Carta de Benedicto XVI a los obispos de lengua alemana sobre el “Pro multis”
Presentamos nuestra traducción de la importante Carta que el Papa Benedicto XVI ha enviado a los obispos de lengua alemana para terminar con el debate en torno a la traducción de las palabras de la consagración, de acuerdo a lo ordenado por la Congregación para el Culto Divino en el año 2006. De esta manera, una vez más, como ya ha sucedido anteriormente en este Pontificado, el Santo Padre mismo, para resolver una cuestión compleja, decide escribir personalmente una carta a los obispos.
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¡Excelencia! ¡Venerado, querido señor arzobispo!
Durante su visita del 15 de marzo de 2012, me hizo saber que, en relación a las palabras “pro multis” en el canon de la Misa, aún no existe un consenso entre los obispos de lengua alemana. Ahora parece existir el peligro de que, con el próximo y esperado lanzamiento del “Gotteslob” (“Libro de oraciones”), algunos lugares de lengua alemana mantengan la traducción “por todos”, aunque la Conferencia de los Obispos de Alemania ha concordado en usar el “por muchos”, como desea la Santa Sede. Yo le había prometido que me pronunciaría por escrito sobre esta seria cuestión para evitar una división en nuestro más íntimo lugar de oración. La carta, que por medio de usted envío a los miembros de la Conferencia Episcopal Alemana, también será enviada a los otros obispos de lengua alemana.
Permítame, en primer lugar, decir algunas palabras sobre el origen del problema. En los años sesenta, cuando el Misal Romano fue traducido al alemán bajo la responsabilidad de los obispos, hubo un consenso exegético de que las palabras “muchos” y “mucho” encontradas en Is. 53, 11 en adelante, era una expresión hebrea que indicaría a la comunidad, a “todos”. La palabra “muchos” en la narración de Mateo y de Marcos también fue considerada un semitismo que debía ser traducido como “todos”. Esto también tenía relación directa con el texto latino que sería traducido, en el cual el “pro multis” en las narraciones del Evangelio se refería a Isaías 53 y debía, por lo tanto, ser traducido como “por todos”. Este consenso exegético se desmoronó, ya no existe. En la traducción alemana de la Sagrada Escritura, la narración de la Última Cena dice: “Esta es mi Sangre, la Sangre de la Alianza, que se derrama por muchos” (Marcos 14, 24; Cf. Mt. 26, 28). Esto indica algo muy importante: el cambio del “pro multis” a “por todos” no fue una traducción pura, sino una interpretación que fue y sigue siendo muy razonable, pero ya es más que traducción e interpretación.
Esta mezcla de traducción y de interpretación pertenece, en retrospectiva, a los principios que, inmediatamente después del Concilio, guiaron la traducción de los libros litúrgicos a la lengua vernácula. Se entendió hasta qué punto la Biblia y los textos litúrgicos estaban ausentes del lenguaje y del pensamiento del hombre moderno, de modo que aún traducidos permanecían ampliamente incomprensibles a los participantes del culto divino. Hubo un nuevo empeño para que los textos sagrados fuesen revelados, en las traducciones, a los participantes de la celebración, pero aún así se mantenían alejados de su mundo, e incluso así sería todavía más visible ese alejamiento. No sólo se sentía justificados sino obligados a mezclar la interpretación en la traducción para que, de ese modo, se acortara el camino para las personas, cuyas mentes y corazones podrían ser alcanzados a través de esas palabras.
