3.11.17

Hadjadj, contra un cristianismo afeminado

Hadjadj, contra un cristianismo afeminado

Cualquier libro de Fabrice Hadjadj es sugerente (al menos eso me ha parecido a mí con los que he tenido el gusto de leer). También lo es este La suerte de haber nacido en nuestro tiempo, editado por Rialp, y que en realidad es la transcripción, revisada, de una conferencia que dio el autor en el Vaticano.

A pesar de algunas concesiones semánticas que no me acaban de convencer (por ejemplo, eso de hablar de la “conciencia emergente” hace saltar todas mis alarmas), Hadjadj siempre es interesante, siempre te hace pensar, y además trae a colación aspectos desconocidos o que no te habían llamado la atención y que enriquecen la discusión.

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25.10.17

Un compositor habla sobre el desastre de la música en la Iglesia

James MacMillan

Las “guerras litúrgicas” que sacuden la Iglesia desde el post Concilio han hecho correr ríos de tinta. Pero no es frecuente que quien aporte una reflexión sobre la deriva de la liturgia católica sea un compositor en activo, con experiencia directa en música sacra y que, además, lo haga desde un semanario de información general como Standpoint.

Quien ha escrito esas agudas reflexiones es James MacMillan, un compositor y director de orquesta escocés de prestigio, que cuenta entre sus obras con dos óperas. Su escrito me ha llamado la atención y me permito traducirlo y glosarlo para ustedes.

MacMillan parte de una constatación: en el pasado todos los grandes compositores han compuesta música litúrgica; esto ya no ocurre así hoy en día: “La música de nuestro tiempo ha ido por un camino y la música de las iglesias ha quedado como en conserva o ha tomado sendas populistas banales. El mundo internacional de la música tiene gran admiración por los compositores británicos: Elgar, Vaughan Williams, Britten, Walton, Tippett, Maxwell Davies, Tavener; pero suele pasar por alto el hecho de que en ocasiones escribían música para un uso real en la iglesia, para ser cantada por coros dentro de una liturgia real”.

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18.10.17

Las siete notas de Newman para distinguir desarrollo doctrinal de corrupción

Si algo está marcando la vida de la Iglesia en estos tiempos son las polémicas doctrinales y en estos debates un punto recurrente es el de la continuidad en el Magisterio y la Tradición de la Iglesia. Quienes defienden ciertas innovaciones juran y perjuran que sus propuestas están en la línea de las enseñanzas tradicionales de la Iglesia (en el fondo seguimos a Santo Tomás), mientras que sus detractores sostienen que las quiebran. El propio Papa Francisco, para justificar su afirmación de que la pena capital es intrínsecamente mala, ha explicado que

la Tradición es una realidad viva y solo una visión parcial puede concebir el depósito de la fe como algo estático. ¡La Palabra de Dios no se puede conservar en naftalina como si se tratase de una vieja manta que debe protegerse de los parásitos! No. La Palabra de Dios es una realidad dinámica y viva que progresa y crece porque tiende hacia un cumplimiento que los hombres no pueden detener”. Por lo tanto, “la doctrina no puede preservarse sin progreso, ni puede estar atada a una lectura rígida e inmutable sin humillar la acción del Espíritu Santo“.

Que la doctrina se desarrolla, como sostiene el Papa, es indudable. Es un hecho obvio que no se le escapa a nadie que haya estudiado mínimamente la historia de la Iglesia. Como también es un hecho obvio que no siempre se desarrolla correctamente, sino que a veces se rompe con el Magisterio y la Tradición de la Iglesia, dando lugar a numerosas herejías y cismas. Y tampoco se le escapa a nadie que haya estudiado mínimamente la historia de la Iglesia que los herejes reclamaban para sí ser fieles desarrolladores de la Palabra de Dios. Así pues, resulta vital poder discernir cuándo esa “realidad dinámica y viva que progresa y crece”  lo hace adecuadamente, siguiendo el camino trazado por Dios, y cuándo se separa del mismo y cae en el error.

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2.10.17

Tomismo en vena. Instituto Santo Tomás de la Balmesiana: tres cursos y un simposio

Simposium tomista: "Dios es el que Es"

Barcelona es una ciudad de fuertes contrastes: la misma ciudad donde los anarquistas del siglo pasado campaban a sus anchas es la ciudad en la que Gaudí proyectó el mayor templo expiatorio de los tiempos modernos (y en el que, por cierto, podemos ver, en un capitel, la figura de un terrorista con la bomba anarquista que lanzaron en el Liceo que le es entregada por el mismísimo demonio). Hoy en día Barcelona sigue estando profundamente marcada por esos contrastes: mientras ahora son los okupas los que campan a sus anchas, en el centro de Barcelona, a poca distancia de la catedral, se erige una institución, Balmesiana, que se empeña en ser un foco de tomismo y lo hace cada año con renovadas energías a través del Instituto Santo Tomas.

El programa que acaba de presentar para este curso es ambicioso: tres cursos y un simposio, que como ya se viene haciendo desde hace dos años, pueden seguirse tanto presencialmente como a distancia (puedo dar fe de que los cursos online, que yo mismo he seguido, funcionan perfectamente y son un valiosísimo medio de formación).

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21.09.17

Las cartas de Newman: un tesoro poco conocido

Las cartas de NewmanMe imagino que los editores del libro Cartas y diarios de John Henry Newman, la benemérita Editorial Rialp, no se hicieron muchas ilusiones sobre sus posibilidades comerciales. El público interesado en la intimidad de un clérigo inglés del siglo XIX, por muy cardenal que acabara siendo al final de sus días, ha de ser por fuerza minoritario. Y sin embargo, les aseguro que a la minoría que ha gustado de esos escritos bien se le pudiera aplicar aquello, también tan inglés, de “we few, the happy few”.

El libro cayó en mis manos casi por casualidad, lo caté sin grandes expectativas… y ha resultado ser una delicia. Un documento fino y delicado, como corresponde a su autor, pero también vivaz y colorista. Un retrato indirecto, y por tanto más veraz, de su tiempo y entorno, y un acercamiento a una persona excepcional, que no oculta ni sus dudas, ni sus desengaños… ni sus certezas y entusiasmos.

A la espera de que ustedes mismos puedan disfrutar de esas cartas, dirigidas principalmente a familiares y amigos, reproduciré algunos fragmentos que he encontrado especialmente interesantes.

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