¿Pueden los cristianos perder su salvación?
En mis últimos post donde analizaba algunas objeciones que un apologeta protestante hacía del purgatorio (ver AQUI, AQUI y AQUI) surgió un tema que me parece oportuno tratar, porque está muy relacionado con el anterior y que se resume en la pregunta: ¿Pueden los cristianos que han sido justificados por la fe perder su salvación?
La primera vez que empecé a reflexionar en serio sobre esto fue durante uno de mis primeros empleos, cuando platicando con una amiga evangélica, me decía que yo había entendido la Biblia incorrectamente, y que una vez alguien ya ha aceptado a Cristo como su salvador, ya esta salvado no importa lo que hiciese en adelante. «¿Aunque peque gravemente?» le pregunté, y me dijo: «Sí, aunque peque, porque Cristo ya ha muerto por sus pecados y ha pagado por ellos» .
Debo confesar que la idea me pareció muy atractiva. Pensé: «sería maravilloso que en verdad fuese cierto», pero el problema es que no me parecía que esto estuviera de acuerdo con lo que había leído en la Biblia. Había sido formado en un Colegio Católico donde leíamos diariamente la Biblia, además de todas las lecturas que se hacían cada domingo en la Misa dominical, por lo que ya al finalizar el bachillerato conocía muy bien todo el evangelio. Luego durante la Universidad me había formado con un grupo de universitarios en el seminario, y aunque no nos formaron en apologética, profundizamos todavía más en el conocimiento de la Biblia.
Sí, hubiese sido fácil abrazar esa doctrina tan atractiva. No tendría que preocuparme más por mí salvación, podría dedicarme a disfrutar de la vida e incluso hasta caer en alguna que otra tentación sin preocuparme que me sorprendiera la muerte, ya que después de todo, mi futuro eterno no estaba en juego. Pero algo en mí decía que eso no encajaba. Pensé: «¿Y si se equivoca?». Menudo lío.
El primer pasaje que me venía a la mente era Mateo 7,21: “No todo el que me diga: «Señor, Señor», entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial.” Así, mientras de sus palabras se entendía que con sólo decir “Señor Señor” bastaba, eso no era lo que había dicho Jesús. Eso sin contar que su razonamiento carecía de toda lógica: ¿qué sucede si alguien luego de que ha abrazado la fe se desvía y roba, asesina, viola o comete otros crímenes y finalmente muere sin arrepentirse? ¿Cómo es posible que se salve?. Mi amiga respondía que la salvación era un regalo de Dios, y como no se hacía nada para ganarla, tampoco podía hacer nada para perderla. Ese razonamiento también me parecía absurdo, pues que alguien me regale algo no me obliga a conservarlo, ni me impide desecharlo. Además, la Biblia es bien clara en que los que cometen esos pecados no se salvarán:
“¿No sabéis acaso que los injustos no heredarán el Reino de Dios? ¡No os engañéis! Ni los impuros, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los ultrajadores, ni los rapaces heredarán el Reino de Dios” (1 Corintios 6,9-10)
Recientemente leyendo los argumentos del apologeta protestante en el debate del purgatorio, recordé muchos de los argumentos que esta chica en su momento me planteaba y que yo fui estudiando y discerniendo. Intentaré aquí hacer un pequeño resumen de ellos:
El que cree en Cristo tiene vida eterna
La mayoría de las personas que han abrazado la idea de que la salvación no se puede perder, generalmente se basan en los textos bíblicos donde se nos dice que al creer en Cristo tenemos vida eterna:
“Les escribo estas cosas a ustedes que creen en el nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna” (1 Juan 5,13)
“El que cree en el Hijo tiene vida eterna” (Juan 3,36)
“ Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.” (Juan 3,16)
“En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi Palabra y cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida” (Juan 5,24)
El razonamiento protestante es bastante simple. Ellos entienden que si el que cree (en presente) tiene vida eterna (desde ese momento), ya está salvado, porque la palabra “eterna” como su nombre lo indica, es para siempre. Visto de esta manera no habría mucho que discutir, y por eso, una buena cantidad de hermanos evangélicos se conforman con estos textos para estar seguros de que no importa lo que hagan, ya han asegurado su salvación.
Sin embargo, hay varios puntos que generalmente les pasan desapercibidos. En primer lugar, que el verbo “creer” está conjugado en tiempo presente y expresa una acción en progreso en el tiempo. ¿Qué quiere decir esto?. Que el texto debe entenderse de esta manera: “Todo el que en Él cree (mientras cree – en presente) tiene vida eterna”. Si se hubiese conjugado en tiempo aoristo, el cual hace referencia a un punto específico en el tiempo, mi amiga evangélica hubiese tenido razón, por ejemplo, si Cristo hubiese dicho:
“Tanto amó Dios al mundo que entregó a su hijo único, para que todo el que en él CREYÓ (aoristo), tuviese vida eterna”
Y tendrían razón, porque se habría establecido que sólo con el acto de haber creído en algún momento en el tiempo, ya se tendría vida eterna. Sin embargo, esas no fueron las palabras de Cristo, sino estas:
“Tanto amó Dios al mundo que entregó a su hijo único, para que todo el que en él CREA (presente), tenga vida eterna”
Por lo tanto, el tener vida eterna (en presente) está condicionado a creer (en presente). Si se deja de creer, ya la promesa de Cristo no aplica, porque no prometía vida eterna por haber creído, sino por creer (presente progresivo), o lo que es lo mismo, mantenerse creyendo.
