Comentario al evangelio de Mateo (San Hilario de Poitiers)
Título: SAN HILARIO DE POITIERS, Comentario al evangelio de Mateo.
Traducción, introducción y notas por L. F. Ladaria
Editorial: BAC 694
Páginas: 416
Precio aprox.: 23,08€
ISBN: 978-84-220-1487-4
Año edición: 2010
1. San Hilario de Poitiers (h. 310-367) fue uno de los grandes defensores de la fe, en línea con lo que sería formulado en el concilio de Nicea. Su gran obra es el tratado De Trinitate, aunque también escribió importantes obras exegéticas, como el Comentario al evangelio de Mateo.
L. F. Ladaria, arzobispo secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, es un reconocido experto en la obra de San Hilario, traductor de «La Trinidad» (BAC 481, Madrid 1986) y autor de numerosos estudios sobre el pensamiento y la obra de este padre de la Iglesia.
2. La edición bilingüe del Comentario al evangelio de Mateo recoge el texto latino, publicado por Ed. Du Cerf (París 1978-1979) y traducido al español por L. F. Ladaria. El Comentario es algo más que «un escrito imperfecto que las obras posteriores se encargarían de superar. Contiene en sí mismo valores nada despreciables y enseñanzas que vale la pena retener», advierte L. F. Ladaria (p. IX).
Se trata de la primera obra de San Hilario, escrita entre el año 353-355, que nos ha llegado en su integridad, así como el primer comentario a un evangelio que se nos ha transmito completo en lengua latina.
Se trata de una obra exegética, muy atenta al Antiguo Testamento, y a descubrir el sentido literal de la Escritura, sin que este cuidado por la letra ahogue la búsqueda de un sentido oculto, espiritual, que se esconde detrás de las palabras y de los hechos.
3. En la «Introducción», L. F. Ladaria hace un resumen de los aspectos doctrinales presentes en el Comentario (cf. pp. XVI-XXXI). La salvación en Cristo, que Dios había preparado para Israel, ha pasado a los gentiles. San Hilario destaca la importancia de la justificación por la fe; una fe que tiene un contenido concreto: la confesión del Hijo y del Padre y de la divinidad y la humanidad de Cristo.
En el corazón de la controversia arriana se sitúa su doctrina trinitaria: el Hijo es «Dios de Dios, que subsiste personalmente en la sustancia paterna de la que viene y que se ha hecho hombre por nuestra salvación cumpliendo el designio del Padre» (p. XXI). Muy en segundo plano queda, sin embargo, la preocupación por afirmar la divinidad del Espíritu Santo.
El contenido fundamental de la fe que justifica es, como ha quedado anunciado, la divinidad y la humanidad de Jesús. El misterio de la salvación, uniendo así la cristología y la soteriología, consiste en la encarnación del Verbo. El Reino de Dios se identifica personalmente con Jesús: «Dios mismo actúa en Cristo y esto significa la salvación de toda la humanidad» (p. XXVI). El Hijo, uniéndose a todos nosotros, se ha hecho nuestro prójimo.
Ladaria expone también, sintéticamente, la antropología y la escatología que se hallan en esta obra de San Hilario. Una obra en la que «se nos ofrece un testimonio muy notable de la fe de la Iglesia de Occidente en torno a la mitad del siglo IV; el interés de su estudio, tanto desde el punto de vista histórico como teológico, se hará visible, pienso, a quien se adentre con ánimo en su lectura» (p. XXXI).
Un lectura que no defrauda, ya que, como recordó en su día la Congregación para la Educación Católica, «la teología nació de la actividad exegética de los Padres, ‘in medio Ecclesiae’ » («Instrucción sobre el estudio de los Padres de la Iglesia en la formación sacerdotal», 27). Sin el recurso a los Padres, no será fácil escapar a las tentaciones del biblicismo o del historicismo.
Esta obra de San Hilario- acompañada de una selecta bibliografía y de oportunas notas a pie de página- que publica la BAC supone una invitación a un ejercicio amplio del «auditus fidei», la primera etapa de todo sano método teológico.
Guillermo Juan Morado.
14 comentarios
Por lo que a mí respecta, me atrae mucho esto que dice:
" Se trata de una obra exegética, muy atenta al Antiguo Testamento, y a descubrir el sentido literal de la Escritura, sin que este cuidado por la letra ahogue la búsqueda de un sentido oculto, espiritual, que se esconde detrás de las palabras y de los hechos."
Sentido literal, sentido espiritual. Así es, aspirando al segundo sin desviarse del primero.
Yo también creo que es muy bueno, para la Teología en general y, dentro de la Teología, para la exégesis, estar muy atentos a las obras de los Padres.
En traducción al castellano, o en ediciones bilingües, hay más de lo que a primera vista podemos pensar.
Me interesa esta obra, la adquiriré en breve.
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Esto es muy importante, si queremos que la exégesis sea rigurosa y teológica a la vez, como debe de serlo toda la teología.
Soy muy "aficionada" a los Padres. Siqiera porque cuando en el oficio de lectura viene un texto de algún Padre, ya me entusiasmo antes de empezar a leerlo.
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Mi costumbre, ya imprescindible, de rezar las Horas y dedicar un momento muy especial al Oficio de Lectura, procede de una experiencia con la Carta a Proba de san Agustín, que me mostró la belleza de que el mismo día, en diferentes latitudes y husos horarios, miles de católicos rezaran e hicieran las mismas lecturas orantes. Y así durante cientos y cientos de años.
Me pareció tan hermoso, tan eclesial, una comunión tan feliz... que quise incorporarme a eos miles de católicos que cada día rezan unidos las mismas oraciones y meditan las mismas lecturas.
Los Padres no pueden faltar, para que hagamos una lectura a la que incorporemos la tradicón bimilenaria de los comentarios y de la exégesis de la Escritura.
Imagen de Iglesia. Eclesiología en perspectiva ecuménica y de Teología fundamental. De la revelación y de la fe. Igual me paso por ahí.
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