Protestantismo y autoridad magisterial
Entre el 17 y el 23 de agosto, en asamblea general, la Iglesia Evangélica Luterana en Estados Unidos (ELCA) aprobó la posibilidad de realizar bendiciones de parejas homosexuales y de elegir como pastores a homosexuales (hombres y mujeres) no célibes.
Christopher Blosser, en su blog “Against the Grain” cita algunos extractos de las reflexiones de dos importantes pensadores luteranos una vez concluida la asamblea. El tema de la autoridad – y de su ausencia en el protestantismo - destaca por su importancia en ambos escritos.
En un artículo llamado “¿Cómo hizo ELCA para abandonar la gran tradición por el protestantismo liberal?”, Robert Benne dice lo siguiente:
Lo que resulta verdaderamente escalofriante de los debates de la asamblea es que los revisionistas parecieron citar a Jesús y a la Biblia tan entendida y persuasivamente como los ortodoxos. En los dos frentes se seleccionaron pasajes en apoyo de sus respectivas agendas y luego se entretejieron brillantemente formando argumentos. Ambos lados parecían tener la Biblia de su parte. Los revisionistas “contextualizaron” y relativizaron los textos relevantes. Los ortodoxos reclamaban una lectura según el sentido llano de la Escritura. Las confesiones luteranas fueron utilizadas con efectividad por ambos lados. Ningún agente u organismo de la iglesia transmitió una interpretación de autoridad. La Iglesia estuvo, y está, sin timón.
El principio luterano de la Sola Scriptura, adoptado por los evangélicos, no parecía suficiente en tales circunstancias. Parecía esencial una tradición autorizada de la interpretación de la Biblia. Se necesitaba más que la sola Biblia. Parece que los protestantes carecen de tal tradición de autoridad, por eso pelean y se dividen. En esta situación, la opción de cruzar el Tiber [frase utilizada para designar la conversión al catolicismo] parece todavía más tentadora.
Por su parte, Carl Braaten, en “El aroma de una botella vacía”, escribe:
El luteranismo puede contener en sus orígenes el germen de su propia inestabilidad. Cuando los primeros luteranos perdieron la autoridad magisterial de la Iglesia Católica Romana, no tuvieron una autoridad segura para poner en lugar de la anterior. Los “Solas” sonaban bien en teoría, pero al fin de cuentas la cuestión es quién tiene la autoridad para interpretarlos y aplicarlos en los tiempos cambiantes.
Los autores:
-Robert Benne es el Director del Centro para la Religión y la Sociedad, y una figura importante del pensamiento luterano en lo ético y social. Es el autor de numerosas publicaciones, como: The Ethic of Democratic Capitalism: A Moral Reassessment; Ordinary Saints: An Introduction to the Christian Life; The Paradoxical Vision: A Public Theology for the Twenty-first Century; Seeing is Believing: Vision of Life Through Film.
-Carl Braaten, teólogo luterano, fue profesor de la Escuela Luterana de Teología en Chicago. Es el autor de obras como: The Apostolic Imperative: Nature and Aim of the Church’s Mission and Ministry; Justification: The Article by Which the Church Stands or Falls; No Other Gospel!: Christianity among the World’s Religions; Mother Church: Ecclesiology and Ecumenism.
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8 comentarios
Por eso son protestantes.
Y tampoco olvidemos que la Autoridad y el propio Papado se encuentran en crisis dentro de la misma Iglesia. Situación poco envidiable para los protestantes.
El tema es endiabladamente intrincado y se comenta en muchos artículos de este portal. Pero el caso es que el propio Papado es responsable de su propia “crisis”. Sin retrotraernos a Pablo VI y concentrándonos en el magisterio del actual pontífice y siempre respetuosos y obedientes a su persona. Permítaseme decir que hace un flaco labor a su autoridad cuando habla de asuntos que no son de su estricta competencia. Aparte de lo importante o relevantes que sean esos temas, al carecer de la autoridad suficiente permite que los fieles “discrepemos”. Que yo sepa no tengo porqué hacer caso y creer al Papa cuando habla de economía o política. Escucharlo con respeto, pero nada más. En esos temas: ecología, medio ambiente, relaciones económicas… tan debatibles, lo mejor que podría hacer es callarse. Sé que a alguno esto le puede sonar “fuerte”. Pero el Papa tiene sobrados temas de relevancia “dentro” de la Iglesia: de disciplina por ejemplo. Y fuera (pero de su competencia): de descreimiento e inmoralidad… que le sobraría para no parar de hablar…
A lo mejor quiere sonar un poco en sintonía con los vientos que corren, pero igual hace un flaco a lo que aquí se trata: el tema de su Autoridad.
Soy consciente de las múltiples aristas del problema, pero no podemos dejar de pensar. Y rezar.
El Papa, como bien dice Rosa, no es un tirano ni un soberano absoluto al estilo Luis XIV: es el guardián del depósito de la fe, el custodio de la Tradición. No es la fuente de la Revelación, es quien la expone.
Para decirlo con el lema de la RAE, es quien "limpia, fija y da esplendor" a la doctrina católica, no es un inventor de novedades o un opinador sobre cualquier cosa, que para eso no está la asistencia del Espíritu Santo.
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