Apología pro Vaticano II
No ha sido poco frecuente que he visto con preocupación salir de la boca de personas que profesan la fe católica (o que dicen profesarla –no me consta-) ataques bastante fuera de lugar a la liturgia de la misa del novus ordo (la cual es la forma ordinaria de la misa de rito Romano en la actualidad, y por lo general en lengua vernácula).
He llegado a escuchar que es una misa protestantizada o inclusive producto de la influencia de Satanás sobre el Vaticano II (nada menos que un Concilio Ecuménico). Otros le achacan de forma gratuita todos los males de la Iglesia.
A mí personalmente me gusta mucho la liturgia actual y debo decir que me parece mucho más accesible y cercana a la gente sencilla que la misa Tridentina.
Hoy quiero compartir con ustedes una excelente apología del padre José Antonio Fortea sobre este tema:
Apología pro Vaticano II
Por P. José Antonio Fortea
En mi opinión el más grande, revolucionario y renovador concilio que ha tenido la Iglesia Católica desde su fundación ha sido el Concilio Vaticano II.
Y digo esto no tanto por sus documentos, sino por el espíritu que logró imbuir en la Iglesia. Otros concilios definieron mejor aspectos concretos de la fe, pero éste supo infundir un nuevo espíritu.
Y por supuesto ningún mérito más grande que la gran y formidable reforma litúrgica. Los que denuestan a ese gran concilio lo hacen por los excesos que después muchos curas cometieron en su nombre. Y ciertamente los excesos fueron muchos y terribles, porque no se puede hacer daño a la gente sencilla en algo tan sagrado como la fe o la liturgia. Hirieron a muchas almas sin ninguna piedad.
El ánimo de no pocos sacerdotes recién ordenados no fue el de hacer las cosas con tacto, sino el de escandalizar lo máximo posible. Podría contar infinitas anécdotas e historias de esos años sólo de las parroquias por las que he pasado. Ahí está el verdadero origen de la reacción conservadora posterior que ha estado latente durante varios decenios y que ahora parece que echa sus tallos ya fuera de la tierra.
Pero quiero recordar a esos nostálgicos de tiempos pasados, que la imagen mejorada que tienen de esa época, pasa por encima infinidad de detalles que fueron los que hicieron necesario ese concilio.
Para empezar la Iglesia no está ligada a ninguna estética, ni en sus templos, ni en sus vestimentas, ni en su liturgia. Me admira este afán por lo barroco que algunos jóvenes muestran. El barroquismo y la ampulosidad es sólo una pequeña etapa temporal de esa sucesión secular que es la liturgia.
Por otra parte, es indudable que el Vaticano II introdujo una frescura en las relaciones internas de la Iglesia. Antes, los aspectos formales habían ido creciendo hasta resultar cada vez más asfixiantes. Esas imágenes de grandes capas de varios metros, mucetas de armiño y toda esa parafernalia eran expresión de un espíritu, de un modo de ver y entender la Iglesia que, sin duda, nos acercaba más a los fariseos que a los pobres pescadores fundadores de nuestra Iglesia.
Baste ver algunos libros de moral y manuales de confesores para darse cuenta de que habíamos errado el curso notablemente en algunos puntos. La moral adquirió tintes rígidos y rigoristas.
El tono amoroso de Jesús de Nazareth quedaba muy oculto bajo algunos esquemas morales expresión de una época no solo moral, sino también puritana.
La nueva liturgia fue expresión de un nuevo espíritu.
Todos saben que me gusta el fasto en la liturgia, la grandiosidad de los pontificales, pero ese gusto no está reñido ni con la sencillez, ni con la simplicidad.
Cuando hacemos de los aspectos accidentales de la liturgia motivo de agrio enfrentamiento, nos estamos desviando.
La liturgia cuanto más bella mejor, pero no olvidemos que es un servicio, un modo de servir a los hombres a través del culto a Dios.
Por lo tanto no ha de convertirse en un motivo de lucha e insatisfacción.
Quiero acabar con una conclusión. La Iglesia puede evolucionar de muchas maneras, todos los caminos están abiertos.
Pero de lo que estoy seguro es que el futuro no está ni en el tradicionalismo ni en la iglesia roja de Vallecas. El futuro no está ni en machacar una sacrosanta tradición por el afán de ser modernos, ni en idolatrar la tradición.
La Iglesia no sólo avanza, sino que también evoluciona. Evoluciona sin cambiar el mensaje de Jesús, evoluciona fiel a sus orígenes. Y los orígenes pueden ser mucho más revolucionarios de lo que algunos amantes de lo barroco se imaginan.
Petrificar es un bello infinitivo que también tuvo un pretérito imperfecto.
Apología de la misa del Vaticano II
En los últimos años ha ido ganando terreno, sobre todo entre la gente joven, la idea de que el Misal del Vaticano II supone un gran atentado contra la tradición litúrgica.
Para todos aquellos a los que se les ha inculcado una cierta manía contra la misa no tridentina, me gustaría decirles que la Misa del Vaticano II fue el resultado de los estudios realizados por los mejores liturgistas del tiempo preconciliar.
