Mons. Bux: “Que la FSSPX acoja la reconciliación y confíe en el Santo Padre”
Presentamos nuestra traducción de la entrevista que Don Nicola Bux ha concedido a Riposte Catholique, en la cual pone de manifiesto que el Santo Padre desea de todo corazón la reconciliación con la Fraternidad San Pío X.
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Don Nicola Bux, junto al Card. Brandmuller y a Mons. Marchetto, usted ha publicado recientemente una obra en la que expone las claves interpretativas del Concilio por parte de Benedicto XVI. Ahora es precisamente la cuestión de la interpretación del Concilio y del valor de su magisterio la que ha retrasado la regularización canónica de la Fraternidad San Pío X. En el último documento sometido a Mons. Fellay el 13 de junio, los encargados de su redacción habrían reintroducido la exigencia de que la Fraternidad reconozca la autoridad del Concilio en su totalidad. Parece, por lo tanto, que en Roma hay muchos modos diferentes de entender la “hermenéutica de la continuidad”: si por parte de algunos se plantea como principio base el reconocimiento preliminar del Vaticano II, otros hacen del Concilio mismo el objeto de la crítica (De Mattei), mientras una tercera interpretación sería la de razonar sobre el valor del magisterio del Concilio (en esta línea el padre Barthe habla de “magisterio incompleto”). ¿Es realmente así y se puede esperar que Roma de un paso atrás sobre la exigencia de un reconocimiento integral del Concilio? ¿Podemos acercar a Monseñor Di Noia, el nuevo vicepresidente de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, a esta tercera línea interpretativa? Él, de hecho, ha declarado a la agencia CNS que “los textos conciliares no deben leerse según el punto de vista de los liberales presentes en el Concilio” y que “es posible tener disensos y estar de todos modos en comunión con el Papa”, y ha explicado también que tiene la tarea de “ayudarlos a encontrar una fórmula que respete su especifica integridad teológica”. ¿Está cerca el entendimiento final?
El Concilio Ecuménico Vaticano II debe ser colocado, en primer lugar, en la larga historia de la Iglesia, de donde resulta la continuidad con aquellos que lo han precedido, aún con sus características propias, que constituyen también una novedad. ¿En qué sentido? En primer lugar, porque el Espíritu, que asiste a la Iglesia, hace nuevas todas las cosas. Luego, porque la tradición es recibir y transmitir. La renovación, o reforma, por lo tanto, tiene lugar en la continuidad, tema tratado a la luz del binomio inseparable, para la Iglesia Católica, “nova et vetera”. Y además la correcta hermenéutica es la primera “clave” indicada por Su Santidad Benedicto XVI en el famoso discurso a la Curia Romana en lo concerniente a la interpretación y la ecumenicidad del Vaticano II.
Sus documentos han sido descontextualizados respecto a la Tradición de la Iglesia y con frecuencia usados como expresión del “aggiornamento” (que habría debido poner juntos nova et vetera), minimizándolo y haciendo valer sólo lo nuevo. Así se lo transformaba en una suerte de ideología, en un “superdogma”, como llegó a decir el entonces cardenal Ratzinger a los obispos chilenos. Por lo tanto, se necesita una veraz presentación histórica del Vaticano II, entendido como instrumento de “aggiornamento”, es decir, de “renovación en la tradición”.
Un punto más bien olvidado en el discurso sobre el Vaticano II es el del consenso, es decir, cómo se forma, el camino que para alcanzarlo se debe realizar a través del diálogo entre opiniones, llegando a elegir una vía de síntesis, en cuanto a la doctrina no definida y en legítimo desarrollo. Las nuevas adquisiciones no necesariamente son definitivas e irreformables, sino que son orientaciones y preceptos del magisterio extraordinario de la Iglesia en sí y para su misión en el mundo. No por casualidad el magisterio ordinario pontificio sucesivo las ha interpretado, aclarado y desarrollado ulteriormente.
Se debe tener en cuenta también el diverso género de los documentos, que no son todos, en su totalidad y en su interior, de la misma naturaleza. Creo que en este sentido trabajará Mons. Di Noia. ¿Por qué no debería ser permitido también para el Vaticano II aquel estudio crítico que se ha aplicado al resto de los concilios?
