Conversando con mis amigos evangélicos sobre la confesión
Continuando con la serie de conversaciones entre amigos sobre temas de apologética, les comparto un nuevo diálogo ficticio en donde se trata el tema de la confesión de los pecados, o sacramento de la penitencia, tomada del libro “Conversaciones con mis amigos evangélicos” (capítulo 5). En esta ocasión, los argumentos los he tomado de algunas Webs de apologética protestante. Los nombres de quien participan no son reales.
Miguel: José, me gustaría que nos explicaras por qué ustedes confiesan sus pecados a un hombre cuando en la Biblia no aparece absolutamente nada parecido.
Marlene: Es más, la Biblia es bien clara en que es Dios quien perdona el pecado, no el hombre: “Era yo, yo mismo el que tenía que limpiar tus rebeldías por amor de mí y no recordar tus pecados” (Isaías 43,25); “Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus maldades, el que sana todas tus dolencias” (Salmo 103,2-3).
José: Un momento, antes de comenzar dejemos algo claro. Nosotros los católicos creemos que es Dios quien perdona los pecados, pero allí no termina la historia. Me parece bien que hayas comenzado tomando unos textos del Antiguo Testamento, porque yo quiero ponerte unos ejemplos tomados también de allí para que nos analicemos:
“Si un hombre se acuesta maritalmente con una mujer que es una sierva perteneciente a otro, sin que haya sido rescatada ni liberada, será él castigado, pero no con pena de muerte, pues ella no era libre. El ofrecerá un carnero, su sacrificio de reparación para Yahveh, a la entrada de la Tienda del Encuentro; será un carnero de reparación. Con el carnero de reparación, el sacerdote hará expiación por él ante Yahveh por el pecado que cometió, y se le perdonará su pecado.” (Levítico 19,20-22)
Hay muchos otros textos del Antiguo Testamento donde ocurre algo similar, por ejemplo en Levítico 4, 27-35, en los que se observa que aunque es Dios quien perdona el pecado, un sacerdote es utilizado como instrumento para conceder el perdón, por lo que el hecho de que sea Dios quien perdona el pecado en Isaías 43,25 o en el Salmo 103 de ninguna manera elimina la posibilidad de la existencia de un sacerdocio ministerial establecido por Dios para comunicar ese perdón.
Marlene: Yo puedo entender que Dios se sirviera de sacerdotes en el Antiguo Testamento para administrar el perdón de los pecados, pero el Nuevo Testamento enseña que todos los creyentes son sacerdotes: “Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.” (1 Pedro 2,9). También dice: “nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre, a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 1,6), y también “nos has hecho para nuestro Dios un reino y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra” (Apocalipsis 5,10).
En el Antiguo Pacto, los fieles tenían que aproximarse a Dios a través de los sacerdotes. Los sacerdotes eran mediadores entre Dios y el pueblo. Los sacerdotes ofrecían sacrificios a Dios en nombre de la gente. Eso ya no es necesario, porque por el sacrificio de Jesucristo, podemos aproximarnos al trono de Dios confiadamente: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.” (Hebreos 4,16). Con la muerte de Jesús, el velo del templo se rasgó por la mitad, destruyendo así el símbolo de la pared divisoria que había entre Dios y la humanidad. Podemos acercarnos a Dios directamente por nosotros mismos, sin el uso de un mediador humano, porque Jesucristo es nuestro Sumo Sacerdote (Hebreos 4,14-15; 10,21), y el único mediador entre Dios y nosotros (1 Timoteo 2,15). El Nuevo Testamento enseña que debe haber ancianos (1 Timoteo 3), diáconos (1 Timoteo 3), obispos (Tito 1,6-9), y pastores (Efesios 4,11) – pero no sacerdotes[1].
José: En la Iglesia Católica también creemos que todos los cristianos somos sacerdotes, pero distinguimos entre el sacerdocio común de los fieles, y el sacerdocio ministerial[2]. Recuerden que Cristo, “mediador de la nueva alianza” (Hebreos 9,15), establece en consecuencia los “ministros de la alianza nueva” (2 Cor 3,6); que lo representan a lo largo del espacio y del tiempo, o sea, en todos los lugares y en todas las épocas. Su capacidad no es de origen humano sino divino (2 Cor 3,5).