Un conocimiento meticuloso de la evolución de la misa desde los tiempos apostólicos, llevó a la creación de un misal que nos retrotrajera al espíritu litúrgico de los primeros siglos.
Se eliminaron repeticiones acumuladas por la Historia, se enriqueció la liturgia de la Palabra, se buscaron las más antiguas liturgias de las que hay constancia para ver qué nos podían aportar a nuestras celebraciones.
Y todo esto se hizo con la clara voluntad de tratar de preservar cuanto de bello y positivo habían decantado los siglos en el misal tridentino.
Honestamente, todos los que critican nuestro actual misal no sé cuál es su nivel de conocimiento de los cánones sirios, o de las diversas tradiciones occidentales como la ambrosiana o la visigótica.
Cualquiera que conozca de verdad el conjunto de la liturgia, reconocerá que lo que tenemos ahora es un verdadero monumento litúrgico que conjuga a la perfección lo antiguo, la tradición y la sencillez en una magnífica evolución que nos ha llevado a lo que tenemos.
El Misal de Pablo VI es un tipo de misa que encaja perfectamente tanto para un gran pontifical como para una misa en el campo. Pero sobre todo nos aporta algo que se había ido perdiendo con el pasar de los siglos: la misa como banquete, la misa como cena, la misa como participación de la comunidad de una misma mesa. Esos aspectos quedan mucho mejor expresados en la nueva misa, sin quitar ni un ápice de solemnidad.
Para mí la grandeza de la nueva misa es conjugar magistralmente el aspecto sacrificial con el recuerdo de que es la Última Cena. La misa actual ordinaria está mucho más cerca de las liturgias primitivas que la misa del siglo XVII.
Por supuesto que este escrito mío no pretende desmerecer para nada a la misa tridentina. Mi única intención es remarcar los aciertos que supuso la introducción del nuevo misal y recordar que éste no puede ser tan incorrecto, tan inadecuado, como quieren hacernos creer algunos, puesto que Jesús quiso celebrar la Última Cena como la celebró.
Es decir, hubiera podido en esa Cena instaurar una Pascua cuyos ritos recalcaran más los aspectos mistéricos, los aspectos cultuales del Templo. Y, sin embargo, quiso primar la aproximación, la cercanía.
La instauración de la Eucaristía es un Misterio que tiene más de aproximación que de segregación. No sólo eso. Sino que el mismo Redentor quiso romper en ese acto con el culto del Templo, iniciando una Nueva Alianza. Se instaura una nueva liturgia. El culto del Nuevo Pueblo de Dios no es una reforma del antiguo culto levítico, sino que es una ruptura. Por eso me parece muy bien todo lo que en la actualidad se haga para dejar claro la solemnidad de nuestros misterios, pero hay que recordar que son misterios del acercamiento de Dios a los hombres.
Éste es el espíritu que movió a los sucesores de los Apóstoles autores de la constitución Sacrosanctum Concilium. De ningún modo digo que los predecesores tridentinos hubieran traicionado esta verdad. Pero ciertamente los Padres Conciliares del Vaticano II quisieron resaltar estos aspectos, que con el pasar de los siglos habían quedado menos claros al Pueblo de Dios.
Por eso le deseo toda la suerte del mundo a la misa tridentina actualmente resucitada. Pero afirmar que el actual rito ordinario de la misa es menos espiritual, menos bello y menos acorde a la tradición, es no conocer la historia de la liturgia.
Sin duda los integristas se preguntan una y otra vez porque Nuestro Señor no hizo una Última Cena más tradicional.
Tomado del blog: el canónigo rampante
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47 comentarios
¡Muchas gracias por compartirlos!
El llamado misal de Paulo VI más bien es el misal de msr. Aníbal Bugnini,
quien ideó la nueva misa Novus Ordo. Yo no sé si uso un servicio luterano
como modelo, pero si comparamos uno y otra, son muy similares. Además,
le añadieron oraciones judías, para hacerla más ecuménica. No se si más
adelante le agreguen versos del Corán, para atraer a los musulmanes.
Atraer, dije? Millones de católicos han abandonado la Iglesia, en Europa,
por una apostasía silenciosa y en América latina, por abrir las puertas a
las sectas protestantes y por la teología de la revolución. La SANTA MISA
GREGORIANA, canonizada es perfecta. Ya no se le puede perfeccionar. Los
cardenales Ottaviani y Bacci opusieron escribieron sendos estudios de la
Novus Ordo Missae y se les rechazó ni más ni más. La SANTA MISA TRADI-
CIONAL pasó a las catacumbas, porque estuvo prácticamente prohibida.
Gracias a Dios y al papa Benedicto XVI, se está recuperando esta hermosa
liturgia y toca a los sacerdote y laicos defenderla contra los ataques y
las calumnias que a diario se lanzan contra ella, no solo los ateos, sino
dentro de la misma Iglesia.
