«Eternamente Franco», Pedro Fernández Barbadillo
Título: Eternamente Franco
Autor: Pedro Fernández Barbadillo
Editorial: Homo Legens
Páginas: 448
Precio aprox.: 10€(Kindle)-20€(papel)
ISBN: 9788417407148
Año edición: 2009 (10ª edición)
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Y, si todos aceptaban la mentira impuesta por el Partido —si todos los archivos contaban la misma mentira—, la mentira pasaba a la historia y se convertía en verdad. «Quien controla el pasado —decía la consigna del Partido— controla el futuro. Quien controla el presente controla el pasado». Y aun así el pasado, a pesar de ser alterable por naturaleza, nunca había sido alterado. Lo que era cierto hoy lo había sido siempre y lo sería hasta el fin de la eternidad. Era muy sencillo. Lo único que se necesitaba era una interminable serie de victorias sobre tu propia memoria. Lo llamaban «control de la realidad» y, en nuevalengua, «doblepiensa».
George Orwell – 1984
La hoja de ruta de los totalitarismos que Orwell relata en «1984» sigue siendo un guía indispensable para poder movernos, como mínimo, avisados de los peligros. En todos sus aspectos. Porque el revisionismo histórico, que adquiere un nuevo grado desde el zapaterismo, va mucho más allá de complejos psicoanalíticos, morales e intelectuales, de revanchismo o del necesario avivamiento de «odio de clase». Es un ingrediente necesario para «controlar el futuro».
Estos días en los que el General Francisco Franco vuelve a ser noticia de noticia de actualidad, con motivo del intento de desenterrarlo para volver a enterrarlo, coinciden con la publicación de «Eternamente Franco» (Homo Legens, 2018) de Pedro Fernández Barbadillo y con prólogo de Fernando Paz.
El libro se lee del tirón, en sus cincuenta y cuatro capítulos le da un repaso (en todos los sentidos del término) a los principales puntos de la propaganda de la progresía de izquierdas y de derechas acerca de lo que de modo genérico podemos llamar el franquismo, desde el inicio de la Guerra Civil hasta la muerte de Franco, y como diría Buzz Lightyear, «y más allá».
Sería una bobería especular con las motivaciones del libro cuando es el propio autor quien las declara:
La razón de este libro es oponerse a la que Hermann Tertsch ha denominado «la mentira antifranquista» con elementos tan modestos, pero tan poderosos, como la verdad, la curiosidad y la discusión. Esa «mentira antifranquista» nos está corroyendo y destruyendo. En su origen, prosigue Tertsch, ha constituido «la operación político-cultural más eficaz y brillante de la izquierda española»; ha paralizado a la derecha española, tan avergonzada de sí misma que corre detrás de las etiquetas políticas centrista, reformista, liberal, europeísta, moderado, apolítico, profesional como algunas mujeres que acumulan dietas. Esa derechona ya es derechocha. Así tenemos una política hemipléjica, a la que le falta medio cuerpo.
Probablemente una de las principales bondades de «Eternamente Franco» es que no es más que una simple confrontación del mito con los hechos y con los datos, no necesita más, eso sí con la agudeza e ironía (y el rigor) al que Barbadillo nos tiene acostumbrados en sus artículos de prensa. Es un ejercicio de Historia ―con mayúscula―, no de política ―con minúscula―, quizá por eso resulta tan demoledor.
Sin lugar a dudas, con este libro, Pedro Fernández Barbadillo ha alcanzado ese «estado de libertad» que Tertsch dice que sólo se alcanza cuando para descalificarte te llaman facha y franquista y te da lo mismo, aunque el autor por biografía no necesite blanquear ―enrojecer― su pasado.
«Eternamente Franco» no sólo es una agradable lectura, además, supongo que sin quererlo, es un estupendo manual con el que sobrevivir al «doblepensamiento» de las series y películas españolas y en general a cualquier «producto cultural» patrio. Recomendaría, eso sí, usarlo con moderación en las tertulias y cafés con amigos, porque el «choque de realidad» puede ser para algunos inasumible, como que el número de presos que había en España era inferior a los 20.000 desde 1956.
Junto a temas más actuales como puedan ser el Valle de los Caídos, la revisión del callejero o los «niños robados», hay capítulos verdaderamente llamativos como la relación de Franco con Kennedy, con los Perón, con Castro, con los Godó, con Cebrián o con el Futbol Club Barcelona. Abrir el libro por el índice es «la perdición», no hay manera de dejar de leer saltando de un capítulo a otro.