Pero de esta distinción podemos hablar más adelante, lo que les quiero hacerles notar es que en la Nueva Alianza, al igual que en la Antigua, el hecho de que Cristo sea único mediador entre Dios y los hombres, no excluye que se sirva instrumentalmente de sus ministros para comunicar el perdón. Recuerden que San Pablo, refiriéndose al ministerio que desempeñan ellos como apóstoles, dice “que los hombres los consideren como servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios” (1 Corintios 4,1) y además afirma que a ellos se les ha concedido el ministerio de la reconciliación: “todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación” (2 Corintios 5,18).
Es a ellos a quien les envía como el poder y autoridad que recibió del Padre y les concede la autoridad y poder de perdonar los pecados: “Entonces Jesús les dijo otra vez: «¡Paz a vosotros! Como me envió el Padre, así también yo os envío». Y al decir esto, sopló y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les serán perdonados, y a quienes se los retengáis, les serán retenidos” (Juan 20,21-23).
Marlene: Pero en todo el Nuevo Testamento no se ve a nadie confesando sus pecados a ningún hombre, sino que en 1 Juan 1,8-9 vemos que el pecado se confiesa directamente a Dios: “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad”.
José: Vamos por partes. En primer lugar, ese texto no dice a quien se debe confesar el pecado, solo dice que debe confesarse.
En segundo lugar, no es cierto que en el Nuevo Testamento no aparezca por ninguna parte a nadie confesando sus pecados a un ministro de Dios. Ya en tiempos de Juan el Bautista “acudía a él gente de toda la región de Judea y todos los de Jerusalén, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados” (Marcos 1,5).
Si bien en Juan 20,23 no se menciona explícitamente que se deba confesar el pecado, está fuertemente explícito en el hecho de que para que un ministro pueda absolver o retener un pecado, tiene primero que conocerlo a través de la confesión del pecador. Precisamente por eso, en el libro de los Hechos de los apóstoles se narra cómo los creyentes acudían a los apóstoles a confesarles sus pecados: “Y muchos de los creyentes, o fieles, venían a confesar y a declarar todo lo malo que habían hecho.” (Hechos 19,18). Querías un texto bíblico donde ver cristianos confesando sus pecados a los apóstoles, y allí lo tienes.
Miguel: José, allí no se menciona un confesionario como lo tienen los católicos hoy en día, allí ellos confesaban públicamente los pecados que habían cometido como muestra de arrepentimiento.
José: Pero entonces queda claro que no se cumple aquello de que en la Nueva Alianza solo se confesaba el pecado directamente a Dios, y allí tenemos un testimonio tomado del Nuevo Testamento de que no era así.
Ahora bien, cuando hablamos del sacramento de la penitencia, tenemos que distinguir entre lo sustancial y lo circunstancial. Lo sustancial es que Cristo instituyó el ministerio de la reconciliación, otorgando a sus apóstoles y sucesores el poder de perdonar pecados, y para que el sacerdote pueda absolver el pecado tiene que conocerlo. Si lo hace dentro de un confesionario o al aire libre, es algo que no es sustancial y puede cambiar a lo largo de la historia. Por ejemplo, en la Iglesia primitiva, la confesión del pecado era pública[3]: “Confesaos, pues, mutuamente vuestros pecados y orad los unos por los otros, para que seáis curados. La oración ferviente del justo tiene mucho poder” (Santiago 5,14). Posteriormente el sacerdote era quien luego de escuchar el pecado, decidía si este tenía que ser confesado en público o bastaba la confesión al sacerdote, y finalmente se desarrolla el sacramento tal como lo conocemos hoy, que busca preservar la privacidad de la persona por medio de la confesión exclusivamente privada y del secreto de confesión[4].
Marlene: Supongamos por un momento que tienes razón y Cristo concedió a los apóstoles el poder de perdonar pecados. No se ve en ninguna parte de la Biblia que este poder pasara a sus sucesores. La promesa de Jesús era específicamente dirigida a los apóstoles.