Hace además un flaco servicio apologético a la nueva forma del rito, cuando afirma que esta nueva Misa es “un servicio, un modo de servir a los hombres…” Porque es precisamente esta concepción la que atacan, con mucha razón, los defensores del Misal de Juan XXIII, pues esa concepción pone el acento en el narcisismo del hombre moderno que quiere establecerse como centro de la liturgia y excluir a Dios.
Es curioso que el aspecto sacrificial de la Misa sea obviado por el padre Fortea en primera instancia, aunque luego dice que este aspecto está mejor conjugado. Pero lo cierto es que casi se le olvida de mencionarlo, metiéndolo luego con calzador en su escrito y no cita el aspecto de expiación.
Es totalmente innecesario tratar de defender la nueva Misa, esgrimiendo su mayor semejanza con la Última Cena de Nuestro Señor, porque esto es sencillamente falso, como lo hubiera sido igualmente usar del mismo argumento para defender la tridentina.Esta forma de argumentar es pura demagogia, muy lejana de la apologética cristiana.
Hay una cosa que sí es indiscutible porque es un hecho medible y constatable: La nueva Misa fue impuesta clericalmente, sin contar con el Pueblo de Dios (concepto éste del que tanto se le llena la boca al Padre Fortea y a tantos modernistas) el primer domingo de Adviento del año 1969. La forma Tradicional se impuso de una forma más lenta a través de los siglos. Por esta razón, no hay más lugares donde se celebra la Misa de San Pio. ( véase para ello el impresentable ejemplo del obispo de la diócesis francesa de Évreux, en la localidad de Thiberville , publicado en este mismo portal; ejemplo de obispo intolerante con el derecho de los fieles a escuchar la Misa Tradicional)
Otra cosa más es cierta, son muchos los obispos y sacerdotes que siguen negando a los fieles el derecho de celebrar la Misa según el Misal de Juan XXIII, desobedeciendo directamente al Papa. Acto de insumisión a veces directo, pero en la mayoría de las ocasiones indirectamente.
Por otra parte, la mayoría de los defensores de la Misa Tradicional a los que el Padre Fortea insulta calificándolos de “tradicionalistas”, van cada día a Misa con el Misal de Pablo VI y sólo piden que se cumpla el Concilio y las normas actuales que ni los propios obispos cumplen ¿ Para cuando la traducción en las misas del “Pro multis” en vez del “Por todos” ? ¿Para cuando la comunión en la boca y de rodillas?
Ahora mi opinión personal. Si los sacerdotes de mi diócesis me dejaran ejercer el derecho a oír la Misa Tradicional yo acudiría indistintamente a esta misa o a la de Pablo VI, siempre que en ésta se respetara el verdadero espíritu de Sacrificio. Como no tengo la primera opción y en muy pocas parroquias la segunda, tengo que asistir a veces a ciertos espectáculos, algarabías, danzas… que llaman misas ¿ Será por eso que en la del domingo pasado sólo éramos 35 personas, cuando antaño se pasaba de 150?. A mi me sigue pareciendo que cuando más sentido de lo sagrado se viva en la Misa, será más verdadera y que la Tradicional puede ayudar a la actual en este aspecto. Siempre que clericalmente se la permita existir. Porque el Concilio Vaticano II habrá acabado con muchas cosas, pero entre éstas no está incluido el clericalismo, que ha aumentado de tal forma, que hasta muchos laicos lo ejercen ¡En esto y en algunas otras cosas hemos empeorado!
Ese aspecto sacrificial de la Santa Misa, mucho más explícito en el Rito Tridentino que el el del Novus Ordo, debería potenciarse en cualquier modalidad litúrgica de la Eucaristía porque en realidad la Santa Misa, más que Cena del Señor es el "Memorial de la Pasión y Muerte del Señor". "Haced esto en memoria mía". La cena es el entorno elegido, pero la esencia es Su Sacrificio.
Si es que el P. Fortea, cuando se deja de hablar de tonterías en su blog, tiene una dimensión profunda que hay que ver...
De todas maneras, tú sabes (y sino te lo digo), soy un 'converso' a la forma extraordinaria. La conocí por un amigo y la adoro, pero soy el primero que se da cuenta que no todo el mundo puede ir a una misa así, acostumbrado como está a la misa en lengua vernácula.
Pero es verdad lo que dices: alguna gente rechaza el novus ordo missae, a veces con muy malas maneras. Y es que su "padre", el cardenal Bugnini no se rodeó precisamente de los mejores para crearla.
De entrada, el Misal Tridentino nunca fue compuesto, sino que fue una codificación de lo que se hacía en el Siglo XVI, purgando la Misa de otras prácticas. Tampoco acabó con los demás ritos en la Iglesia, como en cambio sí hizo el novus ordo: la Misa Dominicana, la Carmelita, el Rito Mozárabe, el de Braga (Portugal)... La Iglesia era bastante más rica, litúrgicamente hablando hace 40 años. Ahora no, todo es novus ordo "pa que lo entienda la gente". Eso tampoco puede ser.
