Universae Ecclesiae: el secretario de Ecclesia Dei explica su significado
El pasado viernes 13 de mayo, día en que se publicó la Instrucción Universae Ecclesiae, comenzó en Roma el Congreso sobre Summorum Pontificum, durante el cual una de las conferencias estuvo a cargo de Mons. Guido Pozzo, secretario de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, que explicó el significado del nuevo documento. Presentamos nuestra traducción de su intervención.
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La Constitución litúrgica Sacrosanctum Concilium del concilio Vaticano II afirma que “la Iglesia, en aquello que no afecta a la fe o al bien de toda la comunidad, no pretende imponer, ni siquiera en la Liturgia, una rígida uniformidad” (n. 37). No se les escapa a muchos que actualmente está en juego la fe, por lo que es necesario que las legítimas variedades de formas rituales deban reencontrar la unidad esencial del culto católico. El Papa Benedicto XVI lo recordó seriamente: “En nuestro tiempo, en el que en amplias zonas de la tierra la fe está en peligro de apagarse como una llama que no encuentra ya su alimento, la prioridad que está por encima de todas es hacer presente a Dios en este mundo y abrir a los hombres el acceso a Dios. No a un dios cualquiera, sino al Dios que habló en el Sinaí; al Dios cuyo rostro reconocemos en el amor llevado hasta el extremo (cf. Jn 13,1), en Jesucristo crucificado y resucitado” (Carta a los obispos con ocasión del levantamiento de la excomunión a los cuatro obispos consagrados por el arzobispo Lefebvre, 10 de marzo de 2009).
El beato Juan Pablo II afirmaba a su vez que “la sagrada liturgia expresa y celebra la única fe profesada por todos y, dado que constituye la herencia de toda la Iglesia, no puede ser determinada por las Iglesias locales aisladas de la Iglesia universal” (Encíclica Ecclesia de Eucaristia, n. 51) y que “la liturgia nunca es propiedad privada de alguien, ni del celebrante ni de la comunidad en que se celebran los Misterios” (n. 52). En la constitución litúrgica se afirma además: “el sacrosanto Concilio, ateniéndose fielmente a la tradición, declara que la Santa Madre Iglesia atribuye igual derecho y honor a todos los ritos legítimamente reconocidos y quiere que en el futuro se conserven y fomenten por todos los medios” (n. 4). La estima por las formas rituales es el presupuesto de la obra de revisión que, de tanto en tanto, se vuelve necesaria. Ahora bien, las dos formas, ordinaria y extraordinaria, de la liturgia romana son un ejemplo de recíproco incremento y enriquecimiento. Quien piensa y actúa en forma contraria socava la unidad del rito romano que debe ser fuertemente salvaguardada, no desarrolla una auténtica actividad pastoral ni una correcta renovación litúrgica, sino que priva a los fieles de su patrimonio y de su herencia, a la que tienen derecho.
En continuidad con el magisterio de sus predecesores, Benedicto XVI promulgó en el 2007 el motu proprio Summorum Pontificum, con el cual hizo más accesible para la Iglesia universal la riqueza de la liturgia romana, y ahora dio mandato a la Pontificia Comisión Ecclesia Dei para publicar la instrucción Universae Ecclesiae con el fin de favorecer correctamente su aplicación. En la introducción del documento se afirma: “Con tal motu proprio el Sumo Pontífice Benedicto XVI ha promulgado una ley universal para la Iglesia” (n. 2). Esto significa que no se trata de un indulto, ni de una ley para grupos particulares, sino de una ley para toda la Iglesia, que, dada la materia, es también una “ley especial” que “deroga aquellas medidas legislativas inherentes a los ritos sagrados, promulgadas a partir de 1962, que sean incompatibles con las rúbricas de los libros litúrgicos vigentes en 1962” (n. 28).
Debe ser recordada aquí la regla de oro patrística, de la que depende la comunión católica: “cada Iglesia particular debe concordar con la Iglesia universal, no solo en cuanto a la doctrina de la fe y a los signos sacramentales, sino también respecto a los usos universalmente aceptados de la ininterrumpida tradición apostólica, que deben observarse no solo para evitar errores, sino también para transmitir la integridad de la fe, para que la ley de la oración de la Iglesia corresponda a su ley de fe” (n.3). El célebre principio lex orandi-lex credendi, referido en este número, está en la base de la restauración de la forma extraordinaria: no ha cambiado la doctrina católica de la Misa en el rito romano, porque liturgia y doctrina son inseparables. Puede haber, en una y otra forma del rito romano, acentuaciones, énfasis, expresiones más marcadas de algunos aspectos respecto a otros, pero esto no afecta la unidad sustancial de la liturgia.