José: El apostolado es un ministerio, y los ministerios en la Iglesia son permanentes porque fueron instituidos para la edificación de los fieles que son parte del cuerpo de Cristo (1 Corintios 12,27-29). Mientras exista la Iglesia en esta tierra existirán los ministerios y entre ellos el apostolado, ahora desempeñado por los obispos: “El mismo «dio» a unos el ser apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelizadores; a otros, pastores y maestros, para el recto ordenamiento de los santos en orden a las funciones del ministerio, para edificación del Cuerpo de Cristo, hasta que lleguemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo” (Efesios 4,11-13). De nada hubiera servido que Cristo les concediese ese poder mientras vivían sólo los apóstoles, cuando la misión de ellos superaría la duración de sus vidas. Recuerda que se les ordenó hacer discípulos a todas las naciones (Mateo 28) y prometió asistirles y estar con ellos hasta el fin del mundo.
La Palabra de Dios es sagrada, y no debemos permitir que los prejuicios que podamos tener nos impidan ser honestos con lo que en verdad enseña la Escritura[5]. Es el propio Cristo quien concede a sus apóstoles el poder de perdonar pecados, y vemos a los primeros cristianos acudiendo a ellos para confesarse, sin que en ningún modo eso contradiga el hecho de que es Dios quien perdona el pecado. No seamos como aquellos que se escandalizaban cuando Jesús perdonaba los pecados con la autoridad que recibió del Padre, cuando los apóstoles y sus sucesores lo hacen con la autoridad que recibieron de Cristo: “Como me envió el Padre, así también yo os envío” (Juan 20,21).
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NOTAS
[1] Este argumento lo he tomado del artículo ¿Qué dice la Biblia acerca de la confesión de pecados a un sacerdote?, publicado en la Web de apologética cristiana evangélica GotQuestions.org.
[2] El sacerdocio común de los fieles no excluye el sacerdocio ministerial o jerárquico, sino que “se ordena el uno para el otro, aunque cada cual participa de forma peculiar del sacerdocio de Cristo. Su diferencia es esencial no solo gradual. Porque el sacerdocio ministerial, en virtud de la sagrada potestad que posee, modela y dirige al pueblo sacerdotal, efectúa el sacrificio eucarístico ofreciéndolo a Dios en nombre de todo el pueblo: los fieles, en cambio, en virtud del sacerdocio real, participan en la oblación de la eucaristía, en la oración y acción de gracias, con el testimonio de una vida santa, con la abnegación y caridad operante” (Concilio Vaticano II, Constitución Dogmática de la Iglesia Lumen Gentium, 15-17)
[3] Algunos hermanos evangélicos interpretan Santiago 5,16 entendiendo que se refiere a la petición de perdón de uno otro cuando se ofendían. Esta interpretación no es justa con el texto, ya que allí se habla de confesar pecados, no de pedir perdón por las ofensas. Es necesario distinguir, que si bien una ofensa al prójimo es un pecado, no todo pecado es una ofensa al prójimo.
[4] Para una explicación más detallada del desarrollo del Sacramento de la penitencia a lo largo de la historia puede consultar mi libro: Compendio de Apologética Católica, Segunda Edición, Editorial Lulu, Venezuela 2014.