Otro punto que pasan por alto, es que aquí creer no se refiere meramente a un asentimiento mental, sino que este “creer” está generalmente asociado a la obediencia. De allí que Jesús aclarara que no solo basta decir “Señor Señor” sino también “hacer” la voluntad del Padre. En la epístola a los Hebreos se nos dice que Cristo “se convirtió en causa de salvación eterna para todos los que le obedecen” (Hebreos 5,9). San Pablo aclara: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” (Romanos 8,1), lo que deja claro que andar en Cristo, está íntimamente ligado a la obediencia.
¿Y cómo podemos comprobar que esto es cierto?. Lo vemos en la forma en que en la Biblia se utiliza la expresión “vida eterna” . Por ejemplo, cuando Juan nos habla de alguien que ha comenzado a odiar a su hermano, y por ese pecado ya no tiene vida eterna “permanente” en él:
“Todo el que aborrece a su hermano es un asesino; y sabéis que ningún asesino tiene vida eterna permanente en él” (1 Juan 3,15)
La idea se entiende sin dificultad: alguien puede haber creído, pero si se aparta de Dios y comienza a odiar a su prójimo, ya deja de creer (presente) y ser fiel a Él, y por tanto, deja de tener (presente) vida eterna. De allí que esta vida eterna deja de ser permanente, porque está condicionada a la fidelidad. Lo mismo aplica a cualquier pecado mortal que interrumpa la comunión de la persona con Dios.
Esta idea de la necesidad de creer para salvarse, no como un asentimiento mental de un momento en el tiempo (aoristo), sino de un presente progresivo, se encuentra diáfana en otros textos bíblicos:
“Él os ha reconciliado ahora, por medio de la muerte en su cuerpo de carne, para presentaros santos, inmaculados e irreprensibles delante de El; con tal que permanezcáis sólidamente cimentados en la fe, firmes e inconmovibles en la esperanza del Evangelio que oísteis” (Colosenses 1,22-23)
“Pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza” (Hebreos 3,6)
Visto de esta manera, armoniza perfectamente con el resto de los textos de la Escritura, donde se exige fidelidad hasta el final para salvarse, y no un mero acto de haber creído:
“Y al crecer cada vez más la iniquidad, la caridad de la mayoría se enfriará. Pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará” (Mateo 24,12-13)
“…Mantente fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida” (Apocalipsis 2,10)
“Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, …Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden” (Juan 15,2.6)
“¿cómo saldremos absueltos nosotros si descuidamos tan gran salvación? La cual comenzó a ser anunciada por el Señor, y nos fue luego confirmada por quienes la oyeron” (Hebreos 2,3)
“Así pues, considera la bondad y la severidad de Dios: severidad con los que cayeron, bondad contigo, si es que te mantienes en la bondad; que si no, también tú serás desgajado” (Romanos 11,22)
“Los atletas se privan de todo; y eso ¡por una corona corruptible!; nosotros, en cambio, por una incorruptible. Así pues, yo corro, no como a la ventura; y ejerzo el pugilato, no como dando golpes en el vacío, sino que golpeo mi cuerpo y lo esclavizo; no sea que, habiendo proclamado a los demás, resulte yo mismo descalificado” (1 Corintios 9,25-27)
“Pues más les hubiera valido no haber conocido el camino de la justicia que, una vez conocido, volverse atrás del santo precepto que le fue transmitido. Les ha sucedido lo de aquel proverbio tan cierto: «el perro vuelve a su vómito» y «la puerca lavada, a revolcarse en el cieno».” (2 Pedro 2,21-22)
“El vencedor será así revestido de blancas vestiduras y no borraré su nombre del libro de la vida, sino que me declararé por él delante de mi Padre y de sus Ángeles.” (Apocalipsis 3,5)
En el Antiguo Testamento también encontramos la misma idea. Por un lado se nos dice que Abraham fue justificado por la fe, pero luego se nos dice que fue justificado por su obediencia. Además de eso, Dios deja meridiamenente claro que cuando el justo se aparta de la justicia perece:
“Cuando yo dijere al justo: De cierto vivirás, y él confiado en su justicia hiciere iniquidad, todas sus justicias no serán recordadas, sino que morirá por su iniquidad que hizo…. Cuando el justo se apartare de su justicia, e hiciere iniquidad, morirá por ello.” (Ezequiel 33,13-18)
Si no se entiende esto, se cae en el error del apologeta protestante del debate del purgatorio, que se inventa dos juicios distintos: uno para los no creyentes, donde se juzgan para ser condenados, y otro para los creyentes, en los cuales no se juzgan ellos sino sus obras, y en caso de que sus obras no pasen la prueba, lo más que perderán serán “sus recompensas".
