¿Tradición o tradicionalismo?
Un amigo ha escrito el presente artículo apologético respecto a la Tradición y me ha pedido que lo comparta con ustedes.
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Muchos hablan de la Tradición de la Iglesia sin comprender realmente lo que Tradición significa. Otros están confundidos sobre su verdadero significado y composición. Entonces: ¿Qué es la Tradición de la Iglesia? Comprender lo que la Tradición de la Iglesia es o no es constituye un asunto de vital importancia.
Como parte de la Revelación todos sabemos que la Tradición es todo aquello que por vía oral y no por las Sagradas Escrituras forma parte del Depósito de Fe. En este punto no existe complicación. Pero desde el punto de vista teológico definir “Tradición” resulta problemático y muy confuso para muchos.
La Tradición desde el punto de vista teológico
La Tradición de la Iglesia, desde el punto de vista teológico, es una combinación de elementos que se suman para crear un todo inseparable; esto es la esencia misma de la Iglesia fundada por Cristo. Estos elementos se pueden consideran en dos grupos: los inmutables que nunca cambian y siempre permanecen idénticos, y aquellos que si pueden cambiar o son modificables. Es importantísimo entender esta diferencia pues si no se entiende bien se puede caer en gravísimos errores: aquellos que quieren cambiar lo que no se puede cambiar de la Tradición caen en el gravísimo error del modernismo o progresismo, un error condenado por el Magisterio en el Syllabus y en tantos otros documentos oficiales. Aquellos que no entienden que la Tradición igualmente se compone de elementos que pueden cambiar siguen una noción, errónea, limitada e incompleta de la Tradición.
Los elementos que no cambian y siempre permanecen idénticos en la Tradición son el dogma y la moral. El dogma y la moral de la Iglesia, lo que tenemos que creer y que hacer o no hacer para salvarnos son inmutables y permanecen idénticos por todos los siglos. Ese dogma y moral son un elemento de la Tradición pero no son la totalidad de la Tradición. En un gran error están los que confunden el dogma y la moral inmutable como sinónimos o totalidad de la Tradición. Esto no es así pues dogma y moral no son la totalidad de la Tradición sino solo elementos de esta.
Así como Paris no es la totalidad de Francia sino solo parte de esta. Y si bien es cierto que Paris es parte esencial y principal de Francia, es también cierto que Francia es más grande que Paris. Hay otras áreas, ciudades y provincias en Francia además de Paris. Lo mismo pasa con la Tradición. Dogma y moral inmutables son parte esencial y principal de la Tradición pero no son la totalidad de la Tradición pues la Tradición abarca más que dogma y moral. La Tradición de la Iglesia contiene más elementos, es más grande que solo dogma y moral inmutables. Decir o creer que la Tradición se compone solo y únicamente de dogma y moral es un gran error y una visión limitada de esta.
Dogma, Moral, Liturgia, Disciplina y Acción Pastoral, elementos de la Tradición
La Tradición no solo se compone del dogma y moral que no pueden cambiar y permanecen idénticos por todos los siglos, pero también se compone de liturgia, disciplina, y la acción pastoral del Magisterio. La suma de todos estos elementos, dogma y moral inmutables, liturgia, disciplina, y acción pastoral forman lo que se conoce como Tradición de la Iglesia.
–Catecismo de la Iglesia Católica (78): “Esta transmisión viva, llevada a cabo en el Espíritu Santo es llamada la Tradición en cuanto distinta de la Sagrada Escritura, aunque estrechamente ligada a ella. Por ella, “la Iglesia con su enseñanza, su vida, su culto, conserva y transmite a todas las edades lo que es y lo que cree” (DV 8). “Las palabras de los Santos Padres atestiguan la presencia viva de esta Tradición, cuyas riquezas van pasando a la práctica y a la vida de la Iglesia que cree y ora” (DV 8).
Así bien, si la Tradición Apostólica es la parte de la Revelación no contenida en la Biblia, en sentido teológico, la Tradición de la Iglesia como tal es una combinación de elementos: inmutables e incambiables algunos, cambiables otros. Los inmutables son el dogma y la moral, y los mutables que se adaptan a los tiempos y circunstancias son la liturgia, la disciplina, y la acción pastoral. Así define la Tradición desde la perspectiva teológica el Papa Benedicto XVI:
–Papa Benedicto XVI (26 de abril de 2006 ) “Esta permanente actualización de la presencia activa de nuestro Señor Jesucristo en su pueblo, obrada por el Espíritu Santo y expresada en la Iglesia a través del ministerio apostólico y la comunión fraterna, es lo que en sentido teológico se entiende con el término Tradición: no es la simple transmisión material de lo que fue donado al inicio a los Apóstoles, sino la presencia eficaz del Señor Jesús, crucificado y resucitado, que acompaña y guía mediante el Espíritu Santo a la comunidad reunida por él.
La Tradición es la comunión de los fieles en torno a los legítimos pastores a lo largo de la historia, una comunión que el Espíritu Santo alimenta asegurando el vínculo entre la experiencia de la fe apostólica, vivida en la comunidad originaria de los discípulos, y la experiencia actual de Cristo en su Iglesia… Así pues, concluyendo y resumiendo, podemos decir que la Tradición no es transmisión de cosas o de palabras, una colección de cosas muertas. La Tradición es el río vivo que se remonta a los orígenes, el río vivo en el que los orígenes están siempre presentes.”
La Tradición es pues la suma total del dogma y moral inmutables, disciplina, liturgia y actividad pastoral. Y si bien es cierto que el dogma y la moral nunca jamás pueden cambiar y permanecen idénticos por siempre, los otros elementos que completan lo que es la Tradición si pueden cambiar. Así por ejemplo la liturgia puede cambiar de acuerdo con los tiempos y circunstancias como lo demuestra el Concilio de Trento. Este Concilio nos dice que es un derecho del Magisterio de la Iglesia el cambiar o modificar su liturgia cuando esta quiere por las razones que considere más apropiadas.
Así nos lo confirma el Concilio de Trento:
–Concilio de Trento (Sesión 21): “En la Iglesia siempre ha existido este poder, que en la administración de los sacramentos…ella puede modificar o cambiar lo que ella considera mas apropiado para el beneficio de los que los reciben o con respecto hacia los mismos sacramentos, de acuerdo a circunstancias variables, tiempo o lugares”
Lo que el Concilio de Trento nos decreta respecto a la liturgia, la Enciclopedia Católica de 1907 (Nihil Obstat Imprimatur) nos lo resume.
–Enciclopedia Católica ( Nihil Obstat Imprimatur 1907): “Estrechamente relacionados con los derechos papales respecto al oficio de enseñar están aquellos acerca del culto divino. Pues es la ley de la oración la que fija la ley de la fe. En este campo es mucho lo que está reservado exclusivamente para ser reglamentado por la Santa Sede. Sólo el papa puede determinar los ritos litúrgicos empleados en la Iglesia. De surgir alguna duda respecto al ceremonial de la liturgia, el obispo local no puede decidir con su sola autoridad; debe recurrir a Roma. De la misma manera, el Papa tiene total autoridad para interpretar, alterar y abrogar sus propias leyes y las que hayan sido establecidas por sus predecesores. Tiene la misma plenitud de poder que ellos, y tiene frente a las leyes que ellos establecieron la misma posición que tiene frente a las promulgadas por él mismo".
De la misma manera en que el Concilio de Trento y la Enciclopedia Católica nos dicen que la liturgia cambia de acuerdo a circunstancias variables, tiempo y lugares,” de esa misma forma la disciplina de la Iglesia cambia igualmente cuando la Iglesia quiere. El Catecismo de Baltimore de 1891 (Nihil Obstat, Imprimatur) nos recuerda el pleno poder la Iglesia para cambiar y modificar su disciplina lo mismo que la liturgia.
– Catecismo de Baltimore 126: Hay dos cosas que debemos entender claramente y en la que no cabe confusión, esto son los dos tipos de leyes en la Iglesia—esas que Cristo nos dio y esas que la Iglesia ha creado ella misma. Por ejemplo la Iglesia no puede abolir uno de los sacramentos dejando solo seis; tampoco puede añadir uno, haciendo ocho. Pero por ejemplo, cuando la Iglesia declara que en cierto día no se puede comer carne, esa es una ley que la Iglesia ha hecho y que puede cambiar cuando quiera. Nuestro Señor permitió que su Iglesia fuese libre de hacer ciertas leyes como fuesen necesarias. La Iglesia siempre ha ejercido este poder y ha hecho leyes que se ajusten a las circunstancias de lugar o época. Aun hoy día la Iglesia se deshace de algunas viejas leyes que ya no son necesarias y hace otras que son más necesarias. Pero las doctrinas, las verdades de Fe y Moral, las cosas que debemos creer y hacer para salvar nuestras almas, nunca podrán ser cambiadas: la Iglesia puede regular algunas cosas en la aplicación de las leyes divinas, pero las leyes en si mismas nunca podrán cambiarse en su substancia. (Catecismo de Baltimore, Rev. Padre Thomas L. Kinkead, Nihil Obstat: D. J. McMahon, Censor Librorum, Imprimatur: *Michael Augustine Arzobispo de Nueva York, septiembre, 1891)
Aquí pues claramente se ve que junto con los elementos que nunca jamás cambian en la Tradición, ósea el dogma y la moral, otros elementos de esa misma Tradición como la liturgia, disciplina y la acción pastoral si pueden cambiar y de hecho cambian de acuerdo a tiempo y circunstancias.
La Acción Pastoral y el Desarrollo del Dogma
Otro elemento clave en la Tradición desde el punto de vista teológico, es la acción pastoral, es decir la relación entre los pastores legítimos de la Iglesia y su rebaño. Esta acción pastoral es parte integra de la Tradición y se compone a la vez de varios elementos que suman esta relación pastor-rebaño, o lo que es lo mismo, Magisterio de la Iglesia con sus fieles.
Un es un elemento importantísimo de la acción pastoral es la manera en que el pastor, osea el Magisterio, explica a los fieles la doctrina incambiable e inmutable. Esto es que el Magisterio de la Iglesia decide o escoge la manera en que se explica un dogma; como se aplica una doctrina incambiable e inmutable a las circunstancias especificas de cada época y lugar. Porque una cosa es el dogma en si mismo, que es inmutable y permanece idéntico por siempre, y otra cosa diferente es la manera en que se explica este dogma. La manera en que un dogma incambiable o inmutable se explica o desarrolla es parte importante de esa acción Pastoral del Magisterio y esa manera particular de explicar el dogma inmutable es algo que igualmente se ajusta o adapta a circunstancias, tiempo y lugar.
Así nos explica San Gregorio Magno (Ezechielem lib. 2, horn. 4, 12):
«Con el correr del tiempo fué acrecentándose la ciencia de los patriarcas; pues Moisés recibió mayores ilustraciones que Abraham en la ciencia de Dios omnipotente, y los profetas las recibieron mayores que Moisés, y los apóstoles, a su vez, mayores que los profetas»
También el beato Papa Juan XXIII nos habla de la importantísima distinción entre el contenido o substancia del dogma y la manera de expresar este. La substancia y significado del dogma no cambia nunca jamás, pero la manera en que el Magisterio explica o desarrolla ese dogma puede adaptarse a época y lugar. Una cosa es el dogma en si mismo y otra la manera de explicar o hacer entender ese dogma. Nos dice el beato que estas son dos cosas diferentes y que no deben confundirse entre si.
–Santo Padre beato Juan XXIII (11 octubre de 1962): “El supremo interés del Concilio Ecuménico es que el sagrado depósito de la doctrina cristiana sea custodiado y enseñado en forma cada vez más eficaz…ante todo es necesario que la Iglesia no se aparte del sacro patrimonio de la verdad, recibido de los padres; pero, al mismo tiempo, debe mirar a lo presente, a las nuevas condiciones y formas de vida introducidas en el mundo actual, que han abierto nuevos caminos para el apostolado católico…el Concilio Ecuménico XXI quiere transmitir pura e íntegra, sin atenuaciones ni deformaciones, la doctrina que durante veinte siglos, a pesar de dificultades y de luchas, se ha convertido en patrimonio común de los hombres… Sin embargo, de la adhesión renovada, serena y tranquila, a todas las enseñanzas de la Iglesia, en su integridad y precisión, tal como resplandecen principalmente en las actas conciliares de Trento y del Vaticano I …espera que se de un paso adelante hacia una penetración doctrinal y una formación de las conciencias que esté en correspondencia más perfecta con la fidelidad a la auténtica doctrina, estudiando ésta y exponiéndola a través de las formas de investigación y de las fórmulas literarias del pensamiento moderno. Una cosa es la substancia de la antigua doctrina, del “depositum fidei", y otra la manera de formular su expresión…”
Lo que el beato Juan XXIII explica aquí, que una cosa es la substancia de la doctrina y otra cosa es la manera de formular o expresar esa doctrina. Esa manera de explicar la doctrina o desarrollarla es importantísimo elemento de la acción pastoral del Magisterio de la Iglesia. Según los tiempos y circunstancias la Iglesia adapta esa manera de expresar el inmutable dogma. Así el dogma permanece idéntico e incambiable por siempre, pero la manera de explicarlo cambia según la acción pastoral de la Iglesia que explica esos dogmas de manera más eficaz según los tiempos y circunstancias.
Este desarrollo del dogma nunca jamás debe confundirse con la herejía del modernismo.
La herejía del modernismo busca cambiar el significado y esencia del dogma y adaptar este a la corriente filosófica de moda. El desarrollo católico del dogma solo desenvuelve la manera de explicar el dogma dejando intacto el significado, esencia y substancia de este. Mientras la herejía del modernismo busca cambiar el sentido y esencia del dogma inmutable, el desarrollo católico del dogma solo hace explicitas verdades contenidas anteriormente en el dogma de manera implícita.
El desarrollo del dogma de la acción pastoral nunca jamás cambia el significado del dogma, sino solo la manera de explicar este. Así se define en términos teológicos este desarrollo del dogma:
–Fundamento del Dogma Católico: La evolución del dogma en sentido católico. Respecto de la forma del dogma, es decir, del conocimiento y proposición por la Iglesia de las verdades reveladas, y consecuentemente de la pública fe de las mismas, sí que ha habido progreso (evolución accidental del dogma), y semejante progreso tiene lugar de las siguientes maneras: a) Verdades que hasta un momento determinado solamente se creían de forma implícita, se llegan a conocer explícitamente y son propuestas a los fieles para su creencia en ellas; cf. S.th. 2 11 1, 7: «en cuanto a la explicación, creció el número de artículos [de la fe], porque ciertas cosas que por los antiguos no habían sido conocidas explícitamente, vienen a ser conocidas de forma explícita por otros posteriores». b) Los dogmas materiales se convierten en dogmas formales. c) Para más clara inteligencia por parte de todos y para evitar malentendidos y falsas interpretaciones, las verdades antiguas, creídas desde siempre, se proponen por medio de nuevos y bien precisos conceptos. Así ocurrió, por ejemplo, con el concepto de unión hipostática, de transustanciación. d) Cuestiones debatidas hasta un momento determinado son después aclaradas y definidas, condenándose las proposiciones heréticas; cf. SAN AGUSTÍN, De civ. Dei xvi 2, 1: «ab adversario mota quaestio discendi existit occasio» (una cuestión promovida por un adversario se convierte en ocasión de adquirir nuevas enseñanzas).
La evolución del dogma en el sentido indicado va precedida de una labor científica teológica, y prácticamente enseñada por el Magisterio ordinario de la Iglesia con asistencia del Espíritu Santo (Ioh 14, 26). Promueven esta formación, por un lado, el deseo natural que tiene el hombre de ahondar en el conocimiento de la verdad adquirida y, por otro, influencias externas, como son los ataques de los herejes o los infieles, las controversias teológicas, el progreso de las ideas filosóficas y las investigaciones históricas, la liturgia y la universal convicción de creencias que en ella se manifiesta. Los santos padres ya pusieron de relieve la necesidad de profundizar en el conocimiento de las verdades reveladas, de disipar las oscuridades y hacer progresar la doctrina de la revelación. (Dr. Ludwig Ott Nihil Obstat: Jeremiah J. O’ Sullivan. Imprimatur: + Cornelius, 7 octubre 1954)
También los santos nos dan testimonio de la necesidad de explicar o desarrollar los dogmas de manera mas actualizada a los tiempos a la misma vez que se mantiene en su completa integridad su contenido y substancia. El gran San Vicente de Lerins nos aclara este punto del desarrollo del dogma, punto esencial de la acción pastoral.
–San Vicente de Lerins: «Pero tal vez diga alguno: ¿Luego no habrá en la Iglesia de Cristo progreso alguno de la religión? Ciertamente existe ese progreso y muy gran progreso… Pero tiene que ser verdadero progreso en la fe, no alteración de la misma. Pues es propio del progreso que algo crezca en sí mismo, mientras lo propio déla alteración es transformar una cosa en otra» (Commonitorium 23; cf. Dz 1800.)
Aquí vemos que el desarrollo del dogma es posible en la manera en que la Iglesia los explica y profundiza de acuerdo a la época y circunstancias. La esencia y substancia del dogma se queda idéntico y es inmutable por todos los siglos pero la manera de explicarlo cambia y se adapta. Eso es parte importante del elemento pastoral de la Tradición.