[5] Inicialmente las Iglesias evangélicas no rechazaban la confesión de los pecados al confesor y los luteranos no lo hacen tampoco hoy día. La Confesión de Augsburgo, la cual es considerada la Confesión Protestante más antigua, es la base en la que se funda la Iglesia Luterana y el modelo más universalmente aceptado por dichas Iglesias (escrita por Lutero y Melancthon en el año 1530) sostenía: “Respecto a la confesión se enseña que la absolución privada debe conservarse en la iglesia y que no debe caer en desuso, si bien en la confesión no es necesario relatar todas las transgresiones y pecados, por cuanto esto es imposible. «Los errores, ¿quién los entenderá?» (Salmo 19:12).” En su Catecismo Menor, Martín Lutero reafirma la necesidad de confesar los pecados, y en su Catecismo Mayor dedica una breve exhortación a la confesión en donde trata duramente y llama “puercos que no deberían tener parte en el evangelio” a aquellos que rechazan el sacramento de la confesión:
“Pero, ahora estas cosas las sabe cualquiera. Por desgracia, lo aprendieron demasiado bien, de modo que hacen lo que quieren y están usando de la libertad como si jamás tuvieran el deber o la necesidad de confesar. Porque muy pronto captamos lo que nos agrada y donde el evangelio es suave y benigno penetra en nosotros con suma facilidad. Mas, como dije, semejantes puercos no deberían vivir bajo el evangelio, ni deberían tener parte en él, sino permanecer bajo el papado y más que antes dejarse llevar y mortificar, de manera que tengan que confesar, ayunar, etc, más que nunca. Quien no quiere creer en el evangelio, ni vivir de acuerdo con él, ni hacer lo que debe hacer un cristiano, tampoco debe disfrutar el evangelio. ¿Qué ocurriría si tú quisieses únicamente sacar provecho de alguna cosa, sin hacer ni aplicar nada de ti mismo? Por lo tanto, no queremos haber predicado a semejantes hombres, ni tenemos la voluntad de concederles algo de nuestra libertad, ni permitir que gocen de ella. Más bien volveremos a entregarlos al papa y a sus adictos para que los fuercen, como bajo un verdadero tirano. Al populacho que no quiere obedecer al evangelio, no le corresponde sino tal torturador que es un diablo y un verdugo de Dios. Pero, a los demás que aceptan su palabra, hemos de predicar siempre y debemos animarlos, estimularlosy atraerlos para que no dejen pasar en vano un tesoro tan precioso y consolador, presentado a ellos por el evangelio. En consecuencia, diremos también algo sobre la confesión para enseñar y exhortar a la gente sencilla.”
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15 comentarios
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JM: Si puede por favor indique cuales pasajes están sacados de contexto y podemos analizarlos. Y se lo propongo porque estoy seguro que más bien ocurre lo contrario. Conozco bien las interpretaciones que hacen los protestantes de esos textos y son ellos quienes los sacan de contexto, o simplemente los ignoran.
Tengo entendido que la iglesia enseña que los pecados veniales se pueden confesar directamente a Dios desde la comodidad de nuestros hogares, por ejemplo. O que también se pueden confesar a Dios durante la Misa(Eucaristía).
Sin embargo, los pecados mortales si es obligatorio confesarlos mediante un sacerdote; eso enseña la iglesia. ¿Estoy en lo correcto?
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JM: Yo tengo entendido que se deben confesar todos los pecados, mortales y veniales.
El tema es que a veces los mismos ministros desautorizan al Evangelio y eso hace que los fieles queden desorientados.
Querida Carmen;"no le de mas vuletas,no tiene sentido"(Anthony Blake).
No se puede ir contra la Verdad,porque siempre te va a desnudar la falsedad.Pero no dejes de buscarla,para que te encuentre.
Gracias a Dios por su servicio.
Tengo algunas preguntas que desearía me explicase de una manera razonada, por favor, no responda con citas como las expuestas arriba.
Si el poder de perdonar pecados fue conferido a los apóstoles y los sucesores de ellos, que según la ICAR son los obispos, ¿Quién se lo confirió a los sacerdotes y por que?
¿ que ocurre cuando un fiel católico se confiesa ante un sacerdote, obispo que se encuentra en una situación de pecado como la pederastia?
¿ Cree Ud. y su Iglesia que basta la confesión para el perdón de un pecado o debe satisfacer otras obligaciones al estar afectados terceras personas ?
Gracias por su respuesta.
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JM: En primer lugar, no se dice ICAR, se dice Iglesia Católica. Tenga la amabilidad de no referirse a la Iglesia de ese modo en este blog.
Respondo brevemente:
1) Si el poder de perdonar pecados fue conferido a los apóstoles y los sucesores de ellos, que según la ICAR son los obispos, ¿Quién se lo confirió a los sacerdotes y por que?
