(Fides/InfoCatólica) También en Punjab, en los últimos días en la ciudad de Murree, la escuela de niñas “St. Deny’s Girls High School”, dirigida por una comunidad eclesial protestante de Pakistán ha sido incendiada. Las investigaciones siguen la pista de grupos fundamentalistas musulmanes (los llamados “talibanes paquistaníes”) que niegan la educación a las niñas y desea eliminar las obras sociales cristianas, como se ha visto también en los ataques que ocurrieron el pasado marzo, a las oficinas de la ONG de inspiración cristiana “World Vision” y a una escuela salesiana en Baluchistán.
En la capital Islamabad, por su parte, algunas Ong están protestando por otro caso de violencia contra una joven cristiana, después de el caso clamoroso de Shazia: se trata de Sumeria Pervaiz, de 14 años que trabajaba como sirvienta en la casa de Faheem Cheema, un comandante de la Aeronáutica Pakistaní. Acusada sin pruebas, de haber robado algunas joyas, Sumeria ha sido encerrada, golpeada y torturada durante cinco días para obtener una confesión que la niña, inocente, no ha concedido. Ahora está hospitalizada y podría quedar paralítica de las piernas.
La Comisión “Justicia y Paz” en el seno de la Conferencia Episcopal, ha pedido nuevamente la atención del gobierno por los frecuentes casos de violencia, de amenazas contra la libertad y la propiedad de los cristianos en Pakistán.
“Los episodios de violencia contra los cristianos se suceden en diferentes zonas del país con mucha rapidez. Las víctimas son en su mayoría pobres y marginados, que viven en suburbios o zonas remotas. Pero muy pocos incidentes llegan a los medios de comunicación: es la punta del iceberg. La mayor parte de la violencia ocurre en el silencio o la indiferencia general”, señala en una entrevista con la Agencia Fides Francis Mehboob Sada, director del “Christian Study Center” de Rawalpindi, un centro de investigación que monitorea los derechos humanos en el país . “Estamos preocupados, y continuamos adelante en nuestra lucha por los derechos de las minorías”, afirma.
En los últimos días el presidente Asif Ali Zardari ha promulgado un grupo de reformas constitucionales que limita sus poderes, fortaleciendo el papel del parlamento y del primer ministro: “Esperamos que esto signifique más democracia en Pakistán y un mayor respeto de los derechos humanos en el país, con beneficios también para las minorías religiosas”, ha comentado a Fides S. Exc. Mons. Lawrence Saldanha, Presidente de la Conferencia Episcopal.