Tal vez el mas genial de los teólogos y tomistas de Hispanoamérica, el doctor en lógica y teología, Rev. Padre Rafael Faria explica así el desarrollo católico del dogma en 1956:
–Curso Superior de Religión (1956): Indefectibilidad de la Iglesia consiste que ha conservado y conservara invariable el tesoro que recibió de Cristo, a saber: el Dogma, la Moral, los Sacramentos y a la organización interna. Sin duda que ha habido desenvolvimiento y perfección en el Dogma católico. Pero ese desenvolvimiento consiste, no en que se hallan enseñado verdades nuevas, no contenidas en la Sagrada Escritura o en la Tradición; sino que se han declarado y enseñado en forma perfectamente clara y explicita verdades que estaban allí contenidas en forma general, oscura o imprecisa. Por ejemplo, la Escritura enseña que en Dios hay Padre, Hijo y Espíritu Santo. El Dogma se fue desenvolviendo hasta que encontró la formula precisa: en Dios hay tres personas en una sola Naturaleza. Y así ha pasado con otras verdades. La infabilidad de la Iglesia consiste en no podrá errar en asuntos pertinentes a la Fe y a la Moral. La infabilidad es necesaria a la Iglesia porque Dios obligo a todos los hombres bajo pena de condenación a que pertenecieran a ella. “Quien no creyere se condenara”. (Marc.16,16). Pero si la Iglesia pudiera errar Dios obligaría a los hombres a aceptar el error, lo cual repugna a su sabiduría. (Rev. Padre Dr. Rafael Faria, Santa Fe de Bogota, 1956, Libro I, Dogma, p.135 Nihil Obstat, Imprimatur.)
Así vemos que la Tradición de la Iglesia se compone de elementos que no cambian nunca jamás como el dogma y la moral, y de elementos que si cambian con los tiempos, como la liturgia, la disciplina y la acción pastoral. Explicar de mejor manera o de manera mas desarrollada ese dogma inmutable e incambiable es parte importantísima de la acción pastoral.
El Magisterio de la Iglesia, Guardián Invencible de la Tradición
Según el plan de Cristo, los apóstoles y sus sucesores, han de ser hasta el fin de los tiempos los guardianes invencibles de la Tradición. Fue solo al Magisterio a quien Cristo encargo la misión de guardar la Tradición, definirla y exponerla a los fieles. Solo el Magisterio puede interpretar el deposito de Fe para decirnos lo que Tradición es o no es, y solo el Magisterio tiene la divina promesa de Cristo que este no podrá nunca jamás ser infiel o alejarse de la Tradición.
Es pues importantísimo entender que para comprender lo que la Tradición es de época en época solo podemos escuchar al Magisterio vivo de la Iglesia; esto es al Papa y a los Obispos en plena comunión con el. Solo este Magisterio vivo puede decirnos, de época en época lo que la Tradición “es” según los tiempos y las circunstancias. Así nos explica el gran León XIII en su inmortal Satis Cognitum:
—Papa León XIII, Satis Cognitum (1896): Es, pues, incontestable, después de lo que acabamos de decir, que Jesucristo instituyó en la Iglesia un Magisterio vivo, auténtico y además perpetuo, investido de su propia autoridad, revestido del espíritu de verdad, confirmado por milagros, y quiso, y muy severamente lo ordenó, que las enseñanzas doctrinales de ese Magisterio fuesen recibidas como las suyas propias. Cuantas veces, por lo tanto, declare la palabra de ese Magisterio que tal o cual verdad forma parte del conjunto de la doctrina divinamente revelada, cada cual debe creer con certidumbre que eso es verdad; pues si en cierto modo pudiera ser falso, se seguiría de ello, lo cual es evidentemente absurdo, que Dios mismo sería el autor del error de los hombres. «Señor, si estamos en el error, vos mismo nos habéis engañado»
Lo mismo que nos dice León XIII es lo que la doctrina de la Iglesia nos repite sin cesar: solo el Magisterio de la Iglesia nos puede definir lo la Tradición de la Iglesia es de época en época y nadie mas: así lo repiten los santos padres, el Catecismo y los manuales de teología dogmática una y otra vez.
–Papa San Pío X (10 de mayo de 1909): “El primero y el más grande criterio de la fe, la regla suprema e inquebrantable de la ortodoxia es la obediencia al Magisterio siempre vivo e infalible de la Iglesia, establecida por Cristo “la columna y el sostén de la verdad”.
–Papa Pablo VI (carta al arzobispo Lefebvre, octubre 1976): “Este es el asunto esencial…Cristo le ha dado la suprema autoridad de Su Iglesia a Pedro y al Colegio apostólico, esto es al Papa y al colegio de Obispos una cum Capite. Por su naturaleza “el encargo de enseñar y gobernar no puede ser ejercitado excepto en comunión jerárquica con la cabeza del Colegio y con sus miembros” (Constitución Lumen Gentium, 21; cf. también 25). A fortiori, un solo obispo sin misión canónica no tiene en actu expedito ad agendum, la facultad de decidir en general lo que es regla de fe o determinar lo que es Tradición.”
–Catecismo de la Iglesia Católica: 85 El oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios, oral o escritura, ha sido encomendado sólo al Magisterio vivo de la Iglesia, el cual lo ejercita en nombre de Jesucristo” (DV 10), es decir, a los obispos en comunión con el sucesor de Pedro, el obispo de Roma.
–La Religión Demostrada: “Nadie es libre para explicar a su manera la Sagrada Escritura y la Tradición; debemos someternos a la Iglesia docente, establecida para decirnos lo que debemos creer y lo que debemos obrar. … Por lo demás las razón demuestra la necesidad de una regla viva para dar a los fieles la noción de las verdades que hay que creer y de los deberes que hay que practicar…Era pues menester un juez vivo, un interprete autentico para fijar el sentido de la revelación divina y condenar los errores. Por ese motivo el Gobernador Supremo de la Iglesia y los obispos en comunión con el son los únicos interpretes legítimos e infalibles de las Escrituras y de la Tradición, la única regla de la fe y de la moral.” (La Religión Demostrada, Pág. 449, P.A Hillaire, edición Mons. Agustín Piaggo, 1944, Barcelona, Nihil Obstat, Imprimatur.)
–Diccionario de teología Dogmática: “Según la doctrina católica la Sagrada Escritura y la Tradición no son mas que la fuente y la regla remota de la fe, mientras la regla próxima es el Magisterio vivo de la Iglesia, que reside en el Romano Pontífice y en los Obispos en cuanto están sujetos y unidos a el.” (Diccionario de teología dogmática, Pág. 206, Rev. Padre Pietro Parente, Nihil Obstat, Imprimatur, 1955)
Vemos así que solo el Papa y los Obispos en plena comunión con el pueden decirnos lo que la Tradición es o no es. Nadie que no sea este autentico Magisterio vivo de la Iglesia, ósea el Papa y los obispos en plena comunión con el pueden decirnos lo que la Tradición es o no es en determinado momento histórico.
Todos sabemos los elementos que componen la Tradición de la Iglesia: dogma, moral, liturgia, disciplina, acción pastoral, pero su exacta definición en cada determinada época, solo la puede determinar y nos la puede trasmitir el Magisterio autentico de la Iglesia y nadie más. Solo el Papa y los obispos en comunión con el nos pueden decir lo que Tradición es o no es en cada determinada época.
De esta misma forma podemos apreciar que ese Magisterio no podrá nunca ser infiel al depósito de la Fe, ósea que el Magisterio nunca podrá ser infiel a la Tradición. La promesa de Cristo de ayudar y proteger su Iglesia por “todos los días hasta el fin del mundo” nos da la garantía absoluta y rotunda que el Magisterio de la Iglesia nunca será infiel a la Tradición. Así el Magisterio nunca podrá cambiar lo incambiable de la Tradición, el dogma y la moral, ni dejar de ser fiel a esta. Así nos lo explica el cardenal Ratzinger, hoy día Papa Benedicto XVI:
—Cardenal Ratzinger (carta al arzobispo Lefebvre, 28 julio 1987): “Divinamente instituida, la Iglesia tiene la promesa de asistencia de Cristo hasta el final de los tiempos. El romper su unidad con un acto de plena desobediencia de su parte causaría incalculable daño y destruiría el futuro mismo de su trabajo debido a que fuera de la unidad con Pedro no se puede tener futuro sino solo la ruina de todo lo que desea y aspira…De hecho es a Pedro quien el Señor le ha confiado el gobierno de Su Iglesia; por lo tanto es el Papa el principal artesano de su unidad. Asegurado en la promesa de Cristo, el Papa nunca será capaz de oponerse a la Santa Tradición ni al Magisterio autentico.”
Así podemos ver como dice el cardenal Ratzinger (hoy día Papa Benedicto XVI) que el Papa nunca será capaz de ser infiel a la Tradición. Esto se basa en la oración de Cristo que oro por la Fe de Pedro y sus sucesores. Así es dogma divinamente revelado que el Papa, Vicario de Cristo en la Tierra, nunca jamás será capaz de oponerse o ser infiel a la Tradición y los elementos inmutables que nunca jamás cambian en ella, ósea la doctrina y la moral. Cristo mismo nos asegura con su divina promesa que el Papa nunca jamás podrá ser infiel a la Santa Tradición. Así nos los asegura el Primer Concilio Vaticano:
–Primer Concilio Vaticano, Constitución dogmática Pastor Aeternus (18 de julio de 1870): Así el Espíritu Santo fue prometido a los sucesores de Pedro, no de manera que ellos pudieran, por revelación suya, dar a conocer alguna nueva doctrina, sino que, por asistencia suya, ellos pudieran guardar santamente y exponer fielmente la revelación transmitida por los Apóstoles, es decir, el depósito de la fe. Ciertamente su apostólica doctrina fue abrazada por todos los venerables padres y reverenciada y seguida por los santos y ortodoxos doctores, ya que ellos sabían muy bien que esta Sede de San Pedro siempre permanece libre de error alguno, según la divina promesa de nuestro Señor y Salvador al príncipe de sus discípulos: «Yo he rogado por ti para que tu fe no falle; y cuando hayas regresado fortalece a tus hermanos». Este carisma de una verdadera y nunca deficiente fe fue por lo tanto divinamente conferida a Pedro y sus sucesores en esta cátedra, de manera que puedan desplegar su elevado oficio para la salvación de todos, y de manera que todo el rebaño de Cristo pueda ser alejado por ellos del venenoso alimento del error y pueda ser alimentado con el sustento de la doctrina celestial.
La Tradición de la Iglesia es también llamada Tradición “viva”
A la Santa Tradición de la Iglesia se le llama también Tradición viva porque como hemos visto esta Tradición, desde el punto de vista teológico se compone de elementos que no pueden cambiar nunca jamás y siempre permanecen idénticos, el dogma y la moral, pero igualmente de elementos que si cambian o se adaptan con los tiempos y las circunstancias. Debido precisamente a estos elementos que si cambian o se adaptan, ósea la liturgia, la acción pastoral y la disciplina, y que son parte integra de la Tradición, es que también se le llama “tradición viva” a la Tradición. Este nombre de Tradición viva se utiliza para denotar que existen elementos que cambian y son modificables en la Tradición (acción pastoral, liturgia, disciplina) junto a los elementos que nunca jamás cambian y son inmutables por todos los tiempos (dogma y moral).
Una hermosa y docta visión de la Tradición, su composición y definición la dio el Santo Padre Benedicto XVI en mayo del 2006. Aquí su santidad explica el verdadero significado de lo que es la Tradición de la Iglesia:
–Papa Benedicto XVI (3 mayo 2006): Queridos hermanos y hermanas: En esta catequesis queremos comprender un poco lo que es la Iglesia. La última vez meditamos sobre el tema de la Tradición apostólica. Vimos que no es una colección de cosas, de palabras, como una caja de cosas muertas. La Tradición es el río de la vida nueva, que viene desde los orígenes, desde Cristo, hasta nosotros, y nos inserta en la historia de Dios con la humanidad…La Iglesia transmite todo lo que es y lo que cree; lo transmite con el culto, con la vida y con la enseñanza. Así pues, la Tradición es el Evangelio vivo, anunciado por los Apóstoles en su integridad, según la plenitud de su experiencia única e irrepetible: por obra de ellos la fe se comunica a los demás, hasta nosotros, hasta el fin del mundo.
Por consiguiente, la Tradición es la historia del Espíritu que actúa en la historia de la Iglesia a través de la mediación de los Apóstoles y de sus sucesores, en fiel continuidad con la experiencia de los orígenes…Esta cadena del servicio prosigue hasta hoy, y proseguirá hasta el fin del mundo. En efecto, el mandato que dio Jesús a los Apóstoles fue transmitido por ellos a sus sucesores. ..Así, aunque de manera diversa a la de los Apóstoles, también nosotros tenemos una verdadera experiencia personal de la presencia del Señor resucitado. A través del ministerio apostólico Cristo mismo llega así a quienes son llamados a la fe. La distancia de los siglos se supera y el Resucitado se presenta vivo y operante para nosotros, en el hoy de la Iglesia y del mundo. Esta es nuestra gran alegría. En el río vivo de la Tradición Cristo no está distante dos mil años, sino que está realmente presente entre nosotros y nos da la Verdad, nos da la luz que nos permite vivir y encontrar el camino hacia el futuro.”
La herejía del Modernismo: ataque a la Tradición
Uno de los más grandes y trágicos errores contra la Tradición de la Iglesia es el modernismo o progresismo. Si bien es cierto que el modernismo como escuela filosófica tiene muchas variaciones, desde el punto de vista teológico y en relación con la Tradición, el principal error del modernismo es querer cambiar lo incambiable de esta. Así la herejía del modernismo defiende el gravísimo error que lo incambiable e inmutable de la Tradición, ósea el dogma y la moral, puede cambiar con el tiempo, lugar o circunstancias. Este trágico error defiende que así como los elementos que si cambian en la Tradición, (disciplina, liturgia, acción pastoral) también se puedan cambiar de la misma forma los elementos incambiables e inmutables de esta (dogma y moral) o que estos se adapten según la corriente o moda de la época.
La herejía del modernismo busca romper con el pasado irrompible de la Tradición y cambiar lo que por ser verdad eterna no puede cambiar. Al intentar cambiar lo incambiable de la Tradición, el dogma que hay que creer para salvarse y la moral que rige los actos igualmente para salvarse, el modernismo atenta contra la base fundamental del Depósito de Fe.
El gravísimo error modernista es, a diferencia del católico desarrollo del dogma que siempre deja intacto y sin contradicción la esencia y substancia del dogma, el cambio contradictorio de una doctrina; la herejía modernista busca cambiar de significado y substancia la doctrina, queriendo hacer error lo que es verdad y verdad lo que es error y cambiar lo incambiable de la Tradición según el gusto o moda de una época. El error del modernismo ha sido condenado muchísimas veces por el Magisterio de la Iglesia, especialmente en el Syllabus, por San Pio X, Pablo VI y por Juan Pablo II.
Así habla San Pio X de la herejía del modernismo en Pascendi:
–San Pio X (Pascendi, 8 de septiembre de 1907): “A su vez, el hombre, al creer, puede estar en condiciones que pueden ser muy diversas. Por lo tanto, las fórmulas que llamamos dogma se hallarán expuestas a las mismas vicisitudes, y, por consiguiente, sujetas a mutación. Así queda expedito el camino hacia la evolución íntima del dogma. ¡Cúmulo, en verdad, infinito de sofismas, con que se resquebraja y se destruye toda la religión! No sólo puede desenvolverse y cambiar el dogma, sino que debe; tal es la tesis fundamental de los modernistas, que, por otra parte, fluye de sus principios.”
También el Papa Pablo VI nos habla de la imposibilidad de aplicar la herejía modernista en la Iglesia y cambiar lo incambiable de la Tradición. Sin importar la presión y la corriente o moda de los tiempos la Iglesia nunca jamás, por promesa del mismo Cristo, podrá cambiar lo incambiable de la Tradición, ósea el dogma y la moral que componen el Deposito de Fe. Pablo VI nos explica el 19 de enero de 1972 que la Iglesia nunca jamás podrá cambiar o mutar el elemento inmutable de la Tradición. Así explica el Papa Pablo VI que la Iglesia nunca jamás podrá ser victima de la herejía del modernismo:
–Papa Pablo VI (19 de enero del 1972): “Así querido hijos, y al afirmar esto, nosotros repudiamos estos errores que estuvieron ya en el pasado en circulación, y que circulan rampantes otra vez en la vida espiritual de nuestro tiempo, y que pueden destruir nuestro entendimiento cristiano de la vida y de la historia. El modernismo fue la expresión característica de esas falsas doctrinas; que bajo otros nombres son influyentes hoy día.
Podemos entender hoy día porque la Iglesia Católica, ahora como en el pasado, le atribuye tanta importancia a la estricta preservación de la autentica revelación y considera a esta como un tesoro inviolable, y porque Ella tiene una noción estricta de su misión fundamental de defender la doctrina de la Fe y trasmitirla en una manera inequívoca. La ortodoxia es su mayor preocupación, y el oficio pastoral es su más importante y divina misión.
La enseñanza de los Apóstoles de hecho determina el canon de su proclamación. Las instrucciones del Apóstol Pablo “Preserva lo que se te ha enseñado” (1 Tim.6:20, 2 Tim.1:14) le presenta un deber que seria traición no observar. La Iglesia como Maestra no se inventa su doctrina; Ella da testimonio, preserva, media. Es un asunto de la Verdad del mensaje del Evangelio que la Iglesia puede caracterizarse como conservadora e implacable. A aquellos que quieren inducir a la Iglesia a simplificar su Fe y moldearla al gusto del espíritu cambiable de la época, esta les responde con el “non possimus” (no podemos) de los Apóstoles. (Hechos, 4:20)”
Así el modernismo, la herejía que quiere cambiar lo incambiable de la Tradición y modificar la esencia y substancia de los dogmas según la corriente o moda de las épocas, queda como uno de los mas graves errores contra la Tradición.