Respuesta: El título de Obispo corresponde a un ministro eclesiástico que posee la plenitud del sacerdocio para regir una diócesis como su principal pastor. El obispo es realmente un sacerdote que tiene el control principal del culto Divino, es quien preside las reuniones litúrgicas; tiene la plenitud del sacerdocio y las facultades para administrar todos los Sacramentos. El segundo grado corresponde al presbítero, quien es también un sacerdote, pero de segundo rango, por su ordenación sacerdotal queda facultado para ofrecer el sacrificio (es decir, para celebrar la Eucaristía), para perdonar los pecados, para bendecir, para predicar, para santificar y en otras palabras, para cumplir los deberes litúrgicos no reservados o las funciones sacerdotales. Estrictamente hablando, no sólo los obispos son sucesores de los apóstoles, o dicho de manera más precisa: no sólo los obispos recibieron de Cristo todas las facultades concedidas a los apóstoles.
2) ¿que ocurre cuando un fiel católico se confiesa ante un sacerdote, obispo que se encuentra en una situación de pecado como la pederastia?
Respuesta: En este caso sería más apropiado preguntar: ¿Qué ocurre con un fiel católico que se confiesa ante un sacerdote en pecado mortal? o ¿Qué ocurre con un fiel católico al que le administra un sacramento (cualquiera) un ministro que no esté en estado de gracia? Pues es irrelevante aquí si el pecado es de pederastia, asesinato, robo, etc. o si el sacramento es el bautismo, la Eucaristía, penitencia, matrimonio o cualquier otro.
Ahora bien, la respuesta es simple: Si el fiel tiene un genuino arrepentimiento, y tiene propósito de enmienda, obtiene su absolución, porque el ministro hace las veces de Cristo a pesar de que el sacerdote no esté en estado de gracia. La herejía donatista que enseñaba precisamente lo contrario, osea, que era necesario estar en estado de gracia para impartir válidamente los sacramentos fue siempre rechazada por la Iglesia.
3) ¿Cree Ud. y su Iglesia que basta la confesión para el perdón de un pecado o debe satisfacer otras obligaciones al estar afectados terceras personas ?
En la doctrina católica se distingue del perdón del pecado y del reato del pecado. Para obtener la absolución de un pecado no se requiere ni siquiera en todas las circunstancias la confesión, ya que el perdón de puede conseguir con un acto de contrición perfecta (ejemplo: alguien en pecado mortal que esté a punto de morir y no tiene a la mano un sacerdote para confesarse). Una vez confesado, la penitencia busca reparar el daño donde el orden moral ha sido perturbado por el pecado, pero el perdón del pecado no depende de que el daño sea reparado (en cuyo caso, los asesinos -por ejemplo- no podrían ser absueltos)
1Ti 2:4 Porque uno es Dios, y uno también el mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre,
1Ti 2:5 que se dio a sí mismo en rescate por todos y para testimonio dado a su tiempo,
Entonces porque empeñarse en buscar que alguien me justifique delante de DIOS si JESUCRISTO lo hizo ya, entiendo que su Apologética católica sea defender su fe,y que tiene que basarse en sus enseñanzas fuera de la biblia, que es lo más lamentable, porque teniendo la genética espiritual, igual desde el principio desde Adan, ¿que diferente me haría a mí? un hombre sujeto a las mismas pasiones y concupiscencias, lo que puede hace la diferencia es ADONAI(YHWH,YAHVE)EL VERBO Y EL ESPÍRITU SANTO,en nuestras vidas,
(Hch 4:11-12 T. Amat)
Hch 4:11 Este Jesús es aquella piedra que vosotros desechasteis al edificar, la cual ha venido a ser la principal piedra del ángulo.
Hch 4:12 Fuera de él no hay que buscar la salvación en ningún otro. Pues no se ha dado a los hombres otro Nombre debajo del cielo, por el cual debamos salvarnos.
Entonces se sigue estableciendo la tradición de humanos y no de DIOS,no cuesta nada hablar más palabra de DIOS y menos percepción propia, humana, que es imperfecta, al lado de lo que DIOS es ojala y su entendimiento sea abierto a la verdad como JESUCRISTO ya lo dijo
(Jua 14:6 T. Amat)
Le respondió Jesús : Yo soy el camino, la verdad, y la vida: Nadie viene al Padre sino por mí.
Espero que DIOS le de la revelación necesaria, y que usted me responderá y dará su argumento, pero creo firmemente que lo humano con sus argumentos siempre quedara, corto a los de DIOS,sus pensamientos no son como los de nosotros y sus caminos no son los de nosotros.