¿Qué creían sobre esto los primeros cristianos?
Pero si estos textos son bastante claros, y no tendrían sentido si la salvación estuviese asegurada, también me llamó la atención darme cuenta de que ésta idea fue totalmente ajena al cristianismo primitivo. Ya en la Didaché, que es el escrito cristiano no canónico más antiguo (año 60) contemporáneo a los evangelios, se escribe: “Porque de nada os servirá todo el tiempo de vuestra fe, si no sois perfectos en el último momento” (La Didaché 16,2). San Clemente Romano, ordenado por el propio San Pedro, en el año 96 escribe: “Por nuestra parte, luchémonos por hallarnos en el número de los que le esperan, a fin de ser también participes de los dones prometidos. Mas ¿cómo lograr esto, carísimos? Lo lograremos a condición de que nuestra mente esté fielmente afianzada en Dios; a condición de que busquemos doquiera lo agradable y acepto a Él; a condición, finalmente, de que cumplamos de modo acabado cuanto dice con sus designios irreprochables y sigamos el camino de la verdad.” (Clemente Romano, Carta a los Corintios, 35,4-8) y la misma idea de mantenerse fiel hasta el final para salvarse mantiene a lo largo de toda su epístola. San Policarpo, discípulo del apóstol San Juan escribe: “el que a Él le resucitó de entre los muertos, también nos resucitará a nosotros, con tal que cumplamos su voluntad y caminemos en sus mandamientos” (Policarpo, Carta a los Filipenses 2). San Ignacio de Antioquía, discípulo de San Pedro y San Pablo, afirma que no basta solo tener fe sino perseverar en ella hasta el final (Ignacio de Antioquía, Carta a los efesios, 14,1-2). El pastor de Hermas, datado a mediados del siglo II nos habla de una visión donde ve a cristianos que habían creído pero pierden su salvación al apartarse del camino de la fe y la obediencia (El Pastor de Hermas, Visión tercera, 7). Y junto con ellos, San Justino Martir (siglo II), San Ireneo de Lyon (Siglo II), San Teófilo de Antioquía (siglo II), entre muchos otros.
Llega la Reforma protestante
De esta manera, nadie creyó este despropósito hasta la llegada de Martín Lutero, quien al no poder vivir una vida virtuosa, encontró consuelo en esta interpretación novedosa de las Escrituras, que fue abrazada por todo el protestantismo. Posteriormente dentro de las filas protestantes, comenzaron a surgir voces que cuestionaron esta interpretación y se enfrentaron a los luteranos y calvinistas. Aunque en el Sínodo de Dort (año 1618) los calvinistas prevalecieron sobre los arminianos (que defendían entre otros puntos, que la salvación si se podía perder) ya hoy en día están en minoría.
Una doctrina muy peligrosa
El problema de esta doctrina es que expone al creyente a una falsa seguridad, y es que si la salvación ya estuviera asegurada, en vano serían todas las advertencias que Cristo nos hizo, respecto a estar preparados para cuando nos llegue el momento de la muerte.
“«Entonces el Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes, que, con su lámpara en la mano, salieron al encuentro del novio. Cinco de ellas eran necias, y cinco prudentes. Las necias, en efecto, al tomar sus lámparas, no se proveyeron de aceite; las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas tomaron aceite en las alcuzas. Como el novio tardara, se adormilaron todas y se durmieron. Mas a media noche se oyó un grito: “¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!” Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: “Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan.” Pero las prudentes replicaron: “No, no sea que no alcance para nosotras y para vosotras; es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis.” Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras vírgenes diciendo: “¡Señor, señor, ábrenos!” Pero él respondió: En verdad os digo que no os conozco.” “Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora.” (Mateo 25,1-13)
“ «Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, estaría en vela y no permitiría que le horadasen su casa. Por eso, también vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre. «¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, a quien el señor puso al frente de su servidumbre para darles la comida a su tiempo? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. Yo os aseguro que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si el mal siervo aquel se dice en su corazón: “Mi señor tarda", y se pone a golpear a sus compañeros y come y bebe con los borrachos, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los hipócritas; allí será el llanto y el rechinar de dientes.” (Mateo 24,42-51)
Mi amiga evangélica hasta el final creyó que no podía perder su salvación. Estaba embarazada por haber tenido relaciones prematrimoniales cuando murió por un lamentable accidente. Ruego a Dios que esa falsa seguridad de salvación no le haya impedido hacer un acto de contrición perfecta antes de morir y obtenido el perdón de sus pecados.
Sugiero leer los siguientes artículos complementarios:
Juan 3,16 ¿Salvado una vez para siempre?