Juan Pablo II define los errores contra la Santa Tradición
El Papa beato Juan Pablo II definió en 1988 los gravísimos errores que atentan contra la Tradición. En una carta al entonces Prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, Cardenal José Ratzinger (hoy día Papa Benedicto XVI), el beato Juan Pablo II definió el gravísimo error del modernismo, ósea querer cambiar lo incambiable de la Tradición, y también el gravísimo error del integrismo, ósea no entender que la Tradición abarca mas que solo elementos incambiables pero también elementos que si cambian con el tiempo como la liturgia, la acción pastoral y la disciplina. Así nos explica magistralmente el beato Juan Pablo II:
–Beato Juan Pablo II (8 Abril 1988): “…las palabras con que Cristo prometió a los Apóstoles la venida del Espíritu Santo tienen para nosotros especial relevancia: “Yo rogaré al Padre y El os dará otro Paráclito para que os acompañe por siempre, y el Espíritu de verdad… que el Padre enviará en mi nombre, os enseñará todo y os recordará todo lo que yo lo he dicho. “(Jn 14, 1617, 26.) En todos los tiempos y en todo momento, la Iglesia ha estado guiada por la fe en las palabras de su Maestro y Señor, en la certeza de que, con la ayuda y la asistencia del Espíritu Santo, la Iglesia siempre permanecerá en la verdad divina, manteniendo la sucesión apostólica con los Obispos en comunión con el sucesor de Pedro.
La Iglesia también ha expresado esta convicción de fe en el último Concilio que se reunió para confirmar y reforzar la enseñanza que la Iglesia heredó de la Tradición existente desde hace casi veinte siglos como una realidad viva que va avanzando en relación con problemas y necesidades de cada época, y profundiza nuestra comprensión de lo que ya esta contenido en la fe transmitida de una vez y por todas (cf.Judas 3).
Estamos profundamente convencidos de que “el Espíritu de verdad que le habla a la Iglesia” (cf. Ap 2, 7, 11, 17, et. al.) habló – de una manera particularmente solemne y autoritativa – en el Segundo Concilio Vaticano, preparando a la Iglesia para entrar en el tercer milenio después de Cristo. Ya que el trabajo del Concilio en su conjunto es una confirmación de la misma verdad, vivida por la Iglesia desde el principio, es también una “renovación” de esa misma verdad (un “aggiornamento", como dice la famosa frase del Papa Juan XXIII), para acercar a la gran familia humana en el mundo contemporáneo tanto a la manera de enseñar la fe y la moral como las actividades apostólicas y pastorales de la Iglesia.
En el período post-conciliar hemos visto un gran esfuerzo de parte de la Iglesia de asegurarse que este novum constituido por el Vaticano II correctamente penetrara la mente y la conducta de las comunidades individuales del Pueblo de Dios. Sin embargo junto a este esfuerzo, han surgido tendencias que han creado cierta dificultad en poner el Concilio en práctica.
Una de esas tendencias se caracteriza por el deseo de cambios que no siempre están en armonía con las enseñanzas y el espíritu del Vaticano II, aunque se trate de apelar al Concilio. Estos cambios invocan y expresan un progreso, por lo que se designa a esta tendencia con el nombre de “progresismo". El progreso, en este caso es una orientación hacia un futuro que rompe con el pasado, sin contar con la función de la Tradición que es fundamental para la misión de la Iglesia, para que esta pueda continuar en la verdad que le fue transmitida a ella por Cristo el Señor y por los Apóstoles, y que es diligentemente guardada por el Magisterio.
La tendencia opuesta, sin embargo, definida como conservadorismo’ o ‘integrismo’, se detiene en el pasado mismo, sin tener en cuenta la justa aspiración hacia el futuro como se manifiesta propiamente en la obra del Vaticano II… Ve lo justo solamente en aquello que es “antiguo” reteniéndolo como sinónimo de la tradición.
Sin embargo, no es lo “antiguo” en cuanto tal, ni lo “nuevo” por sí mismo que corresponden al concepto justo de la tradición en la vida de la Iglesia. Tal concepto, en efecto, significa la fiel permanencia de la Iglesia en la verdad recibida de Dios, a través de las mutables vicisitudes de la historia. La Iglesia, como aquel patrón del Evangelio, extrae con sabiduría ‘de su tesoro cosas nuevas y cosas antiguas’, permaneciendo absolutamente obediente al Espíritu de verdad que Cristo ha dado a la Iglesia como guía divina. Y la Iglesia cumple esta delicada obra de discernimiento a través del Magisterio auténtico”
El Integrismo error contra la Tradición lo mismo que el Modernismo
Así como la herejía del modernismo quiere cambiar los elementos incambiables de la Tradición (el deposito de Fe), otro gravísimo error contra la Tradición es el integrismo cismático. Este integrismo puede ocurrir de dos maneras, la primera cuando la persona entiende por Tradición el sinónimo de dogma y moral y no se da cuenta que la Tradición abarca otros elementos además de ese dogma y moral inmutable. La segunda manera en que ocurre el integrismo es cuando la persona si entiende que la Tradición se compone de otros elementos además de dogma y moral y por lo tanto reconoce que liturgia, disciplina y acción pastoral son parte integra de la Tradición, pero igualmente la persona no reconoce que esos otros elementos pueden cambiar o ser modificados según tiempo o circunstancia.
El integrismo es un error gravísimo que puede llevar a otros errores doctrinales como de facto negar la infabilidad e indefectibilidad prometida por Cristo a su Iglesia e incluso puede conducir a cismas contrarios a la Constitución Divina de la Iglesia según lo solemnemente decretado por Pastor Aeternus en el Primer Concilio Vaticano. El no entender que la Tradición contiene otros elementos además del dogma y la moral, o el no reconocer que esos otros elementos (acción pastoral, disciplina, liturgia) pueden cambiar con el tiempo es el error del integrismo, el cual se constituye como un grave atentado contra la Santa Tradición.
El Santo Padre Pablo VI nos habla de como este integrismo cismático puede llevar, lo mismo que el modernismo, a gravísimos errores respecto al entendimiento de la Santa Tradición. Así nos habla el santo Padre Pablo VI sobre el gravísimo error del integrismo y como este lleva a un entendimiento falso y erróneo de la Santa Tradición:
–Papa Pablo VI (octubre 11 1976, carta al arzobispo Lefebvre) “Usted dice que es fiel a la Iglesia y a la Tradición por el simple hecho de obedecer ciertas normas del pasado que fueron decretadas por el predecesor de aquel a quien Dios le da hoy los poderes conferidos a Pedro. En este punto también el concepto de Tradición que usted invoca es erróneo. La Tradición no es un dato fijo o muerto, un hecho estático, que de cierta manera, bloquearía, en un momento determinado de la historia, la vida de este organismo activo que es la Iglesia, el cuerpo místico de Cristo.
Corresponde al papa y a los concilios conducir un juicio para discernir en las tradiciones de la Iglesia, a lo que no es posible renunciar, sin infidelidad al Señor y al Espíritu Santo – el depósito de la fe - y lo que, por el contrario, puede y debe ser puesto al día, para facilitar la misión de la Iglesia a través de la variedad de los tiempos y de los lugares, para traducir el mensaje divino al lenguaje humano de hoy y comunicarlo mejor, sin compromiso de principios, indudablemente. Así la Tradición es inseparable del Magisterio vivo de la Iglesia como es inseparable de las sagradas escrituras. Así actúan los papas y los concilios ecuménicos, con la asistencia especial del Espíritu Santo.
Fue eso, precisamente lo que hizo el Vaticano II. Nada de lo decretado en ese Concilio, como en las reformas que Nos hemos decidido llevar a cabo, se opone a lo que la Tradición Bi milenaria de la Iglesia considera fundamental e inmutable. De todo esto somos Nosotros garantes, en virtud, no de nuestra cualidades personales, sino por la tarea que el Señor nos ha confiado como sucesor legítimo de Pedro y de la asistencia especial que nos ha prometido, como a Pedro: “He rogado por ti con el fin de que tu fe no desfallezca” (Lc 22,32). Con Nosotros es garante de esto el episcopado universal. Nuevamente, usted no puede distinguir lo que es pastoral de lo que es dogmático para aceptar algunos textos del concilio y rechazar otros”.
También el beato Juan Pablo II nos advierte del gravísimo error teológico del integrismo. No reconocer que la Santa Tradición tiene otros elementos además del dogma y la moral, y que estos elementos (liturgia, acción pastoral, disciplina) pueden y deben cambiar con los tiempos según lo decreta el Concilio de Trento, es el gravísimo error y mal entendimiento de la Tradición que llamamos integrismo. Este integrismo lleva a otros errores como el cisma, la negación de la indefectibilidad e infabilidad de la Iglesia y una nueva versión del error luterano de la libre interpretación en la que el cismático da su propia interpretación a la Tradición, independientemente y por separado del Papa y el autentico Magisterio. Así nos dice el beato Juan Pablo II en 1988:
–Beato Juan Pablo II (Motu Propio Ecclesia Dei, 1988) La raíz de este acto cismático se puede individuar en una imperfecta y contradictoria noción de Tradición: imperfecta porque no tiene suficientemente en cuenta el carácter vivo de la Tradición, que … arranca orginariamente de los Apóstolos, “va progresando en la Iglesia bajo la asistencia del Espíritu Santo; es decir, crece con la comprensión de las cosas y de las palabras transmitidas, cuando los fieles las contemplan y estudian …cuando las proclaman los obispos, sucesores de los Apóstoles en el carisma de la verdad“. Pero es sobre todo contradictoria una noción de Tradición que se oponga al Magisterio universal de la Iglesia, el cual corresponde al Obispo de Roma y al Colegio de los Obispos. Nadie pude permanecer fiel a la Tradición si rompe los lazos y vínculos con aquél a quien el mismo Cristo, en la persona del Apóstol Pedro, confió el ministerio de la unidad en su Iglesia.”
La Santa Tradición Siempre presente en el Magisterio Autentico
Para mantenernos fieles a la Santa Tradición de la Iglesia solo queda la vía de seguir el Magisterio autentico de la Iglesia. Solo el Magisterio autentico puede llevarnos seguros por el camino de la Santa Tradición. Solo el Magisterio tiene la promesa divina de Cristo de no desviarse nunca jamás del deposito de Fe y solo al Magisterio autentico autorizo Cristo a predicar la verdad. La única manera de permanecer firmes en la Fe contra los errores del modernismo y el integrismo es la permanencia en adhesión completa al Magisterio de la Iglesia.
Sobre la absoluta necesidad de estar unidos al Vicario de Cristo nos advierte el gran León XIII en su magistral Satis Cognitum de 1896:
— Papa León XIII (Satis Cognitum, 1896): “Por esto hay necesidad de hacer aquí una advertencia importante. Nada ha sido conferido a los apóstoles independientemente de Pedro; muchas cosas han sido conferidas a Pedro aislada e independientemente de los apóstoles…Por donde se ve claramente que los obispos perderían el derecho y el poder de gobernar si se separasen de Pedro o de sus sucesores. Por esta separación se arrancan ellos mismos del fundamento sobre que debe sustentarse todo el edificio y se colocan fuera del mismo edificio; por la misma razón quedan excluidos del rebaño que gobierna el Pastor supremo y desterrados del reino cuyas llaves ha dado Dios a Pedro solamente.
Estas consideraciones hacen que se comprenda el plan y el designio de Dios en la constitución de la sociedad cristiana. Este plan es el siguiente: el Autor divino de la Iglesia, al decretar dar a ésta la unidad de la fe, de gobierno y de comunión, ha escogido a Pedro y a sus sucesores para establecer en ellos el principio y como el centro de la unidad…De aquí también esta sentencia del mismo San Cipriano, según la que la herejía y el cisma se producen y nacen del hecho de negar al poder supremo la obediencia que le es debida: «La única fuente de donde han surgido las herejías y de donde han nacido los cismas es que no se obedece al Pontífice de Dios ni se quiere reconocer en la Iglesia un solo Pontífice y un solo juez, que ocupa el lugar de Cristo». Nadie, pues, puede tener parte en la autoridad si no está unido a Pedro, pues sería absurdo pretender que un hombre excluido de la Iglesia tuviese autoridad en la Iglesia.”
Para ser fieles a la Santa Tradición, permanezcamos unidos con firmeza absoluta al Vicario de Cristo en humildad y obediencia. Tengamos en cuenta la promesa divina de Cristo de la indefectibilidad de la única Iglesia verdadera y tengamos en cuenta las palabras del Concilio de Trento sobre como elementos íntegros de la Tradición, como la liturgia, pueden y deben cambiarse según tiempo y circunstancias:
–Concilio de Trento (Sesión 21): En la Iglesia siempre ha existido este poder, que en la administración de los sacramentos…ella puede modificar o cambiar lo que ella considera mas apropiado para el beneficio de los que los reciben o con respecto hacia los mismos sacramentos, de acuerdo a circunstancias variables, tiempo o lugares”
Amen.
28 comentarios
Una de las principales virtudes del buen polemista reside en exponer fiel y lealmente la posición contraria, y no transmutarla en un muñeco de los golpes sobre quien descargar las más fantásticas acusaciones.
La FSSPX jamás ha negado que una parte de la herencia atesorada bajo el nombre de Tradición pueda, e incluso deba experimentar ciertas modificaciones con el paso del tiempo, o la imposición de la necesidad.
Lo que sí cuestiona es que sea susceptible de aceptar CUALQUIER cambio, sin dejar de ser ella misma. Si además esos cambios han ido sistemáticamente en el sentido reprobado y condenado por toda la Iglesia durante muchos siglos, todo católico tiene perfecto derecho a mantenerse en lo que los mismos Papas han presentado como el canon de la Tradición, aunque ellos o sus sucesores le aportaran una u otra modificación.
Conviene recordar que los mismos Papas, en el acto de su Coronación o inicio de Pontificado, juran mantener TODO lo recibido, y se condenan a sí mismos en caso de no hacerlo. Lo cual excluye la posibilidad de una reforma radical, que es la que hemos conocido.
Lo que Ud. llama integrismo simplemente no existe, a diferencia del modernismo, hoy día, provisionalmente, triunfante.
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JM: Por lo menos, para mi es evidente, que el autor del artículo no pretende probar que los lefebvrianos, filo-lefebvrianos y otros tipos de tradicionalismo más radical (nótese que este no trata específicamente del lefebvrismo) rechazan todo tipo de desarrollo en la doctrina cristiana. El problema sustancial no es ese, sino que ni ellos ni ningún fiel en particular puede erigirse como interprete auténtico de la Tradición, lo cual corresponde solo al Magisterio de la Iglesia. Es, como ya he dicho, el mismo problema de los protestantes en cuanto al juicio privado y que ya traté en el problema fundamental del lefebvrismo.
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JM: No vale intentar compensar la poca difusión de lo que escribe de este blog publicitándose aquí mismo. "Apologeta" se escribe con "g" y en este blog no se admiten trolls, ni personas que utilizan distintos pseudónimos para alabarse a sí mismas.
No se admiten trolls
Hay que recordar que la famosa “intervención Ottaviano” ocurrió ANTES que el Rito del Pablo VI estuviera terminado. Una vez que se termino, y se publico oficialmente, el Cardenal Ottaviano cambio de opinión radicalmente:
--Cardenal Ottaviani: "La Belleza de la Iglesia es igualmente resplandeciente en la variedad de los ritos litúrgicos que enriquecen su culto divino cuando ellos son legítimos y se conforman a la fe. Precisamente la LEGITIMIDAD DE SU ORIGEN PROTEGE Y LOS GUARDA CONTRA LA INFILTRACION DE ERRORES. . . La PUREZA Y la UNIDAD DE LA FE están de esta manera también APOYADAS POR EL MAGISTERIO SUPREMO DEL PAPA Y POR LAS LEYES LITURGICAS." (En Cruzado Español, el 25 de mayo de 1970).
Es imposible y Dios nunca jamás permitirá que un Papa apruebe un Rito litúrgico que contenga herejía o sea invalido. El Magisterio Ordinario Infalible aplica en la aprobación de los ritos litúrgicos:
--Canon de la Misa: “Si cualquiera dice que las ceremonias, vestimentas y ritos que la Iglesia Catolica usa en la celebracion de la Misa, son motivo de pecado y no de santificacion: sea Anatema” Canon de la Misa (17 de Septiembre 1562) DZ 954
--Arzobispo Marcel Lefebvre (19 de febrero de 1981): Respecto a la reforma Liturgica, yo personalmente firme el decreto conciliar y nunca he dicho que su aplicación sea en si misma invalida o heretica
----Don Ferdando Rifan, Obispo TRADICIONAL de Campos: “Si consideramos en teoria o en practica a la Misa Nueva EN SI MISMA como invalida o heretica o sacrilega o heterodoxa o pecaminoso o ilegitima o no catolica tenemos que aplicar las consecuencias TEOLOGICAS de esa posicion... que las puertas del infierno han prevalecido LO CUAL SERIA HEREJIA. O podemos adoptar el principio sectario que nosotros somos la Iglesia y fuera de nosotros no hay salvacion LO CUAL ES OTRA HEREJIA.