Saludos
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JM: No hace falta que le agregue prácticamente nada, porque todos los argumentos que trae ya se analizan en el artículo principal, por lo que basta releerlo para contestarse. Respecto a que los textos están fuera de contexto, veo que comete el error de la misma comentarista que hizo la misma observación, al quedarse en la afirmación gratuita y no explicar por qué lo están. Citar otros textos distintos donde se habla de que quien perdona el pecado es Dios no es recurrir al contexto, es simplemente repetir el error que se comenta también en el artículo principal y que pasa por alto, de que si bien es Dios quien perdona el pecado, es él quien también da a los apóstoles y sucesores la facultad de perdonarlos en su nombre.
Citar textos donde se dice que Jesus es el camino, la verdad y la vida, etc. no aporta nada, porque eso aquí no lo niega nadie, y solo demuestra que su apologética es distraída y falaz. Lo mismo colocarse en el papel del que tiene la revelación y se la desea a otros, lo que demuestra es una actitud de autoensalsamiento que solo le asemeja a los fariseos y demuestra sectarismo. No pretenda que yo me ponga en el mismo plano que yo argumento de esa manera.
Por ejemplo:
1Ti 2:4 "Porque uno es Dios, y uno también el mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre".
Es obvio que Cristo es el único mediador. Por esa razón es que los sacerdotes no son mediadores, sino "administradores de los misterios de Dios” (1Corintios 4,1).
Otro:
Hch 4:12 "Fuera de él no hay que buscar la salvación en ningún otro. Pues no se ha dado a los hombres otro Nombre debajo del cielo, por el cual debamos salvarnos".
En este pasaje no se habla en absoluto de sacedortes, sino que dice que la verdadera religión es Cristo.
Con respecto a lo que mencioné sobre la mediación, y aunque no es el tema del post, es de destacar la manera en que los protestantes confunden mediación con intercesión. Sobre todo respecto al papel de los santos. En la mediación, lo que se busca es la reconciliación y restauración de las buenas relaciones entre dos partes "peleadas", mientras que la intercesión se trata de pedir a alguien en favor de un tercero.
Saludos.
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JM: Efectivamente, en este tema aunque el argumento de nuestros hermanos evangélicos suele ser que los textos que citamos los católicos están "fuera de contexto", cuando la mayoría va a explicar por qué lo son, no consiguen argumentos convincentes y satisfactorios, y por ende o se quedan en la afirmación gratuita (son fuera de contexto porque lo digo yo y tan tan), o brincan a otros textos distintos no relacionados, olvidando su argumentación inicial de la necesidad de recurrir al contexto.
gracias
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JM: Dice:
" argumentos que me pone son muy rebuscados no hay respuesta,(por lo menos biblica) porque simplemente no la tiene"
Mucho talento para la afirmación gratuita, y sobre todo para escribir mucho sin aportar nada.
"la letra mata pero el espíritu vivifica"
La típica salida del que habiéndose estrellado con los argumentos bíblicos, sale luego con lo de que la letra mata...
Zack
Yo esperaba de usted una respuesta frontal y bíblica a JM, del por qué desmerita los versos que hace mención José en los diálogos, donde Jesús da autoridad a sus apóstoles y sucesores el perdón de los pecados en su Nombre.
Aunque siéndole muy sincero, no esperaba reacción alguna bíblica de usted (y no lo hizo) que nos pueda refutar la doctrina que los ministros(sacerdotes) son vehículos en lo cual CRISTO PERDONA PECADOS.
Ahora, los versos que usted Zack hace mención: ".....si alguno hubiere pecado abogado tenemos ante el PADRE" Y ".....y uno también el mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre."
PUES EN CONTEXTO nos dice que Cristo es el CENTRO que perdona pecados ya una vez RESUCITADO a través de los apóstoles (Juan 20) y sucesores.
Por último, si ustedes los evangélicos confiesan todos sus pecados directamente a Dios.... pues, cómo ustedes sabrán si sus pecados serán perdonados o retenidos??? Pues, he ahí que se necesita instrumentos(sacerdotes) para dar razón a ello
"A quienes perdonéis los pecados, les serán perdonados, y a quienes se los retengáis, les serán retenidos”
Gracias..