La doctrina de la Salvación por la Sola Fe en la Iglesia primitiva
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24 comentarios
Es decir, al predestinar Dios a unos para la condenación y a otros para la salvación, no hay nada que el hombre pueda hacer -con gracia o sin ella- o dejar de hacer para condenarse o salvarse.
¿Cómo abordan los protestantes de tendencia calvinista -aunque sean de otra denominación- todos los versículos que contradicen esa falsa enseñanza? ¿cómo solucionan el "problemilla" de aquellos cristianos que mueren en una situación objetivamente pecaminosa? Pues muy sencillo. Dicen que no eran realmente cristianos y santas pascuas.
Baste citar a Spurgeon:
Adicionalmente, quienes objetan esta doctrina a veces citan algunos ejemplos de apostasía que son mencionados en la palabra de Dios, pero al mirar estos casos con detenimiento descubrimos que se trata de personas que simplemente profesaron conocer a Cristo, pero que realmente no eran poseedores de la vida divina.
¿Ven ustedes qué fácil es?
San Ignacio de Antioquía lo dejó muy claro: "La fe es el principio, el amor es el término". Y San Juan de la Cruz nos recuerda que "Al final de tu vida te examinarán del amor".
He notado, en este magnífico post, que José Miguel citó Apocalipsis 3, 5. Ahí dice "...no borraré su nombre del Libro de la Vida". Curiosa frase, ya que, hablando de la predestinación, si en ese pasaje se hablara de alguien predestinado para la salvación, su nombre no sería borrado, pero si fuera alguien predestinado para la condenación, su nombre jamás habría aparecido en el Libro. ¿Qué dilema, no? Para los calvinistas, claro.
Otra cosa sería decir que Dios ha querido libremente dar a todos los que da el don de la fe, también el don de la perseverancia final, de modo que de hecho todos ellos se salvarían infaliblemente, aunque no necesariamente, y sí libremente, conservando la capacidad nunca de hecho actualizada de perderse; distinción común en el tomismo.
Es una cuestión de hecho si efectivamente ése ha sido el plan de Dios, que tiene que resolverse por la Revelación, y que evidentemente se resuelve por la negativa, como aquí se ha expuesto: no todos los que reciben el don de la fe reciben también luego el don del arrepentimiento por sus pecados y de la perseverancia final, es decir, la muerte en gracia de Dios.
Obviamente hay otras explicaciones teológicas como la molinista, pero es sabido que en mi caso entiendo que la tomista es preferible.
Saludos cordiales.
Se pregunta Santo Tomás "si alguien puede ser borrado del libro de la vida".
Responde:
"Pues el libro de la vida es la inscripción de los ordenados a la vida eterna. A dicha vida se está ordenado por dos motivos: por predestinación divina, que nunca falla; y por gracia. Todo el que tiene gracia, por eso mismo es digno de la vida eterna. A veces falla, porque hay quienes han sido ordenados a la vida eterna, pero no la alcanzan por tener pecado mortal. Pero los que han sido ordenados a tener vida eterna por predestinación divina, están inscritos en el libro de la vida de un modo absoluto, porque están escritos ahí para que tengan la vida eterna en sí misma. Estos nunca serán borrados.
En cambio, los ordenados a la vida eterna no por predestinación divina, sino sólo por gracia, se dice que están escritos en el libro de la vida no absolutamente, sino en cierto modo. Esos tales pueden ser borrados del libro de la vida, no en cuanto borrar vaya referido al conocimiento de Dios, sino referido a lo conocido, es decir, en cuanto que Dios sabe que alguien primero es ordenado a la vida eterna y después no porque se aleja de la gracia."
Saludos cordiales.
Si Santo Tomás dice: "Pero los que han sido ordenados a tener vida eterna por predestinación divina, están inscritos en el libro de la vida de un modo absoluto, porque están escritos ahí para que tengan la vida eterna en sí misma."
¿Cómo se conjugaría eso con la libertad humana? Para dichas personas.
La postura tomista es que Dios es la Causa Primera de absolutamente todo lo que no es Dios, por tanto, también de nuestros actos libres, y esa es la razón más profunda por la que son libres, porque Dios Omnipotente tiene la capacidad de determinar totalmente los efectos de su Poder, hasta en su modo de ser más específico.
Por otra parte, señalan los tomistas que la capacidad de hacer otra cosa permanece siempre en la persona, y por tanto, el libre albedrío, si bien de hecho esa capacidad nunca se actualiza, porque la gracia divina eficaz hace que la persona elija libremente el bien.
Por supuesto que estamos ante el misterio tal vez más impenetrable de nuestra fe, pero entiendo que no se puede demostrar que allí haya una contradicción.
Por poner una analogía cotidiana: cuando alguien realiza de hecho una elección libre, es imposible que al mismo tiempo haga la elección contraria, en un sentido, y sin embargo, no por eso deja de ser libre su elección, lo que implica que en otro sentido sí podría elegir lo contrario.