Creo que más de uno se sorprenderá al conocer el progreso legislativo a favor de la mujer en el franquismo, los motivos de que en España tengamos el huso horario de Berlín, el origen de la ley de Vagos y Maleantes, o el papel del PSOE en el antifranquismo.
Desde luego que los capítulos dedicados a las acciones de España en el periodo de la Guerra Fría, como el descubrimiento por diplomáticos españoles de que la URSS estaba invadiendo Checoslovaquia antes que EEUU, y los servicios de inteligencia, CIA incluida, dejan una sensación de querer saber más. Como aperitivo recomiendo este programa que hicieron juntos prologista y autor:
Joaquín Costa proponía ponerle «siete llaves al sepulcro del Cid». Pedro Fernández Barbadillo no llega a tanto en el mismo sentido, o sí, y es que «Eternamente Franco» es también una llamada a la normalidad, a la asunción natural del pasado.
Juanjo Romero
26 comentarios
Gracias a Pedro Fernández Barbadillo por su esfuerzo y su valentía, y por su magnífica labor en este libro.
Sistema que defienden los comentaristas anteriores siempre y cuando la dictadura sea de su signo político, claro está.
Lógicamente no deja muy bienparada a la Segunda República y tampoco a muchos "de la Transición", pero más bien personalmente.
Tú lo que deberías hacer es leer el libro. Más aún, leer libros.
Traditio:
¿Qué España está mejor ahora que hace 30 años? Bueno, si tienes el "carnet" y eres progre, seguramente. La Educación, pilar de una sociedad, se ha desplomado hasta niveles de indigencia realmente bochornosos. Hace 30 años, un chico de 16 años tenía a su disposición un nivel de enseñanza media que no la tiene hoy ni un primerizo en la Universidad. Y cuando quieras te lo demuestro con los libros de texto de hace 30 años (de hecho, 25 si quieres) y los de ahora.
Y si me remonto a 40 años la diferencia a favor de entonces es estratosférica. Te lo puedo demostrar simplemente con los libros de oposiciones a profesor de secundaria de entonces y los de ahora, los tienes a tu disposición en mi biblioteca.
¿Qué han mejorado cosas? Hombre, faltaría más. No obstante, te diré: hace 30 años si tu vivías en una comunidad autónoma y por vacaciones, por ejemplo, te desplazabas a otra, si te ponías enfermo ibas al primer centro de salud que encontrabas, con tu número de la Seguridad Social, te atendían sin más problema. Hoy, en el mejor de los casos tienes que darte de alta si te desplaza de una comunidad a otra, y por tiempo limitado. Si sigues un tratamiento NO te van a dar los medicamentos con receta si no estás en TÚ comunidad, los tienes que pagar.
Puedo seguir, pero creo que he alcanzado el tope de líneas. Y tampoco es necesario extenderse.
Era estupendo recorrer España, la Madre Patria en tiempo de Franco.
Doy gracias a Dios que me permitió recorrer tantas veces mi amada España cuando vivía el Gran Franco!!!
Y ahora?
Es que Franco no sería Franco sin sujetos como "Gastón", que a cambio de su bienestar personal permanecen indolentes ante el sufrimiento de cientos de miles seres humanos, compatriotas suyos, sobrevivientes de familias arrasadas, deambulando por el mundo sin patria, es decir, a-penas con retazos de su ser.
De adolescente, no comprendía porque aquellos españoles traídos a América por la mano criminal de la dictadura franquista, contrastaban sus buenos portes de caballeros, con el hecho del consumo de alcohol en solitario... Por supuesto, eran las penas arrastradas en lo profundo de sus almas, lo que buscaban ahogar aquellos desdichados seres, que a la postre terminaron vomitando sus hígados...
Que inmensa afrenta a su dignidad sería pedirle a aquél que de niño vino a Venezuela o a México como Moisés, traído por las aguas salvadoras de las atrocidades del dictador, que perdonase al tirano, no porque se arrepintió y pidió perdón, sino porque trajo "progreso" a su país... Definitivamente, ahora los Judas no se venden, sino que tratan de comprar conciencias.
Dictadura es dictadura, sea lo que sea y venga de donde venga; de izquierda y de derecha; capitalista,comunista, socialista, progresista, ecologista y hasta sexodiversa; cristiana, católica, protestante, budista, musulmana y atea. Todas son lesivas al ser humano porque fundamentalmente atentan contra su dignidad.
En verdad, no se concibe a un cristiano auténtico,hermano del otro en dignidad, justo, amante del ser humano, de la familia y de la sociedad, defendiendo a semejantes dictadorzuelos.
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