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Otro elemento que podría hacer pensar en un retraso en la reconciliación entre Roma y Econe, es el nombramiento de Mons. Müller como Prefecto de Doctrina de la Fe. Al mismo tiempo, sin embargo, se ha tenido el nombramiento de Mons. Di Noia como vicepresidente de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei. En la nota de explicación del nombramiento emitida por la Congregación para la Doctrina de la Fe se afirmaba: “El nombramiento de un prelado de alto rango en este puesto es un signo de la solicitud pastoral del Santo Padre por los católicos tradicionalistas en comunión con la Santa Sede y de su fuerte deseo de reconciliación con aquellas comunidades tradicionalistas que no están en comunión con la Sede de Pedro”. ¿Es Mons. Di Noia el hombre encargado por el Santo Padre para alcanzar finalmente el reconocimiento de la Fraternidad San Pío X? ¿Los hombres lograrán llegar allí donde el Espíritu Santo parece haber trabajado tan bien?
Con seguridad éste es el intento del Santo Padre, al cual le importa mucho la reconciliación y la unidad de los cristianos. Cada cristiano, en base a lo que he dicho antes, debe amar la tradición, por lo tanto es “tradicional” – mejor que tradicionalista. En la Iglesia, todo aquel que recibe un encargo no promueve sus ideas sino que debe servir a la verdad, fiel a la enseñanza del Romano Pontífice.
Por eso, tenemos necesidad de una segunda “clave” para interpretar no sólo el concilio Vaticano II, sino toda la vida de la Iglesia: la “clave” de la fe, indicada también por Benedicto XVI con la convocatoria del Año de la Fe. De hecho, ¿para qué debe servir todo el debate sobre el Vaticano II? Para redescubrir la naturaleza del cristianismo, que es necesario para la salvación del hombre. Así los cristianos, con la inteligencia de la fe, deben contribuir a la inteligencia de la realidad. Éste es el contenido esencial de la fe, y el Papa advierte la urgencia de volver a anunciarlo frente a concepciones que la reducen a discurso, o a sentimiento, o a ética.
Es necesario rezar para que todos en la Iglesia sean dóciles al Espíritu Santo, Spiritus unitatis.
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Monseñor Fellay se ha expuesto mucho para favorecer las condiciones para la reconciliación. Como Superior general de la Fraternidad San Pío X, es depositario del carisma específico de ésta pero también de la herencia de Mons. Lefebvre, su fundador, y debe vigilar que tanto uno como otro sean preservados. La Iglesia, por otra parte, tiene todo el interés en que este carisma particular se ejerza plenamente en su interior, como usted ha tenido oportunidad de subrayar haciéndose intérprete del pensamiento del Papa. Algunas veces, sin embargo, se tiene la impresión de que Roma no facilita mucho las cosas a Mons. Fellay a través de decisiones que parecen no tener en cuenta esta doble responsabilidad suya. ¿No es simplemente porque en Roma no se conoce casi para nada el universo tradicionalista y, en particular, la FSSPX, su historia y sus protagonistas? ¿Puede ser también una cierta falta de conocimiento del pensamiento del Papa que no desea “apagar” el vigor de la FSSPX sino sólo dirigirlo correctamente en la Iglesia?
En la Carta a los Obispos, que Benedicto XVI escribió después del levantamiento de la excomunión, ha demostrado conocer bien y amar a esta amplia parte de los fieles, que son también sus hijos. Los pasos que ha dado están inspirados por la “paciencia del amor”, aquella que según el Apóstol debe caracterizar a todos los discípulos de Jesús. Considero que también el Superior General, Mons. Fellay, ha trabajado en la misma dirección y como tal toda la Fraternidad debería seguirlo, en primer lugar los Obispos y sacerdotes, venciendo el orgullo que viene del Maligno. Aprendamos de Jesús que es manso y humilde de corazón. Un obispo, un sacerdote, un cristiano, debe considerar la unidad como el bien más precioso, dice san Juan Crisóstomo, que ha costado la Sangre preciosísima del Señor. Precisamente antes de la Pasión, Él ha rezado: ut unum sint!