Hasta cierto punto, el principio de una sustancial pero no necesariamente justificada traducción literal de los textos-fuentes permanece. Cuando yo rezo las oraciones litúrgicas en diversas lenguas, noto que frecuentemente es difícil encontrar un término medio entre las diversas traducciones y que el texto base subyacente muchas veces permanece visible sólo cuando es visto desde lejos. A esto se suman las socavantes banalizaciones que son verdaderas pérdidas. A causa de eso, a través de los años, se ha vuelto cada vez más claro para mí que el principio de la equivalencia estructural, pero no literal, en cuanto regla de traducción, tiene sus límites. Siguiendo estos razonamientos, la Instrucción de traducción Liturgiam authenticam, publicada por la Congregación para el Culto Divino el día 28 de marzo de 2001, volvió a colocar la traducción literal en primer plano, pero, es claro, sin imponer un vocabulario único. La importante idea que se encuentra en la base de esa instrucción ya se encuentra expresada en la distinción entre traducción e interpretación, como escribí anteriormente. Esto es necesario tanto para la Palabra de las Escrituras como para los textos litúrgicos. Por un lado, la Palabra sagrada debería, si es posible, presentarse a sí misma, incluso con la extrañeza y las preguntas que ella contiene en sí misma; por otro lado, a la Iglesia fue confiada la misión de interpretar, dentro de los limites de nuestro entendimiento, la Buena Noticia que el Señor quiso que recibiésemos. Una traducción empática tampoco puede sustituir la interpretación: forma parte de la estructura de la Revelación que la Palabra de Dios sea leída en la comunidad interpretativa de la Iglesia, que la fidelidad y la comprensión sean combinadas. La Palabra debe existir como ella misma, en su propia forma, aunque resulte extraña; la interpretación debe ser medida por la fidelidad a la propia Palabra, pero, al mismo tiempo, ser accesible al oído moderno.
En este contexto, la Santa Sede decidió que en la nueva traducción del Misal las palabras “pro multis” deben ser traducidas en cuanto tales y no, al mismo tiempo, ser interpretadas. La simple traducción “por muchos” debe reemplazar a la interpretativa “por todos”. Me gustaría destacar que tanto en Mateo como en Marcos no tiene artículo, de modo que no es “por los muchos” sino “por muchos”. Teniendo entendido, como espero, la decisión fundamental sobre la ordenación de la traducción y de la interpretación, soy consciente de que esto representa un desafío enorme para todos los que tienen la misión de interpretar la Palabra de Dios en la Iglesia. Siendo que, para los fieles regulares, esto parecerá, casi inevitablemente, una ruptura en el corazón de aquello que es más sagrado. Preguntarán: ¿Cristo no murió por todos? ¿La Iglesia cambió su enseñanza? ¿Esto es posible y puede permitirse? ¿Esta es una reacción contra la herencia del Concilio? Todos sabemos, por la experiencia de los últimos 50 años, cuán profundamente los cambios en las formas y en los textos litúrgicos afectan a las personas; cuánto un cambio en un texto tan central afecta a las personas. Si bien este es el caso, desde hace tiempo se sostuvo que la traducción de “muchos” debe ser precedida por una profunda catequesis sobre la diferencia entre traducción e interpretación, una catequesis en la cual los obispos deben informar a sus sacerdotes que, a su vez, deben explicar de forma clara a los fieles de qué se trata esta cuestión. Esta catequesis es un requisito básico antes de que la nueva traducción entre en vigor. Por lo que sé, tal catequesis todavía no fue hecha en las zonas de lengua alemana. La intención de mi carta, queridos hermanos, es pedir urgentemente que esta catequesis sea establecida, para que entonces sea discutida con los sacerdotes e inmediatamente ponerla a disposición de los fieles.