Pero vamos, que lo que quiero decir: que Dios de lo imperfecto hace algo perfecto. Bien celebrado, como en la mayoría de iglesias, el novus ordo es una forma ordinaria del rito, válida y vigente, y una crítica al mismo normalmente se ampara en que se cometen abusos (lo cual propició el auge bestial de la FSSPX en los 70, que nadie se engañe).
Lo que también es verdad es que el Vetus Ordo puede enriquecer, y mucho, al Novus Ordo. Y la "reforma de la reforma" está en camino. Deo gratias.
- Abusos litúrgicos (¿la eucarística no era el cuerpo de Cristo?)
- Heterodoxia doctrinal,
- Secularización,
- Crisis de vocaciones,
- Etc.
La liturgia tiene mucho que ver con eso: Tal como se reza, así se cree...
Te sugiero que leas un poco y te informes. Comienza con Klaus Gamber (obras breves, prologadas por el Card. Ratzinger) y de descarga gratuita:
- VUELTOS HACIA EL SEÑOR
http://www.unavocesevilla.info/vueltoshaciaelsenor.pdf
- LA REFORMA DE LA LITURGIA ROMANA
http://66.240.239.19/3/2/3/32330.ZIP
Y la conferencia del Card. Alphons:
http://www.unavoce.com.ar/front.php?id=3
Así tendrás una primera aproximación al tema, que no es la visión de Lefevbre y sus seguidores.
En Xto.,
Pavel.
Pavel I.
Primero llamar revolucionario a un Concilio ya de por sí me parece horrible pues introduce un concepto que es simplemente incompatible con la naturaleza de la Iglesia.
Comenta que los manuales de teología moral preconciliares era muy rigoristas, lo cual es cierto pero también fue criticado por auténticos autores de teología moral como Luis Royo Marín (que sus primeras ediciones fueron previas al concilio). Y, hoy por hoy... ¿hay libros de moral para seglares dignos de mención? Pero si hoy más que nunca se considera, incluso entre muchísimos católicos, que para salvarse sólo hay que "amar" (en un sentido sentimentalista) y no hay pecado ni infierno, o si consideran que hay infierno lo tienen como algo decorativo, lejano e imposible de terminar él.
Por otro lado, la Misa nueva no fue fruto del movimiento litúrgico, no por lo menos del sano movimiento litúrgico comenzado por S. Pío X. Prueba de ello lo da el breve examen crítico del Novus Ordo realizado por el Card. Ottaviani (el Inquisidor en aquella época).
No creo que se trate de una cuestión de arqueologismo, pero sí de recuperar lo que es la Iglesia. Yo ya lo he dicho, no creo en la evolución de la Iglesia como no creo en la evolución del Dogma (por que está condenado). Y me pregunto en que medida cuando cambiamos las formas de la Iglesia, cambiamos con las formas también la sustancia.
Y digo esto no tanto por sus documentos, sino por el espíritu que logró imbuir en la Iglesia. Otros concilios definieron mejor aspectos concretos de la fe, pero éste supo infundir un nuevo espíritu."
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Creo que el artículo del P. Fortea no pudo comenzar de manera más desafortunada, al margen de la intención general del mismo, que puede ser rescatable.
Pero parte de supuestos a mi juicio muy cuestionables.
¿Por qué decir que el CVII ha sido "el más grande"? Está mal comparar concilios, todos son igualmente respetables. Además, los concilios dogmáticos fundamentales, los que cimientan la Doctrina y la Tradición, no pueden ser opacados por un concilio meramente pastoral.
A continuación lo califica irresponsablemente de "revolucionario y renovador", sin las debidas precisiones, olvidándose las advertencias de los papas contra quienes están "ávidos de novedades".
Y la frutilla del postre :el "espíritu del Concilio", en cuyo nombre se cometieron las tropelías más inconcebibles, parece ser visto con beneplácito por el P. Fortea, a quien no obstante no se le ocultan los abusos cometidos. Pues no, ni viejo nu nuevo espíritu sino el de siempre : el Espíritu Santo.
Comentario del blogger:
El Concilio Vaticano II es ciertamente el más grande en cuanto a participación (asistieron unos 2.540 padres conciliares, mientras que en Calcedonia 200 y en Trento 950) y en cuanto a catolicidad pues es la primera vez que participan obispos en modo sustancial no europeos (sobre todo africanos y asiáticos).
Lo de concilio "revolucionario" en sí es un agravio inmenso al Vaticano II, un insulto incalificable que curiosamente coincide con lo dicho por un padre conciliar, también en forma elogiosa, un cardenal del progresista del Norte, "el Vaticano II es 1789 en la Iglesia".
La verdad, muy pobre en materia litúrgica. El P. Fortea es un diletantte que ya opina de cine como de liturgia. Un artículo frívolo, hueco y sin formación. Escribir sobre liturgia después de Benedicto XVI como escribe este hombre es triste.