Luego, incluso si algunos hombres se equivocan, la Iglesia es indefectible, porque Jesús la ha fundado sobre la roca de fe constituida por Pedro, que “viene de piedra”, dice san Agustín. Su unidad es inamissibilis, no se podrá perder nunca, porque es como la túnica de Jesús, sin costuras, hecha de una sola pieza, que precisamente este año ha sido venerada solemnemente en Tréveris. Las divisiones de los cristianos no pueden destruir la unidad de la Iglesia.
El primado del Papa es superior al concilio. Y la Iglesia no es un concilio permanente. A Pedro y a sus sucesores el Señor ha dado el “poder de las llaves” de atar y desatar en la tierra y esto al mismo tiempo lo hace Él en el Cielo.
Afortunadamente, junto a la Escritura, los cristianos tienen en el Papa un antivirus visible contra el conformismo: el “pastor de la Iglesia que os guía”, advierte Dante en el V canto del “Paraíso”, “baste esto para vuestra salvación”.
Por lo tanto, que la Fraternidad Sacerdotal San Pío X – precisamente esto el Santo Padre lo está pidiendo a la Santísima Virgen María – acoja la reconciliación y confíe en el Santo Padre, y así conocerá un renovado desarrollo que será para beneficio de toda la Iglesia católica.
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Fuente: Riposte Catholique
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo
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33 comentarios
Bye, bye Novus Ordo....
Como "tradiecumenista" (asisto a misas de la FSSPX, Ecclesia Dei o diocesanas indiferentemente), no veo ningún interés en que la FSSPX se convierta en un instituto ED más. Si no va a gozar de libertad frente a los ordinarios, mejor que quede en situación irregular y pueda llevar la Santa Misa a aquellos lugares en los que se impida actuar a los institutos ED.
¿Llegaré yo hombre de la calle, pobre e inculto creyente como soy, a ver y comprender concreta y escuetamente, qué y cuál es la diferencia doctrinal que impide que la hermandad FSSPX pueda entenderse y por lo mismo unirse a la Iglesia Católica. Y viceversa?
Resulta que Mons. Fellay, "como Superior general de la Fraternidad San Pío X, es depositario del carisma específico de ésta pero también de la herencia de Mons. Lefebvre, su fundador, y debe vigilar que tanto uno como otro sean preservados".
Mons. Lefebvre y la FSSPX han pensado y han dicho que el Anticristo se ha apoderado de la Sede de Roma, llevándo a Roma a la apostasía; que varios documentos del Vaticano II son incompatibles con la fe católica y no admiten una verdadera hermenéutica de continuidad con la Tradición; han ordenado contra la ley eclesiástica y el mandato expreso de Juan Pablo II a cuatro Obispos; y siguen ordenando sacerdotes contra la expresa prohibición de Roma, ejerciendo durante años sus ministerios litúrgicos válida, pero ilícitamente, etc. Y Mons. Fellay debe guardar fidelidad "al carisma de la FSSPX y de su fundador, Mons. Lefebvre".
Lo que hay que oír.
Lo invito a leer bien el artículo para distinguir aquello que dice el entrevistador de lo que dice del entrevistado. La frase por usted citada, en efecto, no la ha pronunciado don Bux.
Francesco
http://www.youtube.com/watch?v=cl2xuThGB-I
Pido excusas, grueso error el mío.
En todo caso, traslado mi objeción al entrevistador de Riposte Catholique.
Puesto yo en el lugar de N. Bux, le hubiera dicho al entrevistador:
"cuando habla usted de la fidelidad que Mons. Fellay debe 'al carisma específico de la FSSPX y a la herencia de Mons. Lefebvre', ¿qué entiende usted por 'carisma'? ¿Cuál es el 'carisma' de Lefebvre y de sus seguidores?"
la soberbia que les ciega y les hace pensar que tienen más autoridad y discernimiento que el Santo Padre y que un Concilio.
Actúan igual que los que piden seguir la libre conciencia y sus propias conclusiones, herejes, todos caen en el mismo pecado, la soberbia de creerse los mejores y más puros.
Un solo obispo aislado del resto, no tiene la autoridad para ser árbitro de la entera Tradición. Eso nace del Colegio Apostólico reunido. Eso es un Concilio, eso han sido TODOS los Concilios.
yo lo tengo claro, me guste o no me guste, sigo lo que Pedro marca porque así lo quiso Nuestro Señor.
