(Efe/InfoCatólica) “Lo único que se puede decir es que, tras la beatificación, la postulación comenzará a recoger las gracias (milagros por intercesión del ya beato) para su eventual valoración”, dijo el cardenal en declaraciones a Radio Vaticano.
El prelado añadió que, una vez identificado el supuesto milagro, se sometería a una comisión científica, después a una consulta teológica, para pasar al voto de los cardenales y obispos de la congregación, hasta llegar de nuevo al Papa.
El purpurado añadió que “si todo va bien”, es decir, se confirma que se trata de un “milagro”, el prefecto de la congregación de la Causa de los Santos lleva toda la documentación al Pontífice para su visto bueno. Después, el Pontífice convoca un consistorio público en el que se anunciaría la fecha de canonización. Todos esos pasos comportan un espacio de tiempo más o menos amplio.
El cardenal Amato subrayó que ese espacio de tiempo no es un tiempo vacío, sino un tiempo “providencial” para conocer mejor al beato. “Un santo no es sólo algo de celebrar, sino alguien para imitar”.
El camino hacia la santidad tiene tres peldaños: venerable siervo de Dios, beato y santo. Para ser proclamado beato es necesario que la Iglesia católica reconozca oficialmente un milagro por su intercesión y para santo es obligatorio que se reconozca un nuevo milagro a partir de que esa persona sea beatificada.