Miguel, estoy de acuerdo 100% con esto que dices "Bien celebrado, como en la mayoría de iglesias, el novus ordo es una forma ordinaria del rito, válida y vigente, y una crítica al mismo normalmente se ampara en que se cometen abusos". Por cierto, no veo donde el padre Fortea diga tonterías.
Virgilio, tu comentario me parece por demás gratuito y tan desafortunado como aquellos que escucho a menudo donde intentan culpar del éxodo de católicos de la Iglesia a una reforma litúrgica. Oye, no se si de verdad crees que un verdadero católico va a dejar la Iglesia por una cuestión litúrgico y no dogmática. El abandono de la Iglesia por parte de muchos católicos se debe a razones mucho pero mucho más complejas que tienen muchas causas raíz que no han sido atacadas, y que estaban antes y después del CVII.
Coincido en general con la apreciación de Luis: el "espíritu del artículo" (parafraseando a su autor) padece de ligereza y vedettismo. Aunque la intención de contrarrestar cierto supuesto esquema maniqueo "Misa Tradicional buena vs. Novus Ordo malo" parecería ser su leit motiv, los recursos a los que apela son muy desafortunados.
Y ni que hablar de la inoportunidad de defender sin matices al CVII, justamente cuando Benedicto XVI se apresta a encarar la tan necesaria "reforma de la reforma".
Exacto. Y ése es justo el problema.
"Tampoco acabó con los demás ritos en la Iglesia, como en cambio sí hizo el novus ordo: la Misa Dominicana, la Carmelita, el Rito Mozárabe, el de Braga (Portugal)... La Iglesia era bastante más rica, litúrgicamente hablando hace 40 años. Ahora no, todo es novus ordo "pa que lo entienda la gente". Eso tampoco puede ser."
ES TOTALMENTE FALSO.
Seguramente usted lo desconoce todo acerca del rito hispano-mozárabe y por eso dice lo que dice. El rito hispano-mozárabe no tiene nada que ver con las peripecias actuales del rito romano. Desde que se aprobó el nuevo Misal Hispano-Mozárabe en los años 90 el número de misas que se celebran en este rito en España es MUCHO MAYOR que antes del Concilio, por la sencilla razón de que las nuevas normas del misal permiten que se pueda celebrar en toda España siguiendo unos trámites mínimos, cosa que antes no ocurría. Pero es que además, el nuevo misal es mucho más fiel a la antigua liturgia y de él se han quitado romanizaciones que lo adulteraban.
Con respecto al rito ambrosiano, sigue siendo el ÚNICO rito de la Archidiócesis de Milán, donde se celebra con normalidad en la catedral y en todas las parroquias.
Y de los ritos orientales lo que puede decirse es que no solo no han cedido al rito romano sino que gracias a las normas del Concilio se han ido librando de la latinización que habían sufrido en siglos pasados.
El Rito de Braga no es sino una variante del rito romano y los monacales se siguen utilizando.
Por tanto lo que usted dice CARECE DE FUNDAMENTO y es otro de esos ataques gratuitos que se hacen contra el misal actual del rito romano mezclando cosas que nada tienen que ver entre sí.
Nicea definió la divinidad de Nuestro Señor. Efeso la maternidad divina de María. Calcedonia, la fe cristológica ortodoxa. El mismo primer concilio Vaticano definió la asequibilidad de la existencia de Dios a la razón y la infalibilidad papal.
Es incomparable la importancia y grandeza de estos Concilios con el Vaticano II, que tuvo un rango ciertamente menor, el de Concilio "pastoral", como enfatizó Pablo VI.
La Iglesia tiene épocas buenas y épocas malas. Empeñarse en que la crisis que sufrió a partir de la segunda mitad del siglo XX generò una "primavera del Espíritu" y una renovación extraordinaria no sólo es un acto de irracionalidad, es negar la evidencia de la crisis. El Padre Fortea no comparte la opinión del cardenal Ratzinger, quien en su autobiografía hace una crítica libérrima de la reforma litúrgica, dejando claro que Bugnini "destruyó el edificio antiguo, y construyò uno nuevo, con los elementos del antiguo".
Negar la crisis de identidad, la infiltración modernista, la falta de ejercicio de la autoridad apostólica es pecar contra la inteligencia. Pero nada, la cuestión tuya y la de Fortea es arremeter contra los católicos tradicionalistas, a los que el blogger tiene el tupè de cuestionar su catolicismo.
A ver si la culpa del estado actual de la Iglesia la va a terminar teniendo Lefebvre.
Estamos en el pontificado de Benedicto, actualícense.
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Valiente post. El título ya llama al martirio. Ya que moderas los comentarios, será ocioso preguntarte si te están crucificando mucho por osar defender el CVII.
Pero ¿dónde se sigue lo que el Misal prescribe?
a.-La plegaria eucarística I apenas se usa.
b.-Las antífonas de entrada y de comunión sencillamente se obvian.
c.-Elementos de la simbología litúrgica tan importantes como el incienso se limitan a situaciones extraordinarias.
d.-El Misal tampoco se hace eco directamente de las prescripciones de la SSC sobre la lengua latina o sobre el canto gregoriano.