---Dr. Dietrich Von Hildebrand,: “…seria obviamente COMPLETAMENTE EQUIVOCADO en CUALQUIER MANERA cuestionar su validez como una reproducción del Sacrificio del Calvario, como DESGRACIADAMENTE algunos Católicos ortodoxos han hecho. Y esto además de decir que también seria COMPLETAMENTE EQUIVOCADO EL DESOBEDECER CUALQUIERA DE LOS MANDATOS DEL SANTO PADRE REFERENTES AL NOVUS ORDO Y LA LITURGIA TRIDENTINA.” (El Viñedo Devastado, Dr. Dietrich Von Hildebrand, capitulo VIII, 1985)
--Cardenal Jose Ratzinger: “ se necesita hacer claro que el llamado Misal de Pablo VI es una FORMA RENOVADA DEL MISMO Misal al que Pio X, Urbano VIII, Pio V y sus predecesores contribuyeron, desde el mismo principio de la Historia de la Iglesia. Es de la misma esencia de la Iglesia que el que se este consciente de su irrompible continuidad a través de la historia de la Fe, expresada en la siempre presenta unidad de la oración” (Joseph Cardinal Ratzinger: The Feast of Faith: Approaches to a Theology of the Liturgy Ignatius Press, San Francisco, Ca, pgs. 86-87 , c. 1986)
–Beato Juan Pablo II (Motu Propio Ecclesia Dei, 1988) La raíz de este acto cismático se puede individuar en una imperfecta y contradictoria noción de Tradición: imperfecta porque no tiene suficientemente en cuenta el carácter vivo de la Tradición, que … arranca orginariamente de los Apóstolos, “va progresando en la Iglesia bajo la asistencia del Espíritu Santo; es decir, crece con la comprensión de las cosas y de las palabras transmitidas, cuando los fieles las contemplan y estudian …cuando las proclaman los obispos, sucesores de los Apóstoles en el carisma de la verdad“. Pero es sobre todo contradictoria una noción de Tradición que se oponga al Magisterio universal de la Iglesia, el cual corresponde al Obispo de Roma y al Colegio de los Obispos. Nadie pude permanecer fiel a la Tradición si rompe los lazos y vínculos con aquél a quien el mismo Cristo, en la persona del Apóstol Pedro, confió el ministerio de la unidad en su Iglesia.”
–Papa Pablo VI (octubre 11 1976, carta al arzobispo Lefebvre) “Usted dice que es fiel a la Iglesia y a la Tradición por el simple hecho de obedecer ciertas normas del pasado que fueron decretadas por el predecesor de aquel a quien Dios le da hoy los poderes conferidos a Pedro. En este punto también el concepto de Tradición que usted invoca es erróneo. La Tradición no es un dato fijo o muerto, un hecho estático, que de cierta manera, bloquearía, en un momento determinado de la historia, la vida de este organismo activo que es la Iglesia, el cuerpo místico de Cristo.
–Beato Juan Pablo II (8 Abril 1988):La tendencia opuesta, sin embargo, definida como conservadorismo’ o ‘integrismo’, se detiene en el pasado mismo, sin tener en cuenta la justa aspiración hacia el futuro como se manifiesta propiamente en la obra del Vaticano II… Ve lo justo solamente en aquello que es “antiguo” reteniéndolo como sinónimo de la tradición.
—Cardenal Ratzinger (carta al arzobispo Lefebvre, 28 julio 1987): “Divinamente instituida, la Iglesia tiene la promesa de asistencia de Cristo hasta el final de los tiempos. El romper su unidad con un acto de plena desobediencia de su parte causaría incalculable daño y destruiría el futuro mismo de su trabajo debido a que fuera de la unidad con Pedro no se puede tener futuro sino solo la ruina de todo lo que desea y aspira…De hecho es a Pedro quien el Señor le ha confiado el gobierno de Su Iglesia; por lo tanto es el Papa el principal artesano de su unidad. Asegurado en la promesa de Cristo, el Papa nunca será capaz de oponerse a la Santa Tradición ni al Magisterio autentico.”
Atentamente,
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JM: Yo lo que le entiendo es que el Papa no puede aprobar una liturgia herética o contraria a la fe y la moral, cosa que he oído decir a más de un trasnochado.
Pues a mi esta frase me hace mucho ruido...
El Papa y los obispos no "deciden" qué es Tradición divina y qué no lo es, la han recibido como un depósito, como un tesoro que deben proteger.
El Papa y los obispos son depositarios de la Tradición divina y el depositario es solamente un administrador de la Tradición que se le ha confiado. Deben conservar rectamente la Tradición divina. No pueden cambiar ni añadir nada a la revelación.
Por Tradición divina se entiende "Palabra de Dios" transmitida por Dios, por Jesucristo o por el Espíritu Santo a los Apóstoles: Sagradas Escrituras y Tradición no escrita que "constituyen un solo sagrado depósito de la fe del cual la Iglesia saca su propia certeza sobre todas las cosas reveladas".
El Magisterio está al servicio de la Tradición divina:
"El Magisterio no está por encima de la palabra de Dios, sino a su servicio, para enseñar solamente lo transmitido, pues por mandato divino y con la asistencia del Espíritu Santo, lo escucha devotamente, lo custodia celosamente, lo explica fielmente; y de este único depósito de la fe saca todo lo que propone como revelado por Dios para ser creído" (DV 10).
Hasta hace poco se admitía como evidente que el evangelio de Cristo se nos transmite, en parte, por medio de la Sagrada Escritura y, en parte, por medio de la tradición oral proveniente de los apóstoles, y que, por tanto, existen dos cauces paralelos, por medio de los cuales llega hasta nosotros la palabra de Dios.
La expresión “en parte en parte” debe ser entendida teniendo en cuenta el hecho de que esta fórmula fue utilizada por la Iglesia para defender la legitimidad de las tradiciones que los reformadores (Reforma protestante) rechazaban, por considerarlas meras instituciones humanas. Entre estas instituciones que los reformadores consideraban puramente humanas estaban los usos y costumbres de la vida eclesiástica, especialmente de la liturgia y del culto (…) Como el concilio Tridentino trataba ante todo de estos usos y costumbres de la Iglesia, rechazados por los reformadores como meras instituciones humanas, los Padres del Concilio propusieron la fórmula “en parte en parte” para expresar la relación existente entre la Sagrada Escritura y las tradiciones no escritas.
Sin embargo, el Concilio se limitó a oponer al principio de la sola escritura, propugnado por los reformadores, el principio católico de la “Escritura y las tradiciones no escritas”. Así, pues, quedó sin decidir la relación entre Escritura y tradición en lo que se refiere a la fe y a las costumbres. No obstante, la teología postridentina aplicó también a la fe la fórmula propuesta por el Concilio Tridentino: “en parte, en la Sagrada Escritura y, en parte, en las tradiciones no escritas”. A esta aplicación contribuyó especialmente el hecho de que esta fórmula parecía cortada a la medida del pensamiento de la época, tocado de nominalismo. El nominalismo sólo admite las cosas individuales, las cuales no tienen ninguna relación entre sí ni revelan una esencia común. Lo único común en ellas son los conceptos y los nombres que se les atribuyen. En la segunda mitad del siglo XIX apareció el positivismo –teológico-, el cual sólo admitía hechos singulares y estaba muy lejos de considerarlos enlazados en un contexto común. En época más reciente, el teólogo Lennerz radicalizó totalmente la fórmula “en parte en parte” cuando estableció como un principio de validez general que lo que se halla en la Escritura no se encuentra en las tradiciones y lo que aparece en las tradiciones no está en la Escritura.
-Escritura y Tradición:
(…) En la misma Escritura se reproduce la tradición en una gran variedad de formas. La Escritura contiene gran número de prescripciones cultuales, fórmulas de profesión de fe, fórmulas litúrgicas e himnos. (…) Aunque es una verdad dogmática que las Sagradas Escrituras fueron escritas bajo la inspiración del Espíritu Santo, no puede aducirse sin más como prueba de la inspiración de la Escritura el pasaje de 2Tim 3, 16, donde se trata de la Escritura inspirada por Dios. Para probar la inspiración de la Sagrada Escritura es preciso recurrir a la tradición que se extiende desde los Padres de la Iglesia hasta nuestros días. Si no se acepta esta tradición, queda necesariamente sin fundamento la fe en la inspiración de la Sagrada Escritura. Así, pues, comprobamos que la Escritura y la tradición forman una unidad. (…) Pablo nos da a conocer en 1Cor 11, 23-26 una fórmula del culto utilizada por la primitiva cristiandad en la celebración eucarística. (…) Pablo reproduce en Ef. 5, 14 un fragmento de un himno: “Despierta tú, que duermes, y levántate de entre los muertos, y Cristo te iluminará” En la epístola a los Filipenses (2, 5-11) se recoge un himno completo, usado ya en forma poética antes de Pablo. Igualmente, en 1 Tim 3, 16 se repite un himno que era familiar a la comunidad cristiana y conocido por todos los fieles. Son una fórmula también las palabras de 1Pe 1, 20. No sabríamos nada de este rico tesoro de fórmulas cultuales y litúrgicas que formaban ya parte de la tradición., si Pablo no les hubiera dado entrada en sus epístolas.
-Tradición “viva”:
(…) La tradición apostólica no es algo rígido y mecánico, sino una transmisión viva, la cual, por tanto, deja margen a la personalidad y la libertad del apóstol. Esto explica que la tradición sobre un mismo y único hecho de Cristo llegue hasta nosotros a través de testimonios apostólicos que presentan matices y detalles diferentes. Así, por ejemplo, Pablo presenta la obra salvífica de Cristo destacando la oposición entre la cruz y la resurrección, mientras que el himno en honor de Cristo reproducido por el mismo Pablo en la epístola a los Filipenses, pone de relieve su anonadamiento y su exaltación.
-El paso de la tradición apostólica a la eclesiástica:
La tradición eclesiástica es la forma en que la tradición apostólica prolonga su vida y su existencia en el ámbito de la Iglesia. La tradición eclesiástica no es idéntica a la apostólica, sino que presenta diferencias decisivas. La tradición apostólica es un proceso divino. Los apóstoles son en ella órganos del Espíritu Santo, y el mismo Dios confía a los apóstoles el mensaje de la salvación en Jesucristo. En cambio, la tradición eclesiástica es un proceso humano. Es cierto que son los hombres los que transmiten su contenido, pero no lo hacen sólo por sí mismos. Son hombres encargados por Dios, autorizados y llamados por la Iglesia, los cuales gozan de la asistencia del Espíritu Santo cuando se trata de los heraldos de la tradición apostólica. Son hombres auxiliados por el Espíritu Santo cuando se trata del testimonio de los creyentes como testigos de la tradición eclesiástica. Así, pues, los que llevan sobre sus hombros en la Iglesia la tradición apostólica en marcha hacia el futuro son hombres llamados por Dios al servicio de la palabra, enviados por la Iglesia y dotados por el Espíritu Santo con el carisma del magisterio, los cuales aceptaron la palabra en la gracia de la fe. Mientras la tradición apostólica está constituida por el mensaje de salvación en Jesucristo que anunciaron los apóstoles, la tradición eclesiástica tiene por objeto la recta inteligencia y enseñanza del mensaje que nos legaron los apóstoles. Por tanto, en la tradición eclesiástica, la predicación del mensaje se realiza en forma de doctrina. Aquí se trata de la recta inteligencia de la tradición apostólica así como de la confesión de la verdadera fe frente a las creencias equivocadas, suscitadas por las doctrinas erróneas que surgen en el ámbito de la Iglesia.
(…) La posterior tradición debe tener por objeto, dentro del ámbito de la Iglesia, configurar la doctrina según el modelo de la doctrina del Apóstol, la cual constituye el prototipo de toda la tradición ulterior.
Pero el Apóstol no deja su doctrina expuesta a un destino incierto. Pablo entrega su tradición doctrinal a Timoteo, y esto lo hace en presencia de muchos testigos (2Tim 2, 2). Ello indica que se trata en este caso de un acto eclesiástico público y solemne, en el cual se transmitieron al ordenando el poder de enseñar y la tradición doctrinal. Timoteo recibe además el mandato de confiar lo que él ha recibido del Apóstol en presencia de los testigos a otros hombres fieles que sean capaces de ensenar a su vez a otros (2Tim 2, 2). Pero lo que Timoteo debe confiar a otros sólo puede ser la tradición doctrinal que le entrega el Apóstol.
El ministerio del Apóstol es singular e irrepetible. Lo que Timoteo recibe es un ministerio eclesiástico, el cual trae su origen del ministerio del Apóstol. Podemos llamarlo ministerio apostólico para diferenciarlo del ministerio del Apóstol. El ministerio apostólico debe seguir ejerciéndose en la Iglesia de acuerdo con el mandato del Apóstol. Este ministerio no incluye los plenos poderes del Apóstol. Carece de facultades para complementar el mensaje apostólico sobre Jesucristo, como lo hacía el mensaje de un apóstol respecto al de los otros. El ministerio apostólico no recibe la misión de anunciar el evangelio inmediatamente del Señor, como el Apóstol. Pero estas diferencias no autorizan a ver en los obispos sólo una autoridad puramente humana. El episcopado es un ministerio apostólico, porque posee algo de la autoridad del Apóstol. El episcopado es la forma en que se continúa ininterrumpidamente el ministerio de los apóstoles de la Iglesia. Debe interpretar fielmente con autoridad apostólica la doctrina de la fe confiada por los apóstoles y la Sagrada Escritura, y con ello contribuye esencialmente a garantizar la recta conservación de la tradición apostólica. La tradición doctrinal eclesiástica es doctrina confiada. El Apóstol acuña para el hecho de confiar la tradición doctrinal un término teológico definitivo que toma del antiguo derecho relativo al depósito. La tradición doctrinal confiada es denominada por él xxxx (1Tim 6, 20). Esta palabra significa depósito, lo cual indica que aquel a quien se confía la cosa no puede hacer uso particular de la misma. El depositario es solamente un administrador de la tradición doctrinal que se le ha confiado, debiendo protegerla contra los herejes y los errores (1Cor 4, 1). De este modo brilla, por último, una vez más, la unidad entre la Escritura, la tradición y la Iglesia.
J.R. GEISELMANN
Ese Magisterio es el Guardian de esa Tradicion y el único Interprete autorizado de esa Tradicion y de ese Deposito de Fe. NO ES QUE LO INVENTAN O LO FABRICAN. Es solo que lo Guardan y lo Interpretan. Esa es la Verdad Catolica que aplasta la Tesis de la Libre Interpretacion Protestante de Lutero.
–Papa Pablo VI (octubre 11 1976, carta al arzobispo Lefebvre) “Corresponde al papa y a los concilios conducir un juicio para discernir en las tradiciones de la Iglesia, a lo que no es posible renunciar, sin infidelidad al Señor y al Espíritu Santo – el depósito de la fe - y lo que, por el contrario, puede y debe ser puesto al día, para facilitar la misión de la Iglesia a través de la variedad de los tiempos y de los lugares, para traducir el mensaje divino al lenguaje humano de hoy y comunicarlo mejor, sin compromiso de principios, indudablemente. Así la Tradición es inseparable del Magisterio vivo de la Iglesia como es inseparable de las sagradas escrituras. Así actúan los papas y los concilios ecuménicos, con la asistencia especial del Espíritu Santo.”
---Cardenal Jose Ratzinger (carta al arzobispo Lefebvre, 28 julio 1987): “Dandole su interpretación PERSONAL a los textos del Magisterio estaria usted cayendo en el MISMO LIBERALISMO que pretende combatir. De hecho es a Pedro quien el Señor le ha confiado el gobierno de Su Iglesia; por lo tanto es el Papa el principal artesano de su unidad. Asegurado en la promesa de Cristo, el Papa NUNCA será capaz de oponerse a la Santa Tradición ni al magisterio autentico. Exelencia, ¿considera mis palabras severas? Me gustaria expresarme de otra manera pero la GRAVEDAD del asunto no me permite otra eleccion.”
-–Papa San Pío X (10 de mayo de 1909): “El primero y el más grande criterio de la fe, la regla suprema e inquebrantable de la ortodoxia es la obediencia al Magisterio SIEMPRE VIVO e infalible de la Iglesia, establecida por Cristo “la columna y el sostén de la verdad”.
-–Papa Pablo VI (carta al arzobispo Lefebvre, octubre 1976): “Este es el asunto esencial…Cristo le ha dado la suprema autoridad de Su Iglesia a Pedro y al Colegio apostólico, esto es al Papa y al colegio de Obispos una cum Capite. Por su naturaleza “el encargo de enseñar y gobernar no puede ser ejercitado excepto en comunión jerárquica con la cabeza del Colegio y con sus miembros” (Constitución Lumen Gentium, 21; cf. también 25). A fortiori, un solo obispo sin misión canónica no tiene en actu expedito ad agendum, la facultad de DECIDIRr en general lo que es regla de fe o DETERMINAR LO QUE ES TRADICION.”
-–Catecismo de la Iglesia Católica: 85 El oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios, oral o escritura, ha sido encomendado sólo al Magisterio vivo de la Iglesia, el cual lo ejercita en nombre de Jesucristo” (DV 10), es decir, a los obispos en comunión con el sucesor de Pedro, el obispo de Roma.
–La Religión Demostrada: “Nadie es libre para explicar a su manera la Sagrada Escritura y la Tradición; debemos someternos a la Iglesia docente, establecida para decirnos lo que debemos creer y lo que debemos obrar. … Por lo demás las razón demuestra la necesidad de una regla viva para dar a los fieles la noción de las verdades que hay que creer y de los deberes que hay que practicar…Era pues menester un juez vivo, un interprete autentico para fijar el sentido de la revelación divina y condenar los errores. Por ese motivo el Gobernador Supremo de la Iglesia y los obispos en comunión con el son los únicos interpretes legítimos e infalibles de las Escrituras y de la Tradición, la única regla de la fe y de la moral.” (La Religión Demostrada, Pág. 449, P.A Hillaire, edición Mons. Agustín Piaggo, 1944, Barcelona, Nihil Obstat, Imprimatur.)