Si quieren irse ya saben, puente de plata, pero que sepan que fuera hace mucho frío.
Orgullo y soberbia, el pecado original, han probado el fruto del árbol prohibido.
Concilio Vaticano Segundo
Constitución Dogmática Lumen gentium:
14. El sagrado Concilio pone ante todo su atención en los fieles católicos y enseña, fundado en la Escritura y en la Tradición, que esta Iglesia peregrina es necesaria para la Salvación. Pues solamente Cristo es el Mediador y el camino de la salvación, presente a nosotros en su Cuerpo, que es la Iglesia, y El, inculcando con palabras concretas la necesidad de la fe y del bautismo (cf. Mc., 16,16; Jn., 3,5), confirmó a un tiempo la necesidad de la Iglesia, en la que los hombres entran por el bautismo como puerta obligada. Por lo cual no podrían salvarse quienes, sabiendo que la Iglesia católica fue instituida por Jesucristo como necesaria, rehusaran entrar o no quisieran permanecer en ella.
Y?
Eso aplica a la Iglesia en tanto q misterio salvifico.
Pero aplica tb en cuanto a su estructura jurídica??
Los lefevrianos tienen un mero problema jurídico.
Y todas sus afirmaciones sobre la Roma modernista y sede del Anticristo bien se Pueden subscribir. No son nada nuevo bajo el sol. Nunca atacaron ni un ápice la validez ministerial de lOs obispos, incluso de los obispos q han caído en herejía aun estando en comunión jurídica!
---Cardenal Ratzinger (carta al arzobispo Lefebvre, 28 julio 1987): “Divinamente instituida, la Iglesia tiene la promesa de asistencia de Cristo hasta el final de los tiempos. El romper su unidad con un acto de plena desobediencia de su parte causaría incalculable daño y destruiría el futuro mismo de su trabajo debido a que fuera de la unidad con Pedro no se puede tener futuro sino solo la ruina de todo lo que desea y aspira…Dandole su interpretación PERSONAL a los textos del Magisterio estaria usted cayendo en el MISMO LIBERALISMO que pretende combatir. De hecho es a Pedro quien el Señor le ha confiado el gobierno de Su Iglesia; por lo tanto es el Papa el principal artesano de su unidad. Asegurado en la promesa de Cristo, el Papa NUNCA será capaz de oponerse a la Santa Tradición ni al magisterio autentico. Exelencia, ¿considera mis palabras severas? Me gustaria expresarme de otra manera pero la GRAVEDAD del asunto no me permite otra eleccion.”
-----Cardenal Ratzinger (Carta a Lefebvre,1983): “...habla usted de "afirmaciones o expresiones del Concilio que son contrarias al Magisterio oficial de la Iglesia". Además usted enumera tres textos conciliares “incompatibles”, a su modo de ver, con el Magisterio pasado, añadiendo incluso "etc."... No puede afirmar la incompatibilidad de los textos conciliares - que son textos Magisteriales - con el Magisterio pasado y la Tradición. Le es posible decir que personalmente, no ve esta compatibilidad, y en consecuencia puede pedir a la Sede Apostólica explicaciones. Pero si afirma la imposibilidad de tales explicaciones, se OPONE PROFUNDAMENTE A LA BASE FUNDAMENTAL DE LA FE CATOLICA. Sólo es auténtica y tiene autoridad la interpretación del Magisterio, que es el intérprete de sus propios textos: ya que los textos conciliares no son los escritos de tal o cual experto; son documentos del Magisterio.”
--Papa Pablo VI (octubre 11 1976, carta al arzobispo Lefebvre) Nada de lo decretado en ese Concilio, como en las reformas que Nos hemos decidido llevar a cabo, se opone a lo que la Tradición Bi milenaria de la Iglesia considera fundamental e inmutable. De todo esto somos Nosotros garantes, en virtud, no de nuestra cualidades personales, sino por la tarea que el Señor nos ha confiado como sucesor legítimo de Pedro y de la asistencia especial que nos ha prometido, como a Pedro: “He rogado por ti con el fin de que tu fe no desfallezca” (Lc 22,32). Con Nosotros es garante de esto el episcopado universal. Nuevamente, usted no puede distinguir lo que es pastoral de lo que es dogmático para aceptar algunos textos del concilio y rechazar otros”.