Santo Tomás acude aquí a la distinción entre el "sentido compuesto" y el "sentido dividido". En sentido compuesto, el que está sentado no puede estar de pie, en sentido dividido, sí.
Obviamente, no puede estar al mismo tiempo sentado y de pie, pero tampoco ha sido necesario que se sentase en vez de quedarse parado.
Aplicándolo a la relación entre acción divina y libertad humana, los tomistas enseñan que bajo la acción divina, el acto libre del hombre no puede no seguirse, en sentido compuesto, o sea, supuesta la acción divina misma; sí puede no seguirse, en sentido dividido, o sea, en sí mismo considerado, como tal acto libre.
Esto se debe, finalmente, a que la libertad, para el tomismo, brota de la apertura infinita de la voluntad al bien como tal, en toda su universalidad, por la cual ningún bien finito puede mover necesariamente a una voluntad cualquiera, la cual puede por tanto elegirlo.
Bajo la acción divina, no cambia esa desproporción entre la apertura infinita de la voluntad humana y el carácter finito del bien que se elige cada vez. Por eso el acto sigue siendo libre, si bien, en sentido compuesto, o sea, supuesta la acción divina, no puede no darse.
Saludos cordiales
Natanael
En mi más humilde comentario contestanto a tu cuestionamiento,que no me hagas caso del todo; harás mejor si le haces caso si te responden los expertos(José Miguel, Néstor).....
....Es que aun los que por predestinación divina están inscritos en el libro de la vida de un modo absoluto SÍ PUEDEN TENER LIBERTAD para rechazar el Camino de Sálvación que es Cristo por medio de la Iglesia. Existe en ellos también el LIBRE ALBEDRÍO.
¿POR QUÉ DIGO ESTO? VEAMOS QUÉ DICE EL CATECISMO:
600 Para Dios todos los momentos del tiempo están presentes en su actualidad. Por tanto establece su designio eterno de "predestinación" incluyendo en él la respuesta libre de cada hombre a su gracia.
El padre Jordi Rivero expresa:
"Hay varias teorías que tratan de explicar como la voluntad divina y la voluntad humana pueden operar juntas, pero todas reconocen, como San Pablo (Romanos 11:33), que la predestinación es un misterio".
Saludos Cordiales
La Predestinación - Charlas de la gracia - Cardenal Journet.
Para la distinción entre el molinismo y tomismo hay una breve explicación del mismo libro en el blog de nuestra amiga Beatriz, aquí: Molinismo y Tomismo
Entiendo que lo que sucede es que hay dos aspectos de la libertad, lo que es posible hacer, y lo de hecho se elige.
Dios a ciertas personas las preservaría de elegir el mal que les borraría del libro de la vida.
Imagino que pasaría algo así como con Adán y Eva, que antes de pecar ya fueron creados libres, y no existía la necesidad de pecar para adquirir libertad.
Si bien de modo diverso, ya que entiendo que estas personas no están en estado de ausencia total de pecado personal (y obviamente si que nacen con el pecado original), sino mas bien de preservación de la separación de Dios.
También entiendo que cuando Dios predestina para la vida eterna, hay que tener en cuenta la manera en que Dios ve el tiempo. Puesto que Dios contempla todo el tiempo a una, no puede suceder que a quien ha destinado para la vida eterna de modo definitivo, después eluda dicha predestinación, pues Dios ya lo sabría de antemano.
Del mismo modo que también sabe quienes primero seguirán senderos de vida, y después se condenarán.
No se si me aclaro, o me enfarrago... pero bueno, leeré lo que me habéis pasado que tampoco quiero desviar el tema.
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JM: Yo generalmente me quedo en lo simple: Dios, que es quien distribuye sus gracias según su arbitrio, derrama sobre todas las personas aquellas que son necesarias y suficientes para su salvación. Lo que sucede es que para el tomismo se distingue entre gracia suficiente y eficaz. La eficaz es aquella que no solo es suficiente sino que logra su objetivo. Para el molinismo no necesariamente es así.
Para el molinismo, según tengo entendido, también existe la gracia eficaz, y también es infalible, pero no es eficaz de suyo o intrínsecamente, sino por la previa previsión de la "ciencia media" según la cual Dios, aún antes de crearla, ve que la persona ha de reaccionar libre y positivamente a esa gracia.
Es decir, tanto el tomismo como el molinismo quieren explicar la infalibilidad de la predestinación divina (a la vida eterna, no al infierno, recordemos) conciliándola con la libertad de la creatura.
Saludos cordiales.
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JM: Efectivamente, en el molinismo también existe la distinción entre gracia suficiente y eficaz, pero no se admite distinción intrínseca y esencial entre ellas, sino únicamente una distinción extrínseca y accidental. Cuando la libre voluntad consiente con la gracia y realiza con ella el acto saludable, entonces la gracia suficiente se convierte por si misma en gracia eficaz. Cuando la libre voluntad rehúsa prestar su consentimiento, entonces la gracia se queda en gracia meramente suficiente.
