas Hendrikse, al secretario general de su “Iglesia”, el pastor Arjan Plaisier. De hecho, según una encuesta reciente, uno de cada seis miembros ya no cree en la existencia de Dios o no está seguro de ella.