-–Diccionario de teología Dogmática: “Según la doctrina católica la Sagrada Escritura y la Tradición no son mas que la fuente y la regla remota de la fe, mientras la regla próxima es el Magisterio vivo de la Iglesia, que reside en el Romano Pontífice y en los Obispos en cuanto están sujetos y unidos a el.” (Diccionario de teología dogmática, Pág. 206, Rev. Padre Pietro Parente, Nihil Obstat, Imprimatur, 1955)
Beatriz, ademas el Dogma Catolico y la Promesa Divina de Cristo nos aseguran rotundamente que el Magisterio solo se limitara a Guardar e Interpretar ese Deposito de Fe y esa Tradicion y que Nunca Jamas el Magisterio se desviara, fabricara o será infiel a esa Verdad, esa Tradicion y ese Deposito de Fe:
-—Cardenal Ratzinger (carta al arzobispo Lefebvre, 28 julio 1987): “Divinamente instituida, la Iglesia tiene la promesa de asistencia de Cristo hasta el final de los tiempos. ..De hecho es a Pedro quien el Señor le ha confiado el gobierno de Su Iglesia; por lo tanto es el Papa el principal artesano de su unidad. Asegurado en la promesa de Cristo, el Papa nunca será capaz de oponerse a la Santa Tradición ni al Magisterio autentico.”
-–Primer Concilio Vaticano, Constitución dogmática Pastor Aeternus (18 de julio de 1870): Así el Espíritu Santo fue prometido a los sucesores de Pedro, no de manera que ellos pudieran, por revelación suya, dar a conocer alguna nueva doctrina, sino que, por asistencia suya, ellos pudieran guardar santamente y exponer fielmente la revelación transmitida por los Apóstoles, es decir, el depósito de la fe. Ciertamente su apostólica doctrina fue abrazada por todos los venerables padres y reverenciada y seguida por los santos y ortodoxos doctores, ya que ellos sabían muy bien que esta Sede de San Pedro SEIMPRE PERMANECE LIBRE DE ERROR ALGUNO según la divina promesa de nuestro Señor y Salvador al príncipe de sus discípulos: «Yo he rogado por ti para que tu fe no falle; y cuando hayas regresado fortalece a tus hermanos». Este carisma de una verdadera y NUNCA deficiente fe fue por lo tanto divinamente conferida a Pedro y sus sucesores en esta cátedra, de manera que puedan desplegar su elevado oficio para la salvación de todos, y de manera que todo el rebaño de Cristo pueda ser alejado por ellos del venenoso alimento del error y pueda ser alimentado con el sustento de la doctrina celestial.
--Papa Pablo VI (octubre 11 1976, carta al arzobispo Lefebvre) Nada de lo decretado en ese Concilio, como en las reformas que Nos hemos decidido llevar a cabo, se opone a lo que la Tradición Bi milenaria de la Iglesia considera fundamental e inmutable. De todo esto somos Nosotros garantes, en virtud, no de nuestra cualidades personales, sino por la tarea que el Señor nos ha confiado como sucesor legítimo de Pedro y de la asistencia especial que nos ha prometido, como a Pedro: “He rogado por ti con el fin de que tu fe no desfallezca” (Lc 22,32). Con Nosotros es garante de esto el episcopado universal. Nuevamente, usted no puede distinguir lo que es pastoral de lo que es dogmático para aceptar algunos textos del concilio y rechazar otros”.
--San Francisco De Sales: "...decir que la Iglesia erra no es menos que decir que Dios erra, o lo mismo que decir que El quiere que nosotros erremos, lo cual es una gran blasfemia" (La controversia Catolica, pag 70)
--- Enciclopedia Católica (1907, Nihil Obstat, Imprimatur) : Por Indefectibilidad se entiende, no meramente que la Iglesia perdurará hasta el fin de los tiempos, sino además, que conservará intactas sus características esenciales. La Iglesia no puede experimentar NUNCA un cambio constitucional que la haga, como organismo social, algo distinto de lo que originalmente era. NUNCA puede corromperse en fe o moral; ni puede perder nunca la jerarquía apostólica, ni los sacramentos a través de los cuales Cristo comunica la gracia a los hombres. También está claro que, si pudiera la Iglesia sufrir un cambio sustancial, ya no sería un instrumento capaz de llevar a cabo la obra por la que Dios la llamó a ser. El don de indefectibilidad claramente no garantiza a cada parte de la Iglesia contra la herejía o la apostasía. La promesa se hizo al organismo en su conjunto. Las Iglesias individuales pueden corromper su moral, caer en la herejía, incluso apostatar. Sólo a una Iglesia particular se le garantiza la indefectibilidad, a saber, a la sede de Roma. A Pedro, y en él a todos sus sucesores en el cargo de supremo pastor, Cristo encargó la tarea de confirmar a sus hermanos en la Fe (Lucas, 22, 32); y así, en la Iglesia Romana, como dice Cipriano, “la infidelidad no consigue penetrar” [Ep. lv(lix), ad Cornelium]. Los diversos colectivos que han abandonado la Iglesia naturalmente niegan su indefectibilidad.
--- Diccionario de Teología Dogmática (1955): La indefectibilidad es aquella prerrogativa de la Iglesia en virtud de la cual durara hasta el fin del mundo CONSERVANDO INTACTO el deposito que le transmitió su Esposo divino (implica por lo tanto infabilidad). Por otra parte, el Redentor lo prometió explícitamente: “Y he aquí que yo estoy con vosotros TODOS LOS DIAS hasta el fin del mundo” (Mt. 28, 20). (Diccionario de Teología Dogmática, Pág. 178, Rev. Padre Pietro Parente, Nihil Obstat, Imprimatur, 1955)
–Beato Juan Pablo II (8 Abril 1988): “…las palabras con que Cristo prometió a los Apóstoles la venida del Espíritu Santo tienen para nosotros especial relevancia: “Yo rogaré al Padre y El os dará otro Paráclito para que os acompañe por siempre, y el Espíritu de verdad… que el Padre enviará en mi nombre, os enseñará todo y os recordará todo lo que yo lo he dicho. “(Jn 14, 1617, 26.) En todos los tiempos y EN TODO MOMENTO, la Iglesia ha estado guiada por la fe en las palabras de su Maestro y Señor, en la CERTEZA de que, con la ayuda y la asistencia del Espíritu Santo, la Iglesia SIEMPRE permanecerá en la verdad divina, manteniendo la sucesión apostólica con los Obispos en comunión con el sucesor de Pedro.
Aunque el tema es mas complicado, en general y para simplificar hay 2 definiciones de “Tradición”.
Esta la Tradicion con "T" mayúscula y esta lo que podemos llamar tradición con “t” minúscula.
Para simplificar podemos decir que tradición apostolica oral es la parte de la Revelacion que forma el Deposito de Fe que NO esta contenido en las Sagradas Escrituras, pero que fue trasmitido por los Apostoles por via ORAL.
Tradicion con “T” Mayuscula es la suma de todos los elementos que formasn la Iglesia Catolica: El Deposito de Fe (osea el Dogma y la Moral), tanto el que esta contenido en la Biblia como el que esta contenido en la tradición apostolica oral, Liturgia, Disciplina, Accion Pastoral.
Obviamente este articulo, las 2 homilias del Papa Benedicto XVI, el escrito de Juan Pablo II, y los escritos de Pablo VI, etc contenidos en este articulo hablan de Tradicion con “T” mayúscula.
"Tradición" con "T" mayúscula es toda la revelación, desde el comienzo de la historia hasta el final de la era Apostólica, transmitida por los fieles de generación en generación y preservada por la guía divina del Espíritu en la Iglesia instituida por Cristo. Tradicion Apostolica oral, mas técnicamente, se refiere, dentro de la revelación, a aquella parte que no está contenida en las Sagradas Escrituras porque no se escribió hasta mas tarde. El depósito de la fe, de la revelación, está compuesto por las Sagradas Escrituras (Biblia) y la Tradición Apostólica. El depósito de la fe fue revelado por Jesús a los Apóstoles y confiado a la Iglesia. La Tradición en sentido restringido suele dividirse, y precisamente por su relación a la Sagrada Escritura, en constitutiva, si lo que ella transmite no se halla en modo alguno en la Sagrada Escritura; inhesiva, si, por el contrario, la doctrina transmitida está contenida también explícitamente en los libros sagrados; interpretativa, si declara, explica o interpreta lo que, germinalmente, está contenido en la Biblia.
Este articulo y los mensajes de los Papas aquí citados hablan de Tradicion en sentido amplio con “T” Mayuscula, osea la Tradicion que es la suma de todos los elementos de la Iglesia: dogma, moral, liturgia, disciplina, acción pastoral.
-–Papa Benedicto XVI (26 de abril de 2006 ) “Esta PERMANENTE ACTUALIZACION de la presencia activa de nuestro Señor Jesucristo en su pueblo, obrada por el Espíritu Santo y expresada en la Iglesia a través del ministerio apostólico y la comunión fraterna, es lo que en sentido teológico se entiende con el término Tradición: no es la simple transmisión material de lo que fue donado al inicio a los Apóstoles, sino la presencia eficaz del Señor Jesús, crucificado y resucitado, que acompaña y guía mediante el Espíritu Santo a la comunidad reunida por él. La Tradición es la comunión de los fieles en torno a los legítimos pastores a lo largo de la historia, una comunión que el Espíritu Santo alimenta asegurando el vínculo entre la experiencia de la fe apostólica, vivida en la comunidad originaria de los discípulos, y la experiencia actual de Cristo en su Iglesia…
-–Papa Benedicto XVI (3 mayo 2006): La Tradición es el río de la vida nueva, que viene desde los orígenes, desde Cristo, hasta nosotros, y nos inserta en la historia de Dios con la humanidad…La Iglesia transmite TODO LO QUE ES y lo que CREE; lo transmite con el CULTO, con la VIDA y con la enseñanza.
-–Beato Juan Pablo II (Motu Propio Ecclesia Dei, 1988) La raíz de este acto cismático se puede individuar en una imperfecta y contradictoria noción de Tradición: imperfecta porque no tiene suficientemente en cuenta el carácter VIVO de la Tradición, que … arranca orginariamente de los Apóstolos, “va progresando en la Iglesia bajo la asistencia del Espíritu Santo; es decir, crece con la comprensión de las cosas y de las palabras transmitidas, cuando los fieles las contemplan y estudian …cuando las proclaman los obispos, sucesores de los Apóstoles en el carisma de la verdad“.
-–Papa Pablo VI (octubre 11 1976, carta al arzobispo Lefebvre) “La Tradición NO es un dato fijo o muerto, un hecho estático, que de cierta manera, bloquearía, en un momento determinado de la historia, la vida de este organismo activo que es la Iglesia, el cuerpo místico de Cristo. Corresponde al papa y a los concilios conducir un juicio para discernir en las tradiciones de la Iglesia, a lo que no es posible renunciar, sin infidelidad al Señor y al Espíritu Santo – el depósito de la fe - y lo que, por el contrario, puede y debe ser puesto al día, para facilitar la misión de la Iglesia a través de la variedad de los tiempos y de los lugares, para traducir el mensaje divino al lenguaje humano de hoy y comunicarlo mejor, sin compromiso de principios, indudablemente. Así la Tradición es inseparable del Magisterio vivo de la Iglesia como es inseparable de las sagradas escrituras. Así actúan los papas y los concilios ecuménicos, con la asistencia especial del Espíritu Santo.
Beatriz tiene toda la razon.
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JM: Vicente solo ha vuelvo a poner la cita que también está en el post, del Diccionario de teología dogmática del padre Pietro Parente. En dicha cita no se defiende ningún "Solo magisterio", lo que se dice es que la Sagrada Escritura y la Tradición son principios materiales de teología, mientras que el Magisterio es el principio formal.
Edgar, lo que cite del Diccionario de Teologia Dogmática del Padre Pietro Parente (1955) es casi idéntico a lo que el gran Pio XII decreto en Humani Generis:
--Pio XII: "La regla próxima y universal de la verdad es el MAGISTERIO de la Iglesia, visto que a él confió Nuestro Señor Jesucristo la guardia, la defensa y la interpretación del depósito de la Fe, o sea, las Sagradas Escrituras y de la Tradición divina” (Humani Generis, n. 18).
Esa es la Mision que Cristo le encomendó a los Apostoles y sus Sucesores (el Magisterio). Que sean la guía segura de los fieles y los únicos interpretes seguros e infalibles de la Tradicion. Ese es el Plan de Cristo. Asi lo repite el Diccionario de Teologia Dogmatica antes citado, San Pio X, Cardenal Ratzinger, el Catecismo de la Iglesia Catolica, el Santo Oficio, y decenas de fuentes dogmaticas aprobadas:
-–Papa San Pío X (10 de mayo de 1909): “El primero y el más grande criterio de la fe, la regla suprema e inquebrantable de la ortodoxia es la obediencia al Magisterio SIEMPRE VIVO e infalible de la Iglesia, establecida por Cristo “la columna y el sostén de la verdad”.
--El Santo Oficio(1948): “Porque para explicar las cosas que están contenidas en el Depósito de la Fe, no fue a los juicios privados que nuestro Salvador las confió, pero sí al Magisterio Eclesiástico” (Carta del Santo Oficio al Arzobispo de Boston, D. 3866).
-–La Religión Demostrada: “Nadie es libre para explicar a su manera la Sagrada Escritura y la Tradición; debemos someternos a la Iglesia docente, establecida para decirnos lo que debemos creer y lo que debemos obrar. … Por ese motivo el Gobernador Supremo de la Iglesia y los obispos en comunión con el son los UNICOS interpretes legítimos e infalibles de las Escrituras y de la Tradición, la única regla de la fe y de la moral.” (La Religión Demostrada, Pág. 449, P.A Hillaire, edición Mons. Agustín Piaggo, 1944, Barcelona, Nihil Obstat, Imprimatur.)
--San Ignacio de Loyola: "Debemos siempre tener, para en todo acertar, que lo blanco que yo veo, creer que es negro, si la Iglesia jerárquica así lo determina."
--- San Pablo: “Si un ángel del cielo os predicara un Evangelio distinto del que yo os he enseñado, sea anatema”. (Gálatas, I, 8).
-- Cardenal Ratzinger (Carta a Lefebvre,1983): Además usted enumera tres textos conciliares “incompatibles”, a su modo de ver, con el Magisterio pasado, añadiendo incluso "etc."... No puede afirmar la incompatibilidad de los textos conciliares - que son textos Magisteriales - con el Magisterio pasado y la Tradición. Le es posible decir que personalmente, no ve esta compatibilidad, y en consecuencia puede pedir a la Sede Apostólica explicaciones. Pero si afirma la imposibilidad de tales explicaciones, se opone profundamente a la estructura fundamental de la fe católica. SOLO ES AUTENTICA Y TIENE AUTORIDAD LA INTERPRETACION DEL MAGISTERIO, que es el intérprete de sus propios textos: ya que los textos conciliares no son los escritos de tal o cual experto; son documentos del Magisterio.” (Cardenal José Ratzinger, 1983)
--Catecismo de la Iglesia Católica: "El oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios, oral o escritura, ha sido encomendado SOLO al MAGISTERIO VIVO de la Iglesia, el cual lo ejercita en nombre de Jesucristo", es decir, a los obispos en comunión con el sucesor de Pedro, el obispo de Roma.” (888)
--León XIII (1896): "Si el Magisterio viviente pudiera de alguna forma equivocarse seguiría una evidente contradicción, pues entonces Dios sería el autor del error. «Señor, si estamos en el error, vos mismo nos habéis engañado» . (Satis Cognitum)
--Leon XIII (SATIS COGNITUM): La doctrina celestial de Jesucristo, aunque en gran parte esté consignada en libros inspirados por Dios, si hubiese sido entregada a los pensamíentos de los hombres no podría por sí misma unir los espíritus. De las diferencias de interpretación nacería necesariamente la diversidad de los sentimientos, y de ahí las controversias, disensiones y querellas, como las que estallaron en la Iglesia en la época más próxima a su origen. Por esto ha mirado como a rebeldes declarados y ha lanzado de su seno a todos los que no piensan como ella sobre cualquier punto de su doctrina....no abandonaron, seguramente, toda la doctrina católica, sino solamente tal o cual parte, y, sin embargo, ¿quién ignora que fueron declarados herejes y arrojados del seno de la Iglesia? Tal ha sido constantemente la costumbre de la Iglesia, apoyada por el juicio unánime de los Santos Padres, que siempre han mirado como excluido de la comunión católica y fuera de la Iglesia a cualquiera que se separe en lo más mínimo de la doctrina enseñada por el MAGISTERIO auténtico.
--Catecismo Mayor de San Pio X (1907): 186.-¿Quiénes, pues, tienen en la Iglesia la autoridad de enseñar? - La autoridad de enseñar la tienen en la Iglesia el Papa y los Obispos, y con dependencia de ellos, los demás sagrados Ministros. 189.- ¿Estamos obligados a escuchar a la IGLESIA DOCENTE? - Si, por cierto; todos estamos obligados a escuchar a la Iglesia docente, so pena de eterna condenación, porque Jesucristo dijo a los Pastores de la Iglesia en la persona de los Apóstoles: “El que a vosotros oye, a Mí me oye, y el que a vosotros desprecia, a Mí me desprecia”. 190.- ¿Tiene la Iglesia algún otro poder además de la autoridad de enseñar? - Si, señor; además de la autoridad de enseñar, tiene la Iglesia especialmente el poder de administrar las cosas santas, hacer leyes y exigir su cumplimiento. 191.- ¿Viene del pueblo el poder que tienen los miembros de la Jerarquía eclesiástica? - El poder que tienen los miembros de la Jerarquía eclesiástica no viene del pueblo, y decir esto sería herejía, sino que viene únicamente de Dios. 192.- ¿A quién compete el ejercicio de estos poderes? - El ejercicio de estos poderes compete exclusivamente al orden jerárquico, es decir, al Papa y a los Obispos a él subordinados.