La Biblia lo dice La fe sin obras es muerta (Santiago 2:14-17), por tanto esto es un llamado de atención para Todos, no podemos estar viviendo una Religión por Tradición, debemos de Examinadlo todo; retened lo bueno. Absteneos de toda especie de mal. (1 Tesalonicenses 5: 11-12)
Un gran abrazo y continua mas que defendiendo una Religión, madurando tu Fe, que cada día uno aprende mas y mas de Nuestro Dios (Padre, Hijo y Espiritu Santo).
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JM: Buenas noches y gracias.
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JM: No he visto a nadie desear el infierno a nadie en este post.
Mi experiencia personal es que yo tambien despues de haber gustado el conocimiento de la Verdad(por eso me cuesta entender cierto pasaje de Hebreos),y de que manera,volvi a Matrix porque me parecia demasiado(luego entendi que era parte del plan de Dios para mi caso concreto),pero el Señor me volvio a buscar y a sacar de alli y ahora no veo manera de que me vuelva atras,a no ser que EL dejara de sostener mi voluntad quitandome la Fe,la Esperanza y la Caridad que me ha infundido con SU presencia,que ha derramado con SU Espiritu ,¿estoy salvado? .. estoy siendo salvado.
Si no,¿a que esperar lo que ya se que tengo? ,confianza toda,pero presumir es falta de humildad y sin humildad,que es la puerta de la santidad,es imposible agradar a Dios.
La Paz de Cristo.
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JM: Efectívamente, pienso que el pentecostalismo tiene su crecimiento basado más que todo el el factor emocional.
El excesivo valor de la razón humana, como una fuerza capaz de actuar completamente por sí misma, se ha mostrado un fracaso y eso ha llevado a la dictadura del relativismo de que hablo Su Santidad Benedicto XVI. En pentecostalismo se apoya, por cierto, en otro factor más (¡quizás!): el sentido de pertenencia.
Muchas gracias por apoyarme en mi anterior comentario, espero que te sirvan estas ideas en algún artículo algún día. Por cierto, en vista de la situación en Venezuela te expreso mis más sinceros anhelos que te vaya bien. Saludos.
Aprovecho un sábado con problemas de salud para leer algunos artículos en la web. De vez en cuando entro por aquí. Bendiciones.
Este tema siempre provocará motivación entre los cristianos. Pero con las categorías y distinciones reveladas podemos encontrar buenas respuestas.
A ver, mi respuesta es que sí, el cristiano puede perder su salvación.
Pero a lo que yo como católico y otros hermanos como protestantes objetan es a respuestas de este tipo: «Sí, hubiese sido fácil abrazar esa doctrina tan atractiva. No tendría que preocuparme más por mí salvación, podría dedicarme a disfrutar de la vida e incluso hasta caer en alguna que otra tentación sin preocuparme que me sorprendiera la muerte, ya que después de todo, mi futuro eterno no estaba en juego. Pero algo en mí decía que eso no encajaba. Pensé: «¿Y si se equivoca?». Menudo lío.»
O sea, que si Dios viniese y te revelase que eres uno de los predestinados, que al final te salvarás, tú a lo que te dedicarías es a pasártela bien y hasta a pecar. En otras palabras, que es lo mismo, la razón de tu fidelidad es el miedo. O sea, tú no estás «disfrutando la vida» por miedo a condenarte no porque has trascendido al verdadero disfrute que es una vida de virtud.
En la historia de la salvación tenemos muchos santos a los que Dios les regaló la revelación de su predestinación particular y no hicieron lo que temes.
Aquí, como en otros casos el problema es uno de planteamiento.
La doctrina católica nos enseña que:
1. Existe predestinación.
2. Sólo se salvan los predestinados.
3. La predestinación es infalible.
4. Los predestinados pueden pasar por momentos de gracia habitual y de pecado mortal.
5. La predestinación particular no se puede conocer por medios naturales, es objeto de revelación.
6. Nadie puede conocer por medios naturales su estado de gracia.
¿Cómo responde eso a la pregunta de este artículo?
Que sí, que incluso un predestinado en algún momento puede perder su salvación, en el sentido de que en algún momento puede estar sin gracia habitual.
Aunque éste volverá a estar en gracia antes de morir, cuando la tenga la recibirá con el «proceso» normal que es el que Dios ha establecido: arrepentimiento, repugnancia del pecado, dolor de la culpa, decisión de no volver a hacerlo y propósito de enmienda.
Entonces hoy se puede tener otra actitud respecto a estas verdades católicas. Si sólo se salvan los predestinados, si la predestinación es infalible y que una consecuencia de la predestinación es la recepción de la gracia, entonces lo que yo debo rogar día a día es que yo sea uno de los predestinados. Que mi salvación sea infalible, segura.