Esta catequesis debe explicar, en primer lugar, por qué después del Concilio la palabra “muchos” fue traducida por “todos” en el Misal: para expresar claramente la universalidad de la salvación deseada por y a través de Jesús. Esto lleva a la siguiente pregunta: si Jesús murió por todos, ¿por qué las palabras de la Última Cena dicen “por muchos”? Por otra parte, Jesús, de acuerdo con Mateo y Marcos, dijo “por muchos”, pero de acuerdo con Lucas y San Pablo, dijo “por vosotros”. Este hecho estrecha todavía más la cuestión. Pero, a partir de aquí, también podemos llegar a una solución. Los discípulos saben que la misión de Jesús los trasciende a ellos y a su círculo íntimo; que Él ha venido para reunir a todos los hijos de Dios dispersos (conforme Jn. 11, 52). Este “por vosotros” vuelve la misión de Jesús muy concreta para los presentes: ellos no son un elemento anónimo de una amplia totalidad, sino que todos saben que el Señor murió particularmente por mí, por nosotros. “Por vosotros” alcanza al pasado y al futuro; yo fui nombrado muy personalmente; nosotros, que estamos aquí, somos conocidos personalmente por Jesús. En este sentido, “por vosotros” no es una reducción sino una especificación que es válida para cada comunidad que celebra la Eucaristía, que se une a sí misma al amor de Cristo. En las palabras de la consagración, el Canon Romano unió las dos lecturas bíblicas y se lee: “por vosotros y por muchos”. En la reforma litúrgica, esta fórmula fue llevada a todas las plegarias.
Pero, nuevamente: ¿por qué “por muchos? ¿El Señor no murió, entonces, por todos? El hecho de que Jesucristo, en cuanto Hijo de Dios encarnado, es el Hombre para todos los hombres, el nuevo Adán, pertenece a las certezas básicas de nuestra fe. Me gustaría recordar solamente tres pasajes de la Escritura: Dios entregó a Su Hijo “por todos nosotros”, escribe Pablo en la Carta a los Romanos (Rom. 8, 32). “Uno solo murió por todos”, dice San Pablo en la segunda Carta a los Corintios, sobre la muerte de Jesús (1Cor 5, 14). Jesús “se entregó a sí mismo para rescatar a todos”, dice la primera carta a Timoteo (1Tim 2, 6). Pero entonces podemos preguntarnos nuevamente: si todo esto está claro, ¿por qué, entonces, la plegaria eucarística dice “por muchos”? Bien, la Iglesia tomó esta formulación de la narrativa de la institución del Nuevo Testamento. Ella lo hace por respeto a la Palabra de Jesús, para permanecer fiel a Él también en la Palabra. El respeto por la Palabra de Jesús es la razón para la formulación de la oración. Pero entonces nos preguntamos: ¿por qué el propio Jesús dijo así? El verdadero motivo para esto es que Jesús, de esta forma, se reveló como el siervo de Dios de Is. 53, se identificó según la forma que la palabra del profeta esperaba. Respeto de la Iglesia por la Palabra de Jesús, fidelidad de Jesús a la Palabra de las Escrituras: en esta doble fidelidad se encuentra la base sólida para la fórmula “por muchos”. En esta cadena de fidelidad reverente se encuentra la traducción literal de la Palabra de las Escrituras.
Como hemos dicho anteriormente, el “por vosotros” en la tradición lucana-paulina no restringe, sino que especifica, de modo que podemos afirmar que la dialéctica de “muchos”- “todos” tiene su propio significado. “Todos” existe en un nivel ontológico – el ser y la acción de Jesús incluye a toda la humanidad, pasada, presente y futura. Pero, de hecho, en la comunidad concreta de aquellos que celebran la Eucaristía, se trata solamente de “muchos”. De este modo, podemos ver un triple significado en el ordenamiento de “muchos” y de “todos”. En primer lugar, debería significar para nosotros, que podemos sentarnos a Su mesa, sorpresa, alegría y gratitud por el hecho de que Él nos ha llamado, de que estamos con Él y podemos conocerlo. “Doy gracias al Señor, porque inmerecidamente me ha llamado a su Iglesia…”. En segundo lugar, es también una responsabilidad. Cómo el Señor alcanza a los otros - “todos” –, a su modo, sigue siendo un misterio. Pero, sin duda, es una responsabilidad ser llamado por Él y para Su mesa, de modo que yo pueda oír: por ti, por mí, Él ha sufrido. Los muchos tienen una responsabilidad por todos. La comunidad de los muchos debe ser la luz en los candeleros, la ciudad en la cima de las colinas, levadura para todos. Es un llamado que se aplica a todos personalmente. Los muchos, que somos nosotros, deben conscientemente practicar su misión en responsabilidad por la totalidad. Finalmente, podemos añadir un tercer aspecto. En la sociedad moderna, tenemos la impresión de que estamos lejos de ser “muchos”, sino bien pocos – un pequeño número que continuamente disminuye. Pero no - nosotros somos “muchos”: “Después de esto, vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas”, nos dice el Apocalipsis de Juan (Ap. 7, 9). Somos muchos y representamos a todos. De esa manera, ambas palabras, “muchos” y “todos”, van juntas y se relacionan entre sí en la responsabilidad y en la promesa.
