Cardenal Pell: Newman contra los “errores de la época”
En el aniversario de la muerte de Newman, el Cardenal George Pell de Sydney ha hecho comentarios incisivos sobre la importancia de Newman y de su pronta beatificación. El Padre Z ofrece en su blog un sumario de los puntos principales del texto. Aquí presentamos nuestra traducción al español de los mismos.
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Dictadura del relativismo
Uniendo a Newman con el análisis del Papa Benedicto XVI de la “dictadura del relativismo”, Pell enfatiza que la comprensión de Newman sobre la conciencia está “dentro de la línea de la tradición cristiana, que sostiene la visión de que nosotros no creamos la verdad, sino que estamos bajo ella”. Incluso la conciencia, por tanto, debe “ser juzgada por la conformidad con la verdad y con la Palabra de Dios”. Como Newman declara en su Carta al Duque de Norfolk, la conciencia, de hecho, se realiza y perfecciona sólo cuando abraza la fe y la moral enseñada por la Iglesia Católica.
Newman sabe que, separada de esta vocación a la verdad objetiva, la conciencia degenera de ser un discernimiento de qué es lo correcto a ser “el derecho de la propia voluntad”. De esto surge “la dictadura del relativismo”, según la cual la verdad se sacrifica a las pasiones y opiniones humanas.
El énfasis contemporáneo en la primacía de la conciencia, que a menudo apela a la inspiración de Newman, pasa por alto sistemáticamente este aspecto de su enseñanza, según Pell. Para Newman, de hecho, la “verdad, especificada como la Palabra de Dios, tiene la primacía”. Sin esto, lo que la gente llama “conciencia” se convierte, según Newman, en una “falsificación”. Pell sugiere que el relativismo promovido por la conciencia “falsificada” lleva inexorablemente a “la dictadura de los números, del poder y la manipulación”. Cuando se da por supuesto que la “conciencia” de cada uno es “igualmente válida”, inevitablemente son las opiniones de aquellas conciencias más determinadas y mejor posicionadas para imponerse, las que prevalecen.
Verdad y política
Hablando de otra conexión entre el pensamiento de Newman y el del Papa Benedicto XVI, el Cardenal Pell sostiene que desde el principio, la fe cristiana se ha presentado a sí misma, sobre todo, como verdad. En esto se distingue de lo que Pell llama las concepciones “míticas” de la religión. Tales concepciones de la religión son “utilizadas para justificar disposiciones políticas y sociales – en este sentido, hoy se dice que la religión cumple una importante función terapéutica – pero no reclaman que la religión pertenezca al orden de la realidad en cuanto tal”. Para Newman, sin embargo, el cristianismo no puede ser alineado con otras religiones y reducido a un instrumento de cohesión social. Su pretensión de verdad lo hace permanentemente resistente a los recurrentes esfuerzos del Estado por someterlo y controlarlo.
En su “comprensión muy específicamente cristocéntrica y teocéntrica de la conciencia”, y también en su insistencia en la pretensión de verdad del cristianismo, Pell sostiene que Newman puede renovar la oposición de la Iglesia a la tiranía ejercida por la “ciencia” y el poder secular. “Un conocimiento que excluya radicalmente la dimensión trascendente de la vida”, dice Pell, “en parte se ha cegado a sí mismo. La disminución del conocimiento que se cierra a la fe es una de las razones por las que Newman insistía en que, si bien el valor del conocimiento es absoluto, el conocimiento mismo “categóricamente no es el bien más alto”. Pell nos recuerda que el testimonio que Newman dio de esta verdad tiene una importancia muy urgente para nuestro propio tiempo, en el que asuntos como “la humanidad de los niños por nacer; la humanidad de los ancianos, los discapacitados y los enfermos; y el tema de la injusticia de las malas condiciones de trabajo se ven amenazados por la dictadura de una pericia profesional divorciada de la luz de la fe”.
Por todas estas razones, escribe el Cardenal Pell, la beatificación de Newman aporta “un poderoso auxilio espiritual para nuestro esfuerzo de responder a algunos de los más importantes y dañinos errores intelectuales de nuestro tiempo”.
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Fuente: What Does The Prayer Really Say?
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo
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4 comentarios
Dicho eso, el influjo de Newman en este momento concreto de la historia de la Iglesia no podía ser más providencial. Muchas veces me he preguntado por qué se ha tardado tanto en beatificarle. Ahora entiendo la razón.
Esperemos que Navarro Valls (el catedrático de Derecho canónico, no el ex portavoz de la Santa Sede) lea este artículo y se dé cuenta de la recta diemnsión del tema de la conciencia en la doctrina católica. Otras perspectivas se nos pueden volver en nuestra contra...
Saludos cordiales.
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