Yo también veo ventajas al Novus Ordo, particularmente la riqueza de las Lecturas, el problema es que con el Novus Ordo se toman una serie de licencias que nunca nadie se tomaría con el Antiguo.
Ese es el problema.
Como si el Concilio de Trento hubiese desaparecido el protestantismo y depues en el siglo XX hubiese aparecido el protestantismo por generacion espontanea...
Como si antes del Concilio Vaticano II no hubiera habido abusos liturgicos.
Honestidad intelectual señores, eso es lo que falta y no criticas viscerales.
El artículo de Fortea, realmente, atrasa. Parece escrito en la década de los sesenta, por algún conservador medroso.
Comentario del blogger:
Curiosamente el Papa Papa Benedicto XVI hablando del espíritu del Concilio Vaticano II nos exhortó a "rezar junto con él para que la Virgen María ayude a todos los creyentes en Cristo a tener siempre vivo el espíritu del Concilio Vaticano II, para contribuir a instaurar en el mundo aquella fraternidad universal que responde a la voluntad de Dios sobre el hombre, creado a imagen de Dios”".
http://www.aciprensa.com/noticia.php?n=10594
Como asistente, incluso ayudando en misa durante años, a la misa antigua, debo decir que rechazo todo lo que afirma el P. Fortea, y pondré un ejemplo, el de la supuesta sobriedad de la nueva liturgia. Afirmo que es precisamente la liturgia latina tradicional la que es sencilla y austera, empezando porque en ella el centro de todo es Dios, siguiendo por la gravedad, sencillez y simetría de todos los gestos y movimientos, y terminando por su propio carácter tradicional, ya que al respetar y valorar la labor de quienes nos han precedido, y al reconocer nuestras propias limitaciones, estamos practicando la humildad.
¿O es que la decisión por un grupo reducido de supuestos expertos en los años sesenta de cambiar la liturgia católica de siglos, contra toda tradición, contra el propio texto del recién acabado Concilio, pudo ser un acto humilde? ¿De dónde puede sacarse tanta soberbia como para pensar que la liturgia celebrada y rezada durante cientos y cientos de años por tantos santos y tantos fieles, era peor que su creación de unos cuantos meses? ¿Cómo es posible tanto desprecio por las generaciones pasadas?
¿Es más sobria la nueva liturgia, con sus cantos sentimentaloides tipo Bob Dylan o Simon & Garfunkel? ¿O será la sencillez del sacerdote que abandona en el altar la Forma recién consagrada para abrazar aparatosamente a los feligreses de los primeros bancos? ¿O quizá destaca la humildad de un rito donde el sacerdote hace tres genuflexiones ante el Cuerpo y Sangre de Cristo -cuando las hace-, en lugar de las dieciséis que se hacen en la misa tradicional, en señal de permanente adoración y reverencia?
Del Concilio Vaticano II poco hay que decir. Fue un concilio pastoral, por lo que poco o nada añadió a lo que como cristianos debemos creer. Y en cuanto a los resultados pastorales, por sus frutos los conoceréis.
Luis, ya te toleré bastante los comentarios cuando pretendías decir que dentro de la Iglesia hay sectas y llamabas a movimientos católicos legítimos como tales. Ahora vienes a insultar al padre Fortea solo porque en tu gran "sabiduría" no te gusta lo que dice. Primero querías saber más que un cardenal y ahora vienes a llamar ignorante al padre Fortea. Pues ya, no te admito un comentario más, así que si te esperabas llenar este post con 265 comentarios como en uno de los anteriores, error. Arrivederchi.
Y yo no he he arremetido contra los católicos tradicionalistas ni dudo de su catolicismo. Eso sería así si tu generalizando asumes que los católicos tradicionalistas afirman que el Concilio Vaticano II lo dirigió Satanás y la liturgia del novus ordo está protestantizada.
Pedro, para el padre Fortea pudo haber sido en su opinión el Concilio más grandioso de todos los tiempos, y eso no lo haría más respetable que algún otro concilio ecuménico. Si tu pretendes defender un argumento que incluso ya Ricardo corrigió, yo si no voy a seguir explicándote el porqué.
¿Es que tu crees que en la liturgia del novus ordo el centro de todo NO ES Dios?
Por otro lado, parecieras que crees que la liturgia ha permanecido estática durante siglos, o como si no hubo y hay otros ritos litúrgicos igualmente válidos.
Tu argumento sobre que es soberbia hacer reformas en la liturgia también podrías aplicarlo a la misa tridentina, ¿O es que crees que esa fue la liturgia que usaba la Iglesia primitiva? Yo creo que te sentirías más a gusto entre los ortodoxos, que les gusta permanecer estáticos por siglos.
Todos los años que llevo platicando con protestantes (gran parte de ellos ex católicos) jamás les he escuchado decir que abandonaron la Iglesia por culpa del Vaticano II o porque las misas ya no sean en latín. Eso, por si alguien persiste en el argumento de echar la culpa al CVII de todos los males de la Iglesia.