¡Excelencia, amados hermanos obispos! Con todo lo escrito anteriormente, deseaba indicar el contenido básico de catequesis que debe preparar, y cuanto antes, a sacerdotes y laicos, para la nueva traducción. Espero que todo esto pueda servir para una celebración más profunda de la Eucaristía y se convierte en parte de la gran tarea que tenemos por delante en el Año de la Fe. Espero que esta catequesis sea pronto presentada para convertirse en parte de una renovación litúrgica por la cual el Concilio trabajó desde su primera sesión.
Con mis bendiciones pascuales, permanezco en el Señor,
Benedictus PP XVI
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Fuente: Frates in unum
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo
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18 comentarios
Pienso, sin ir más lejos, en España. Hace ahora dos años, Miguel Vinuesa informó en su blog que ya estaba lista la nueva versión del Misal Novus Ordo en español con el "pro multis" bien traducido y que la Conferencia Episcopal Española iba a aprobarla en aquellos días. Un comentarista apuntó que faltaba la sanción de la Santa Sede, sin la que el nuevo texto no podía entrar en vigor:
http://infocatolica.com/blog/epistolasmatritensis.php/1004190133-ya-tenemos-nuevo-misal-con-pr
¿Qué ha pasado después? ¿Por qué sigue sin aprobarse la nueva traducción?
Pero nosotros llevamos en otros posts discutiendo largo y tendido sobre la diferencia entre redención objetiva y subjetiva, que la salvación finalmente no alcanzará a "todos" sino a "muchos"... ¿Se desprende esto de las palabras del Papa? Parece que no. No está excluyendo en el "por muchos" el "por todos". No hace esas diferencias. Dice: "Somos muchos y representamos a todos. De esa manera, ambas palabras, “muchos” y “todos”, van juntas y se relacionan entre sí en la responsabilidad y en la promesa".
Da que pensar, desde luego.
pero en español sí lo hay.
Me parece más correcto teológicamente:
derramada por vosotros y por todos los hombres
para el perdón de los pecados.
gracias.
Éste fue uno de los motivos por el que la Iglesia no quiso celebrar la liturgia en lengua vernácula durante siglos.
"VATICANO, 19 Dic. 06 (ACI).- Según un decreto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, las palabras de la Consagración del vino en la Sangre de Cristo serán modificadas universalmente, en los diversos idiomas, para adecuarse correctamente a la versión original en latín (...)
Expertos de la Congregación que preside el Cardenal Francis Arinze explicaron que el cambio de palabra no es irrelevante desde el punto de vista teológico. La expresión “por todos” daría a entender que la Redención de Jesucristo se extiende automáticamente a todos los hombres, sin importar la cooperación humana; mientras que el original en latín, traducido inadecuadamente a las diversas lenguas después del Concilio Vaticano II, evidencia que, aunque la Redención es accesible para todos los hombres, no son todos los que la acogen adecuadamente y la hacen realidad en sus vidas."
O sea, la misma doctrina del Catecismo Romano, vuelta a señalar por este organismo que es parte de la Sede Romana (es decir, de la Santa Sede que preside el Papa Benedicto XVI).
Sigue...
He explicado muy ampliamente como se relacionan entre sí las expresiones POR MUCHOS y POR TODOS, y cuál debe ser la traducción correcta (POR MUCHOS), así como lo que en este aspecto ENSEÑA el Catecismo Romano publicado por orden de un Papa (San Pío V) y un Concilio dogmático (de Trento).
