(Agencias/InfoCatólica) Además de los representantes de las todas las diócesis de Italia –192–, participaron en este encuentro con Benedicto XVI algunos chicos y jóvenes de la Acción Católica de Tierra Santa, España, Argentina, Burundi y Rumanía.
Benedicto XVI dijo a los jóvenes que “vosotros no podéis y no debéis adaptaros a un amor reducido a mercadería, que se consuma sin respeto para sí mismos y para los demás, incapaz de castidad y de pureza. Ésta no es libertad. Así es mucho del amor que presentan algunos medios e Internet. Eso no es amor. Es egoísmo, cerrazón, ilusión de un momento que no os hace felices”. “Es egoísmo, cerrazón, ilusión de un momento, algo que os encadena, algo que ahoga la mente y a esa fuerza imparable que es el amor verdadero, que es cierto, cuesta también sacrificio”, indicó.
El Papa agregó que sin renuncia no se alcanza el amor verdadero, “pero estoy seguro de que vosotros no tenéis miedo a llegar a ese amor comprometido y auténtico: es el único que, a fin de cuentas, da la verdadera alegría”. A la pregunta de un niño sobre qué es crecer, el Papa respondió que cuando era chico era el más pequeño de la clase y quería crecer y ser mayor, pero “no se trata sólo de estatura sino de ser una persona con un corazón grande” hacerse amigo de un amigo grande, “es decir, de Jesús porque nos da su grandeza también a nosotros”.
Ser grandes es hacer que nuestra vida sea un don para los demás
En respuesta a una adolescente, el Santo Padre destacó la importancia de aprender a amar para ser grandes y subrayó que no se llega a ser grandes si nos miramos sólo a nosotros mismos, si estamos siempre ante un espejo. Llegar a ser grandes es ser capaces de hacer que nuestra vida sea un don para los demás. Ésta es la escuela del amor. Pero este amor tiene que tener ‘algo más’. “Tenemos que llevar en nosotros ese ‘algo más’. Yo también, como os decía, en mi juventud quería algo más de lo que me ofrecía la sociedad de entonces”, aseguró Benedicto XVI, reiterando que “si se conoce la voluntad de Dios y si el mundo corresponde a su voluntad, entonces se puede ser ‘algo más’“.
A los educadores –25 obispos, 7000 sacerdotes y miles de padres y profesores–, el Papa les recordó que como adultos “sabed bien que no sois los patronos de los jóvenes sino los servidores de su alegría”. “Sois los guías que dirigen (a los jóvenes) hacia Jesús, habéis recibido el mandato de la Iglesia para esta tarea”.