--Papa Pío XI (Enciclica CASTI CONNUBII, 1930): "Guárdense, por consiguiente, los fieles cristianos ...de confiar demasiado en su propio juicio o dejarse arrastrar por esa falsa libertad o «autonomía», según la llaman, de la razón humana. Es totalmente ajeno de todo verdadero cristiano, en efecto, confiar con tal soberbia en su propio ingenio, que sólo preste asentimiento a lo que llegue a conocer él mismo por razones intrínsecas de las cosas, y estimar a la Iglesia, destinada por Dios para enseñar y regir a todos los pueblos, menos conocedora de las cosas y circunstancias actuales, o prestar asentimiento y obediencia también sólo a lo que ella estableciere por medio de las mencionadas definiciones solemnes, como si fuera lícito opinar prudentemente que los restantes decretos o implicaran falsedad o no se apoyaran en motivos suficientes de verdad y honestidad. Por el contrario, es propio de todo cristiano de verdad, docto o indocto, dejarse dirigir y llevar, en todo lo que se refiere a fe y costumbres, por la santa Iglesia de Dios, por medio de su supremo pastor el Romano Pontífice, que es regido por Jesucristo Nuestro Señor."
. Revise a Parente, un autor muy menor y muy superficial .
Cordailes saludos
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JM: La Dei Verbum no contradice lo que expresa Vicente que le acaba de citar la Humani Generis 18, donde establece que “la regla próxima y universal de la verdad es el magisterio de la Iglesia” .
No vale intentar descalificar el diccionario de teología dogmática de Pietro Parente como superficial, cuando no dice nada que no digan otros reconocidos teólogos y manuales de teología dogmática inclusive preconciliares. Puede revisar por ejemplo, Juan Perrone, La regla de fe, Librería de J. Subirana, Barcelona 1859, p.177, o también S. Cartechini, De valore notarum theologicarum et de criteriis ad eas dignoscendas, R 1951 o Dall'opinione al domma. Valore delle note teologiche, R 1953.
De hecho, llamar a la Escritura y a la Tradición regula remota de fe no es sino reconocer que es principio material de teología, mientras el Magisterio su principio formal. Negar esto es negar que corresponde al Magisterio auténtico de la Iglesia la interpretación auténtica de la Revelación.
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JM: No me voy a poner a buscar en todos los documentos magisteriales cuando ya Vicente le ha citado dos textos magisteriales que dicen lo mismo y todavía no lo ve. Escritura y Tradición son regla remota de fe en cuanto a principio material (porque no se interpretan a sí mismas), son regla suprema en cuanto a inspiradas por Dios y comunicadoras de su palabra (DV 21). El Magisterio es regla próxima porque a él corresponde la interpretación auténtica (principio formal). La Escritura y la Tradición no se interpretan a sí mismas (eso es evidente y solo lo discuten algunos fundamentalistas respecto a la Escritura y algunos tradicionalistas respecto a la Tradición). Que me pida una explicación de esto del Magisterio es como que un protestante me pida que le muestre en la Biblia la palabra Trinidad, y si le cito los manuales de teología (todos con Nihil Obstat e imprimatur) es porque allí hay explicaciones bastante didácticas de esto. El de Ott por ejemplo, está bastante claro:
"La teología es ciencia de la fe. Presupone, pues, la fe en sentido objetivo (fides quae creditur) y en sentido subjetivo (fides qua creditur). La teología comparte con la fe las fuentes de sus conocimientos, que son: la Sagrada Escritura y la tradición (regla remota de fe) y las declaraciones del magisterio de la Iglesia (regla próxima de fe). Pero la teología, en cuanto ciencia de la fe, tiene también un principio cognoscitivo especial, a saber, la razón humana, con la cual procura penetrar y comprender en lo posible el contenido y la conexión del sistema de verdades sobrenaturales. SAN AGUSTÍN expresa este mismo pensamiento en aquellas palabras: Crede ut intelhgas (Sermo 43, 7, 9), SAN ANSELMO DE CANTORBERY lo expresa también de la siguiente manera: [La teología es] fides quaerens mtellectum (Proslogium, Proemio) y Credo ut intelhgam (Proslogion 1), RICARDO DE SAN VÍCTOR dice estas palabras «Properemus de fide ad cognitionem. Satagamus, ín quantum possumus, ut intelligamus quod credimus» (De Trinitate, Prologo)."
Ludwig Ott, Manual de Teología Dogmática, Editorial Herder, Barcelona 1966, p. 27-28
-–Papa San Pío X (10 de mayo de 1909): “El PRIMERO y el MAS GRANDE CRITERIO de la FE, la regla SUPREMA e inquebrantable de la ortodoxia es la obediencia al Magisterio SIEMPRE VIVO e infalible de la Iglesia, establecida por Cristo “la columna y el sostén de la verdad”.
˜Magisterio siempre vivo e infalible de la Iglesia˜. Pero el Concilio Vaticano II no es infalible, no es un "super dogma" como hay dicho Don Bux. Una cosa es la obediencia otra es decir que es necesario obedecer innovaciones doctrinales que hasta ahora no fueron comprobadas como tradicionales.
Siempre se habla de la "hermenéutica a la luz de la tradición", pero hasta hoy no hay uno documento oficial del Vaticano que comprobe la continuidad.
El único argumento que los promotores del Concilio Vaticano II tiene es "La autoridad dicho". Así todo es simples.
Abrazo,
En Maria, Nuestra Madre.
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JM: Duro es dar coces contra el aguijón, y poco sensato pretender presentar la opinión de un teólogo y sacerdote como un rechazo a la autoridad de un Concilio Ecuménico. Que el Concilio Vaticano II no es un super dogma, es algo que aquí nadie ha afirmado, porque el problema de algunos tradicionalistas y filo-lefebvrianos no es ese, sino el negarle el asentimiento correspondiente que exige cada nivel del Magisterio.
Respecto a la hermenéutica de la reforma y la continuidad, el Papa ha hablado hasta el cansancio de que es la forma en que los católicos debemos interpretar los textos conciliares. No podemos depender de que todos reconozcan que hay continuidad o que se ha demostrado que la hay, como tampoco pretendemos que un testigo de Jehová reconozca que el Magisterio ha demostrado que Dios es Uno y Trino.
Solo repito la doctrina de la iglesia: todo Concilio que es a) llamado por el Papa, b) presidido por el Papa y c) aprobado por el Papa esta protegid, o por el Espiritu Santo de error Dogmatico y Moral osea infalible porque no contiene nada heretico y esta libre de error. Esto independientemente si ese Concilio define Dogmas nuevos o si tiene solemnes definiciones o no. Muchos de los Concilios de Letran no tuvieron Solemnes Definiciones de nuevos Dogmas y solo trataron temas disciplinares pero aun asi sabemos que esos concilios de Letran no contienen error dogmatico o moral alguno (son infalibles en dogma y moral) porque el Papa los llamo, el Papa los presidio y el Papa los aprobo.
La Tesis de que para que un Concilio sea protegido por el Espiru Santo de error Dogmatio y Moral este Concilio tenga que tener solemne definiciones de nuevos Dogmas es una Tesis nueva inventada en Suiza en los 70s que no tiene nada que ver con la Tradicion y la Doctrina de la Iglesia.
Respecto al Segundo Concilio Vaticano se puede criticar las palabras utilizadas en el Concilio como NO las mas adecuadas. Se puede criticar el lenguaje del Concilio como complicado y difícil. Se puede criticar textos del Concilio como ambiguos y poco precisos. Se puede pedir explicación a la Santa Sede sobre los textos mas complicados y difíciles. Se puede tambien estar en legitimo desacuerdo con varias de las recomendaciones disciplinares del Concilio (que se le llame “hermanos separados” a los herejes protestantes por ejemplo), etc, etc.
PERO NO se puede decir que el Concilio contiene error dogmatico o moral, o que el Concilio No estuvo protegido por el Espiritu Santo de error , y NO se puede decir que el Concilio rompe con la Tradicion de la Iglesia o “contradice” doctrinas anteriores de la Iglesia. Decir esto es un disparate pues la Iglesia siempre es Infalible en sus documentos oficiales tanto en los documentos del Magisterio Extraordinario y las Solemnes Definiciones como en el Magisterio Ordinario Infalible. La Iglesia es Indefectible por la Promesa Divina de Cristo y nunca jamás ensenara error ni se contradecirá y nunca jamás podrá “cambiar” sus doctrinas. Puede desarrollarlas (Desarrollo Catolico del Dogma) pero nunca jamás contradecirlas.
Todo Catolico esta obligado por el Dogma de la Indefectibilidad de la Iglesia a creer que todos los Concilios de la Iglesia estan, en sus documentos finales, protegidos de error dogmatico y moral por la proteccion especial del Espiritu Santo.
--Cardenal Ratzinger (20 de enero de 1986): “Por su puesto que se puede expresar ansiedad sobre ciertas interpretaciones que se le ha dado a varios textos del Concilio; también se puede legítimamente criticar esas interpretaciones. Pero NO ES POSIBLE llamar a la pregunta respecto a la AUTENTICA DOCTRINA del Segundo Concilio Ecuménico del Vaticano, en los textos que son del Magisterio y tienen la mas ALTA AUTORIDAD DOCTRINAL.”
-—Cardenal Ratzinger (carta al arzobispo Lefebvre, 29 mayo 1985): "Ud. puede expresar el deseo de una declaración o de una explicación sobre este o aquel punto, pero NO PUEDE afirmar la incompatibilidad de los textos conciliares, que son textos magisteriales, con el magisterio y la tradición".
---Papa Pablo VI (octubre 11 1976, carta al arzobispo Lefebvre) Nada de lo decretado en ese Concilio, como en las reformas que Nos hemos decidido llevar a cabo, se opone a lo que la Tradición Bi milenaria de la Iglesia considera fundamental e inmutable. De todo esto somos Nosotros garantes, en virtud, no de nuestra cualidades personales, sino por la tarea que el Señor nos ha confiado como sucesor legítimo de Pedro y de la ASISTENCIA ESPECIAL que nos ha prometido, como a Pedro: “He rogado por ti con el fin de que tu fe no desfallezca” (Lc 22,32). Con Nosotros es garante de esto el episcopado universal. Nuevamente, usted no puede distinguir lo que es pastoral de lo que es dogmático para aceptar algunos textos del concilio y rechazar otros”.
---Catecismo de la Iglesia Catolica:892 La asistencia divina es TAMBIEN concedida a los sucesores de los apóstoles, cuando enseñan en comunión con el sucesor de Pedro (y, de una manera particular, al obispo de Roma, Pastor de toda la Iglesia), aunque, SIN LLEGAR A UNA DEFINICION INFALIBLE y sin pronunciarse de una “manera definitiva”, proponen, en el ejercicio del magisterio ordinario, una enseñanza que conduce a una mejor inteligencia de la Revelación en materia de fe y de costumbres. A esta enseñanza ordinaria, los fieles deben “adherirse…con espíritu de obediencia religiosa” (LG 25) que, aunque distinto del asentimiento de la fe, es una prolongación de él
---Cardenal Ratzinger (Discurso a la Conferencia Episcopal de Chile, 30 de julio de 1988): La Iglesia Católica en comunión con el Papa es, para él, la “Iglesia del Concilio” que se ha desprendido de su propio pasado. Parece que ya no logra ver que se trata sencillamente de la Iglesia Católica con la totalidad de la Tradición, a la que también pertenece el Concilio Vaticano II…Defender el Concilio Vaticano II, en contra de Monseñor Lefebvre, como válido y vinculante en la Iglesia, es y va a seguir siendo una necesidad. ..La única manera para hacer creíble el Vaticano II es presentarlo claramente como lo que es: una parte de la entera y única Tradición de la Iglesia y de su fe…Dejando ahora aparte la cuestión litúrgica, los puntos centrales del conflicto son, actualmente, el ataque contra el decreto sobre la libertad religiosa y contra el pretendido espíritu de Asís. En ellos Lefebvre traza las fronteras entre su posición y la de la Iglesia Católica de hoy. No es necesario añadir expresamente que no se pueden aceptar sus afirmaciones en este terreno. Pero no vamos a ocuparnos aquí de sus ERRORES, sino que queremos preguntarnos dónde está la falta de claridad en nosotros mismos. Para Lefebvre, se trata de la lucha contra el liberalismo ideológico, contra la relativización de la verdad. Evidentemente, NO ESTAMOS DE ACUERDO CON EL en que el texto del Concilio sobre la libertad religiosa o la oración de Asís, según las intenciones queridas por el Papa, son relativizaciones. (Discurso a la Conferencia Episcopal de Chile, 30 de julio de 1988)
---Papa Benedicto XVI (22 diciembre 2005): “La crisis que surgió en la Iglesia tras el Concilio Vaticano II NO TIENE LA CAUSA EN SUS DOCUMENTOS, SINO EN LA INTERPRETACIÓN que una corriente ha hecho de los mismos. La interpretacion de la hermenéutica de la DISCONTINUIDAD Y DE LA RUPTURA entre la Iglesia preconciliar y la Iglesia postconciliar con frecuencia ha podido servirse de la simpatía de LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN… el objetivo del Concilio …es transmitir PURA E ÍNTEGRA LA DOCTRINA, SIN ATENUACIONES O TERGIVERSACIONES, consciente de que nuestro deber no sólo consiste en custodiar este TESORO PRECIOSO, como si nos preocupáramos únicamente de la antigüedad, sino en dedicarnos con voluntad firme y sin temor a la obra que exige nuestra época…la Iglesia, tanto ANTES COMO DESPUÉS DEL CONCILIO, ES LA MISMA IGLESIA UNA, SANTA, CATÓLICA Y APOSTÓLICA, en camino a través de los tiempos.”
---Benedicto XVI (17 de Octubre de 2011): He pensado que iniciar el Año de la fe coincidiendo con el cincuentenario de la apertura del Concilio Vaticano II puede ser una ocasión propicia para comprender que los textos dejados en herencia por los Padres conciliares, según las palabras del beato Juan Pablo II, «no pierden su valor ni su esplendor. Es necesario leerlos de manera apropiada y que sean conocidos y asimilados como textos cualificados y normativos del Magisterio, dentro de la Tradición de la Iglesia. […] Siento más que nunca el deber de indicar el Concilio como la GRAN GRACIA de la que la Iglesia se ha beneficiado en el siglo XX. Con el Concilio se nos ha ofrecido una brújula segura para orientarnos en el camino del siglo que comienza». Yo también deseo reafirmar con FUERZA lo que dije a propósito del Concilio pocos meses después de mi elección como Sucesor de Pedro: «Si lo leemos y acogemos guiados por una hermenéutica correcta, puede ser y llegar a ser cada vez más una gran fuerza para la renovación siempre necesaria de la Iglesia».
---Dra. Anne W. Carroll, CRISTO REY SENOR DE LA HISTORIA: “Habiendo fallado en que el Concilio enseñara modernismo, LOS MODERNISTAS INTENTARON OTRA ESTRATEGIA. Estos lograron implantar sus ideas en la prensa Occidental, que difundió las ideas modernistas en el “espíritu del Vaticano II” y TOTALMENTE IGNORO LA REAL ENSEÑANZA DE LOS DOCUMENTOS. En los Estados Unidos y Europa Occidental, la visión modernista fue la que se escucho. Muchos clérigos y religiosos Ortodoxos NO SE DIERON CUENTA QUE LOS MODERNISTAS ESTABAN ATACANDO DOCTRINA CATÓLICA INCAMBIABLE y ellos mismos NO ESTUDIARON LOS DOCUMENTOS, por lo que no pudieron contrarrestar. LAS IDEAS MODERNISTAS SE EXTENDIERON COMO UN INCENDIO FORESTAL dejando a los fieles EN EL ERROR DEL MODERNISMO o confundidos respecto a lo que REALEMENTE estaba enseñando la Iglesia. El concepto de que todo lo “pre-Vaticano II” estaba ahora caducado se volvió común. Algunos Católicos ortodoxos se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo PERO SOBRE REACCIONARON, algunos RECHAZANDO el Concilio y otros HASTA RECHAZANDO LA AUTORIDAD del Papa para hacer cualquier cambio en las practicas.
----Cardenal Ratzinger (Carta a Lefebvre, 1983): “...habla usted de "afirmaciones o expresiones del Concilio que son contrarias al Magisterio oficial de la Iglesia". Además usted enumera tres textos conciliares “incompatibles”, a su modo de ver, con el Magisterio pasado, añadiendo incluso "etc."... No puede afirmar la incompatibilidad de los textos conciliares - que son textos Magisteriales - con el Magisterio pasado y la Tradición. Le es posible decir que personalmente, no ve esta compatibilidad, y en consecuencia puede pedir a la Sede Apostólica explicaciones. Pero si afirma la imposibilidad de tales explicaciones, se OPONE PROFUNDAMENTE A LA BASE FUNDAMENTAL DE LA FE CATOLICA. Sólo es auténtica y tiene autoridad la interpretación del Magisterio, que es el intérprete de sus propios textos: ya que los textos conciliares no son los escritos de tal o cual experto; son documentos del Magisterio.”
--Beato Juan Pablo II (8 Abril 1988): “En todos los tiempos y en todo momento, la Iglesia ha estado guiada por la fe en las palabras de su Maestro y Señor, en la certeza de que, con la ayuda y la asistencia del Espíritu Santo, la Iglesia siempre permanecerá en la verdad divina, manteniendo la sucesión apostólica con los Obispos en comunión con el sucesor de Pedro. La Iglesia también ha expresado esta convicción de fe en el último Concilio que se reunió para confirmar y reforzar la enseñanza que la Iglesia heredó de la Tradición existente desde hace casi veinte siglos como una realidad viva que va avanzando en relación con problemas y necesidades de cada época, y profundiza nuestra comprensión de lo que ya esta contenido en la fe transmitida de una vez y por todas (cf.Judas 3).Estamos profundamente convencidos de que "el Espíritu de verdad que le habla a la Iglesia" (cf. Ap 2, 7, 11, 17, et. al.) habló – de una manera particularmente SOLEMNE Y AUTORITATIVA – en el Segundo Concilio Vaticano, preparando a la Iglesia para entrar en el tercer milenio después de Cristo.