He reproducido los textos de ese catecismo y los del propio Concilio de Trento. Agradeceré ver todo esto en esta dirección:
http://infocatolica.com/blog/conversando.php/1204260359-pro-multis#comments
No es lógico suponer que Benedicto XVI difiera de sí mismo (y del Catecismo Romano), pues un organismo que de él depende directamente, recuerda la misma doctrina del mencionado Catecismo Romano como motivo para realizar correctamente la traducción del PRO MULTIS (POR MUCHOS) ordenada por el propio Papa. Incluso, Benedicto XVI hace referencia al Cap LIII de Isaías, que si lo leemos señala: "justificará A MUCHOS con su doctrina; y cargará sobre sí los pecados de ellos". Es decir, lo mismo del Catecismo Romano: La Justificación es POR MUCHOS.
sigue...
http://infocatolica.com/blog/conversando.php/1204260359-pro-multis#comments
En ellas, considero, todo queda bastante claro.
Ahí mismo, se puede continuar el diálogo para no saltar de un sitio a otro, pues estamos viendo y comentando lo mismo ya en tres posts diferentes de INFOCATÓLICA.
"La hermeneutica de la continuidad" es uno de los principios que más ha enseñado e insistido S.S. Benedicto XVI que debe aplicarse siempre.
Yo con eso me quedo, me reconforto y me llamo a la enorme responsabilidad de jugarme la eternidad en esta vida, desde el deseo confiado que es la Esperanza soteriológica.
caso analogo me parece el de la palabra "perfidi" referida alos judios, que enraiza totalmente en la idea del "endurecimiento" de sanPablo.
en latin no hay problema, pero en vernacula si lo hay.
por este motivo conviene dejar las palabras como estan, porque la perdida que las traducciones implican es aberrante, basta comparar la pLegaria eucaristica I con el Canon Missae a ver que pasa.
dejenlo en latin y esfuercense en la catequesis y en la predicacion, que esa es la labor de los sacerdotes.
dejen ya de confundir al pueblo que a duras penas permanece fiel.
Para mi dado que he vivido justamente que la Palabra de Dios "habla por si sola" en mi Camino junto a Cristo la necesidad de la Verdad dada por la Iglesia ha sido no solo esencial sino NECESARIO en todo ya que si no te quedas con las dudas si tu has entendido bien en privado con Cristo, si realmente has sabido comprender, si el cura te lo explica tal como es o solo da su propia opinion sobre los textos etc.
Por tanto Magisterio es como un "salva vidas" o un cinturron de seguridad que tienes para llegar a la VERDAD de lo que recibes de Cristo mismo en privado. El humilde busca esa Verdad y sabe ajustarse a ella cuando tambien ha recibido revelacion de parte de Cristo mismo sobre textos biblicos... ya que el peso de la Iglesia y su larga y extensa sabiduria en esas cuestiones es un AVAL para el creyente... que Cristo mismo ha instituido para el bien de sus ovejas (lo vemos en Juan 21).
Ahora segun entiendo y he actuado - es que ciertamente la salvacion es para todos - pero no todos estan EN CRISTO (=participan en la Eucaristia) y los que alli participan no todos en realidad hacen la voluntad de Cristo de perder sus vidas y renunciarse...para amor a los hermanos... ya que En El somos un solo cuerpo.
Segun veo el cristiano que esta en Cristo - participa en los sacramentos para el bien de otros - las "migajas de nuestras mesas" tambien les alcanza a los que alli no participan... y eso creo puede ser otro aliciente de desear hacer lo justo y lo bueno para con otros.
Eso es mi refleccion particular y privado sobre la importante carta que ha escrito nuestro papa y doy gracias a Dios que tenemos un papa como este... y que yo pueda vivir en la Iglesia para verlo y recibir de lo bueno que da el a los fieles.
En Cristo
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