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JM: Hay un dicho aquí en mi tierra que dice: "calladito se ve más bonito..."
Quiero primero pedirle perdón si se siente ofendido por el uso de ICAR, no es mi intención hacer tal cosa , sino usar las iniciales de su Iglesia, Decir solamente Católica incluiría a otra como la Ortodoxa, y otras que se consideran así.
Sigue sin explicar como, si como afirman Uds. la sucesión apostólica se encarna en los Obispos, los presbíteros poseen tal poder, pero carecen de otros como la confirmación y la ordenación, al mismo tiempo cuando Nuestro Señor confirió tal poder faltaban dos apóstoles y en el grupo de seguidores existían por ejemplo mujeres.
Afirma que un acto de contrición perfecta sirve como medio de perdón de un pecado, entonces para que la confesión auricular, ¿se da Ud. cuenta de la tremenda angustia de un fiel católico ante la posibilidad de morir en pecado mortal por no tener confesor a su lado?, por ultimo, ¿ Cree de verdad que basta con confesarse sin pedir perdón al ofendido, para que tu pecado te sea perdonado ?.
Gracias por su respuesta
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JM: Contesto brevemente:
Pregunta: “Sigue sin explicar cómo, si como afirman Uds. la sucesión apostólica se encarna en los Obispos, los presbíteros poseen tal poder, pero carecen de otros como la confirmación y la ordenación”
Respuesta: Si se lo he explicado y hasta se lo subrayé en negrita. Lea con cuidado, que el problema es que usted parte de un presupuesto inexacto.
Pregunta: “cuando Nuestro Señor confirió tal poder faltaban dos apóstoles y en el grupo de seguidores existían por ejemplo mujeres”
Respuesta: El texto no dice que en ese momento estuviesen mujeres (Juan 20,19) sino sus discípulos (Juan 20,18). Y aunque a Jesús le siguieron mujeres, según todo el NT y la Tradición de la Iglesia, nunca ocuparon puestos en la jerarquía tripartita de la Iglesia. Que faltase alguno de los discípulos no hace diferencia. La narración evangélica atestíguala transmisión de dicha facultad a quienes desempeñarían su ministerio, no hace falta que especifique explícitamente las personas, o que se narre todas las veces en que se transmitió tal facultad.
Pregunta: “Afirma que un acto de contrición perfecta sirve como medio de perdón de un pecado, entonces para que la confesión auricular”
Respuesta: Para responder esto tendría que escribir un artículo entero, pero obviando todo los factores de conveniencia que se pueda mencionar, basta decir que es el medio ordinario instituido por Jesucristo para obtener el perdón de los pecados (Juan 20,21-23).
Pregunta: “¿se da Ud. cuenta de la tremenda angustia de un fiel católico ante la posibilidad de morir en pecado mortal por no tener confesor a su lado?”
Respuesta: En caso de que alguien esté en riesgo de morir en pecado mortal bien puede pedir a Dios que le conceda la gracia de un acto de contrición perfecta, pero no podemos diluir la doctrina y el evangelio sólo por la preocupación que con justa razón puede sufrir alguien que en su conciencia sabe que ha cometido pecado mortal y no ha puesto los medios para volver al estado de gracia de Dios. Muchas advertencias hay precisamente en el evangelio para velar porque no sabemos el día ni la hora en que tendremos que dar cuenta, por lo que no podemos hacer como nuestros hermanos separados, que si algo no les gusta o les es incómoda, como la confesión, lo eliminan.
Pregunta: ¿ Cree de verdad que basta con confesarse sin pedir perdón al ofendido, para que tu pecado te sea perdonado ? .
Respuesta: Dios puede perdonar el pecado así el ofendido no lo haga, y esto no lo niegan ni siquiera los protestantes (sería tan absurdo como sostener que el asesinato es imperdonable, porque no hay manera de que el asesino pida perdón al asesinado). Pero como he dicho, hay que diferenciar entre el perdón del pecado y el reato del mismo, que son cosas distintas.
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