La liturgia ha sido y es, en la disciplina de la Iglesia, materia reservada al Papa, mientras que los ordinarios y las conferencias episcopales tienen algunas competencias delegadas, especificadas en el derecho canónico. Además, la instrucción reafirma que hay ahora “dos formas de la Liturgia Romana, definidas respectivamente ordinaria y extraordinaria: son dos usos del único Rito romano (…) Ambas formas son expresión de la misma lex orandi de la Iglesia. Por su uso venerable y antiguo, la forma extraordinaria debe conservarse con el honor debido” (n. 6). El número siguiente refiere un pasaje clave de la carta del Santo Padre a los obispos, que acompaña el motu proprio: “No hay ninguna contradicción entre una y otra edición del Missale Romanum. En la historia de la Liturgia hay crecimiento y progreso pero ninguna ruptura. Lo que para las generaciones anteriores era sagrado, también para nosotros permanece sagrado y grande y no puede ser improvisamente totalmente prohibido o incluso perjudicial” (n. 7).
La instrucción, en línea con el motu proprio, no concierne sólo a cuantos desean continuar celebrando la Misa del mismo modo en que la Iglesia lo ha hecho sustancialmente desde hace siglos; el Papa quiere ayudar a todos los católicos a vivir la verdad de la liturgia para que, conociendo y participando en la antigua forma romana de celebración, comprendan que la constitución Sacrosanctum Concilium quería reformar la liturgia en continuidad con la tradición.
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Fuente: Il blog degli amici di Papa Ratzinger
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo
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24 comentarios
Subrayo: "Las dos formas, ordinaria y extraordinaria, de la liturgia romana son un ejemplo de recíproco incremento y enriquecimiento. Quien piensa y actúa en forma contraria socava la unidad del rito romano que debe ser fuertemente salvaguardada, no desarrolla una auténtica actividad pastoral ni una correcta renovación litúrgica"
En cada parroquia hay uno o dos que quieren Misa en latín. Está muy bien, es lícito. Siempre que no afecte el bien de la comunidad.
¿Pero no afecta el bien de la comunidad que la gente ande del tingo al tango buscando la misa que más bonito le acomoda?
Empezamos con que aquí no me gustan los cantos, que allá me cae mal el cura, que acullá llega la tipa aquélla a la que no soporto, y ahora las personas, amparados en Universae Ecclesiae, se creen con pleno derecho de romper la unidad parroquial para ver una Misa que a su juicio es "más bonita".
¿Cuántos de estos "católicos" seguirían siéndolo si tuvieran OBLIGACIÓN de ir a misa en la parroquia que les corresponde, sea en el idioma y el horario que sea?
A mi juicio, la gente está amparando su hipocresía en algo que no está hecho para eso. Y el Papa lo puso muy claro: "En lo que no afecte el bien de la comunidad". Ya veremos si estos "católicos" realmente andan buscando "el bien de la comunidad" o todo lo contrario.
El punto 21 del documento, en su versión latina, establece: "Ordinarii enixe rogantur Clericis". La traducción literal es: "Se ruega encarecidamente (o enérgicamente) a los Ordinarios...". Sin embargo, la traducción al español colgada en la página de la Santa Sede dispone: "Se exhorta a los Ordinarios".
Exhortar es menos que rogar encarecidamente.
Asimismo, todas las versiones traducidas del punto 21 dicen que en los seminarios se deberá, "según las exigencias pastorales, ofrecer la oportunidad de aprender la forma extraordinaria del rito".
Sin embargo, el original latino no habla en ningún momento de exigencias pastorales, sino dispone que en los seminarios se proveerá, bajo requerimiento ("adiunctis Identificación postulantibus"), el aprendizaje de la forma extraordinaria del Rito Romano.
Es decir, que si un seminarista requiere a sus superiores para aprender a celebrar la forma extraordinaria, estos deben atender su solicitud.
Estoy abierto, no obstante, a que algún experto en latín me corrija.
