Más sobre el próximo Motu Proprio
El ultra progresista semanario francés Golias ofrece algunos detalles y expone sus reservas sobre el próximo Motu Proprio que unirá la Comisión Ecclesia Dei con la Congregación para la Doctrina de la fe. El artículo, al mismo tiempo, muestra el terror del progresismo francés ante las posturas del Padre Charles Morerod O.P., nuevo secretario de la Comisión Teológica Internacional, y de Mons. Nicola Bux, mencionado como principal colaborador en la redacción del próximo documento.
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Según nuestra información, y estando en la víspera de las ordenaciones de la FSSPX el 27 de junio en Alemania, el Papa desea escribir un segundo motu proprio en los próximos meses. El documento que será publicado esta vez no trata solamente de la Liturgia en latín, sino de una reintegración más global de la FSSPX en la Iglesia. Esto implicará exigir condiciones, por supuesto, pero igualmente involucrará a toda la Iglesia en este proceso. ¡Gravísimo!
En otras palabras, los obispos no tendrán más derecho a expresar en una manera tan declarada su abierta renuencia, e incluso tendrán menos derecho a frenar el retorno de los tradicionalistas. Debe comprenderse que los representantes de estas tendencias se quejan regularmente al Papa de los obstáculos que ponen los obispos y sus entornos para su rehabilitación. Hasta ahora, Roma y la Comisión Ecclesia Dei se han venido saltando a los obispos, pero esto, sin desautorizar abiertamente sus posturas.
De esta forma, en 1988, la Comisión regularizó muy rápidamente y en un modo muy cuidado a la Abadía Benedictina de Barroux, sin informar ni consultar al entonces Arzobispo de Avignon, Raymond Bouchex. Más recientemente, Roma procedió de la misma manera con respecto al Instituto Buen Pastor, sin informar al Arzobispo de Bordeaux, en el que fue establecido. Recientemente, llegó otro signo del Vaticano cuando se restableció a un párroco tradicionalista en disenso con su obispo en Calvados, un llamado al orden a los obispos. Después de este Motu Proprio, el obispo que sea considerado como demasiado reacio a dar la bienvenida a los fundamentalistas, recibirá, seguramente, un golpe en los nudillos.
Los obispos ya no podrán expresar sus reservas
Benedicto XVI y sus consejeros intentan aprovechar la tranquilidad del verano para avanzar por el camino de la reconciliación. Después de la autorización que permite la celebración según todos los antiguos libros litúrgicos (Motu proprio de 2007), después del levantamiento de la excomunión de los cuatro obispos cismáticos ordenados por el Arzobispo Lefebvre, se está abriendo una nueva fase, por cierto más delicada: sobre el divisivo terreno teológico, en particular con respecto al Vaticano II y al magisterio de los últimos Papas. Debe tenerse en cuenta que el Papa ha elegido como nuevo secretario de la Comisión Teológica Internacional al sacerdote dominico Chrles Morerod, precisamente por sus sensibilidad hacia los interlocutores tradicionalistas. De hecho, Morerod es el autor de una tesis doctoral por la facultad de teología de la Universidad de Friburgo, Suiza, sobre el superior general de los dominicos y comentador de Santo Tomás de Aquino, (Tomás de Vio) Cayetano (1469-1534) y su debate con Lutero.
El Padre Morerod, para el acuerdo teológico
Pero el Padre Morerod es conocido especialmente por su obra “La Tradición y la unidad cristiana”. El dogma es considerado la condición para la posibilidad del ecumenismo (“Palabra y silencio”, París, 2005). Y golpea duro contra el ecumenismo más liberal (de teólogos como Fries, Rahner o Tillard), al poner énfasis en la naturaleza esencial de un verdadero pensamiento católico, que debe ser verdaderamente teológico y filosófico.
Así, acentúa la diferencia entre el catolicismo y el protestantismo, en un modo que no disgusta a los círculos más “tradis”. El mismo Padre Morerod revisó minuciosamente el pensamiento de un protestante liberal británico, John Hick, y atacó especialmente el espíritu relativista. ¡Oh, esto nos recuerda a otra persona…! ¡La elección del Padre Morerod no es una casualidad! En términos muy concretos, la Comisión Ecclesia Dei se adjuntará a la Congregación para la Doctrina de la Fe. En un momento se pensó que podría ser unida a la Congregación para al Culto Divino, pero esto implicaría olvidar que el problema no es solamente o primariamente litúrgico. El nuevo Motu Proprio, que será preparado por quien tuvo un rol principal en el bosquejo del Motu proprio del 2007, Monseñor Nicola Bux – profesor de teología en Bari y estimado consultor de Joseph Ratzinger – justificará la importancia que se concede a la dimensión doctrinal de la controversia tradicionalista. No se puede hacer suficiente hincapié en el rol de Don Nicola.
El prelado italiano Nicola Bux, para el nuevo Motu proprio
Consultor de la Congregación para la Doctrina de la fe y a la espera de una promoción estratégica, Monseñor Bux, un sacerdote italiano de 63 años, cordial y discreto pero terriblemente conservador y preciso en sus argumentos, es el decidido e incansable artesano no sólo de un acercamiento a los fundamentalistas sino de una restauración del catolicismo tradicional en su conjunto. Es él quien redactó el Motu Proprio sobre la Misa en latín en el 2007. En su último libro, publicado el pasado mes de octubre en Italia, “La reforma de Benedicto XVI”, con prefacio de Vittorio Messori, Mons. Bux estima que se debe revalorizar la esencia de la “sagrada y divina liturgia”, que no es obra de las manos del hombre. Si así fuera, “no tendría ninguna finalidad distinta a representarse a sí misma y, sobre todo, no salvaría al hombre o al mundo, no lo santificaría”. Está convencido de que la liturgia de San Pío V respeta más el sentido de lo sagrado que la de Pablo VI. Critica también muy duramente a la reforma bautizada con el nombre del papa Montini, según él una verdadera “descomposición” de la liturgia, expresando y agravando lo que el teólogo Louis Bouyer denominaba “descomposición del catolicismo”.
En efecto, Mons. Bux no se limita únicamente al campo litúrgico. Denuncia la apertura al mundo que profana el misterio cristiano; y censura la vida relajada de los sacerdotes, en particular con respecto a la vida privada (celibato). También se opone a la desviación fundamental, según él, de la teología contemporánea, que consiste en un “giro antropológico” (que también fue denunciado, por Cornelio Fabro, en Karl Rahner). A esto opone un nuevo giro teocéntrico y cristocéntrico, simbolizado por el hecho de celebrar nuevamente hacia el Este, de espaldas a los fieles. Es fácil imaginar el contenido y el tono del futuro y próximo Motu Proprio con tal autor. El Cardenal William Levada, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, con problemas de salud, exasperado y afligido, desmoralizado, no tiene más el poder ni el ánimo necesario para oponerse a este cambio ultra-conservador. Lejos de presentarse como una defensa del Concilio, el Motu Proprio propondrá una lectura minimalista, borrando las novedades y cuestionando el espíritu. En resumen, un Concilio “según la tradición”, tal como el arzobispo Lefebvre estaba dispuesto a aceptar. ¿Es éste el mismo Concilio del que Pablo VI proclamó su importancia en 1976 frente a la disidencia integrista? Nada es más incierto.
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Fuente: Golias
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo
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5 comentarios
Dicho eso, respiran por la herida... je je je.
Jerónimo (Blogger)
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