--Papa Benedicto XVI (Martes 26 de mayo de 2009): El concilio Vaticano II, queriendo transmitir pura e íntegra la doctrina sobre la Iglesia desarrollada a lo largo de dos mil años, dio de ella una "definición más meditada", ilustrando, ante todo, su naturaleza mistérica, es decir, su "realidad penetrada por la presencia divina y, por esto, siempre capaz de nuevas y más profundas investigaciones"…Como aclaré en el discurso a la Curia romana del 22 de diciembre de 2005 una corriente de interpretación, apelando a un presunto "espíritu del Concilio", ha intentado establecer una discontinuidad, e incluso una contraposición, entre la Iglesia anterior y la Iglesia posterior al Concilio, superando a veces los mismos confines que existen objetivamente entre el ministerio jerárquico y las responsabilidades de los laicos en la Iglesia…Esta posición contrasta totalmente con la letra y el espíritu del Concilio, que no quiso una ruptura, otra Iglesia, sino una verdadera y profunda renovación, en la continuidad del único sujeto Iglesia, que crece en el tiempo y se desarrolla, pero permaneciendo siempre idéntico, único sujeto del pueblo de Dios en peregrinación.
---Cardenal Ratzinger (Informe de la Fe, 1975): « Para la parte opuesta, la corriente "conservadora", el Concilio es responsable de la actual decadencia de la Iglesia católica y se le acusa incluso de apostasía con respecto al concilio de Trento y al Vaticano I: hasta tal punto que algunos se han atrevido a pedir su anulación o una revisión tal que equivalga a una anulación. Frente a estas dos posiciones contrapuestas hay que dejar bien claro, ante todo, que el Vaticano II se apoya en la misma autoridad que el Vaticano I y que el concilio Tridentino: es decir, el Papa y el colegio de los obispos en comunión con él. En cuanto a los contenidos, es preciso recordar que el Vaticano II se sitúa en RIGUROSA CONTINUIDAD con los dos concilios anteriores y recoge literalmente su doctrina en puntos decisivos. Es imposible para un católico tomar Posiciones en favor del Vaticano II y en contra de Trento o del Vaticano I. Quien acepta el Vaticano II, en la expresión clara de su letra y en la clara intencionalidad de su espíritu, afirma al mismo tiempo la ininterrumpida tradición de la Iglesia, en particular los dos concilios precedentes...Quien niega el Vaticano II, niega la autoridad que sostiene a los otros dos concilios y los arranca así de su fundamento. Valga esto para el así llamado "tradicionalismo", también éste en sus formas extremas. Ante el Vaticano II, toda opción partidista destruye un todo, la historia misma de la Iglesia, que sólo puede existir como unidad indivisible. Defender hoy la verdadera Tradición de la Iglesia significa defender el Concilio. Es también culpa nuestra si de vez en cuando hemos dado ocasión (tanto a la "derecha" como a la "izquierda") de pensar que el Vaticano II representa una "ruptura", un abandono de la Tradición. Muy al CONTRARIO, existe una continuidad que no permite ni retornos al pasado ni huidas hacia delante, ni nostalgias anacrónicas ni impaciencias injustificadas. Debemos permanecer fieles al hoy de la Iglesia; no al ayer o al mañana: y este hoy de la Iglesia son los documentos auténticos del Vaticano II. Sin reservas que los cercenen. Y sin arbitrariedades que los desfiguren».
--Cardenal Ottaviani (Carta de la Congregacion de la Doctrina de la Fe a los Presidentes de las Conferencias Episcopales, 24 julio 1966) “Una vez que el Concilio Vaticano II, recientemente concluido, ha promulgado documentos muy valiosos, tanto en los aspectos doctrinales como en los disciplinares, para promover de manera más eficaz la vida de la Iglesia, el pueblo de Dios tiene la grave obligación de esforzarse para llevar a la práctica todo lo que, bajo la INSPIRACION DEL ESPIRITU SANTO, ha sido solemnemente propuesto o decidido en aquella amplísima asamblea de Obispos presidida por el Sumo Pontífice.”
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JM: Ahora luego de este comentario ya se entiende mejor porqué le cuesta tanto entender y aceptar que la Escritura y la Tradición son principios materiales y no formales de teología. Le respondo:
-Ni antes ni después del Concilio se ha pensado que el Papa es dueño de la Tradición. El Catecismo de la Iglesia Católica explica de forma diáfana que "el Magisterio no está por encima de la palabra de Dios, sino a su servicio, para enseñar puramente lo transmitido, pues por mandato divino y con la asistencia del Espíritu Santo, lo escucha devotamente, lo custodia celosamente, lo explica fielmente; y de este único depósito de la fe saca todo lo que propone como revelado por Dios para ser creído (DV 10)" . (CEC 86).
-El problema de Monseñor Lefebvre en mi opinión, no está en haber intentado reivindicar la Tradición, sino en su imperfecta y contradictoria noción de Tradición, que como decía el Papa Juan Pablo II era "imperfecta porque no tiene suficientemente en cuenta el carácter vivo de la Tradición" (Juan Pablo II, Carta Apostólica Ecclesia Dei 4), de manera que no podían asentir a varios puntos del Concilio Vaticano II que han sido confirmados una y otra vez como parte de la Tradición por el Magisterio de los Papas. De manera que él no defendía la tradición, defendía lo que él interpretaba o creía (posiblemente en conciencia invenciblemente errónea) que era la Tradición.
-No tengo bola de cristal para saber si alguna vez se termine canonizando a Marcel Lefebvre. Yo particularmente dudo que pueda presentarse como modelo a imitar alguien que ha cometido actos gravemente cismáticos y que murió disintiendo de un Concilio Ecuménico. Dios por supuesto, haya tenido misericordia de su alma.
Monseñor Lefebvre, aún para quienes no somos lefebristas, emerge como un titán. Equivocado o no, la historia lo dirá.
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JM: Bueno, me está preguntando que opino y yo me limito a contestar. Evidentente es libre de pensar que Monseñor Lefebvre será considerado en el futuro un nuevo San Atanasio, así como yo de pensar que no será así. Como usted dice, el tiempo lo dirá.
El caso de Lefebvre es muy diferente.
Algo muy pero que muy diferente es poner en el bater Pastor Aeternus y el Primer Concilio Vaticano y decir que no hay que obedecer al Papa, que se puede pasar del Papa si uno piensa que este “no esta haciendo un buen trabajo”, y en la practica decir que el Dogma de la Infabilidad e Indefectibilidad de la Iglesia no existen o lo que es lo mismo que la Iglesia puede contradecirse a si misma, cambiar sus doctrinas, ensenar error, ir contra la Tradicion, diseminar error, etc, etc.
En otras palabras que Cristo nos mintió cuando dijo “Estoy con vosotros TODOS los dias hasta el fin del mundo” pues solo estuvo hasta 1965 y después se nos abandono.
Eso es ERROR DOCTRINAL y error doctrinal GRAVISIMO que hecha Pastor Aeternus del Primer Concilio Vaticano, Satis Cognitum de Leon XII y mil manuales de Teologia Dogmatica al bater y al basurero.
Eso es un error doctrinal gravisimo que como decia el Cardenal Ratzinger “APARTA GRANDEMENTE DE LA BASE FUNDAMENTAL DE LA FE CATOLICA” al que sigue ese error:
---Cardenal Ratzinger (Carta a Lefebvre,1983): “...habla usted de "afirmaciones o expresiones del Concilio que son contrarias al Magisterio oficial de la Iglesia". Además usted enumera tres textos conciliares “incompatibles”, a su modo de ver, con el Magisterio pasado, añadiendo incluso "etc."... No puede afirmar la incompatibilidad de los textos conciliares - que son textos Magisteriales - con el Magisterio pasado y la Tradición. Le es posible decir que personalmente, no ve esta compatibilidad, y en consecuencia puede pedir a la Sede Apostólica explicaciones. Pero si afirma la imposibilidad de tales explicaciones, se OPONE PROFUNDAMENTE A LA BASE FUNDAMENTAL DE LA FE CATOLICA. Sólo es auténtica y tiene autoridad la interpretación del Magisterio, que es el intérprete de sus propios textos: ya que los textos conciliares no son los escritos de tal o cual experto; son documentos del Magisterio.”
Esto es ir separse de la Iglesia e ir contra el Vicario de Cristo y contra el Primer Concilio Vaticano:
---Papa Pablo VI (carta a Lefebvre 15 de agosto de 1976): “…es expresado en este deseo fraternal y paternal …que usted cuidadosamente considere, delante del Señor y delante de la Iglesia, en el silencio y la responsabilidad de su conciencia como obispo, la insoportable irregularidad de su presente posición. No esta en conformidad con la VERDAD y la JUSTICIA. Se otorga así misma el derecho de declarar que Nuestro ministerio apostólico se desvía de la regla de la fe, y juzga como inaceptable la enseñanza de un Concilio Ecuménico celebrado en perfecta observancia de las normas eclesiásticas: esas son acusaciones extremadamente serias. Su posición no esta de acuerdo con el Evangelio ni con la Fe. El persistir en este curso le provocara GRAN DAÑO a su persona consagrada y a ESOS QUIENES LO SIGUEN A USTED, en desobediencia al Derecho Canónico. En lugar de otorgar remedio a los abusos que hay corregir, usted añade otro de INCALCULABLE GRAVEDAD. Tenga la humildad, hermano, y el coraje de romper este camino ilógico que lo convierte a usted en un extraño, hostil a la Iglesia, la Iglesia a la que usted ha servido y todavía desea amar y edificar. ¡Cuantas almas mas están esperando de usted este ejemplo de heroico y simple fidelidad!”
--San Francisco De Sales: "...decir que la Iglesia erra no es menos que decir que Dios erra, o lo mismo que decir que El quiere que nosotros erremos, lo cual es una gran blasfemia" (La controversia Catolica, pag 70)
Edgar, decir que la Iglesia puede contradecirse y cambiar sus doctrinas es un disparate enorme que atenta contra la infabilidad e indefectibilidad de la Iglesia. Esto asi pues la Iglesia nunca jamas podra ir contra la Santa Tradicion ni contra la verdad revelada por la eterna asistencia Divina:
---Cardenal Ratzinger (carta al arzobispo Lefebvre, 28 julio 1987): “Divinamente instituida, la Iglesia tiene la promesa de asistencia de Cristo hasta el final de los tiempos. El romper su unidad con un acto de plena desobediencia de su parte causaría INCALCULABLE daño y destruiría el futuro mismo de su trabajo debido a que fuera de la unidad con Pedro no se puede tener futuro sino solo la ruina de todo lo que desea y aspira…Dandole su interpretación PERSONAL a los textos del Magisterio estaria usted cayendo en el MISMO LIBERALISMO que pretende combatir. De hecho es a Pedro quien el Señor le ha confiado el gobierno de Su Iglesia; por lo tanto es el Papa el principal artesano de su unidad. Asegurado en la PROMESA DE CRISTO, el Papa NUNCA SERA CAPAZ DE OPONERSE A LA SANTA TRADICION ni al magisterio autentico. Exelencia, ¿considera mis palabras severas? Me gustaria expresarme de otra manera pero la GRAVEDAD DEL ASUNTO no me permite otra eleccion.”
--Papa Pablo VI (octubre 11 1976, carta al arzobispo Lefebvre) Nada de lo decretado en ese Concilio, como en las reformas que Nos hemos decidido llevar a cabo, se opone a lo que la Tradición Bi milenaria de la Iglesia considera fundamental e inmutable. De todo esto somos Nosotros garantes, en virtud, no de nuestra cualidades personales, sino por la tarea que el Señor nos ha confiado como sucesor legítimo de Pedro y de la ASISTENCIA ESPECIAL que nos ha prometido, como a Pedro: “He rogado por ti con el fin de que tu fe no desfallezca” (Lc 22,32). Con Nosotros es garante de esto el episcopado universal. Nuevamente, usted no puede distinguir lo que es pastoral de lo que es dogmático para aceptar algunos textos del concilio y rechazar otros”.
Y ese es precisamente el punto de la indefectibilidad de la Iglesia. Es un Dogma Divinamente Revelado que la Iglesia Catolica nunca jamas caera en error, nunca jamas ensenara error, nunca jamas podra cambiar su doctrina, y por siempre sera protegida por Cristo en la Verdad por TODOS los DIAS hasta el fin del mundo. Decir que la Iglesia catolica cambio sus doctrinas o que ahora “contradice” la Tradicion o las enseñanzas de Papas anteriores es ir en contra del Dogma de la Indefectibilidad de la Iglesia:
-–Primer Concilio Vaticano, Constitución dogmática Pastor Aeternus (18 de julio de 1870): Ciertamente su apostólica doctrina fue abrazada por todos los venerables padres y reverenciada y seguida por los santos y ortodoxos doctores, ya que ellos sabían muy bien que esta Sede de San Pedro SEIMPRE PERMANECE LIBRE DE ERROR ALGUNO según la divina promesa de nuestro Señor y Salvador al príncipe de sus discípulos: «Yo he rogado por ti para que tu fe no falle; y cuando hayas regresado fortalece a tus hermanos». Este carisma de una verdadera y NUNCA deficiente fe fue por lo tanto divinamente conferida a Pedro y sus sucesores en esta cátedra, de manera que puedan desplegar su elevado oficio para la salvación de todos, y de manera que todo el rebaño de Cristo pueda ser alejado por ellos del venenoso alimento del error y pueda ser alimentado con el sustento de la doctrina celestial.
Y asi le comenta sobre este parrafo de Pastor Aeternus el Cardenal Castrillon Hoyos al sucesor de Lefebvre, el obispo Fellay:
---Cardenal Castrillon Hoyos (Carta al Obispo Lefebvriano Fellay, 2003): La Divina Promesa que este párrafo expresa esta de acuerdo a que la silla del Apóstol Pedro por SIEMPRE permanecerá libre de error, y no permite que se acuse al Pontífice actual en nombre de un Concilio previo como sino hubiese continuidad entre Concilios y como si la Promesa de Nuestro Señor fuera INSIGNIFICANTE después del Segundo Concilio Vaticano.El Carisma Indefectible de Verdad y Fe (“Este don de verdad y NUNCA deficiente Fe le fue conferido divinamente a Pedro y sus sucesores en la Silla”- Pastor Aeternus) NO le ha sido concedido a en menor grado la persona de Juan Pablo II, cuya Fe es la Fe de la Iglesia DE TODOS LOS TIEMPOS. Si Su Excelencia seriamente considera esta declaración sobre la “NUNCA deficiente Fe” del Romano Pontífice, es necesario demostrar mayor consistencia Teológica…”
Eso es lo mismo que nos repite sin cesar la Teologia dogmatica Catolica Tradicional:
--- Enciclopedia Católica (1907, Nihil Obstat, Imprimatur) : Por Indefectibilidad se entiende, no meramente que la Iglesia perdurará hasta el fin de los tiempos, sino además, que conservará intactas sus características esenciales. La Iglesia no puede experimentar NUNCA un cambio constitucional que la haga, como organismo social, algo distinto de lo que originalmente era. NUNCA puede corromperse en fe o moral; ni puede perder nunca la jerarquía apostólica, ni los sacramentos a través de los cuales Cristo comunica la gracia a los hombres. También está claro que, si pudiera la Iglesia sufrir un cambio sustancial, ya no sería un instrumento capaz de llevar a cabo la obra por la que Dios la llamó a ser. El don de indefectibilidad claramente no garantiza a cada parte de la Iglesia contra la herejía o la apostasía. La promesa se hizo al organismo en su conjunto. Las Iglesias individuales pueden corromper su moral, caer en la herejía, incluso apostatar. Sólo a una Iglesia particular se le garantiza la indefectibilidad, a saber, a la sede de Roma. A Pedro, y en él a todos sus sucesores en el cargo de supremo pastor, Cristo encargó la tarea de confirmar a sus hermanos en la Fe (Lucas, 22, 32); y así, en la Iglesia Romana, como dice Cipriano, “la infidelidad no consigue penetrar” [Ep. lv(lix), ad Cornelium]. Los diversos colectivos que han abandonado la Iglesia naturalmente niegan su indefectibilidad.
---- Diccionario de Teología Dogmática (1955): La indefectibilidad es aquella prerrogativa de la Iglesia en virtud de la cual durara hasta el fin del mundo CONSERVANDO INTACTO el deposito que le transmitió su Esposo divino (implica por lo tanto infabilidad). Por otra parte, el Redentor lo prometió explícitamente: “Y he aquí que yo estoy con vosotros TODOS LOS DIAS hasta el fin del mundo” (Mt. 28, 20). (Diccionario de Teología Dogmática, Pág. 178, Rev. Padre Pietro Parente, Nihil Obstat, Imprimatur, 1955)
--León XIII (1896): "Si el Magisterio viviente pudiera de alguna forma equivocarse seguiría una evidente contradicción, pues entonces Dios sería el autor del error. «Señor, si estamos en el error, vos mismo nos habéis engañado» . (Satis Cognitum)
--Michael Davies (Presidente UNA VOCE, 2004): “Algunos han dicho que los Papas conciliares, esto es Juan XXIII y sus sucesores han sido herejes. La debilidad Teológica de este argumento es un inadecuado entendimiento de la Naturaleza de la Iglesia. Sin darse cuenta, estas personas creen en una Iglesia que puede fallar, y esa Iglesia NO ES LA FUNDADA por Nuestro Señor Jesucristo. La Iglesia fundada por Cristo NO PUEDE FALLAR, es INDEFECTIBLE. La Iglesia continuara existiendo hasta la Segunda Venida como un cuerpo VISIBLE, GOBERNADO JERARQUICAMENTE, ENSENANDO LA VERDAD y santificando a sus miembros con sacramentos validos.”
