(Sic/InfoCatólica) “Pienso en tantas situaciones difíciles”, dijo el Papa, “como los continuos atentados que tienen lugar en Irak contra cristianos y musulmanes, a los enfrentamientos en Egipto con tantos muertos y heridos, a las víctimas de los traficantes y criminales, y al drama de los rehenes eritreos y de otras nacionalidades, en el desierto del Sinaí. El respeto de los derechos de todos es el presupuesto principal para la convivencia civilizada. Que nuestra oración al Señor y nuestra solidaridad puedan llevar esperanza a todos los que sufren”.
El Santo Padre explicó que en este segundo domingo de Adviento el Evangelio nos presenta la figura de san Juan Bautista, de quien san Gregorio Magno comentaba que “predicaba la fe recta y las buenas obras… para que la fuerza de la gracia penetre, la luz de la verdad resplandezca, los caminos hacia Dios se enderecen y nazcan en el alma pensamientos honestos después de la escucha de la Palabra que nos conduce hacia el bien”.
El Papa aseguró que “en el tiempo del Adviento, también nosotros estamos llamados a escuchar la voz de Dios, que resuena en el desierto del mundo a través de las Sagradas Escrituras, especialmente cuando se predican con la fuerza del Espíritu Santo. De hecho, la fe, se fortalece cuanto más se deja iluminar por la Palabra divina”
El Pontífice recordó de forma especial a la Virgen María para pedirle que nos sostenga en este camino espiritual y acoger con fe y amor la venida del Salvador. Y en ese contexto recordó la celebración, el próximo miércoles 8 de diciembre, de la solemnidad de la Inmaculada Concepción.
Tras la oración del Ángelus, el Santo Padre se dirigió en distintas lenguas a los fieles reunidos en la Plaza de san Pedro. Este fue su saludo en español:
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española que participan en esta oración del Ángelus, en particular al grupo de la parroquia de san Agustín, de Alcalá de Guadaira, en su cincuenta aniversario, así como a los feligreses de las parroquias de san Isidoro y de san Lorenzo, de Valencia, y de san Antonio de Padua, de sant Vicenç dels Horts, y de san Pedro del Masnou, de Barcelona. Invito a todos a preparar interiormente la Navidad mediante la conversión del corazón, que nos permita acoger la venida de Jesús con los sentimientos de gozo, disponibilidad y fe de María. Que Ella nos acompañe en este camino. Feliz domingo