-¿Osadía ésta? Podría ser pero a uno se le antoja
-"Aggiornamento" cabe entenderse que a modo de consigna a seguir fuera el soplo que el Espíritu Santo inspiró a Juan XXIII
-"Aggiornamento"; (ajournemant) Y su hermenéutica tan comentada, la de este verbo, donde podría estar el dilema de la disputa. Que ni unos ni otros han sabido entender.
-Y mientras unos y otros traducían este Aggiornamento como el ponerse al día del tiempo moderno; Y otros reclamaban la tradición. Ninguno entendió el significado de la consigna Aggionamento
- "Aggiornamento": O donde el Espíritu Santo reclamaba a la Iglesia el día de la asignación a comparecer ante el tribunal, a quí de Dios.
-¿Pues acaso mo estamos en tiempos de definición?
Y todas sus afirmaciones sobre la Roma modernista y sede del Anticristo bien se Pueden subscribir.
LF:
Sin duda las suscriben casi todos los herejes, cismáticos y sedevacantistas del mundo. Un católico jamás suscribiría semejantes barbaridades.
Personalmente no me gustan.
Lo q si me gusta es la Divina Comedia, como a Benedicto XV, si me entiendes.
Sin duda las suscriben casi todos los herejes, cismáticos y sedevacantistas del mundo. Un católico jamás suscribiría semejantes barbaridades.
E: Pues sobre el modernismo enquistado en el seno de la iglesia suscribe el Papa San Pío X entre otros.
Señor/a Tulkas:
¿que los lefevrianos tienen un mero problema jurídico?
¿Está hablando en serio?
Este grupo cismático y prepotente, está siguiendo los pasos de Lutero, los mismos..... negar la autoridad, creerse juez de la Tradición y la interpretación de la Verdad Revelada, dar publicidad y predicar sobre sus tesis aun siendo advertidos de su error..... parece que solo les queda quemar el documento que reciban de Roma, la paciente Madre Iglesia que está siendo exquisita en su trato....
Es pura soberbia, el pecado original.
Gracias sobre todo a Vicente López por aclarar cuál es el quid de la cuestión si se quiere ser católico y no protestante lefebvrista.
Y gracias al blog por la información.
Pues vaya una porra de caridad y de unión y de nada. Vaya desastre. Espero que de esas posturas haya cuantas menos mejor.
Saludos.
Solo la oración nos sacará del error de pensamiento - de quienes disienten y actuan en consecuencia y de los errores de la acción fundados en la fidelidad a un pensamiento - atribuible al Vaticano II muchas veces - para quienes tienen el gobierno de la nave de Pedro - mas allá de su capitan - (que a Dios gracias es roca sólida aun)
Mucho me duele ver como se trata con tan poco amor a nuestros Hermanos de la FSSPX y se acepta tan "amorosamente" tantos desvios de sacerdotes, Obispos y Superiores en otras direcciones tan diversas, quienes - muchas veces - se escudan en el mismo Vaticano II; por no decir de ese mismo "trato amoroso" a tantos de "nuestros hermanos separados" Vaya paradoja en nombre del amor; ¿no es esto expresion de grave soberbia hermana Maria?.
Esto lo percibo, aquí, en la calle de mi ciudad, en mi parroquia, en tantos ambientes eclesiales. Por eso quienes sintamos esa Fé ardiente que el Señor nos dispensa no debemos desfallecer en la oracion, más allá de la propia miseria - a pesar de esta - no desesperemos en la tormenta que el Señor "duerme en un cojin" en la proa de la nave de Pedro.
¡Alabado sea Jesucristo!
El título de Lefebvrianos es un adjetivo que no tiene razón de ser. Simplemente porque siguen las enseñanzas de Mons. Lefebvre. Enseñanzas? Cuales? Si en realidad lo que hizo fue defender lo que ya estaba establecido. El mismo aclaró infinidad de veces que no enseñaba doctrina alguna.
El calificarlo como obispo cismático es meramente una forma de calificación denigrante. Mientras no exista un pronunciamiento directo y no sea advertido por la Santa Sede, no ha lugar.
Ah, como hablan los que menos conocen!
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