Yo prefiero mil veces una misa en un idioma que yo pueda entender, que una misa en un idioma que no hablo, no entiendo, por mas que fue la lengua que utilizaron decenas de generaciones pasadas. Claro, algunos prefieren eso porque tiene un "toque sacro", cual si la verdadera adoración dependiera del idioma o de lo fastuoso de la ceremonia.
Y un Concilio Ecuménico es un Concilio Ecuménico aunque no te guste. No en balde el Papa cuando era cardenal a diez años de la clausura del Concilio dijo: “Hay que dejar bien claro, ante todo, que el Vaticano II se apoya en la misma autoridad que el Vaticano I y que el concilio Tridentino: es decir, el Papa y el colegio de los obispos en comunión con él. En cuanto a los contenidos, es preciso recordar que el Vaticano II se sitúa en rigurosa continuidad con los dos concilios anteriores y recoge literalmente su doctrina en puntos decisivos”
Primero de nada gracias por el blog tan informativo, segundo quiero decir que si creyese usted que mi comentario insulta , por favor no lo publique.
Estoy más bien entrado en añitos, de tal forma que nací con S.S. Pio XII, y latín , del Vetus Ordo al Novus Ordo y los de entremedios.
Paso del latín que no lo hablo pero sigo misas en varios idiomas y he aquí por lo que antes le pedí que me borrase si prudente lo viera.
Estoy un poco cansado de oír lo del espíritu de VII o de después o antes. Creo que la Liturgia Tridentina es maravillosa hasta recuerdo ciertos momentos en mi adolescencia bien de madrugada ... y no me importaría asistir amenudo si me fuera posible , pero no veo inconveniente en oír Misa en lengua vernácula. Dios está presente entonces como ahora .
Me pregunto si hay algún paralelismos entre aquellos que
Llevaban La Ley cuando se les dijo que la Ley se había hecho para el hombre no al contrario. Parece ser que sólo hay una Liturgia que agrada a Dios, y solamente a través de ella se puede ver la cara de Dios.
Yo no sé pero hubiera sido maravilloso estar reclinado en una mesa aquel Jueves Santo cerca de Jesús mi Señor y ser como el joven San juán que nunca desertó a Cristo.
Y no me importaría saludarme con mis hermanos con un santo beso como animaba a hacer en Los Hechos. Hoy muchos se escandalizan de que nos demos la mano deseándonos Paz. Yo no me escandalizo tanto, claro que ya soy viejecito.
El valor de la Misa no depende de que a usted "le guste mucho".
Como sacramento depende de la forma y la materia, y ahí está el quid de la cuestión, y el quicio en torno al cual debe girar el análisis teológico, histórico, litúrgico, como hicieron Mons. Klaus Gamber, Uwe Michael Lang y el propio Benedicto XVI.
No tengo comentarios sobre las insustanciales apologías de Fortea. ¿Para qué iba a hacer falta una apología de un concilio frente a todos los demás?
“es imposible para un católico tomar posiciones a favor del Vaticano II y en contra de Trento o del Vaticano I. Quien acepta el Vaticano II, en la expresión clara de su letra y en la clara intencionalidad de su espíritu, afirma al mismo tiempo la ininterrumpida tradición de la Iglesia, en particular los dos concilios precedentes. Valga esto para el así llamado “progresismo”, al menos en sus formas extremas. Segunda: del mismo modo, es imposible decidirse a favor de Trento y del Vaticano I y en contra del Vaticano II. Quien niega el Vaticano II, niega la autoridad que sostiene a los otros dos concilios y los arranca así de su fundamento. Valga esto para el así llamado “tradicionalismo”, también éste en sus formas extremas. Ante el Vaticano II, toda opción partidista destruye un todo, la historia misma de la Iglesia, que sólo puede existir como unidad indivisible”
Christian Schmidt, ministro luterano, durante la peregrinación ecuménica en Ansbach, en compañía del obispo Friedhelm Hofman de Wuerzburg.
Creo que sobran los comentarios.
Por otro lado, me parece clarísimo en el propio artículo del P. Fortea que en el Novus Ordo el centro de la Misa no es Dios, sino el hombre. Lea lo que dice el P. Fortea: "La liturgia cuanto más bella mejor, pero no olvidemos que es un servicio, un modo de servir a los hombres a través del culto a Dios." Es decir, la liturgia (...) es un modo de servir a los hombres. Pues no, la liturgia es para dar culto a Dios y a través de ese culto santificar a los hombres. Pero eso de atribuirle a la misa el fin último de servir a los hombres es un grave error.
Por no hablar de que el Concilio ha traído un nuevo espíritu. ¿Qué pasa? ¿El espíritu preconciliar era malo? ¿El espíritu de 1965 años de la Iglesia era un error, algo que había que erradicar? ¿Qué nos ha traído el nuevo espíritu conciliar? ¿Guitarritas y camisas hawaianas? Lo siento, pero prefiero el espíritu de siempre, no espíritus "nuevos" que ya vemos cuáles son sus resultados.