Si lees bien, podrás ver que Mons. Guido Pozzo cita la Constitución Sacrosanctum Concilium para demostrar que el Concilio NUNCA BUSCÓ IMPONER UNA RÍGIDA UNIFORMIDAD, o sea "UNA SOLA FORMA". No obstante, muchos reformadores totalitaristas, prohibieron de hecho, lo que nunca estuvo prohibido por derecho. Y así fue, como durante años aguantamos la injusta OBLIGACIÓN de ir a la única forma que se nos impuso.
Por último, no queremos una "misa bonita". Sino que, inclinados por una gran devoción (lícita) por la Misa tradicional, pretendemos poder participar en ella.
Te he respondido en LPD pero como el blogger está ausente, tal vez tarde en salir.
En todo caso, ¿crees sensato pedir por la blogosfera la opinión de "expertos latinistas" -cualquiera puede venir invistiéndose de ese título- para desautorizar la traducción de la página oficial del Vaticano?
De todos modos, y sólo a modo de pista: quizá estás obviando la palabra adiunctis , de la expresión adiunctis id postulantibus.
La Misa antigua nunca ha estado abrogada y sin embargo ha sido objeto de una persecución e intolerancia (y sigue siéndolo por parte de muchos eclesiásticos y fieles) en clara oposición a los deseos del Papa. Esto es desobediencia y no el derecho que asiste a los fieles a elegir las Misas mejor celebradas para cumplir el precepto y para protegerse también frente a los abusos que se cometen en no pocas parroquias.
Y si es desunión lo que te preocupa, es precisamente todo lo que comentas lo que nos ha llevado a muchos a preferir la Misa tradicional frente a la Misa nueva, precisamente porque no estamos expuestos a esos cambios y protagonismos de los celebrantes, convertidos en el centro de la celebración ni expuestos a prácticas desacralizantes que en la Misa nueva se toleran. Si lo que quieres es unidad, verás como una Misa en la forma extraordinaria celebrada en cualquier parte del mundo es idéntica y expresa una misma Fe. Una Fe que queda igualmente expresada en la Misa nueva cuando es celebrada dignamente, pero que ha sido campo de experimentación y sigue siéndolo, para toda clase de novedades, improvisaciones escandalosas.
Además, la Misa tradicional no es la Misa en latín. En realidad, el latín sigue siendo el idioma oficial también de la Misa nueva pero ha sido excluido en la práctica de la nueva liturgia excepto para algunas partes de las ceremonias papales. Lo mismo ha pasado con la celebración hacia oriente, la comunión de rodillas o el uso del algunos ornamentos sagrados tradicionales que han sido proscritos. También el gregoriano. Frente a esto, se han introducido melodías profanas y letras melifluas que no sostienen ni acompañan la sacralidad de la Misa, hasta los mismos instrumentos son impropios de la liturgia.
Hoy día que tenemos Misas de niños, temáticas, de "carnaval", de homenaje y hasta Misas del Camino, a ti, solo te preocupa el efecto que puede crear en las parroquias la existencia de una Misa tradicional.
Permítome responderte:
El bien de la comunidad quedaría intacto si en cada parroquia se celebraran ambos ritos.
- Italia: un párroco hizo una encuesta entre sus fieles para saber si les interesaría poder asistir a Misa en la forma extraordinaria. Más del 60 % dijo que sí. Solución: una de las Misas de precepto de los domingos es en la forma extraordinaria. Las otras en la forma ordinaria. Y los fieles eligen. Así de simple. Y así de bueno.
- Argentina: una parroquia tiene tres misas los domingos. Una es extraordinaria. En las tres misas la iglesia está repleta. Obispo respetuoso del párroco. Un cura muy bueno. Y otros curas de afuera de la parroquia que colaboran con las misas extraordinarias. Todos contentos. Paz litúrgica. Y no hay carnaval en la Misa en la forma ordinaria. Da gusto ir a cualquiera de las misas de esa parroquia, por el respeto por la sacralidad de las dos formas de la Misa.
Saludos.
¿será posible revelar el nombre de dicha parroquia? Yo estoy huérfano de ofertas de misas tradicionales...
Hay algo que siempre se les olvida: Que la Misa no es cuestión de gustos, de bonito ni de feo, sino del Sacrificio de Cristo.
Y en segundo lugar es un evento COMUNitario.