No hay nada más dulce, motivante y santificador que saberse objeto de un amor infalible como el de Dios. Un amor especial, particular, como el que Él tiene por el predestinado. No su amor general por todo lo creado. Sino este amor de pre-elección.
Pienso en santos como Agustín, Próspero, el Aquinate y Teresa que pastoralmente fueron bien fecundos además de su santidad personal y ellos pensaban así. No hay por qué tener miedo a pensar así.
Y por cierto, incluso Calvino, aun equivocándose en el aspecto de los condenados, pensaba así.
En el Amor de Jesús.
Gabaon.
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JM: Estimado Gabaon
Yo no he dicho que si Dios viniese ahora y me revelase que soy uno de los predestinados, me dedicaría a pecar, he dicho que en aquel momento esa idea me pareció atractiva, e incluso me podía hacer vulnerable en el momento de la tentación sabiendo que no habría una consecuencia definitiva en lo que respecta a mi salvación. Temo que la misma forma de pensar pudiese haber afectado a mi amiga que fornicaba con el novio mientras creía asegurada su salvación.
Ahora bien, el problema principal de mi amiga y de los protestantes que describo en el post, no es que ellos crean en la predestinación (inclusive con las desviaciones del calvinismo, que es otro asunto), sino el creer que están en los predestinados por haber hecho una profesión de fe en algún momento en el tiempo. Y como no se trata de creerse estar entre los predestinado para sentirse amado de Dios, sino de saberse amado de Dios se esté o no entre los predestinados, de manera de no confiarnos en una falsa seguridad.
Mencionas casualmente a San Agustín quien esta misma mañana le estaba leyendo una exhortación sobre tener una falsa seguridad de salvación:
"Evitar la falsa seguridad.—Evitemos diligentemente, con la ayuda del Señor nuestro Dios, dar a los hombres una falsa seguridad diciéndoles que si han sido bautizados en Cristo, de cualquier modo que vivieren en la misma fe, han de llegar a la vida eterna. No hagamos cristianos de este modo, como los judíos hacían prosélitos, a quienes dice el Señor: Ay de vosotros, escribas y fariseos, que recorréis cielo y tierra para hacer un prosélito; pero cuando lo habéis hecho, lo convertís en hijo del infierno dos veces peor que sois vosotros (Mateo 23,15).
Conservemos más bien la sana doctrina de Dios, maestro en ambos, para que la vida cristiana esté de acuerdo con el santo bautismo, y no se le prometa a ningún hombre la vida eterna si le faltare el uno y la otra. En realidad, el que dijo: Si alguno no ha renacido del agua y del Espíritu no entrará en el reino de los cielos (Juan 3,5), dijo también: Si vuestra justicia no abundare más que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos (Mateo 5,20). De éstos dice, sin duda: los escribas y fariseos se sientan en la cátedra de Moisés: Haced lo que dicen; pero no queráis hacer lo que ellos hacen, porque dicen y no hacen (Mateo 23,3). Luego la justicia de ellos es decir y no hacer"
San Agustín, La Fe y las Obras 26,48
Obras Completas de San Agustín, Tomo XXXIX, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid 1988, pág. 610-611
A ver, entiendo tu intención con el artículo. Además te doy mi respuesta que es en positivo. O sea, estamos de acuerdo en el objetivo.
De más está decir que junto contigo creo que es incorrecto que la gente entienda que puede pecar porque ya se saben "salvos" y con una salvación "imperdible" fruto de una mera declaración.
Con lo que no estoy de acuerdo es con parte (nota que digo «parte») de la manera de responder a esta pregunta que haces y parte de la refutación de la respuesta contraria. Una cuestión de método, meramente.
Yo creo que la salvación se puede perder porque la biblia dice que se puede perder.
Ahora ¿qué pasa cuando la biblia habla de que la elección (predestinación) NO se puede perder?
¿No sería mejor enseñarles la distinción entre una y otra? ¿mostrarles que están confundiendo una con la otra?
¿No crees que si se recurre a la necesidad de la fidelidad y las obras buenas se aborta todo proceso de entendimiento con ellos precisamente porque ellos tienen otra confusión entre primera-justificación-gratuita y aumento-de-justificación-con-obras-buenas?
O sea, si ellos no pueden distinguir el efecto de las buenas obras en un justificado o la ausencia de tales obras ¿cómo entenderán su efecto para su salvación final?
Si estos protestantes tienen un problema para distinguir su justificación de su salvación, y entienden que una vez justificados eso les garantiza la salvación ¿qué sentido tiene querer condicionar su salvación a la fidelidad y a su buen obrar? ¿No fue eso precisamente lo que rechazaron cuando decidieron creer en una justificación no producida por obras?
Eso me parece atrincherarse y no beneficia a nadie. Y cuando digo a nadie, me refiero al católico des-informado también, que sin conocer estas distinciones terminará negando o infravalorando la gratuidad de la primera justificación o su elección.
Solo por eso mi comentario.
Buen fin de semana,
En el Amor de Jesús.