--Santo Tomás de Aquino: “Si se considera que la Providencia Divina dirige su Iglesia por el Espíritu Santo para que ella no erre . . . es imposible que el juicio de la Iglesia universal erre sobre las cosas que dice respeto a la fe” (Quod. IX, q.8, a.1).
--Catecismo de Baltimore (1891): La Indefectibilidad significa que la Iglesia NUNCA podrá cambiar la doctrina que Nuestro Señor enseño, y que nunca dejara de existir. Cuando decimos que la Iglesia es infalible queremos decir que no puede enseñar error mientras exista; pero cuando decimos que es indefectible, significa que durara para siempre y que será infalible por SIEMPRE, y que también que siempre será la misma que Nuestro Señor fundo. (Catecismo de Baltimore, Rev. Padre Thomas L. Kinkead, Nihil Obstat: D. J. McMahon, Censor Librorum, Imprimatur: *Michael Augustine Arzobispo de Nueva York, septiembre, 1891)
---Papa Leon XIII (SATIS COGNITUM): «Y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella». «¿Qué es decir contra ella? ¿Es contra la piedra sobre la que Jesucristo edificó su Iglesia? ¿Es contra la Iglesia? La frase resulta ambigua. ¿Será para significar que la piedra y la Iglesia no son sino una misma cosa? Sí; eso es, a lo que creo, la verdad; pues las puertas del infierno no prevalecerán ni contra la piedra sobre la que Jesucristo fundó la Iglesia, ni contra la Iglesia misma» . He aquí el alcance de esta divina palabra: La Iglesia apoyada en Pedro, cualquiera que sea la habilidad que desplieguen sus enemigos, no podrá sucumbir jamás ni desfallecer en lo más mínimo. Si Dios ha confiado su Iglesia a Pedro, ha sido con el fin de que ese sostén invisible la conserve siempre en toda su integridad.
Edgar, y aun mas, despreciar, desobedecer, levantarse con el NO SERVIRE de Satanas contra el Vicario de Cristo es ir contra la Constitucion Divina de la Iglesia, contra el Primer Concilio Vaticano y contra el Plan de Cristo. Ese es el gran problema de Lefebvre:
---Beato Juan Pablo II (1988 Ecclesia Dei sobre el cisma las odenciones ilicitas de Lefebvre): Ese acto ha sido en sí mismo una desobediencia al Romano Pontífice en materia GRAVISIMA y de capital importancia para la unidad de la Iglesia, como es la ordenación de obispos, por medio de la cual se mantiene sacramentalmente la sucesión apostólica. Por ello, esa desobediencia - que lleva consigo un verdadero rechazo del Primado romano - constituye un acto cismático…En las presentes circunstancias, deseo sobre todo dirigir una llamada a la vez solemne y ferviente, paterna y fraterna, a todos los que hasta ahora han estado vinculados de diversos modos con las actividades del arzobispo Lefebvre, para que cumplan el grave deber de permanecer unidos al Vicario de Cristo en la unidad de la Iglesia católica y dejen de sostener de cualquier forma que sea esa reprobable forma de actuar. Todos deben saber que la adhesión formal al cisma constituye una grave ofensa a Dios y lleva consigo la excomunión debidamente establecida por la ley de la Iglesia.
--Papa Pablo VI (carta a Lefebvre 11 de octubre de 1976): ¿... pero como puede al mismo tiempo, en orden de satisfacer este rol, alegar que usted esta obligado a actuar contrario al reciente Concilio, en oposición a su deber en el Episcopado, a faltar en confianza a la Santa Sede a la que usted llama “Roma de los Neo-Modernistas y tendencias Neo-protestantes” y presentarse usted en abierta desobediencia ante Nosotros? El hecho del asunto es verdaderamente FUNDAMENTAL- de su clara y proclamada negación de reconocer, en su totalidad, la Autoridad del Segundo Concilio Vaticano y la del Papa. Esta negación esta acompañada por una acción orientada hacia la propagación y organización de lo que debe ser llamada, desgraciadamente, una rebelión.
Este es el asunto esencial…Cristo le ha dado la suprema autoridad de SU Iglesia a Pedro y al Colegio apostólico, esto es al Papa y al colegio de Obispos una cum Capite. En cuanto al Papa, cada Católico admite que las palabras de Jesús a Pedro determinan también el cargo de los legítimos sucesores de Pedro: “lo que ates en la tierra será atado en el cielo” (Mt 16:19); …por su naturaleza “ el encargo de enseñar y gobernar no puede ser ejercitado excepto en comunión jerárquica con la cabeza del Colegio y con sus miembros” (Constitución Lumen Gentium, 21; cf. también 25). A fortiori, un solo obispo sin misión canónica no tiene en actu expedito ad agendum, la facultad de decidir en general lo que es regla de fe o determinar lo que es Tradición. En la practica usted clama que solo usted es el juez de lo que abarca la Tradición. Últimamente su intención, y la de esos que lo siguen a usted, es la de detener un momento particular en la vida de la Iglesia. Usted se niega, por este mismo hecho, a adherirse a la Iglesia Viviente que es la Iglesia de todos los tiempos. Usted rompe con sus pastores legítimos y menoscaba el legitimo ejercicio de su oficio... Por esto, con la total conciencia de Nuestra obligación, Nosotros le decimos a usted querido Hermano, que usted esta en el error. …Y con el ardor total de Nuestro amor fraternal, y también con el peso de Nuestra autoridad como Sucesor de Pedro, Nosotros lo invitamos a usted a retractarse y cesar de inflingir HERIDAS a la Iglesia de Cristo.”
--Papa Benedicto XVI (febrero 2009): Levantar la excomunión a los obispos ordenados en 1988 por monseñor Marcel Lefevre, ha sido, un acto de MISERICORDIA paterna, en cumplimiento del servicio a la unidad propio del ministerio del Sucesor de Pedro, y espero un empeño por parte de estos obispos para llegar a la plena comunión. ..El motivo de este acto de misericordia paterna ha sido que repetidamente estos Prelados me han manifestado su vivo sufrimiento por la situación en la que se encontraban. Este acto NO supone aún la reintegración a la comunión plena y espero que a este gesto mío siga el solícito empeño por su parte de llevar a cabo ulteriores pasos, entre ellos el VERDADERO reconocimiento del MAGISTERIO y de la autoridad del Papa y del CONCILIO VATICANO II.
----Papa San Pio X: “No permitáis el ser engañados por las declaraciones de aquellos que persistentemente claman el estar con la Iglesia, amar la Iglesia, luchar para que los fieles no abandonen la Iglesia….pero juzgadlos por sus obras. Si ellos desprecian a los pastores de la Iglesia y aun al Papa, si estos intentan por todos los medios evadir la autoridad con el propósito de eludir sus directrices y juicios….entonces ¿A cual Iglesia le hablan esos hombres? Ciertamente NO a la establecida en los fundamentos de los apóstoles y los profetas, de la cual Cristo mismo es la Piedra angular”(Papa San Pió X, 10 de mayo de 1909)
--San Agustín (Contra epist. Parmeniani II c.l l n.25): «Nada es más grave que el sacrilegio del cisma: no hay necesidad legítima de romper la unidad»
--Leon XII: Por aquí se puede comprender que los hombres no se separan menos de la unidad de la Iglesia por el cisma que por la herejía
---San Juan Crisostomo: «Digo y protesto que dividir a la Iglesia no es menor mal que caer en la herejía»
--Leon XII: Por donde se ve claramente que los obispos perderían el derecho y el poder de gobernar si se separasen de Pedro o de sus sucesores. Por esta separación se arrancan ellos mismos del fundamento sobre que debe sustentarse todo el edificio y se colocan fuera del mismo edificio; por la misma razón quedan excluidos del rebaño que gobierna el Pastor supremo y desterrados del reino cuyas llaves ha dado Dios a Pedro solamente.
---El abad Máximo: «Quien no quiera ser hereje NI SENTAR PLAZA DE TAL no trate de satisfacer a éste ni al otro. Apresúrese a satisfacer en todo a la Sede de Roma. Satisfecha la Sede de Roma, en todas partes y a una sola voz le proclamarán pío y ortodoxo. Y el que de ello quiera estar persuadido, será en vano que se contente con hablar si no satisface y si no implora al bienaventurado Papa de la santísima Iglesia de los Romanos, esto es, la Sede apostólica».
---Papa Pió IX, Quartus Supra a los Armenios (6 de enero de1873): "Es contrario a la constitución divina de la Iglesia el que cualquiera procurase probar la Catolicidad de su fe y que se LLAME A SI MISMO CATOLICO cuando este falta en la OBEDIENCIA al Apostólico Trono del Supremo Pontífice."
Aprendan de nosotros de no ir más allá de lo que está escrito.1 cor 4:6 .
Guardáis las tradiciones tal como yo os las entregué.(1Cor 11:2. Obvio, son tradiciones escritas; según lo explica el versículo: 23).
Yo recibí del Señor lo mismo que os he enseñado: que la noche en que fue entregado, tomó pan,1Cor 11:23.
Pero si aun nosotros, o un ángel del cielo, les anunciara otro evangelio contrario al que les hemos anunciado, sea maldito. Galatas 1:8.
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JM: ¿Obvio que son solo tradiciones escritas? No me haga reír.
"Así pues, hermanos, manteneos firmes y conservad las tradiciones que habéis aprendido de nosotros, de viva voz o por carta". 2 Tesalonicenses 2,15
De hecho, esto lo puede comprobar hasta en su amañada traducción de los testigos de Jehová:
"De manera que, hermanos, estén firmes y mantengan asidas las tradiciones que les fueron enseñadas, ya fuera mediante un mensaje verbal o mediante una carta nuestra." 2 Tesalonicenses 2,15
Y no me venga con que ustedes no se apartan más allá de lo que está escrito. El anatema mejor apliquelo a la secta que cambia de doctrinas y predice el fin del mundo más veces de lo que mi señora cambia de ropa. Hay que tener cara. Mejor lea mi libro sobre los testigos de Jehová para que abra los ojos.
Ab imo pectore,
El contexto tenía que ver de forma explicada por voz o escrito cualquiera que haya sido la primera de las 2 formas ¨en Armonía¨ . El siguiente texto lo explica bastante bien:
Yo recibí del Señor lo mismo que os he enseñado: que la noche en que fue entregado, tomó pan… 1Cor 11:2 y 23(Tradicion de voz: ¨os he enseñado¨ que continua asi:¨. y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed…¨
Jesús descubre a las ¨Tradiciones de Hombres¨, al decir: “Hipo en vano me honran, Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres..Dejadlos; son ciegos guías...’”. (Mat 15:3-9 y .)
¿Qué se debe seguir?:
TU PALABRA (LA BIBLIA) ES LA VERDAD Juan 17:17-:
“No debes Inclinarte,servirlas.”(Éx 20:4, 5.) “Hay un Dios, y un mediador, Jesús.” (1 Tim 2:5.)
Sale su aliento y vuelve a la tierra; en ese día perecen sus pensamientos. Slm 146:4
TRADICION CATOLICA-:
“Debemos dar veneración a los ángeles y a los santos”.
El día 2 de noviembre se celebran misas para las almas del Purgatorio y apresurar su entrada en el cielo.
“La doctrina del purgatorio se basa en la tradición, no en la Sagrada Escritura.”—Según lo dice la New Catholic Encyclopedia, tomo 11, página 1034.
Medítalo: Recibió y ENSEÑO de voz lo mismo que el escribió en CARTA.
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JM: No se entiende casi nada de lo que dice, revise su redacción. El contexto de 2 Tes 2,15 se refiere a Tradiciones no solo escritas sino orales, en un momento donde la gran mayoría del Nuevo Testamento no había sido escrito (solo se había escrito aproximadamente 5 libros). De paso, intenta explicar de un texto a otro escrito varios años después para intentar probar algo que los católicos afirmamos: las tradiciones a las que nos referimos tienen su origen apostólico, a diferencia de la de los testigos de Jehová que son doctrinas de hombres que cambian a cada rato.
Debe distinguir también los contextos donde se utiliza la palabra griega "paradosis": en unos casos para hacer referencia a estas tradiciones apostólicas, y otra para hacer referencia a traduciones humanas (ver La Biblia y la Tradición).
Este tema no trata de la fobia iconoclásta de los testigos de Jehová a las imágenes sagradas. Ese tema lo trato aquí: ¿Es la Iglesia Católica idólatra?
Tampoco trata de la inmortalidad del alma y la mala interpretación que hace de esa cita, que también la trato aquí: ¿El alma es inmortal?
Tampoco trata del purgatorio que también está tratado aquí: ¿El Purgatorio en la Biblia?. Y por último, le sugiero que no siga la mala práctica de la secta de los testigos de Jehová que cita fuentes católicas de forma sesgada y distorsionada, porque es deshonesto intelectualmente. la Enciclopedia Católica no dice que el purgatorio se basa en la Tradición y no en la Escritura, sino que se basa en ambas. Puede revisar la Enciclopedia Católica Original, la Nueva Enciclopedia Católica, o la versión en español. Todas dan pruebas bíblicas de la doctrina del purgatorio. Debe ir a las fuentes primarias y no creer todo lo que dice su Watchtower Library, para que no lo engañen ni le laven el cerebro.
Vicente dice:
"Vemos así que solo el Papa y los Obispos en plena comunión con el pueden decirnos lo que la Tradición es o no es. Nadie que no sea este autentico Magisterio vivo de la Iglesia, ósea el Papa y los obispos en plena comunión con el pueden decirnos lo que la Tradición es o no es en determinado momento histórico"
Sigo en total desacuerdo con esta explicación. El poblema està en que se confunde Tradición con Interpretación. La Tradición escrita y oral es la revelación. En cambio el Magisterio auténtico determina qué es lo que los fieles deben creer acerca de la revelación.
La Tradición es la palabra de Dios que tiene dos fuentes: Sagrada Escritura y Tradición oral, y ambas fuentes están al alcance de los fieles: Primarios: las definiciones de los Papas cuando nos hablan ex
cáthedra, las definiciones de los Concilios Ecuménicos, las profesiones de fe; Secundarios: los escritos de los Santos Padres, los escritos de los teólogos, la liturgia, los escritos ascéticos y místicos así como también las obras de arte cristiano tanto arqueológicas como arquitectónicas, pictóricas y escultóricas con la que la Iglesia manifestó su fe a través de siglos.
Repito: ambas fuentes de la revelación están al alcance de los fieles. Si sabemos con certeza cuáles son las fuentes de la palabra de Dios, no necesitamos que nos digan "cuál es o no es Tradición". Otra cosa
distinta es la Interpretación de la revelación que le corresponde únicamente al magisterio auténtico.
El magissterio auténtico no debe ser tenido ni como fuente de tradición ni como palabra de Dios, sino como custodio e intérprete de la palabra divina.
La Sagrada Escritura y la Tradición oral constituyen la regla remota de la fe, porque de ellas deben obtenerse las verdades que los fieles han de creer como reveladas.
En cambio, el magisterio auténtico es la norma pròxima de la fe porque a él toca determinar qué es lo que los fieles deben creer acerca de las verdades reveladas, o qué es lo que deben abrazar acerca de las verdades naturales que están necesariamente unidas con las verdades reveladas.
La materia sobre la cual recae el magisterio auténtico instituido por Cristo es solamente la doctrina revelada, no otra cualquiera, sea humana o profana.
El Concilio Vaticano I dice:
"Deben creerse con fe divina y católica todas aquellas cosas que se contienen en la palabra de Dios...y son propuestas por la Iglesia para ser creídas como divinamente reveladas, ora por solemne juicio, ora por su ordinario y universal magisterio" (D 1792).
Si la materia sobre la cual recae el magisterio no es la revelación (Biblia y Tradición oral) NO
debe creerse con fe divina y católica. ¿Los fieles podemos distinguir entre revelación y una doctrina humana o profana? Si podemos o al menos podemos expresar nuestra duda. ¿Nos pueden obligar a aceptar como fe católica una doctrina que no tiene fundamento en la Tradición escrita u oral? No pueden. Por ejemplo, cuando ciertos teólogos hablan de "religiones no cristianas de salvación" lo cual contradice frontalmente las palabras de Cristo: "el
que no crea se condenará.” ( Marcos, 16, 15-16).
Conocer las dos fuentes de la revelación ayuda a los fieles a que no les den gato por liebre. Es util y necesario, ahora más que nunca, y por eso debemos incentivarlos a conocer la Tradición, no cortarles la iniciativa atemorizándolos con la idea que "sólo el Magisterio puede decirnos cuál es o no es Tradición".
Ese era el deseo del cardenal Newman: “Quiero laicos no arrogantes, no precipitados al hablar, no polémicos, hombres y mujeres que conocen su religión, compenetrados con ella, que saben dónde están, que saben lo que tienen y lo que no, que conocen su credo tan bien que pueden dar cuenta de ello, que saben tanto de la historia que pueden defenderla. Quiero laicos inteligentes, bien instruidos. Desearía….para aumentar sus conocimientos que cultiven la razón para penetrar en la relación de la veracidad de la verdad, que aprendan a ver las cosas como son, que comprendan cómo fe y razón se complementan, que son base y fundamento del catolicismo".
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JM: Me da la impresión de que ambos están diciendo lo mismo. Tradición y Escritura son principios materiales de teología, y el Magisterio el principio formal. Lo que está diciendo Vicente es que el Magisterio es quien puede interpretar auténticamente que es contingente y que es sustancial en la Tradición.
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