¿San Benito? ¿San Josemaría? Un debate norteamericano

Resulta innegable que la sentencia del Tribunal Supremo estadounidense en favor de los matrimonios entre personas del mismo sexo ha alterado el panorama sociopolítico norteamericano. Las consecuencias, empezando por lo que algunos no han dudado en bautizar como la “nueva inquisición homosexualista", ya se están empezando a notar, con evidentes y crecientes restricciones de libertades. Ante este nuevo panorama, se ha generado un interesante debate sobre cómo deben los cristianos encarar la nueva situación, conscientes de que la presión contra ellos no va a dejar de crecer y que un cambio de tendencia no va a resultar nada fácil. Contrasta este debate veraniego estadounidense con la casi nula reflexión que un cambio equivalente ha provocado en nuestro país.

El derecho a morir, o aún más claro, el derecho al suicidio, parece perfilarse como el foco de la próxima ofensiva de los heraldos del progreso.

La cuestión no es baladí, pues Estados Unidos nació con un marcado carácter puritano, un ambiente en el que todo lo que oliera a papista era considerado ajeno y pernicioso. La influencia ilustrada y masónica posterior tampoco consideraba que la Iglesia católica pudiera ser tolerada en igualdad de condiciones que los credos protestantes.