Gabaon.
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JM: Estimado Gabaon, con gusto respondo a las preguntas que dejas en el aire:
"¿qué pasa cuando la biblia habla de que la elección (predestinación) NO se puede perder? ¿No sería mejor enseñarles la distinción entre una y otra? ¿mostrarles que están confundiendo una con la otra?"
No dudo que pueda ser interesante abordarlo en un solo artículo, de momento la finalidad de este no es esa. Yo al tema de la predestinación le he preferido hasta ahora tratar en post exclusivos para ellos (AQUI y AQUI).
"¿No crees que si se recurre a la necesidad de la fidelidad y las obras buenas se aborta todo proceso de entendimiento con ellos precisamente porque ellos tienen otra confusión entre primera-justificación-gratuita y aumento-de-justificación-con-obras-buenas?"
Realmente no lo creo, aunque para clarificar lo primero ya hay bastantes artículos en este mismo blog (de hecho, casi todos los que he escrito hasta ahora sobre el tema). Pero...la Biblia tiene abundantes textos que hablan de la necesidad de la fidelidad y las buenas obras, están allí, no los vamos a ignorar simplemente porque a los protestantes les sea difícil armonizarlos con los errores que ya han adoptado en base a su confusión inicial. Precisamente hacer que pongan su atención sobre ellos me parece que les dará ocasión de reflexionar y que puedan entender el origen de su error.
"Si estos protestantes tienen un problema para distinguir su justificación de su salvación, y entienden que una vez justificados eso les garantiza la salvación ¿qué sentido tiene querer condicionar su salvación a la fidelidad y a su buen obrar?"
Precisamente el que entiendan que su salvación está condicionada a su fidelidad y su buen obrar, les permitirá distinguir entre su justificación y su salvación.
"Eso me parece atrincherarse y no beneficia a nadie. Y cuando digo a nadie, me refiero al católico des-informado también, que sin conocer estas distinciones terminará negando o infravalorando la gratuidad de la primera justificación o su elección."
Es que realmente no lo veo así. San Agustín tiene predicaciones enteras a hablar de la gratuidad de la primera justificación, y otras enteras a hablar de la necesidad de la fidelidad de las buenas obras. Sin hablar de casi todos los padres de la Iglesia, que cuando veían excesos de intepretación en uno y otro sentido, clarificaban poniendo en contraposición otros textos que permitian entenderlos mejor.
Dicho de otro modo, lo que tu me estás diciendo a mi, bien podrías decírselo al apóstol Santiago por haber escrito en Santiago 2,14s a personas que tenían básicamente la misma confusión que los protestantes hoy en día, o al mismo San Agustín, que es uno de los más grandes defensores de la primacía de la gracia.
Solo hace falta un poco de sentido común para entender que enseñar una cosa en algún momento, no implica negar la importancia de otra. Mi último artículo en este tema (AQUI) pretendía precisamente clarificar que sin la gracia de Dios, el hombre no puede hacer nada para salvarse a sí mismo. Este pretende clarificar que esta gracia no nos salva a pesar de nosotros y que hay que cooperar con la gracia para salvarse.
Vengo de dialogar con una protestante sobre el tema en que el cristiano sí puede perder la salvación si la llegase a descuidar. Lo cual me basé mucho en tu post. Fue de gran ayuda. Aunque la protestante pasó por desapercibido todo lo que puse.
Sin embargo la protestante me sorprendió con los sigs. pasajes, donde según ella el cristiano no puede perder su salvación: Juan 10:27-30, en donde se resalta que nadie las puede arrebatar(a las ovejas/cristanos) de la mano de Jesús y del Padre.
Pero según yo, mi apreciación en esos pasajes, tampoco se está hablando en tiempo pasado, sino en PRESENTE PROGRESIVO. O sea mientras sigas creyendo, nadie puede arrebatar a las ovejas(cristianos) de la mano del Señor ¿Estoy bien en mi apreciación? ¿O cómo interpretas Juan 10:27-30?
SALUDOS
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JM: No me sorprende, y era de esperar en la mayoría de los casos. Ahora, ese pasaje que mencionas solo puede permitir probar precisamente lo que el texto dice no más, y es que nadie puede arrebatarnos de la mano de Dios, pero nosotros mismos, por nuestra propia voluntad si podemos hacerlo.
José Miguel
Siendo que el protestante se dice ser 100% bíblico. Un ejem. bíblico de un cristiano que perdió la salvación sería Judas Iscariote por traición, y posteriormente por suicidio ¿sería buen ejemplo o no?
Me baso en tal ejem., porque San Pablo dice que Jesús quiere que TODOS LOS HOMBRES SE SALVEN y lleguen al conocimiento pleno de la verdad (1Ti 2:3-4). Entonces Judas, a pesar de ser uno de los 12 apóstoles, es como cualquier otro cristiano que tenía posibilidad de salvación, pero él la descuidó por la ya sabido.
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