Pedro, sigues con lo mismo, cuando la misma persona que puso palabras en la boca del padre Fortea ya corrigió. Repetir las cosas no hace que se vuelvan ciertas, y menos afirmar gratuitamente que el comentario del padre Fortea apunta en esa dirección. No es honesto ese proceder.
Ana, muchas gracias, la verdad no traje el post aquí para que denostaran al padre Fortea. Me ha parecido lamentable que inclusive en otro blog no solo se trate despectivamente la persona del sacerdote sino que se permitan comentarios donde se ponga en duda su inteligencia, y otras cosas desagradables (Recuerdo ad-hominen por donde se le mire).
En un próximo post (no necesariamente el inmediato siguiente) voy a hacer una apología yo mismo. De seguro me van a servir todos los argumentos que se han utilizado aquí y en el otro post como punto de partida.
Les resulta de lo más molesto que el P. Fortea opine que el CVII ha sido el "más grande" por las razones que él crea, sin embargo ellos no dudan en declarar directa o solapadamente cosas como "en el CVII se sentó el diablo; "Como en el CV II no se definió ningun dogma, entonces no es vinculante", "El CVII es la raíz de todos los males actuales de la Iglesia" "Pedimos la revisión del CV II a la luz de la Tradución de la Iglesia" "La iglesia se protestantizó por culpa del CVII" "solo frutos malos ha dado el CVII"
Asi que los que dicen que el P. Fortea no debería poner ningún concilio sobre el otro, debería entonces hacer lo mismo y dejar de poner el CV II debajo de los anteriores.
Argumento de autoridad ante el cual sobran comentarios, al parecer: que un luterano un día dijo un a "boutade" de la que sólo se acuerdan los cismásticos para mantener su cisma. Teología de peso.
Christian Schmidt, ministro luterano, durante la peregrinación ecuménica en Ansbach, en compañía del obispo Friedhelm Hofman de Wuerzburg."
A caray, pues en mi parroquia no he visto protestantes yendo a Misa y con los que tengo contacto todavia la S. Misa (Novus Ordo) les parece una abominacion,al igual que muchos "tradicionalistas", bien dicen que los extremos tienden a juntarse.
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No es mi caso y ni el de mucha gente que conozco. El latín tiene ventajas reales respecto de las lenguas vernáculas. En Derecho, por ejemplo, se lo utiliza por la precisión de sus significados, lo cual en religión no es una virtud menor, atento al tremendo caos semántico que padecemos.
Pero además, yo aprecio las misas en latín por las siguientes razones:
1. Es el idioma oficial de la Iglesia. Me parece lógico que la Iglesia celebre en su idiona oficial.
2. Se adecua más al carácter universal (católico) de la Iglesia. Gracias a las facilidades de viajar que nos ha proporcionado la modernidad, millones de personas pueden tener una misa casi igual en cualquier parte del mundo.
3. Los cantos y las oraciones litúrgicas más bellas y profundas han sido redactadas en latín. ¡El gran tesoro lirúrgico de la Iglesia está en latín!!
Finalmente, deseo acotar que no comparto el argumento del "no lo entiendo". Por empezar, con cualquier misal bilingüe eso ya no es problema. Pero por sobre todo, muchos de los que argumentan de tal manera gustan escuchar música moderna en otro idioma que no entienden en absoluto. Y gustan mucho.
De última, si tanto molesta "no entender", pues que se concurra a cursos de latín como tantos van a los de inglés u otros idiomas, pero que no se fuerce a la Iglesia a convertirse en una Babel.
Pero nada que ver con Luis, quien jerarquiza con sus conocimientos y con su claridad cualquier debate.
Que la Iglesia sea universal no quiere decir que las misas deban ser en la misma lengua. Si a ti te parece lógico, a mi y a muchas otras personas no.
Lo de la precisión del idioma también me parece un argumento muy flojo, porque muchas lenguas vernáculas son bien ricas en vocabulario.
Y eso de que van a poner a hacer a todos cursos de latín no me parece muy acertado. En mi país vemos cursos de ingles incluso desde la primaria y son raros quienes salen entendiendo ingles luego del bachillerato.
Y para evitar que en este post se hagan referencias desagradables a la persona del padre Fortea (cosa para lo cual no traje su articulo a mi blog) lo cierro. En uno de los próximos post pienso hacer una apologia general sobre los argumentos aquí expuestos y allí podrán seguir comentando (ya no del padre, sino de lo que yo argumente).
Finalizo por recordando que el Papa Benedicto XVI hablando del Concilio Vaticano II nos exhortó a "rezar junto con él para que la Virgen María ayude a todos los creyentes en Cristo a tener siempre vivo el espíritu del Concilio Vaticano II, para contribuir a instaurar en el mundo aquella fraternidad universal que responde a la voluntad de Dios sobre el hombre, creado a imagen de Dios”".
http://www.aciprensa.com/noticia.php?n=10594
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