Las ideas de la revolución francesa fueron inspiradas y propagadas por hombres que negaban la existencia de Dios y que exaltaban solo la razón humana. Esta revolución ocurre en pleno siglo XVIII, a este siglo se le llamó el siglo de las luces o del iluminismo, sus seguidores en la revolución francesa mataron, asesinaron, martirizaron innumerables sacerdotes y monjas, saquearon y profanaron los templos, quemaron las imágenes sagradas y por burla llegaron a colocar, el 10 de noviembre de 1793, en un trono en el altar de la Catedral de Nuestra Señora en Francia, a Sofía Momoro, una artista que representaba a la diosa razón.
Ahora bien, el origen de todos los conceptos e ideas comunistas, anarquistas y socialistas fueron las ideas de la revolución francesa, en una palabra, los males y errores del pensamiento filosófico o doctrinal de nuestros días, provienen de los males y errores del llamado siglo del iluminismo francés. Es por esto que la Santísima Virgen posó sus pies en Francia y la rodeó con sus apariciones y mensajes, primero en 1846 en la Salette al suroeste de Francia, donde aparece llorando porque la gente no hacía caso a los mandamientos divinos y profanaban el domingo y el Nombre de su Hijo; luego en 1848 Carlos Marx escribe el manifiesto del partido comunista y el Papa Pio IX tuvo que huir de Roma disfrazado de monje y su secretario es asesinado a puñaladas, así vemos que las lágrimas de la Virgen de poco sirvieron, entonces se vuelve a aparecer en Lourdes a Santa Bernardita Soubirous, una niña de apenas 11 años y le reveló dos cosas que se necesitaban para salvar a Francia: la penitencia y el Rosario; después se aparece en Pontmain el 17 de enero de 1871 a 4 niños y le da a Francia 43 años para volver al camino de Dios; pasan los años y en vista de que la petición de la Santísima Virgen en Pontmain no es escuchada, se desata el 28 de julio de 1914, exactamente 43 años después, la primera guerra mundial.
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