Yo tengo la gracia y la dicha de vivir en una COMUNidad pobre (para sus estándares), pero inmensamente rica en COMUNidad. Y como no nos sobran sacerdotes, damos gracias a Dios cuando nuestro párroco anda lejos (doce horas de camino, con buen tiempo), llevando Misa a una comunidad más pobre que la nuestra en un idioma del que ustedes jamás han oído ni oirán hablar, y la congregación nos presta otro sacerdote que con suerte llega corriendo y sudando a oficiar y otro que a veces distribuye la Comunión "pensando" en el otro idioma.
A mis parroquianos no les importa en lo más mínimo el "ordo". Nos importa Jesús, en primer lugar (en segundo, en tercero y en cuarto, hasta el milésimo). Y sólo cuando todo eso está cubierto, nos fijamos, tal vez, en alguna forma.
Me preocupan mucho estos "grupitos" que andan buscándole tres pies al gato para formar "su" iglesia, a "su" gusto y si se olvidan HASTA de la COMÚN-UNIDAD, ¿se acordarán de Jesús? En lo personal, lo dudo.
Creo sinceramente que son unos ejemplos estupendos. Ojalá se repitiese esa situación en más lugares.
Y creo que es justo ésa la idea del Papa.
Saludos.
Se entiende lo que quieres decir. Si las cosas fueran en todas partes como los ejemplos que cuenta Martin Ellingham sería maravilloso.
Lo malo es que los más furiosos defensores de la la misa tradicional actúan con una violencia simbólica que asusta.
De hecho, la reacción de muchos ante esta Instrucción no ha sido alegrase,como deberíamos hacer todos. La gente amargada por batallitas mezquinas no sabe alegrarse ni cuando cree ganarlas, no. Se dedican a difundir el mensaje de "ahora os toca rabiar, hala, ¡os fastidiáis!"
Pero, ¿acaso alguien se fatidia? Si ese mensaje lo dirigieran a los curas de Entrevías, a los progres rematados que celebran "misas" pintorescas,o a los kikos folklóricos...se comprendería, pero no. Qué va: el ridículo mensaje de "os toca rabiar, os hemos ganado" se lo dedican a los que ellos llaman "oficialistas e instalados", como si los "oficialistas e instalados" no estuvieran igual de felices -en realida, más felices, felices de verdad- con la clarificación de las cosas.
Nada: incapaces de alegrarse de nada.
Tus temores, Gaby, tienen, pues, fundamento.
Pero son muy poquitos los amargados a los que les mortifica tanto la persecución que al parecer han sufrido, como el que se les concedan sus reivindicaciones; ni comen ni dejan comer, sólo tienen lugar para la amargura. Hasta cuando les va bien, les va mal.
Lo bueno será cuando las cosas funcionen como los dos casos que describe M.E. y sea así, y en todas partes con paz y alegría, que seguramente es lo que el papa preferirá. No creo que el fin de la Instrucción sea ni hacer rabiar a nadie, ni dar lugar a más discordias a costa de los más sagrado.
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Saludos.
O sea que el Papa quiere reimplantar la libertad para la misa tradicional, y escribe el SP, y para que se entienda éste, tiene que redactar un documento explicativo, y para que entendamos el documento explicativo tiene que salir el secretario, y para que entendamos lo que quiere decir el secretario tienen que explicárnoslo los blogueros, quienes a su vez, de vez en cuando, tienen que explicarnos qué han querido decir porque se les ha malinterpretado.
Luego dicen que la Iglesia no es divina.
Parece que en este punto la instrucción es fiel, aunque deja la puerta abierta a que los obispos aleguen que no se dan las circunstancias y el que no esté de acuerdo, que recurra a Roma, a ver qué seminarista se atreve.
gracias por la disponibilidad, pero no tengo cuenta en facebook. ¿algún otro medio de contacto que no sea "comprometedor"?
Abrite una cuenta con seudónimo o pedile a los dueños del blog que te den mi mail. Si lo publico aquí se va a llenar la casilla de spam.
Saludos.
Pues tan "grupito" no somos, que somos muchos. Y con la dicha que no hay que tener carnet de identidad para entrar porque hay espacio para todos, que, dicho sea de paso, es lo que significa "católico".
Lo que me duele y lo repito, es que haya quienes se creen "privilegiados" porque saben recitar un par de "dominus vobiscum" y esperan en su fuero interno que los demás nos vayamos al infierno porque en lugar de "mater" decimos "madre". De allí al rapto que debía ocurrir el 21 de mayo, hay muy poquita distancia.
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