Debate apologético: P. Luis Toro versus Pastor Eduardo Gutierrez
Recientemente se efectuó y transmitió vía redes sociales un debate apologético sobre el tema del diezmo entre el sacerdote católico, el padre Luis Toro, y el pastor evangélico, Eduardo Gutierrez. Posteriormente, Dios mediante, haré un análisis de algunos puntos interesantes del debate, pero de momento me limito a compartirlo con ustedes.
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El P. Luis Toro en su afán apologético hizo varias cosas que en mi opinión no estuvieron bien:
- No señalar que la introducción sería apologética. No fue justo para el pastor, pues es normal que si le dicen que en la primera parte tendrá que presentar a su iglesia piense en algo formal: Hola, me llamo tal, mi denominación es tal, surge en tal época.
Además, pese a hacer una exposición inicial plenamente apologética, no quería dejar a su contrincante la oportunidad de rebatirle pues "se trataba de una presentación". En fin, me pareció una encerrona en la que uno estaba preparado y el otro en absoluto.
- Fue poco respetuoso con los turnos, interrumpiendo varias veces. El pastor fue mucho más cortés en ese sentido y se quejo bien poco, yo me quejaría mucho más.
- Sobre todo al final, cuando hacía una buena argumentación añadía risas, aspavientos o gestos expresivos para expresar o adelantar el daño que tan buena argumentación haría a los protestantes.
- Mezclar argumentos de peso con razonamientos insulsos, por ejemplo: Los fariseos daban el diezmo, por lo tanto quien da el diezmo es un fariseo (es decir evangelicos), yo no quiero ser un fariseo porque los fariseos eran malos, mira como hablaba Jesús de ellos. Es una simplificación, muchos fariseos eran soberbios y retorcían la ley a su antojo porque su corazón no estaba en lo que predicaban, pero la doctrina farisaica estaba más cerca de la revelación de Cristo que la de otros grupos judíos. Además no deja de ser ingrato decirle al otro: Estas pidiendo el diezmo, luego eres un fariseo, me parece cuanto menos un juicio temerario sobre su corazón e intenciones.
El caso, muchas otras cosas me encantaron y dio muy buenos argumentos que respondían bien a las ideas de Eduardo Gutiérrez, pero estas actitudes empañan una buena misión.
Sobre el comportamiento del público, más de lo mismo, lo achacaré (con perdón) al carácter latinoamericano, más entusiasta para lo bueno y para lo malo. A veces parecía que estaban en un combate ee boxeo por como aplaudían y se reían cuando ganaba su "boxeador". No debió ser agradable para Eduardo, que aun así mantuvo la compostura muy bien.
Considero algunos de sus argumentos protestantes torcidos e incluso puede que no del todo bien intencionados, ya que es una duda razonable el pensar que era consciente de más de una de las objeciones que le hizo el sacerdote. Pero en cuanto a lo que son las formas fue mucho mejor y me entristece, aunque no dudo de la sinceridad del P. Luis Toro cuando hablaba con amor de los protestantes... A veces somos contradictorios.
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